Tuesday, December 29, 2009

William Burroughs por Hunter Thompson


Un texto de Hunter Thompson después de la muerte de William S Burroughs:



William tenía buen gusto para las armas, y luego se volvió muy bueno con ellas. Yo recuerdo junto a él una tarde disparando en su rancho a las afueras de Lawrence. Tenía cinco o seis revólveres bien engrasados sobre una mesa de madera, cubierta con un mantel blanco, usaba cualquiera de estos según su ánimo en ese momento. La Smith & Wesson era su favorita. “Esta es mi pulidora” decía amorosamente y luego se arrodillaba y entonces ponía cinco o seis disparos en el pecho de un objetivo en forma de silueta humana a 25 yardas de distancia.



Maldita sea, pensé, estamos en presencia de un verdadero tirador. Nicole había estado filmándolo todo con su Hi8, pero yo le quité la cámara y le dije que caminara 10 yardas al frente de nosotros y pusiera una manzana en su cabeza. William sonrió ligeramente y la apartó. “No importa, querida” le dijo “pasemos ese truco” Luego levantó el Casul Magnum .454 que yo había traído conmigo. “Pero probaré este” dijo “Me gusta como luce”. El .454 es el revolver más poderoso del mundo. Es dos veces más fuerte que un Magnum .44 con una larga mira y una culata tan brutal que me encontraba reacio a dejar un hombre de 80 años dispararlo. Esta cosa va a retroceder bruscamente y romper tu cráneo si no la sostienes correctamente. Pero William persistió. El primer disparo lo levantó a dos o tres pulgadas del suelo, pero la bala pegó en la garganta del objetivo, dos pulgadas arriba. “Buen tiro” le dije “Trata un poco más abajo y un click a la derecha” El asintió y se preparó de nuevo.



Su siguiente disparo perforó el estómago dejándole un sucio moretón rojo en sus palmas. Nicole se estremeció manifiestamente detrás de la cámara pero le dije que sólo estábamos bromeando sobre la manzana. Luego, William vació el cilindro, disparando una vez más a la ingle y dos veces justo debajo del corazón. Lo alcancé para apretar sus manos mientras cojeaba de regreso a la mesa, pero él bromeaba al respecto y pedía algo de hielo para sus palmas. “Bueno” dijo “Esta es una pieza muy sucia de maquinaria. Me gusta” Puse la sucia bestia plateada en el estuche y se la di. “Es tuya” le dije. “Te la mereces”.

Lo cual era cierto. William era un excelente tirador. Él disparó como escribió – con extrema precisión y sin miedo. Nosotros habríamos disparado el trasero de un M-60 aquel día, si hubiera traído uno conmigo. Nosotros habríamos disparado cualquier cosa, y él no temería nada.


Traducción propia

tomado de la página: Hunter S Thompson Books

Retrato de Burroughs por G. Helnwein.

Hunter Thompson.

Burroughs disparando por RE/SEARCH

Wednesday, December 23, 2009

Un cuento navideño

Un cuento de navidad
por Luis Cermeño.


Un arrebato sangriento sobre un montículo iluminado despejaba las tinieblas del lugar que se habían apoderado de Domingo Klopstock. Adentro, en el bar, escanciaban culines de cerveza entre los extranjeros. Se habían golpeado el mancebo Loreto contra Guisantes Barbarella. En el fondo de la barra, un viejo polaco cantaba canciones de sus orígenes con un tono aguardientoso y cansino. Como las infinitas fibras de un mango filoso e invasivo las venas de Klopstock empezaron a ramificarse sobre la mesa. Le había mostrado su morcilla a la gorda puta que lavaba los baños, noches antes, y ella le había sugerido que le faltaba más higiene. No hubo oral aquella borrachera. Domingo trabajaba aquel invierno en un buque tanque salmonero. El frío le hacía doler el instante siguiente de cada una de sus células. Como un mango contiene los filos de cada una de sus fibras hasta el momento de la primer mordedura, las venas de Klopstock se desangraban al primer trago de vodka. Las truchas saltaban en manantiales cristalinos de una tierra reservada a la pureza inmarcesible de los osos negros. Un zancudo cayó sobre su culín de cerveza. Su curtido dedo sacó al bicho directamente del líquido y lo estampó en la tapa de la butaca. Una salchicha más y vaciaría sus tripas sobre el pequeño gilipollas italiano que se pasaba la mano sobre su grasoso cabello. Era el viento que provenía de la capilla. Allí se arrodillaban los muertos del cementerio aledaño a clamar por sus risibles faltas. Un lobo devoraba un trozo de carne fresco que le había arrojado la puta que lavaba los baños.

Sunday, November 29, 2009

Inventario de mis días

Por: @addkerberos

Entré al Twitter el día 17 de Enero de 2009, ya casi hace un año, por recomendación de mi amiga Wanda; ella estaba pegada aquellos días al twitter y pensó que sería buena idea que me uniera. Yo antes no había escuchado mucha cosa acerca de esta página, excepto por algunos comentarios de mi hermano, quien me contó que mucha gente había mudado su fiebre por los blogs al twitter y que al parecer se trataba de algo muy básico; finalmente él también terminó accediendo, mucho después que yo, y en poco tiempo se volvió uno de los twiteros más populares en la comunidad local. Entré con un escepticismo extremo y recuerdo que uno de mis primeros comentarios fue algo por el estilo de "twitter es para idiotas". Coherente con esta lógica seguí "twitiando", aprendiendo el lenguaje, los juegos, las relaciones, favores y desgracias de esta nueva red. Soy una persona curiosa en todo lo que se refiere a ponerse muy triste, y aunque twitter se trata de un medio con todos los defectos de las "sociedades felices" contemporáneas -como: dinamismo, agilidad, transparencia, rapidez, precisión y claridad- he dejado mis prejuicios en contra de los medios per-se y antes que condenarlos prefiero incorporarme a ellos; de modo que sean ellos quienes me condenen. Se pueden derivar ciertas conclusiones. Ergo:

Se desvanecen los suaves reflejos de la noche, una maquinaria ahogada en sueños=Asma.

Qué ventaja se puede desprender de este fusilamiento matutino?=Ninguna, doctor.

Atención unidades de control, esta se ha puesto triste. = Otra vez con su cabeza atascada en el triturador de comidas.

Kerberos es un cadete. Menos que una ameba. = Mambo.

Toda esta angustia en menos de 140 caracteres. Como cuando la música comprime todos los elementos de silencio para digitalizarse y volverse portable, el grito del cosmos que quería destrozarse algún día en las venturas de su temprano nacimiento, 140 caracteres para entender el instante que por excelencia es distante a la experiencia inmediata, el recuerdo pierde las llamas, un vector vuelto mierda en un abismo de rangos complejos y lo interesante son las relaciones de esta comprensión con las incomprensiones elementales de toda comunicación humana con su tiempo y espacio ( Porque su tiempo es el pasado que olvida, el presente que no concibe y el futuro que no conoce. Porque su espacio es una alegoría del lugar en el que no se encuentra) .

*****

words (ordered by most used)


como para pero esta porque mierda cuando estoy gente este

mucho todo nada tiene tengo ahora listening lima marica tambi

hace bien vida algo hijueputa quiero puta hasta desde todos

esto mujer siempre sica sobre colombia culo hombre mejor

amor triste sabe amigo mundo gracias bueno mujeres tristeza jajaja

mismo ella nunca hija alguien dice puede hacer decir estar putas otra

canci sino esos tener asco creo anoche tanto unos verdad hablar estaba

fuera gusta maricas tiempo mucha menos arte puedo libro tico

cosas saben nadie donde escritor video faith


Estas palabras, algoritmos de descarte por abuso, podrían considerarse un inventario, como bien lo sugirió el orangután - guiado por la vaca y Dios- de una vida de un año, de un discurso al margen de los artículos publicados o las notas de blog (tan elegantes últimamente); un discurso que por estar condicionado bajo una plataforma de apariencia (y sólo eso) más informal como comunidad social no pierde el valor, ni de registro ni de arte -entendido como realización en potencia de un lenguaje-. En conjunto, estas palabras arrojadas al azar del promedio matemático, también permiten una lectura como texto independiente; allí hay un poema, un cuento o una novela, según la falta de respeto del lector y entre más grande sea esta carencia de civilidad literaria mayor la profundidad del texto y sus alcances.

