Thursday, October 30, 2008

Sobre el estilo.

La fineza es al humor lo que el estilo a la escritura: censura eufemística.

Cuando alguien te dice: no importa lo que digas mientras lo digas bien, te está agarrando de las nalgas sin que te des cuentas. Lo importante es decirlo mal y lo más guarro posible para vomitarles la fiesta.

EZKIZOFRENIA ESKORBUTO


"LLevamos con nosotros
el engaño y la verdad
que vosotros, pobres ratas
ni siquiera os atreveis a imaginar"

Video de Anangeix A Kat.

Sunday, October 26, 2008

UPTI

En la noche, cuando todo es apacible, se escucha un rumor a lo lejos. Al principio creía que se trataba de la vibración de los aviones, pero con el pasar del tiempo aquel rumor, que era más como un rugir, se iba extendiendo, entrando a mi calavera y exasperando mi sueño hasta tempranas horas de la madrugada, cuando, finalmente, lograba cerrar los ojos bañando mis párpados de los prematuros rayos de sol. Siguió de esa manera por un período de meses desvelados en que el crujir del cielo yacía en mi lecho de muerte llamado cama arrebatándome el sueño y las ganas de seguir viviendo. A veces me asaltaba tan violentamente que me arrancaba literalmente del llamado lecho de muerte arrojándome en medio de la calle con los oídos sangrantes, llenos de lágrimas, rogando por un poco de silencio y tranquilidad a estas altas alturas del tiempo del sueño. En pijama, bajo el azul del cielo de madrugada, sintiendo el fresco del aire mecer el cabello, ella se me aparecía, su largo pelo negro sobre sus firmes y delicados hombros que eran movidos con ligereza por sus celestes pasos. La sonrisa ancha imponía una distancia imposible entre ambos mientras sus ojos se guardaban de ser groseros y aparecer al alba, esperando a desaparecer por fin toda y llevarme con ella, dejando un sólo cadáver enfermo padeciendo por su pérdida. Entonces era imposible volver a dormir habiéndolo soñado todo y sólo restaba arrojar los restos de lo que aún se acordaba haber tenido unos ojos para estar con ella en su ausencia. Le llamé la bruja y me mantuve en posición fetal a lo largo de cuatro años, esperando poder volver a nacer en su útero o ser abortado desde las entrañas de su ebriedad. El rugir se volvió la promesa del nacimiento de una criatura desagradable que aún se moldeaba en los miles de pensamientos a los que me sometía el mantener la cabeza gacha fija en los testículos. Aún no me sobreponía de mi insoportable letargo cuando empecé a sospechar que aquel rugido de la noche era un grito que tal vez estuviera en mi propio cuerpo expelido por el ano. Interesado por aquella nueva confirmación de mi ignorancia me inserté una vara metálica hasta untarla toda de mierda y sangre y una nueva sustancia que supongo se trataba de los restos de algún órgano interno atrofiado hace muchos años, quizás desde antes de haber sufrido mi primer nacimiento, en realidad una violación del infinito que alguna vez fui siendo nada. Con las manos de mis brazos que rodeaban mis piernas, en realidad mis rodillas, empecé a buscarle forma a aquella sustancia distinta a la mierda y a la sangre y no teniendo otro lugar donde meterla la inserté en el paladar y le llamé lengua. Era una lengua terriblemente inquieta que no se contenía de lamer la punta del pene cada vez que se le antojaba en el sentido gustoso de la palabra. Entonces el pene revivía y mirándome a los ojos con su único ojo me preguntaba entre lágrimas por ella, por la bruja, si acaso la recordaba. Ya mi memoria sólo se prestaba para el rugir que aún pudiendo ser interno provenía desde afuera, desde las primeras horas de la madrugada que en realidad parecen noche. Pensé que tal vez se tratara de la revelación de una criatura de cuatro dimensiones que sólo era perceptible para mí en cuanto sonido salido de la nada. En su brillante ausencia abrazaba aquella criatura que sólo comprendía como una desgracia. Mi cuerpo era una decadencia en ese entonces. Cada noche era levantado por un grito demoledor que me obligaba a recogerme como cuerpo e inventar palabras para exorcizar los sueños. Algunas veces salía a la calle, enloquecido, aún en pijama, con las lagañas en los ojos y le preguntaba a los porteros si acaso ese estruendo era posible que fuera originado por un avión, pero si no veía ninguno atravesando el cielo, en la distancia, a la búsqueda de nuevos destinos para ávidos viajeros que recostadas sus cabezas a los cómodos asientos dormitaban mientras perpetraban la blancura virginal de las nubes como intrépidas vergas aladas que surcaban el horizonte. El portero, un hombre adusto, me decía que él no escuchaba nada y a la final no estaba hablando con el portero sino era yo soñando con que él me dirigiera la palabra, pues no era la primera vez que me veía en este estado, y sólo me decía que él no escuchaba nada.

