Saturday, November 12, 2005

Martes Podrido, 8 de Noviembre

Me levanto con Resaca. A mi lado está Santos. Me despierto cuando la mamá de Santos le dice algo a él. Ella me saluda y yo balbuceo algo como holaa, o algo por el estilo, inentendible. Son casi las 8 am. Mierda, tenía que verme con Kira a esa hora para recoger mi maleta. Ya no alcanzo. Me levanto a llamarla de todos modos, tal vez ella me esté esperando para salir a la Universidad. Cuento las monedas y aún no me alcanza para llamarla. Le pido una moneda a Santos y tardamos un buen rato en encontrar una. Vamos hasta donde Sexar. La llamó y le comento jocosamente que pasé la noche donde Santos. Santos compra un jugo y nos volvemos a su casa. Yo sigo derecho, nos despedimos. Voy a la casa a pie. La sed, el hambre, el sueño y todo me está volviendo mierda. En un cruce pasa una pareja de adolescentes metaleros y me miran con cara de: anciano, a tu tumba. Los polis del CAI me producen desconfianza, los vuelvo a encontrar unos metros adelante. Al llegar a la casa un buen desayuno me espera. Luego le comentaría a Lee que lo único bueno de este apestoso martes fue el desayuno. Trato de recuperar aliento, de recomponerme, pero no puedo. El mediodía me atrapa en mi casa. Salgo y veo que me es imposible llegar a tiempo. Tomo un taxi para tratar de no incumplirle a Linda Lee puesto que ella me espera para ir a clase. Me bajo del taxi en la 53 y salgo corriendo. La gente me ve y me siento interpretando a un extraño Superman en una serie de muy bajo presupuesto de televisión regional. Un Superman antagónico, de este modo, un Untermensch cuya capa no lleva la S orgullosa sino un parche descocido de Tool en la espalda. Linda me esperaba bajo el apresante sol de lluvia. Estaba junto sus amigas y me sentí algo mal por estar tan en mal estado. Lee me comenta lo mal que la ha pasado cargando todo el día mi horrible maleta. Le pido con urgencia la maleta y empiezo a aplicarme el bloqueador como loco, siento que el sol me achichara todo mi ser y que esta fotosensibilidad se está tornando en mi kryptonite. Así que reconozco a Mafe y la saludo. También reconocí, por una foto, a Bigotes. Bigotes me reconoce pero prefiere no saludarme y hacer como si yo no existiera. Es obvio que le causé repulsión a Bigotes, luego Lee me lo confirmó. Estaba empezando a planificar mis siguientes dos horas con Lee cuando ella recibe una misteriosa llamada. Era para mi. Joder, cómo pudieron interceptarme, pensé. Yo tan feliz y libre que me sentía de andar desconectado por un tiempo del jodido celular y ni así era imposible dejar de ser acosado. Era Paola histérica. Supuestamente habíamos quedado de vernos a la 1 en clase para filmar. Le preguntó que cuándo habíamos quedado en eso. Me replica que igual ellos no están en clase, pues pidieron permiso para filmar, que me apure, me necesitan urgente. Pienso que antes deberían estar agradecidos conmigo por haberlos hecho capar clase con una justa razón. Le digo que en ese justo momento no puedo, que a las 2:30. Se emputa pero no puede hacer demasiado. Me pregunto cómo consiguió el teléfono de Lain. Bromeamos al respecto con Kira, decimos que el CTI se le quedó corto a Paola. Con el tiempo limitado que nos queda invito a Lee a una pizza. Vemos un cartel en una tienda opaca de pizza con gaseosa a $2.500. Recordé que hace unos 4 años había comido una porción en ese mismo sitio y que me supo a gloria. El tiempo definitivamente influye tanto en la proporción como en la realidad de los hechos. Las pizzas que nos comimos fueron horribles y viejas. Conforme pasaba el tiempo podía observar como mi pedazo se hacía más frío y menos comestible. Le comentaba algo muy tonto a Kira que la distrajo y la hizo regar la gaseosa. Nos reímos un rato sobre nuestras capacidades motrices. Nos fuimos caminando hasta el centro, aún contabamos con tiempo. Le ayudaba con el trípode y eso me hacía sentir como todo un realizador. Es tonto porque más parecía un utilero, pero el ego del blogger por lo general suele ser tan grande como para abrir su diario al público. La vibra entre los dos se sentía muy buena y eso me consolaba. Por la altura a la calle 45 nos volvimos a encontrar a los pesados del viernes. Ellos andaban en la tienda de Melida, pero pude notar como el integrante Yon Pol de Peinados Nuevos me veía con desafio. En el fondo estaba el tonto araucano Carlos Tirso. Los miré con desprecio pero luego me contuve, estaba gastando mis energías en seres inoficiosos. Ahora, sin cocaina en su cabeza, oculto tras los cristales de Doña Melida, Tirso ya no tenía el mismo espíritu desafiante del viernes. Me dio risa y seguí mi trayecto. Pasada la Javeriana, pude ver cómo el tiempo se nos reducía. Decidimos tomar un bus con Lee y recatearlo. El señor del Bus no se molestó cuando le pagué con un billete de dos mil pesos y me devolvió el cambio de muy