Los invito a que prueben la nube de Twitter con sus propias cuentas, encuentren el texto subrepticio que se va formando al traspaso de los días que llenan el recuadro que te pregunta con insistencia: What's Happening? Y tú por lo general no sabes qué es lo que sucede, por lo general fabulas y en este momento estás haciendo lo que todo escritor ha hecho durante siempre: tratar de llenar un vacío insondable a fuerza de imprecaciones.

Tweetcloud: http://tweetcloud.icodeforlove.com/



Wednesday, October 14, 2009

Un café con la ciencia ficción colombiana

Un café con la ciencia ficción colombiana
Luis Cermeño


El miércoles 30 de Septiembre, nos reunimos en un café del centro Internacional de Bogotá un grupo de amigos de la ciencia ficción convocados por la pasión que el género despierta entre lectores y promotores.

En esta oportunidad estuvimos: Antonio Mora Vélez, reconocido escritor del género a nivel internacional; Albio Martínez, historiador cultural y de ciencia ficción colombiana; Alberto Gómez Martínez, profesor de historia; Tabara Gutiérrez, de cienciaficcionarios Bogotá; Camilo Arias, biólogo marino y explorador de arcanos; y el autor de este blog.

En la reunión tuvimos la oportunidad de discutir de temas tan amplios como las nuevas tecnologías de redes sociales, el peligro que detenta su inmersión en la privacidad de las personas; sobre la escasez de libros de ciencia ficción en el país; Tabara nos contó su experiencia con cienciaficcionarios, hablándonos un poco de sus inquietudes, su historia y su modus operandi.



Al referirnos a la nueva y primera revista de ciencia ficción en Colombia Cosmocápsula, en la cual Antonio Mora Vélez participa activamente, se presentó la oportunidad para abordar la recurrida discusión sobre la definición del género, momento en que Mora Vélez afirmó: se llama ciencia ficción a falta de un mejor nombre. Es decir, se reconoce que se establece límites con el género fantástico, tampoco es realista, pero más allá poco importa si sucede en el espacio exterior o interior, si cuenta con tecnologías improbables o en desuso, si atañe específicamente a lo que se llamó alguna vez "literatura de anticipación". No importa. La idea no es restringir la literatura ci fi a una definición absoluta ya que, como alguna vez dijo Mora Vélez, se trata de un género que admite todas las tendencias, al tiempo que se reconoce es una escritura que se ciñe a cierta lógica que la diferencia de otros géneros como el fantástico o el realista (pero no por eso se reprime de jugar en estas fronteras).

En la segunda parte de la reunión hablamos de los precursores de la ciencia ficción en Colombia. Siempre había creído que los dos padres de esta literatura en Colombia habían sido René Rebetez y Antonio Mora Vélez. El mismo Mora Vélez se encargó de explicarme que aunque habían sido los primeros autores consagrados a escribir por esta línea y tener una obra como tal de ciencia ficción, no habían sido los primeros en escribir este género en Colombia.



Albio Martínez fue el encargado de hablarnos de estos primeros libros raros que sin lugar a dudas se pueden considerar los primeros en Colombia en hacer ciencia ficción. En su última investigación, aún sin publicar, Martínez estudió las novelas precursoras: Historia de 14 sabios (1928) de José Felix Fuenmayor; Barranquilla 2132 (1932) de José Antonio Osorio Lizarazo; y Viajes en zepelines que tendrán lugar en el año 2009 (1936), de Manuel Sliger Vergara.

Estas tres primeras obras que se reconocen sin lugar a duda como las fundadoras de la literatura de ciencia ficción en Colombia tienen el mérito de haber sido grandes propuestas con un interés renovador y visionario de la sociedad. Algunos de estos autores, que permanecen casi inéditos, tuvieron el valor de arriesgar una propuesta adelantada a las convenciones literarias de su época, algunos incluso sufriendo el rechazo y la burla de los críticos. No obstante, es deber del tiempo saldar cuentas y reconocer los méritos justos de cada quien.



Una sencilla reunión de fanáticos de la ciencia ficción en el 2009 no tendrá el mismo cariz espectacular que unos viajes en zepelines. Pero representa un clima de renovación y reconocimiento a la memoria de aquellos primeros soñadores del futuro en tierras colombianas.

Monday, August 31, 2009

La feria de un miserable

La feria de un miserable
(Recuento de la feria del libro Bogotá 2009)

Luis Cermeño



A mi lado dos muchachos hablan sobre Nietzsche. Al frente mío una mujer se mueve como una estúpida siguiendo la música invisible de sus audífonos. No soporto verla. No soporto oírlos. Tengo que hacerme de espalda a ella para no verla. Tengo que conectarme a mis propios audífonos para no oírlos. Espero a mi padre en un café de la Feria del Libro. No sé qué lo atrae de las ferias. Todo el mundo luce como recién despierto, entonces se ha despertado de súbito un repentino interés por lo que concierne al libro. La gente se esmera en lucir ridículamente intelectual y los intelectuales ridículos se esmeran en lucirse. Nada puede ser más odioso. Pero mi viejo es feliz, entre toda esta mierda se le puede ver apaciguado. Puedo ver la calle desde los cristales transparentes del café. Una madre pobre come apurada una sopa, sostiene en su pierna a un bebé medio inconciente en su melancolía del infinito. A veces le pasa una cucharada al pequeño y él la recibe de mala gana, como se vive cuando se es recién nacido. Miro el reloj y reniego la demora del viejo. Trato de imaginarlo joven pero la imaginación nunca ha sido lo mío. Soy doctora de la unidad de cuidados intensivos de pacientes siquiátricos. La verdad es que si fuera doctora de UCI de pacientes siquiáticos cuidaría de mi padre. Él me lo ha reprochado en más de una ocasión: si hubieras sido doctora de UCI te harías cargo de mí, como te corresponde; o: si hubieras sido enfermera me hubieras acostado cada noche con un beso en la frente, como te corresponde. Hace mucho que no escucho los reproches de mi padre, por otra parte porque tampoco se los toma en serio. ¿Pero se habrá tomado en serio algo alguna vez en la vida? A mí por lo menos no, eso es claro. Tal vez esa sea la razón por la cual no pueda imaginarlo siquiera en su papel de padre joven. Esa puede ser posiblemente la razón por la que en mi mente no quepa verlo, a él, joven y pobre, sosteniéndome en sus piernas, conmigo medio inconciente y llena de una melancolía abismal, por ese infinito del que extraño las alas, llenándome la boquita desdentada de sopa de pollo, tragando él también esa misma sopa, como un padre joven y pobre. Espero a mi viejo mientras tomo un tinto en la Feria del Libro y coqueteo con un joven seductor que está al frente mío, sosteniendo un libro de lujo de William Acosta, con la pierna cruzada y un cigarro entre sus dedos. Cuando mi padre lo vea se dará cuenta de su belleza, le inflingirá una mirada de desdén llena de vanidosa envidia y proferirá algún insulto contra el libro que se encuentra leyendo. Eso será todo por ahora.

