Thursday, January 26, 2006

Parque de Bolivar. 4

INTERIOR/MUSEO DE ANTIOQUIA/DÍA

Lain toma un ópera y Luis bebé un café negro. El informante Zero Abstract descubre unas fotos polaroid en la mesa de aluminio. Luis mira con desconfianza una familia lugareña. Lain se retira por un instante y Zero Abstract propinas unas breves indicaciones a Luis. Lain vuelve y Zero Abstact se despide áspero.

EXTERIOR/MERCADO POPULAR/DÍA/

Lain conduce con prisa, de la mano, a Luis que luce fatigado. Luis se detiene en una de las tiendas callejeras y compra cuatro bolitas de opio. Lain apura a Luis y mientrás éste es arrastrado por ella, se va restregando los dientes con los dedos. Al llegar a la entrada del café programado, pueden observar que se encuentra cerrado. Lain deja caer al asfalto el endeble cuerpo de un Luis deshecho.

EXTERIOR/PARQUE DE BOLIVAR/DÍA

Tríos de adolescentes gordas con pantalones apretados, blusas ombligueras y el mismo tatuaje tribal en el coxis pululan el lugar. Precarias alamedas atiborradas de sujetos con aíre malicioso, sentados en el borde de las húmedas bancas, trajes gastados y miradas de calumnia. En un costado de la plaza un grupo de vagos de todas las calañas contemplan sin asombro el espectáculo de un hombre que grita a todos vientos el final de estos tiempos. Su discurso en este contexto adquiere un sentido sobrecogedor del cual Luis no escapa. Empieza a asentir torpemente con la cabeza y decir con sigilo resguardado: este es el fin del mundo, de veras que lo es. Lain ignora su capricho. En la fuente, permanece un grupo de solitarios ancianos tristes que tras los rayos del sol pierden el brillo de sus claros ojos. Conforme avanzan camino al atrio de una catedral embrujecida, hordas de travestis y putas adolescentes van adueñándose del parque. Travestis culonas y pícaras que no se molestan en mirar tanto al muchacho como a la chica, marcados con similares tribales en las partes inferiores de sus espaldas cargadas de semen y deseo, keeps me get in down. Luis quiere seguir, sin más razón que la de su melancolía por los caminos del crimen, Lain lo detiene: nada hay acá, tal vez trampa de Zero Abstract, no puedo sino oler el sucio olor a traición, estamos pretty fucked up Luis, don't ya think? Luis considera que no hay mejor momento para ir por una soda. En el girón de la fuente se detienen. Una clásica cantina de los años 80's, fuente de soda. En la barra oscurecida, una fila de putas rubias se despavila, los clientes con cabeza gacha en su cerveza, levantan la cabeza al ver la figura de los dos jóvenes maricas. Dame una cerveza, Marge. Dice Lain. /elipsis/ En la juguería Condorito Lain pide una milkshake y Luis un ponche. Las putas con sus matronas descansan apaciblemente en el interior del sitio. Una familia de gente arruinada respira con dificultad el aíre contaminado que proviene de las resecas ramas de los árboles del parque. Lain empieza a sentir la paranoia y las prostitutas van despejando el lugar. Un chico con una herida similar a la de Luis les pide dinero. Se cansa de esperar una respuesta y parte mientrás se riega en madrazos. Luis ahora es primo de infamia con ese chico de la calle. Tres tristes adolescentes guarras se sientan en la acera de la calle y se quedan con cara de idiotas absortas en el panel de reflexión.