buena gana. Lee escuchaba Skinny Puppy y me comentó su connivencia con la canción The Choke. Es una de mis favoritas, pensé. El bus no tomó su frecuente ruta por la calle 24 sino que siguió derecho hasta la 19. Pude ver la nueva edificación que están construyendo cerca a las putas. Me parecería genial si se tratara de un centro comercial de carne a lo Amsterdam. Lee me comentaba su aberración hacía los hombres que gustaban de putas gordas o entradas en años -como ella, comentó señalando a una prostituta decadente. Me puse triste pensando en la infinidad de hombres que habían pasado por esos tristes viejos senos gastados, el amor que en ellos habían y le repliqué que para toda demanda existe su oferta. Nos bajamos en la 19 con séptima. La acompañé hasta el frente de La Florida donde se había citado con su amigo. Nos despedimos. Luego me comentaría que las señoras la atendieron divinamente en La Florida, que la dejaron grabar hasta en la cocina, lo amables que se habían mostrado con ella y lo a gusto que se había sentido filmando en este tradicional sitio. Seguí mi camino, escuchaba música electrónica del año 2001, mucha nostalgia corría en mis venas. Al llegar pude ver a lo lejos la cara de rabia y estrés de los chicos del video. Les respondí que me había sido imposible llegar más temprano, que igual filmaramos. También les confesé haber borrado por accidente parte del video. Estaban que me mataban. Revisaron el video para ver qué tomas me había cagado. Mientrás lo hacían pude ver al famoso M Barragán, comprando unas empanadas mexicanas. Pude ver lo delgado y flaco que lucía. La ida de su madre le ha pegado duro, pensé. Fui hasta donde él y lo salude: Señor Eme Barragán. Me contestó perplejo: qué más Luis?. Nos dirigimos hacía los chicos del video. Me comentaron que afortunadamente no se había borrado nada fundamental del video pero que hoy no podían grabar, tenían múltiples ocupaciones. Tan ocupados! Pensé con algo de envidia, puesto que no tenía más que hacer. Así que nos despedimos de los chicos del video y le dije a Eme que hicieramos algo. Me comentó que había estado con Jay un rato, que si quería lo buscabamos. Le respondí que mejor no, que mejor buscaramos a Lee, tal vez aún estaba por La Florida. Antes de llegar a la séptima, Eme compró dos grandes cajas de cartón. Ahora andábamos como dos zarapastrosos por toda la séptima, cada uno con un gigante cartón bajo el brazo. Gritaba: Botella Papeeel. Fue putamente gracioso. En La Florida no encontramos a Lee así que invite a Eme a La Normanda a un tradicional Café. En una esquina había un grupo de maricas viejos haciéndose picardías entre ellos. Pedimos dos tintos. A Eme no lo impresionó el tinto. Eme se fue al baño y en esas un viejo también fue al baño. Al pasar por la mesa me botó una mirada que me hizo sentir guapo y eso me subió la moral. No recuerdo qué hablaba con Eme. Salimos de nuevo hacía la séptima. Me dijo que cogería bus en la 26. Me ofrecí a acompañar al viejo Eme Barragán a tomar su bus. A la altura de la calle 24 vimos a ex Pink con su hijo en Leyenda. Eme me instó a seguir derecho. Le hice caso. Me dijo Eme que lo había embargado una melancolía tan absoluta por esa tarde inabarcable que lo mejor sería deternos en algún sitio a respirar las heridas. Le respondí: Ok, Eme. No encontrando nada bueno por el sector subimos hasta el barrio La Macarena. En la tienda de siempre entramos. Unos chicos gilipollas me tenían con la rabia en vilo. Creo que eran de la Universidad. Definitivamente eran maricas todas. Hablamos con Eme de algunas cositas. Luego llegó una perra artista de la zona que se creía lo más non plus ultra por tener amigos gays. Puso un cd con música de Joy Division y Portishead. Me amargaron el rato hombre. Le dije, bien duro para que ellos escucharan, a Eme: tendremos que volver a Alci Acosta, una tristeza más autóctona. No es justo que ahora Joy Division y Portishead sean In cuando en nuestra época éramos rechazados por no ser lo suficientemente felices y mover las caderas escuchando Me Vale de Maná. MALDITAS MASAS. MALDITO 24 HOURS PARTY PEOPLE. Nos fuimos y pude ver ahora sí como esa tristeza se le escurría por esos ojitos a Eme. bajamos por las torres y pude sentir el fresco de la muerte en mi rostro desfigurado por un hijodeputa hip hopper. Tenía mucho odio, odio en mi corazón. Odio muy profundo, clavado en mi corazón. Un odio que me envenenaba y me hacía toser de vez en cuando. Tomé el bus y me fui escuchando Shakedown. Llegué a la casa agotado de tanto odiar, quise empijamarme pero cuando lo hacía mi madre me recordó la cita con la doctora. Joder, salí corriendo. Estuve en la cita muy mesurado, hablando sobre las técnicas para vencer los pensamientos irracionales. Luego llegué a la casa y hablé con Ana Maria en MSN hasta entrada la noche.

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