Hace una semana cumplí dos años de viejo. Desde que la ciencia médica ha curado el mal de la vejez y la enfermedad, soy de los pocos viejos que quedan. No de edad, lo debo aclarar. Incluso mis padres, mis profesores, mis autores, mis mayores, incluso todos lucen más jóvenes que yo. Este mundo nuevo me enferma. No fueron pocos los que se resistieron a la intervención contra edad y sin embargo no quedan más viejos que los que se pueden ver tomando el sol en los pabellones de siquiatría de las ciudades. Para mí nunca ha sido algo completamente ajeno lo de ser anciano. Cuando era niño ya me comportaba y me sentía como tal. Mis compañeros jugaban al fútbol, se enamoraban, se golpeaban, jugaban hasta empapar su ropa del podrido estanco de su sudor. En la adolescencia los futuros sementales y rameras se desprendían de sus sacos y zapatos en el resplandeciente sol de una naturaleza emancipada. En mí se cernía un pesado sentido de la seriedad que arruinaba cualquier ánimo de espontaneidad. Una seriedad que no me había impuesto a sabiendas, tan severa como un juez personal que siempre estaba al tanto de mis movimientos, mis actos, con sus ojos inflexibles y reprochadores, al tanto de mis mayores actos de estupidez para señalarme y decirme: “¿lo ves? no has demostrado otra cosa que ser un tarado”. Pronto supe que había envejecido antes de tiempo, y ahora que la sagrada ciencia ha logrado combatir el mal de la enfermedad soy de los pocos viejos que aún caminan sobre el mundo. La vejez no era más que una enfermedad degenerativa del cuerpo producto de la escasa segregación de una proteína en un período determinado de la vida, alrededor de los 25 años. Ramón Weil fue el primer canalla que afirmó que la muerte no era natural como mal se había creído por siempre. Abrió la posibilidad del perfecto mediocre inmortal, aquel al que no sólo le bastaba arruinar el planeta, arruinar las otras especies, atentar las tradiciones, darle la espalda a Dios, arrodillarse al poder político, ahora tenía que ser inmortal para hacer de su grosera existencia inmunda un dolor de cabeza imperecedero.

Debió haberse tratado de algo en la atmósfera. Algún complot del gobierno de la Organización Mundial de la Salud en su afán de combatir todo germen de senectud en el globo. Lo cierto es que de algún modo el propósito filántropo de las instituciones por la vida debió haber fallado conmigo y con otros cientos de asmáticos. Lo cierto es que se llaman peyorativamente a estos resguardos de locos Pabellones de enfermedades respiratorias aún cuando todo el mundo sabe que se tratan de unidades de cuidados intensivos para pacientes siquiátricos. Esa pequeña fracción de humanidad que se resistió a rejuvenecerse o perpetuar sus días en la belleza de los días primaverales. Somos el último eslabón de invierno en medio de una fulgurante humanidad que sostiene su perfil al porvenir del horizonte tecnológico.

Él dice “viudo” aún cuando viudo no es. Se llama “viudo” porque se considera viudo. A raíz de la separación con mi madre, a la que llamó “Vikinga”, se dio por viudo, mortificándose cada vez que por obligación, es decir por mí, debió verse con ella, y como después me confesó, a una edad muy temprana para mi desgracia, sentía que estar frente a ella era tener al frente un sepulcro que no se contenía el reclamarle sus cenizas.

Fui la primera en ver rejuvenecer a Caro, mi madre, al frente de las playas de Boca Canoa. Disfrutábamos las vacaciones, yo leía mis revistas de historias fantásticas y ella apreciaba el mar desde el balcón del hotel. Concentrada como me encontraba no pude evitar el escucharla suspirar a las estrellas. Levanté la cara de la revista para bromear y preguntarle por quién suspiraba tanto, cuando la vi, más hermosa que nunca, radiante, como un oso polar que destripa a un marinero, así era su blancura, parecía apenas un poco mayor que yo, era una nueva Carito, al principio me asusté y quise gritar, pero ella, tocándose emocionada el rostro, se me acercó, me abrazó y me dijo: “Comprendes? El mundo me ha dado una nueva oportunidad” y las dos nos echamos a llorar.

Soy un hombre viejo, enfermo, cansino y amargado. Un viudo. A veces sueño con los labios de una señorita de ojos verdes. El aire exterior y el azul del cielo me hieren profundamente. Todo el día, desde primera hora, estrujando esta tristeza; a veces pega como un martillazo en la cabeza; otras veces solamente al acecho. En medio de esta vasta soledad y desamparo, soy conducido a las horas más lánguidas de la muerte. Un desahucio de viudo. Compruebo mi fuerza en estas horas. La mayor parte de los hombres, en mi caso, estarían desmoronados. Yo me fortalezco, a punta de mis poemas tristes, de mis canciones, de ver el mundo como sólo puede hacerlo un hombre viejo.

No llegó. Jamás llegó. No sé por qué me sorprende. No sé por qué aún lo logra. No entiendo cómo logra hacerme llorar. Aún hecha y derecha, ¡y desecha en lágrimas!. No hay caso en llamarle y reprocharle nada. Siempre encuentra una excusa. Hoy me tomaré una botella de vino, escucharé mi álbum favorito de Soundgarden, fumaré marihuana hasta caer en la inconciencia. Hasta que logre dormir sin proferir su nombre. Hasta que esta humillación tan grande que siento se ahogue en la espesura de la inconciencia que me vio venir al mundo. Me desnudaré y cantaré como una loca estúpida por ahí. La verdad ni siquiera es tan grave. Quería verlo y a él no le importó. No suena tan terrible. Mañana lo llamaré y le diré: estaba allí, ¿te acuerdas de la cita? Habrá un intervalo de pocos segundos. Luego, con su estúpida voz de arrepentimiento, me dirá que lo olvidó. Que una cosa y la otra. Me hace sentir nula. Invisible. Toda la vida uno va ahí tratando de crearse una vida, una manera de reafirmarse en el mundo. Pero para tu padre, la primera persona a la que amaste en la vida, no existes. Ya no le importa nada, a veces dice, también olvidando que estoy ahí, escuchándolo. Esa fue la razón por la que envejeció. Porque no le daba la gana de respirar el aliento de la juventud. No rejuvenecieron los que no sólo no quisieron, sino a lo que no les importaba. Ya no le importa nada, como si alguna vez le hubiera importado algo. Veo la foto que guardo de él y no puedo creer que aquella persona me haga sufrir tanto.

Sunday, July 05, 2009

Dezzutti: Un lienzo vacío

Dezzutti: Un lienzo vacío




Escrito por Andrés Felipe Escovar



El departamento de Matías Fernando Dezzutti está ubicado en la calle San Juan, en el barrio Constitución de la ciudad de Buenos Aires. A pesar del calor que por estos días azota a la ciudad, no tiene abiertas las ventanas ni sube una sola de las persianas, de manera que los lienzos sobre los que hay pedazos de su piel pegados con ganchos para grapar, parecen flotar en la penumbra.


Dezzutti nunca se ha hecho a un premio. Sobrevive vendiendo acrílicos en los que plasma el ideal de una escena de baile tanguero, los cuales expone en la calle peatonal Florida, siempre atestada de turistas extranjeros que solo buscan acabar con sus dólares.


Los treinta y cinco años que tiene parecen casi cincuenta; su cuerpo delgado, carente de la pierna derecha y los brazos venosos y con marcas de cigarrillos apagados sobre ellos, le dan el aire de uno de esos artistas que tuvieron que apañárselas en el siglo XIX para vencer al hambre.


Andres Felipe Escovar: ¿En qué consiste su propuesta artística?


Matias Fernando Dezzutti: En pintar cuadros con escenas de bailes tangueros.


A.F.E: Nos referimos a las partes de piel pegadas en los lienzos….


M.F.D: Ah… ignoro si eso sea arte. Esto es una imitación de Jeremi Riltse, el epicentro del sick art, quien se tajó parte de un muslo y lo colocó sobre una placa… la obra se llama así: “Placa”. Mi admiración por él me condujo a buscarlo en Europa a comienzos de los noventa, y logré que me firmara un lienzo vacío.

Dezzutti esculca en un armario y nos enseña el lienzo, mientras comenta que el mismo Riltse le dio permiso para que colocara sobre este lo que le placiera y lo vendiera por una buena suma de dinero.


A.F.E: ¿Por qué no califica como arte esto que usted realiza?


M.F.D: Quiero evitar discusiones. Han salido innumerables textos en los que se discute, por ejemplo, si animales disecados pueden ser obras de arte…prefiero alejarme de esas cosas que no comprendo. Sólo hago esto porque para mi pintar no fue difícil y busco algo más.


A.F.E: ¿Hace cuánto tomó la decisión de pegar partes de su piel en lienzos?