Hace un año, por esta época, cuando aún trabajaba en la videotienda, me levanté temprano en la mañana, y junto a este mismo hombre, vimos como la luna se teñía de rojo, vistiéndose como una ramera para sus fervientes admiradores, que la contemplaban en su hermosura barata, muerta colgada al cielo, la amada amiga hipócrita.

I don’t ever want to be alone
With all my darkest dreaming
Hold me close
The sky is breaking

Sunday, October 19, 2008

love after love

Love after Love
Derek Walcott


The time will come
when, with elation,
you will greet yourself arriving
at your own door, in your own mirror,
and each will smile at the other’s welcome,

and say, sit here. Eat.
You will love again the stranger who was your self.
Give wine. Give bread. Give back your heart
to itself, to the stranger who has loved you

all your life, whom you ignored
for another, who knows you by heart.
Take down the love letters from the bookshelf,

the photographs, the desperate notes,
peel your own image from the mirror.
Sit. Feast on your life.

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El amor después del amor. D.W

El tiempo llegará
cuando, con exaltación
te recibas a ti mismo llegando
en tu propia puerta, en tu propio espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro.

Y dirás, siéntate aquí. Come.
Volverás a amar de nuevo el extraño que fuiste tú
Dale vino. Dale pan. Devuélvele tu corazón
al mismo, al extraño que te ha amado

toda tu vida, a quién ignoraste
por otro, quién te conoce de corazón.
Arroja las cartas de amor de la biblioteca,

las fotografías, las notas desesperadas,
despoja tu propia imagen desde el espejo.
Siéntate. Agasájate en tu vida.

(Traducción de Luis Elvira C)

Tuesday, October 07, 2008

borroso

Soy hombre al fin al cabo por más que quiera ocultarlo. Los hombres somos grandes, peludos y feos. La mayoría, respondes. Sí, la mayoría, entre ellos yo. Tampoco puedo con tu mundo de fantasía y grandes idealizaciones. Hace mucho dejé de vivir para los ideales. Los hombres, nos parecemos más a Shrek que a Beckham. La mayoría, respondes. Es cierto. Desearía ser guapo y adinerado. Seguro que me ahorraría el costo de tener sentimientos. Tan económico como ellas te añoran: un tipo frío y duro. Los hombres, nos parecemos más a Shrek que a Beckham: eructamos y somos grotescos, grandes y ridículos. Beckham en cambio es el hombre modelo, atlético y perfecto. Hasta un pedo resulta una delicadeza de su parte, por mostrarse al fin al cabo humano.

El hardware es el software.

Te tengo una noticia.

Hay una chica que me ama tal como soy, es mi hija y es a ella a la que me aferro. Resulta obstinado oscurecer el panorama por una persona tan egoísta como tú.

Veo sus ojos negros abiertos a mitad de noche, ella mira a su padre en silencio, yo me caigo con el sueño y ella sigue despierta. Qué piensa, nadie sabe.