Wednesday, June 27, 2007

CyBeRTRassHH

Jugábamos a escalabrarnos las cabezas con piedritas que ibamos encontrando en la playa del río. También, en las tardes, a reventarnos las narices con las botellas de cerveza ya ingeridas. Y también nuestras amigas se escandalizaban por nuestros actos desmesurados. Pero por qué y no jugar a meternos los cuellos de las botellas de cerveza adentro de nuestros culos? Sí, meterles también a ellas, nuestras amigas, un buen botellazo de cerveza en el culo y sacudirlo, de manera que toda la espuma se fuera a regar adentro, en ellas, soltar toda la espuma y luego las veríamos vertiendo la cerveza de nuevo, saliendo de sus culos, en vasos de plástico y tal vez, por qué no, tomar de este néctar. Porque estábamos irremediablemente ebrios y drogados y todo esto justificaba la crueldad de verles reventados sus traseros, sí, también a ellas.



Annekke abandona The Gathering tras 13 años de buena música y evolución. Por ello, el video.

Friday, June 08, 2007

Le Trou Moroche

Fundamento 66:

Me llamo Carl Rose, empresario de espectáculos y novedades genéticas. La interpretación que me hizo famoso en el Moulin Rouge de Urano fue la del Filósofo en el mall. Algo así como la versión renovada del suprematismo en el cosmos. Cuadro absurdo sobre fondo absurdo. Todo iba tan bien. Me llamaban Señor Carl, Señor Carl, me estremeces y yo iba de planeta en planeta presentando mis exposiciones, algo modestas, pero para el espíritu del idiota cualquier cosa que le haga sentirse superior es suficiente para explotarlo. Y mis novedades genéticas de algún modo lograban su objetivo. Criaturas tan grotescas y horribles a la vista que hasta el americano más feo y el colombiano más repulsivo podían sentirse diamantes en bruto. Mary, la puta melancólica, era el esperpento que más me inquietaba. Algo en sus estriadas tetas, en su inservible culo, en su estúpida mirada, entraba en el fondo de mi corazón cuando la veía, tras bastidores, y la gente se revolcaba en carcajadas y abucheos sobre ella. Alguna vez un niño neptuniano le tiró un bojote de mierda fresca y la gente estalló en una frenética histeria que me hizo apreciarlos en su estado más primitivo, aplaudiendo y chillando del placer, como simios imbéciles que agrupados en un estado insoportable explotan en euforia homicida y se abalanzan, sin razón, unos contra otros porque están incontrolados y sólo sirven para enseñar sus horribles encías negras y aplaudir sus tiesas palmas, una y otra vez, acelerando las palmas. Son felices, se sienten tal y como Dios los mandó al mundo, y pensé que tal vez fue buena idea habernos separado de Dios, porque el aburrimiento sólo pertenece a quien ha estado desde este lado del infierno, sintiendo el desprecio del universo y comprendiendo que su propia vida está más que de sobra. Pero me llamo Carl Rose y tuve un pequeño éxito en el pasado, viajando planeta por planeta, exhibiendo espectáculos que me abochornaban. Alguna vez un sueño me despertó violentamente. Yo era parte de mi obra, se llamaba "Hombre de empresa desnudo".... y pensé que era buena idea que Mary se hubiera separado de Dios. Porque ahora teníamos un suministro de Opio afgano y todo el tiempo del mundo. La besaba en el cuello, porque sus labios me daban asco y lo único que no me asqueaba de esta chica era su cuello. Tenía una expresión fuerte y pensé: Dios, cuánto han maltratado a esta chica en vida. Y me apretaba la sonda en el brazo y pensaba cuánto me asqueaba esta chica. Eran días más fáciles para nosotros, quienes crecimos en las noches del panegírico. Yo era parte de la obra: Hombre triste en un bus de medianoche de regreso a casa. Paredes de cocaína sordas y gente que hablaba demasiado. No había Mary tal en ese entonces, porque creía que ella sintonizaba la melodía que emitía mi emisora estropeada de impotencia. A veces te sientas a ver a través de la ventana de un bus y te preguntas cuánta gente no te ha rechazado en esta vida y cómo definitivamente no existes en esa vida que alguna vez te impulsó a tirarte de la borda del barco al mar del alcohol y la cocaína y esta definitivamente no fue otra cosa que ese espacio en el que ahora te movías, de regreso a casa. Aprendí a pensar como los demás, a odiarme como los demás. Es posible tanta cordura en un empresario? A veces te detienes detrás de los cristales de alguno que otro omnibus a ver cómo los paisajes van quedando atrás a través del compulsivo movimiento del vehículo y tú no tienes nada que ver con ellos, porque allí no tienes ninguna historia y ellos te desconocen tanto como tú los admiras. Parece que un sapo se está comiendo mis excrementos. Parece que un sapo siempre está llamando a mis expensas. Parece que un sapo quiere pertenecer al mundo que yo he creado a través de estas funciones inoperantes que tanto repudian los críticos y que yo sé que no sirven para estimular el progreso humano ni cantar al desarrollo de la ciencia y que yo sé que no sirven para estimular sino idiotas y que yo sé que definitivamente ella cortó con una tijera como si pudiera deshacerse... Porque estamos en una vasta tierra del desperdicio. Decidí convertirme en un empresario porque si hay alguien repulsivo en esta vida es un empresario pero es un estado de decadencia moral que se acepta con sorprendente generalidad en los sitios públicos.