M.F.D: Desde que regresé de Europa, hace ya más de diez años. Pero le aclaro que dejé de hacerlo.

Dezzutti se levanta la camiseta y me enseña la cicatriz de una apendicetomía.


M.F.D: Desde que tuve que ser intervenido quirúrgicamente decidí que mi sendero iba a ser otro. Apenas superé el aletargamiento de la anestesia, les pedí a los médicos que me dieran el apéndice pues quería pegarla en un lienzo. Ellos negaron mi solicitud, lo cual agradezco porque a partir de ese momento concluí que ni siquiera tenia por qué exponer mis amputaciones sino más bien dejar los rastros de una ausencia en mi cuerpo, es decir, que él mismo se expresara a partir de sus carencias. El acto de colocar sobre un lienzo un órgano, ya le otorga cierta artificialidad: es como no matar a un toro en una corrida.


A.F.E: ¿Así fue como asumió la pérdida de una de sus piernas?


M.F.D: Eso no fue producto de un accidente o enfermedad; yo mismo busqué que me la amputaran y, afortunadamente, encontré a un médico que me realizó dicha intervención quirúrgica. La pierna la incineré y está en una caja esperando por el resto de mi cuerpo.


A.F.E: ¿Qué proyectos tiene a futuro?


M.F.D: Quiero que me realicen una colostomía, sin embargo, el doctor que me operó ya murió y nadie me la quiere realizar, de manera que he debido iniciar acciones legales. Si uno es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera, no entiendo por qué no acceden a realizarme esa cirugía.


A.F.E: ¿Pero en ese caso, la colostomía sería obra suya o del doctor?


M.F.D: Ese tema de la autoría ha sido muy debatido, recuerde que en los sesenta ya se hablaba del borramiento del autor. Desde hace un tiempo se ha vuelto a colocar en un pináculo a la figura del artífice de una obra, ya sea mediante fotografías de los autores, biografías o entrevistas como ésta… La verdad, no me preocupa ese tema; sin embargo, encuentro una gran diferencia entre mi caso y el de quienes son sometidos a una intervención quirúrgica por temas de salud: yo tengo la voluntad de que me la practiquen, aunque, claro, si a esto que hago le llaman arte, no podría menos que reconocer que quienes son operados para intentar salvar sus vidas, vendrían a ser unos artistas espontáneos, como cuando se alude a la creación poética, la cual, muchos entienden, es producto de algo que supera al propio poeta.




Al final me dijo que prefería no explicar más lo que hacía y que debía elaborar unos cuadros de tango porque en la primavera había más turistas y así se incrementaban sus posibilidades de vender acrílicos. Antes de despedirse, me pidió que no le tomara fotos ni a él ni a sus lienzos que flotaban en la oscuridad.


A Dezzutti se le puede encontrar en la calle Florida sentado en una butaca de madera, fumando un cigarrillo y moviendo incesantemente su muñón derecho. Espera que la colostomía no pase de este año y que, con las ventas de sus trabajos, pueda solventar la futura cirugía y los honorarios del abogado que ha debido contratar, aunque no deshecha que para tales efectos deba cortarse parte de su muslo izquierdo y adherirla al lienzo vacío que Riltse le firmó.



Andrés Felipe Escovar

Buenos Aires
Julio 6 2009

Sunday, June 21, 2009

Dolls




One of the saddest scenes I've ever seen..

Totally breathtaking.

Saturday, April 25, 2009

Yo serví al rey de Inglaterra, Hrabal y Menzel



YO SERVÍ AL REY DE INGLATERRA



Siempre he tenido la buena suerte de tener mala suerte.












Llega ese momento en la vida que ante un espejo no se reconoce a la persona que mira, un extraño, un distante ser que no tiene cabida en nuestra vida más que cualquier otro relato cruzado, esta vez el de una memoria sin miramientos: un pasado como el de una novela escrita por otro autor.


Dite sale de la cárcel y al tiempo que trata de reconstruir su vida en las ruinas de una vieja villa en la frontera, recuerda los motivos que condujeron su vida a una feliz desgracia.


Trailer español:


No es la primera vez que el director Jirí Menzel lleva a la pantalla grande la literatura del reconocido escritor checo Bohumil Hrabal. Uno podría arriesgarse incluso a aseverar que mucha de la notoriedad de Hrabal en el mundo es debida precisamente a la adaptación que hizo Menzel de “Trenes rigurosamente vigilados”, cinta que fue ganadora del premio Óscar en 1966. Pero dejemos a Jirí Menzel referirse él mismo en torno a su relación con Hrabal:


Jirí Menzel escribe sobre "Yo serví al rey de Inglaterra".


Hace poco tuve la oportunidad de ver la entrevista a Menzel realizada para “Eurofestival” del canal Eurochannel en la cual hablaba de aspectos triviales de la realización de su cinta, esto es, de los actores, producción, tiempo realizado, en el marco del festival de Berlín del cual ganó el premio Fipresci 2007. La impresión que daba Menzel ante las cámaras no era la del director de cine entregado al carácter de hombre público que por lo general cosechan los “autores”. Un hombre maduro, más bien desgarbado, con un manejo despreocupado del idioma inglés en el que por pura apatía por lo que se llama el dominio del idioma se permitió confundir la palabra duty por doubt. Mi memoria me falla pero creo que era una afirmación de este corte: realicé la película por deber (duty), no, no “carga” sino inquietud (doubt). Este insignificante gesto por el idioma extranjero me recordó a una entrevista concedida de Genet a la BBC en la que se burla del francés del entrevistador y empieza a jugar con las palabras “La Mort” y “L’amour”.


La película es narrada en un tono de comedia llevada al paroxismo. El primer recuerdo de Dite en la estación de trenes remonta por asociación inmediata a la célebre “Trenes rigurosamente…” El erotismo es explorado desde un punto de vista sobrio, picante y divertido. Un acierto del director, cuya una de sus pretensiones era la de ser fiel a la voz de Hrabal, fue en la escogencia del actor maduro que hace de Dite, el cual conserva un parecido con el escritor checo asombroso; sin importar que éste no se parezca necesariamente al Dite joven, pues la verosimilitud física de ambos no deja de ser una frivolidad técnica.


Hrabal:


Recomiendo la película. ¡Yo que me había desencantado tanto del cine volví a vibrar de emoción!

Sunday, April 19, 2009

Galaxias Condenadas

GALAXIAS CONDENADAS
Por:
AsZeta y Addiction Kerberos


Mayo del año 2008.
Buyumbura, Burundi.
150 años en el futuro, desde que el célebre explorador británico, Richard F. Burton, famoso por su particular traducción inglesa de las "Noches árabes", respirara a orillas del lago Tanganika, absorto ante la inmensidad infinita de lo que su olfato extraterrestre le indicara se trataba de la original fuente del río Nilo.

AsZeta, autor del blog: Cisternarota, es aquel explorador Richard F. Burton- capitán de selvas atestadas de salvajes caníbales y hombres páticos cuyo comportamiento los situaba en el umbral de las bestias- enfrentado a la insondable biblioteca de palabras abortadas por una humanidad tan llena de desidia y abulia como la imaginada por Aldiss en Los hombres Fracasados.

"la vida no era de él, era un accidente en el que su voluntad no había mediado, como tampoco mediaba en su tedio habitual; en sus constantes caminatas al cerro donde podía divisar el anillo que circundaba al planeta y que en las chispeantes tardes se reflejaba sobre los lagos de agua pesada, como una premonición de que había un lugar en el universo donde este se tragaba a sí mismo"

El encuentro ante un abismo inesperado deja a descubierto los estrechos límites de las proyecciones humanas ante los picos del infinito.

"El inmenso vacío consumado es esta improbabilidad infinita, a través de la que se juega la existencia imperativa que yo soy, ya que una simple presencia suspendida por encima de una inmensidad semejante es comparable al ejercicio de un imperio, como si el vacío mismo en medio del que me encuentro me exigiera que yo sea: yo y la angustia de ese yo. La exigencia inmediata de la nada no implicaría así al ser indiferenciado, sino la improbabilidad dolorosa del yo único". Georges Bataille - Sacrificios (En: El Ojo Pineal. Ed. Pre-textos)



"Ciencia aflicción" es un término acuñado en la novela: 25 centímetros (Novela pornometafísica) del escritor colombiano RubénVélez. El feliz juego de palabras se torna en proyecto narrativo para la elaboración de una ciencia ficción triste.

Addiction Kerberos, autor del blog Malédiction, presenta un relato más cercano a la sensibilidad del hombre contemporáneo, describiendo una preocupaciòn por los "artefactos de la memoria" similar a la conocida Invención de Morel del escritor de ciencia ficción Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

"La escena en el holo podría durar un par de horas más si lo deseaba, pero me sentí súbitamente asaltado por la impresión de saberme olvidado de ella y que mi momento fue tan efímero como lo fue ese instante en que ella aún daba la idea de poder ser tangible, cuando daba la idea de que podía acercarme a ella, acariciarle su abundante cabellera castaña, decirle cuánto la amaba y darle un beso en la frente. La emprendo hacia la escotilla y desde allí trato de calcular la velocidad de expansión de la galaxia en la que me he perdido y hacer la relación con los años en que debe llevar enterrada Nadia".

Las fronteras del presente y del pasado se borran ante un futuro que claudica. Lo irreal define al paisaje.

"En esta posición del objeto como catástrofe, el pensamiento vive el aniquilamiento que lo constituye como una caída vertiginosa e infinita; de este modo la catástrofe no sólo constituye su objeto, sino incluso su estructura; es absorción en la nada que la soporta y al mismo tiempo se oculta. Algo inmenso se libera por todas partes con la ampulosidad de una catarata, surge de las regiones irreales del infinito y sin embargo perece con un movimiento de una fuerza inconcebible. El cristal que, en el estrépito de los trenes telescópicos, corta súbitamente la garganta es la expresión de esta venida imperativa -implacable- y sin embargo aniquilada de antemano". Georges Bataille - Sacrificios (En: El Ojo Pineal. Ed. Pre-textos)

  • He querido hablar con usted pero no se ha podido. Las cosas son difíciles, no nos queda sino escribir lo que salga, no sé si esto nos vaya a hundir pero aún creo que hay cosas que pueden impulsar... yo aún sueño con algo y no sé qué es y es usted mi amigo y con quien puedo comunicarme, intentemos algo, lo de galaxias condenadas, o no sé qué; Luis, espero no le irrite lo que le digo, espero que no sea otra incomodidad, estoy muy cansado, pero los efluvios de este cansancio pueden salir o al menos intentar que salgan.
  • nunca me irrita. ud es mi único alivio. por más raro que le suene es verdad. ud es el único capaz de hacerme sguir adelante. en estos dias he sentido miedo. miedo de morir. me veo tan mal. estoy tan mal. y esos enemigos mios tan de baja estofa. hoy pensé eso. no quise hablarle hoy porque sencillamente no me sentía capaz. no hoy. quise hacerlo, pero no tuve ese arrojo. hoy estaba muy mal como para hablar con ud, como para escucharlo a ud. cuando yo hablo con ud me siento de alguna manera vivo, me siento de laguna manera capaz de superar este estado y hoy no me sentía así, no es que no quisiera hablar con ud, lo he estado buscando toda esta semana, sólo que no me sentía capaz. espero sepa entender. sé que ud es el único en entender.

"El ser que, bajo un nombre humano, soy yo, y cuya venida al mundo -a través de un espacio poblado de estrellas- ha sido infinitamente improbable, encierra, sin embargo, el mundo del conjunto de las cosas en razón misma de su improbabilidad fundamental (opuesta a la estructura de lo real que se presenta como tal). La muerte que me libera del mundo que me mata ha encerrado ese mundo real en la irrealidad del yo que muere". Georges Bataille - Sacrificios (En: El Ojo Pineal. Ed. Pre-textos)


Texto escrito por AsZeta:
Tenía un nombre que no podía escribirse

Texto escrito por Addiction Kerberos:
Desde una luna exogaláctica

Wednesday, April 08, 2009

diez libros



El enfermo de Abisinia

Written by Orlando Mejía Rivera

Comments: La novela se divide en 5 capítulos y una nota de autor. Cada capítulo plantea las posibles perspectivas de 5 personajes (ficticios o reales) que de una manera directa o indirecta participaron en la creación del mito de uno de los poetas más emblemáticos de la literatura de los últimos tiempos: Arthur Rimbaud. El periodista, médico y filósofo, autor del libro, nos sorprende con una interesante novela pródiga en documentación biográfica que no sólo se complace en desarrollarse objetivamente sino que permite el vuelo de la imaginación literaria como plantear una nueva hipótesis médica sobre la muerte del poeta "decadente". Editorial Bruguera. 2007




The Road

Written by Cormac McCarthy

Comments: Flipante historia, pródiga en angustias, de un padre junto a su hijo en busca de refugio contra un frío invernal capaz de agrietar las rocas en un denso panorama post-apocalíptico en que América y tal vez el mundo entero es devastado por una aparente colisión nuclear. Los pocos hombres que quedan se tragan entre ellos. No obstante el padre le enseña al hijo que ellos, tal vez los últimos hombres cuerdos del planeta, son la luz que llegará al camino a través de la carretera (the road) que conduce al sur. Olvida tus preceptos ridículos de qué es lo escribible pues tus padres han muerto y a nadie le interesa tu historia.

Pese a la renuencia de McCarthy en ser entrevistado en círculos literarios e intelectuales, accedió a presentar su novela La Carretera, en el Club de Libros de Oprah Winfrey, reafirmando su integridad intelectual.


Apartes de la entrevista en Youtube:



"I only write when I inspired but I inspired everyday" - McCarthy.







Los nuevos iniciados

Written by Antonio Mora Vélez

Comments: Compleja novela pródiga en mitos y especulaciones religiosas y cósmicas. En un mundo destruido por la ambición y la desmesurada tiranía del llamado Estado, una nueva civilización renace gracias a la intervención de unos extraños seres llamados Ángeles que pretenden restaurar la fertilidad de las tierras y el tejido social entre los hombres. "Curiosamente, todos los elementos son un fruto de la desgracia, de la materia herida que riega con su llanto el espacio para que la vida fertilice en otras latitudes". Los nuevos iniciados, como ya es usual en el autor, tiene elementos de esperanza de un nuevo porvenir para el hombre; así mismo está ambientado por curiosos detalles costumbristas de los pueblos del atlántico colombiano que -más que venderse como una estrategia exotista para el lector -se presenta como una manera única y original de crear ciencia ficción coherente con un contexto socio-histórico.

Entrevista: CIENCIA FICCIÓN UN GÉNERO QUE ADMITE TODAS LAS TENDENCIAS



Beach Music

Written by Pat Conroy

Comments: Detrás de un embriagado ritmo de shag entre un conjunto de adolescentes encantados con su belleza natural y su prodigiosa juventud se despliega un tortuoso pasado que se mantiene oculto y latente como una pesada sombra; un presente absurdo capaz de quebrar todo el espíritu de una nación; y un futuro gris, resquebrajado, sembrado en odio y reproches. El centro de la historia es Jack McCall, un americano de 37 años que se refugia en Roma junto su adorable hija Leah para tratar de superar el suicidio de su esposa y un atroz pasado estampado en el Sur por los hermosos recuerdos de infancia y los horrendos sucesos que acabaron con su juventud y las esperanzas de toda una época.

Banda sonora: The drifters - save the last dance for me




Los ejércitos

Written by Evelio Rosero

Comments: La vida transcurre tránquilamente en la indiferencia de San José para Ismael Pasos, un viejo jubilado que no recibe pensión desde hace dos meses, y cuyo único alivio reside en espiar a su esbelta vecina frente al reproche de su mujer, sus dos gatos y sus peces. En medio de una prosa embriagada y en ocasiones imposible en medio de su belleza, la guerra entra a desarmar el núcleo de la vida y Evelio Rosero demuestra que la escritura puede ser la mejor manera de comprender un país desgarrado y dividido. Una de las mejor novelas que ha producido el país en los últimos años, gracias a dios, ignorada por la fastidiosa pompa de los medios. II Premio Tusquets Editores.

Entrevista: Escribir me lleva a otra realidad.



The Yage Letters

Written by William S. Burroughs and Allen Ginsberg

Comments: En la búsqueda de la droga perfecta, harto y desencantado del veneno de las drogas sintéticas, habiendo probado todos los métodos de desintoxicación sin éxito alguno, enfermo por la carencia del opio en su organismo, William Burroughs viaja a Colombia desde Panamá para experimentar con la ayahuasca. Con su característica crudeza alcanza a discernir los principales problemas políticos del momento, legando un invaluable testimonio histórico aparte del literario. La existencia corrosiva de Burroughs choca frontalmente contra el espíritu del yagé y no se alcanza la comunión. Un momento conmovedor y espectacular es: me estoy muriendo, mister? Por otra parte, Allen Ginsberg se acerca desde una mentalidad más abierta y desenfadada al encuentro con la sustancia y de allí surgen las visiones que ilustran el libro. Un magnífico documento epistolar, histórico y literario de dos grandes escritores norteamericanos.



The Man in the High Castle

Written by Philip K. Dick

Comments: Este libro trata sobre un polémico libro de ficción de un autor llamado Hawhtorne Abendsen quién corre el riesgo de imaginar un mundo en el que USA gana la guerra contra Japón y Alemania es derrotada por los aliados.Ganadora del premio HUGO en el año 62.





The New York Trilogy (Penguin Classics Deluxe Edition)

Written by Paul Auster

Comments: Tres novelas misteriosas bajo una estructura detectivesca permiten revelar una mirada en el fondo a la oscuridad que ejerce la escritura como un llamado exterior al escritor que lo proyecta a su vasto paisaje interno en la soledad y la angustia corrosiva de su propia vida. La escritura es algo que va más allá de las palabras, la sucesión de hechos, el informe detallado de las cosas; es la ruptura de la correspondencia entre las palabras y las cosas, los sentidos y las estructuras; algo que tal vez Paul Auster aprendió de su cercanía con Samuel Beckett pero sin embargo sólo expone sin adentrarse en el fondo cavernoso de esta aventura. Por otro lado, una apreciación transversal de la literatura norteamericana bastante valiosa y original.



L'Innommable

Written by Samuel Beckett

Comments: "Querida incomprensión, a ti deberé ser yo, al fin. Pronto no quedará nada de todo eso con lo que me rellenaron. Entonces seré yo el que vomitará al fin, en sonoros reductos e inodoros de famélico, que concluirán en el coma, en un prolongado coma delicioso".









Las partículas elementales

Written by Michel Houellebecq

Comments: ¿Es posible salir de la aporía postmoderna del vacío, la frialdad y la separación? ¿Hay otra vía para la raza humana? Houellebecq trata de acertar una respuesta en un libro fuerte y revelador que tiene de novela, ensayo científico, ensayo cultural y manifiesto eugenista.

Tuesday, March 31, 2009

Nos invaden los humanos

(Exposición sobre la teoría de los efectos, leída en clase el día 31 de marzo de 2009)

NOS INVADEN LOS HUMANOS
Considerados como responsables de moldear las ideas de los individuos a pesar de ellos, de manipularlos, los medios actuarían como hipnóticos o engañarían con estereotipos que ellos mismos transmitirían.
ERIC MAIGRET – Sociología de la comunicación y los medios.


Sería su gran noche en la belle époque fm. Una emisora sucia y vulgar ubicada en el último radial del fm, imposible de hallar en las radios convencionales; por lo general la audiencia ávida de porquería que lograba sintonizarla lo hacía violentando sus dispositivos desechables (esto se lograba usualmente trazando alrededor de la perilla una pequeña ranura con una navaja). La belle époque no correspondía al tipo de cadena comercial que pautaba lánguidas horas de publirreportajes y electrodomésticos para el hogar. El sostenimiento de la misma era un misterio. Había quien aseguraba que su existencia obedecía al inconciente exhausto de la suma de transmisiones nacionales, las cuales convergían en una afortunada frecuencia digna de ser dirigida a las estrellas como un mensaje claro de que los miedos de los hombres superaban en nobleza a sus deseos. No le faltaban razones a quien hacía estas afirmaciones, sólo bastaba con echar un vistazo al tipo de público fiel a la belle époque para comprobar que su naturaleza era extraterrestre: fenómenos disfuncionales, ebrios del mediodía, candidatos a intentos de suicidio subvalorados, escritores de ficción zombie, encumbrados ladrones de porciones de pizza. Toda esta gama de personas, conocidas como Des Foules, que ni siquiera eran dignas de ser tenidas en cuenta en las élites del submundo (gobernadas por hippies, beatniks, ravers y nuevos bohemios), seguían fervorosas las transmisiones de la grasienta emisora y adoptaban como credo el slogan: el puerto de los radios robados cruza el canal de destrucción hacia la belle époque.


Laz descubrió que el líquido viscoso que bañaba su rostro era fruto de las lágrimas y no de la bilis, como sospechó recién recobró conciencia. La convulsión había cesado y ahora trataba de encontrar valor repantigado en la sombra de la hepática lámpara fluorescente. Se sentía enfermo, colocado y traicionado. Se apoyó en el inmundo retrete, con la fuerza de una rodilla se incorporó, salió de la cabina del baño y se enfrentó a su degradado aspecto en el espejo como un viejo desconocido al que prefieres ignorar al ver en la calle.


Afuera de la estación un rayo de sol estallaba contra una de las ventanas de cristales polarizados. Laz se sentó en el borde de la cerca, sintiendo como el sol trataba con poco éxito de colorear su carne y la brisa arremetía con un frío inmovilizante, que se colaba al interior de su chaqueta de cuero café, al tiempo que le despeinaba el largo pelo negro impregnado de nicotina.



Una sombra de culpabilidad se cernía sobre su maltratada conciencia. Debería intentarlo, por lo menos en orden de resarcir injurias. Un ultraje atenazador desplegado sobre la cortina horizontal de la ciudad que ellos insistirían en negar hasta el final a menos que se vieran obligados a re-conocerla en cuanto desconocida. Toda una vida negando su procedencia y ahora que estaba seguro de su génesis estelar podría encontrar la manera de subvertir a esa masa de vagabundos, desempleados y rufianes en contra de la mentira plácida que toda la vida había escuchado decir, con esa seguridad conformista y despreciable, lo que llaman una arrogancia metódica, a esos organismos incorpóreos que succionaban los flujos de dinero, los flujos de mensajes mediáticos, los flujos políticos, los flujos sexuales, los flujos mercantiles, los flujos legislativos, los flujos políticos, los flujos culturales, los flujos religiosos, los flujos plebeyos, los flujos académicos, los flujos científicos, los flujos parasicológicos, los flujos de traición, los flujos de lágrimas y los flujos laborales.


El tiempo de las estrellas henchidas a punto de colisionar en enanas rojas tomó la forma de sus ojos rabiosos y descontrolados. No era producto de lo que llaman el amor humano ni su lugar ocupaba el mismo en que la gente se golpeaba la cabeza con bastos. Era un auténtico hijo del gigantesco vacío universal y cuanto menos veía las cadenas que atenazaban sus movimientos en la órbita terrestre más odiaba su condena y carencia de un auténtico oxígeno de los sentimientos. Con una determinación delirante atravesó el umbral metálico de la torre polarizada, tomó el ascensor hacia el sótano y allí encontró la mohosa oficina de Orson Welles. Como entró sin previo aviso, lo encontró con media manga de su camisa recogida sobre su hombro. Una cuerda de hule aún sujetaba con firmeza el antebrazo del robusto hombre.

- Cuándo aprenderán los gusanos marcianos a tocar la puerta, joder. Sigue hombre, ¿qué necesitas? – preguntó Welles al tiempo que encendía un asqueroso puro-

- Así que es tan obvio que soy un marciano para ti, ¿por qué nunca me lo dijeron? ¿Por qué insistir en callar lo que salta a ojos vista?

- Hombre, hasta las mejores familias tienen sus oscuros secretos que prefieren callar.


Laz necesitó un tiempo para recobrarse. Se sentó en un sofá desvencijado sobre el cual a pocos centímetros reposaba un estante de revistas fantásticas, Amazing Stories, comics y gacetas del horror. Otra vez sintió ese espeso mercurio líquido que lo diferenciaba de los “hombres” caer sobre su plástico rostro diseñado para unas percepciones que no eran las propias suyas. Welles, visiblemente conmovido, se acercó a él, se sentó junto su lado y empezó a darle palmadas en la espalda. Luego le acarició dulcemente una de sus piernas y le ofreció su hombro para que apoyara la cabeza. Laz levantó la cara y le pidió a Welles un poco de ese opio que se estaba inyectando.

- No Laz, no es opio, es lo último en alucinógenos, de hecho es lo que explica el que pases desapercibido por el mundo: Es O.P (Opinión Pública) y su aplicación en la epidermis es de efecto instantáneo: como si tu cuerpo de repente se convirtiera en una masa amorfa y moldeable que ajustas al primer pinchazo a una perfecta visión del universo como un lugar honesto y deseable.

- Quiero algo de eso, por favor aplícame.



Welles le pidió a Laz bajarse los pantalones, le inyectó la aguja hipodérmica en su nalga derecha y luego de que éste se subiera los pantalones, esperó el efecto deseado. Al breve instante, Laz dejó de ser ese insoportable marciano conflictivo, con tantos problemas en su cabeza, y empezó a portarse como todo un redneck, para orgullo de Welles. Laz saltó de improviso sobre el sofá, apuntó sus dedos como los niños que juegan a los vaqueros y empezó a decir que quería matar algo, ingresar al ARMY, viajar a Iraq, destruir mezquitas mientras escuchaba heavy metal para luego irse a vivir a la Florida, montar un sports bar y morir de estupidez senil.



El efecto trasgresor de la personalidad en Laz no demoró en agotarse y del mismo modo súbito como se desvaneció en las mesetas desérticas rendido ante la paranoia esquizofrénica se encontró arremolinado de miedo contra el rincón de un diván de cuero, de regreso a la oficina de Welles.



Nosotros se los advertimos. Y por más que se los advertimos no creyeron. Esto es una representación; esto es un espectáculo. Esta guerra no es otra cosa que un espectáculo. Babuinos radiactivos atacan los centros urbanos como Krilles que arden en la parrilla de las nebulosas. Niños chiitas rebotan en sus adustas barbas negras, ingresan a la red Internet desde sus mezquitas para confeccionar aquellas irresistibles recetas de bombas caseras que reciben vuestras escuelas y computadores personales de vuestros hijos en sus cuartos en las residencias estudiantiles. El público prefirió creer en la ficción que en la desoladora realidad: no había a quién culpar.



Welles seguía inmerso en la penumbra de su escritorio que parecía elevado en desproporción al nivel del resto del suelo de la oficina.


Laz estuvo un rato titubeando su perplejidad, entre observar el monótono monólogo que Welles empezaba a vitorear a través de un megáfono y contemplar la suela arruinada de su zapato por las colillas de cigarrillo Camello Nipón. El odio volvía a inmovilizarlo, ahora el desprecio no podía dirigirse hacia otra dirección más que hacia sí mismo. Odiaba su debilidad, esa forma de prestarse a inducciones alucinógenas sociales que le generaban la incómoda incertidumbre de estar dislocado de su procedencia, como un árbol sin raíces y ridículamente decorado con cintas rojas, verdes y guirnaldas navideñas; él era ese árbol para la sociedad que se empeñaba en quitarle todo el valor a su diferencia con los otros seres: eres un marciano pero a la ostia, ¿qué tan distintos pueden ser un cretino del cerro Nutibara con un gilipollas del Monte Olimpo?


Welles escupió sobre el informe que redactaba, con visible desdén, como si se tratara de una obra literaria, y volvió su mirada hacia el sofá en el que Laz estaba repantigado.

- Ah!, ya estás acá, de nuevo en tu mundo individual.

- Siempre he sido yo, Welles; estoy denostado mas no desfigurado

- Es difícil de explicar, Paulie y tal vez te suene a espiritismo de cabaret lo que te revelaré: lo que experimentaste tras la inyección epidérmica de O.P no fue otra cosa que un alma, un ente colectivo provisto de comportamientos individuales con características muy específicas. Por lo general el ciudadano de la calle accede a este alma por lo que suele llamarse en psicología conductista como “conciencia colectiva”, lo que revela una unidad psíquica en las mentes humanas a ciertas frecuencias telepáticas. Este alma recibe un nombre de nosotros, los especialistas e intelectuales: La Masa, le decimos, por su naturaleza colectiva, avasalladora y gremial. Lo que no significa que para acceder a la masa se requiera congregarse en un espacio particular con una multitud definida; como diría mi buen amigo francés, querido doctor Le Bon: “La disolución de la personalidad consciente y la orientación de los sentimientos y pensamientos en un mismo sentido, que son los primeros rasgos de la masa en vías de organizarse, no implican siempre la presencia simultánea de varios individuos en un mismo lugar”[1]. Por otra parte, tu fascinante actuación inducida por el efecto de la droga explica la idea de que la masa comporta ciertas actitudes individuales tales como: impulsividad, irritabilidad, sugestividad, credibilidad, exageración, simplismo, intolerancia, autoritarismo, conservadurismo y hasta deseos por envejecer. Pero, entre nos, ¿qué droga no comporta su propio espíritu individual?


Laz estaba harto del irrespeto. ¿Qué novedad podría informarle Welles sobre alguna droga que ya no hubiera probado? Aunque si bien era cierto que desconocía absolutamente esta nueva sustancia O.P, que al parecer los hombres desarrollaban naturalmente en sus propias conciencias, pensó que lo más cercano que había escuchado al respecto era lo que había leído alguna vez de un hombre llamado Carlo Marx, al aseverar: La religión es el opio del pueblo. Era cierto que las manifestaciones de la religión terrestre tenían mucho de los criterios que Welles ahora le adjudicaba a O.P – irritabilidad, sugestividad, credibilidad... de hecho todas las actitudes mencionadas, agregando incluso un deseo morboso por “morir para vivir”-; no obstante, qué tan cierto era que efectivamente la personalidad conciente pudiera disolverse, y los sentimientos y pensamientos del conjunto de los humanos pudieran dirigirse a un mismo sentido, como bestias guiadas por tapaojos; incluso, hasta qué punto Carlo desconocía el hecho de que el opio era en realidad la religión de muchos pueblos, incluso de la propia civilización actual que estaba tan colocada como para fundar una verdadera religión de liberación como la que Laz intuía dormía en subrepticio debajo de las capas de hielo de su planeta rojo, de eriales impenetrables y labios sellados en carros extintos que alguna vez albergaron ángeles de guerra.


Welles se sentó, meditabundo en su escritorio, tomó un lápiz y se lo mandó a Laz, con toda la intención de agredirlo. Empezó a revolotear en sus papeles, desesperado. Laz se apretaba los puños, nunca se había sentido tan molesto y negaba con su cabeza al ver el descontrol de aquella persona a la que quería tanto. Le preguntó de nuevo por qué no le había dicho que conocía su secreto mortal:

- Tengo miedo de los extraterrestres, Laz, esa es la verdad. No los soporto y no dejo de pensar cómo será el día en que ustedes nos invadan. Nunca has leído La guerra de los mundos, de Wells?

- Guerra, invasión, miedo… todas esas son categorías humanas, Welles; no debes temer.

- No sabes lo que dices, Laz. Es como pensar que todas estas criaturas extravagantes vendrán al vecindario, con sus pompas, su forma escandalosa de irrumpir por el mundo, sus pensamientos aberrados conviviendo en las escuelas con nuestros hijos. Luego qué pedirán, ¿matrimonios interplanetarios? ¿Representación en el congreso? No, Paulie, es una idea que me desvela y me hace imposible la experiencia de volver la cabeza a las estrellas.

- Entonces también me juzgas a mí, ¿no es cierto? Todo este tiempo me has visto como un pervertido, ¿no es verdad? Porque también he amado a los hombres, y lo sabes, pero jamás pensé que se me tacharía por ello y mucho menos que fueras tú quien tiraría la primera piedra.


Con una señal autoritaria, por consiguiente despectiva, Welles le solicitó al extraterrestre Laz marcharse de su oficina. Laz le gritó en el umbral de la puerta:

- Welles también eres un extraterrestre. Por más que quieras negarlo, lo sabes en lo profundo de tu desgraciado corazón; de lo contrario no necesitarías inyectarte para sentirte como un hombre. Eres un cobarde por no aceptarte tal y como eres. Por eso me tratas de esta forma, miserable, te odio, te odio.


Contrario a como entrara, Laz salió del edificio corriendo, tratando de contener las lágrimas de mercurio que brotaban de sus ojos marcianos con sus delicadas manos que sufrían al contener el corazón.


Ahora no había razón alguna que lo detuviera en su determinación temeraria, iría a la emisora La belle époque y a través de las frecuencias “calientes” de radio, capaces de hipnotizar a las audiencias, transmitiría el mensaje del que era portador. Sería su gran noche. Había logrado conseguir el espacio y lo aprovecharía.


Las míticas cabinas radiales que tanto escepticismo despertaban en los críticos compartían una misma entrada de espejo de agua. Estar allí sería un sueño fantástico para alguien que soñara. La construcción ubicada en el centro de la ciudad se levantaba por sí misma como un organismo biológico rudimentario del pérmico. Lo más extraño de todo era la aparente inexistencia de antenas a un considerable radio de acción. Por lo demás, la estación emisora parecía confundirse con la mugre misma del centro urbano y daba la impresión de ser los escombros de una vieja edificación sagrada.


El programa a transmitir sería de carácter netamente espontáneo. La idea sería irrumpir en una clásica programación musical nocturna con reportes sobre una amenaza en tiempo real. Paul Laz aprovecharía su talento para variar de voces con el fin de representar diversas personalidades y funcionarios en cargos públicos para agregarle realismo a la situación. Con esta estrategia buscaría generar un efecto intimidante en la población y generar pánico a gran escala.


Cuando entró al lugar se encontró con una escalofriante soledad que parecía respirarle entrecortada al hombro. Las oficinas se encontraban vacías y las cabinas encendidas pero sin operarios, como si funcionaran de manera automática. Aunque había recibido un e-mail que le daba las indicaciones para llegar, la fecha y hora, suponía que se encontraría con una persona que le ayudaría a instalarse. Se trató de dar aliento al pensar que seguramente su curriculum estaba redactado de tal forma que se comprendía que era un experto en el manejo de equipos radiales y su experiencia era suficiente para desenvolverse solo en una cabina radial. Esto, incluso, era más que deseable para sus propios fines.



Esperó la hora oportuna y cuando llegó inició la transmisión como un ordinario programa de variedades. Un día corriente de frustraciones para su audiencia. Algunos estaban ante el comedor frente a sus hijos, sin nada más que decir, con la radio sobre la mesa, comiendo la sopa y escuchando la música que ponían en la radio. Otros se encontraban en la habitación, apenas podían ver a la pareja que tenían a su lado, se miraban las heridas de la piel y subían la frente con los ojos cerrados. Les gustaban las tonadas relajadas, que no les exigiera demasiada excitación ni tan lenta que no pudieran digerir. Eran los fervientes del sueño de La belle époque fm, así como Laz lo había sido durante toda su vida. Apenas podían imaginar soñar con algo mejor. Sus vidas eran un constante abuso; sólo maltratos y atropellos sobre ellos. También tenían momentos luminosos. Esos días por fuera del tiempo en que se sentían felices, casi niños nuevamente, haciendo piruetas en el césped y mirando al infinito que les era propio.


El primer corte fue abrupto. Un reporte noticioso:


- 17 marzo de 2009: Por medio de la sonda espacial Phoenix Lander observamos por primera vez una nevada marciana que nos heló los nervios. Un invierno secreto por milenios ahora se manifestaba en toda su expresión severa sobre la metálica estructura. Cuando tratamos de movernos un rocío de agua salada sujetó la pata de la sonda. Algo inmemorable se aferraba como un susurro desfalleciente.


En seguida hizo el corte a la música, Laz recibió una llamada. Pensó que se trataría del primer llamado de atención; no obstante se trataba de una voz femenina, de origen exótico, que aventuró de las selvas del Perú, la cual le invitaba a desarrollar más la noticia.

El segundo reporte:

- 31 de abril del 2009: Se ha hallado el cráter que se supone fue el punto de impacto del meteorito que colisionó contra el planeta rojo y que ocasionó la pérdida de sus océanos. Se supone que antes del impacto Marte pudo haber tenido un clima tropical, propicio para el desarrollo de la vida como en la Tierra.


La voz volvió a comunicarse tras el siguiente corte. Esta vez se presentó como Kim.

Tercer Reporte:

- 13 de mayo del 2009: Una expedición en el cráter desata una conclusión inverosímil. Contrario a hallar un mineral que indicara el material del hipotético cometa que impactó el planeta se encontró un arsenal artificial similar a los residuos metálicos que dejan las explosiones de bombas en el planeta Tierra. Las conjeturas más estrambóticas no se hacen esperar, siendo los científicos más tenaces los primeros en aventurar fantásticas explicaciones que escandalizarían al más alucinado seguidor de cuentos ovnis.


Kim volvió a comunicarse. Esta vez Laz se sintió más cómodo y le preguntó cuál era su interés en llamar. Kim le dijo que no podía pegar el ojo, mucho menos estando sola y que pensaba que un poco de conversación le haría olvidar su estado de desamparo. Laz rió y le dijo que no podía ser tan malo como ella lo pintaba. Ella se limitó a callar.


Cuarto Reporte:

- 5 de Junio del 2009: El célebre científico Barcus Virg, sostiene la siguiente afirmación: Una antigua civilización, probablemente la Atlántida mencionada por Platón, entró en guerra con la civilización de Marte, en los albores del mundo. Los Atlantes al tiempo que desarrollaron aviones crearon armas de destrucción masiva. Los humanos atacaron primero, dejando a la civilización marciana diezmada y provocando su posterior desaparición al haberles pulverizado la atmósfera. La respuesta desesperada de Marte fue una bomba que terminó el pueblo Atlante y con ello el progreso científico adelantado por ellos.

Kim:

- Laz, no eres el único marciano, no debes estar furioso. Te garantizo eso.

Laz:

- Lo sé. Están aquellos que llaman Des Foules o La Masa Tonta. Ellos tampoco pertenecen a esta tierra. Por eso son unos desadaptados y por ello abusan de ellos, porque son los perdedores milenarios de una guerra de la cual sólo sus genes tienen memoria. Pero todo va a cambiar, Kim, créeme.

Kim:

- Laz, no resistas el mal. Estás en tu hogar, no existe Tierra, no existe Marte. Todo a tu alrededor es el Monte Olimpo. Vengo a traerte laureles.

Laz se encontró de frente a Kim y comprendió las cosas. Junto a ella estaba el grupo de soñadores silenciosos. A ellos sólo un cretino como Ortega y Gasset podría tacharles de Masa revoltosa. En sus ojos había una belleza infantil y un brillo de esperanza.

Afuera de la estación radial la gente funcional del mundo se agarraba la cabeza y salía corriendo de un lado para otro. Unos se golpeaban contra las paredes. Otros se suicidaban. Ninguno parecía tolerar la verdad de su alucinación. De repente el planeta azul se chamuscó en sus manos. No quedaba sino el árido polvo rojo soplando desnudo a la intemperie del frío.

Yo era testigo de todo esto en mi imponencia. Me levanté sobre ellos develando mi espíritu. Arropé La belle époque en el seno de la lava consumida en mi perpetuo soñar y al resto los dejé morir.


[1] LE BON, Gustave. (1983) Psicología de la multitud. Morata, Madrid.