Saturday, January 21, 2006

Medellín. 3

Scratched en una mañana nueva, una ciudad apenas aparente. Las manos llenas de manchas de sangre y sólo pensar que los zapatos traídos no combinan con el traje. Lain ofrece el café y recuerda lo necesario que era prescindir del par con el fin de dar espacio al mini laboratorio de nano-armas biológicas. "Pero me veo ridículo"- Le replico. Se devuelve y se ríe: ay Luis, para verte ridículo sólo te bastas a tí mismo, no culpes unos pobres zapatos gastados de gamuza, ellos nada tienen que ver con tú ridiculez innata. Maricones se revolotean afuera y reclaman para sí mismos bananos y amores del trópico que nadie accede. "Cállense" - Grita Spider Lain. Estoy en el baño, concentrado en el mármol que falta para completar la serie de treces intercalados y empiezo a sentir ese ardor que viene desde la atmósfera silente. Como si de repente la cinta de la realidad empezara a crujir mientras quema los estratos más inconcientes de nuestro ser en medio de nuestras matrices más arraigadas. Lain llama a la puerta: estás bien artiste? Respondo: He sucumbido al buscar tu interior, como si estuviera inserto en una extraña Pscyence Fiction. Infinita tristeza inexplicable me tumba al suelo, sin oportunidad de esquivar el golpe. Lain me levanta, me da aire, los maricones que gritan en la calle, el sonido de las tablas de los chicos que practican el skateboarding, el olor a bazuco de los vagabundos. Braukunst se acerca, pregunta por nuestra situación y nos informa de la cita en el Museo de Antioquia. Una misión peligrosa pero compensatoria. No entiendo nada pero Lain me tranquiliza, pan comido, repite incontables veces. Lain se dispone a servirme de cicerone en una ciudad/provincia que se contrae en medio de la más horrible asfixia y contaminación. Atravesamos un par de cuadras en esa farsa de tres estaciones, pretenciosamente llamada Metro, no sin antes detenernos en los sensibleros murales "sociales" de Pedro Nel Gómez. Uno en especial provoca risa, en el cual se percibe la figura de un minero fortachón notablemente afectado hasta las lágrimas por el mal trato de sus jefes. La figura es caricaturesca hasta el absurdo, nos apretamos conjuntamente el pecho con Lain y dejamos saltar un estruendo que rayaba en el vómito de lo que recién presenciábamos pero no éramos capaces de retener en nuestro juicio. Antes de llegar al Museo, vemos que contamos con tiempo y nos sentamos a tomar un brandy en un viejo cafetín del centro. El cafetín está ocupado casi exclusivamente por viejos maricas, un par de maricones jóvenes que se arreglan apenas reconocen las sombras nuevas, una vieja obscena que acomoda sus tetas caídas y otra vieja amargada. La música de corazón no puede ser más apropiada, reconozco una de Leo Dan en el intervalo y los pasos tristes de la vieja caída en desgracia que aún se resiste y deja escapar una mirada de pura lascivia al cliente que va entrando al extraño cubículo de espejos roídos y depravados. "Puta sin resignación" Exclama Lain.

Wednesday, January 18, 2006

Medellín número 2

Domingo 8 - Viernes 13

AL llegar a casa desempacamos maleta y desarmamos a Lain. Lain se cubre de seda y ahora parece transformarse en una incesante araña voladora, desafiante, misteriosa y rutilante. Braukunst parece un poco decepcionado al encontrar sus típicas guaridas cerradas. El fisco se ha puesto más arrogante en estos días y las medidas extremas nunca dejan de ser oportunas en estos tiempos de escasez y carencia emocional. Nikka lía un cigarro y tal vez para distensionar el ambiente programa Beth Gibbons en el cd player. Paseo por el apartamento encontrándolo semejante al de Fernando en La virgen de los sicarios, en la adaptación por Barbet Schroeder al cine. Al igual que Alexis se me antoja arrojarme al suelo, pasar la tarde viendo cartoons por tele. Pero ya es de noche, todos andamos agotados, ebrios y paranoides. Pedimos chop suey para un mes y nos acostamos.

Saturday, January 14, 2006

Medellín

Domingo 8 - Viernes 13.

El día anterior Lain aparece en las wires: "Parto a Medellín mañana a primera hora". Lo más seguro, mientrás caía la lluvia sobre mi cabeza y por consiguiente se agravara más la gripe que la noche anterior me había desvelado, era que la siguiente sería una muy tediosa semana puesto que no creía reunir el dinero necesario para poder acompañarla.

Mi padre llama mientrás consumo café con leche en la tienda asquerosa. Puedes ir muchacho, me dice. Todo parece ir marchando lentamente. Una nueva conexión. Espero la respuesta de Lain. A veces se pierden las telecomunicaciones, pero siempre se renuevan tras unos minutos de matusalénica espera. "Está bien, puedes ir. Mañana a primera hora en Tequila Ice".

A las 8:10 de la mañana del Domingo vuelve a aparecer en las redes. Estoy atrasado y le pido algo más de tiempo. Lo otorga sin mucho entusiasmo. Voyageur. 8:20 de la mañana, por primera vez se puede apreciar la simpática figura de quien en tiempos anteriores hubiera pertenecido exclusivamente a las pantallas de juegos de video. Salta hacía mí con una doble patada mortal y le propongo recompensar el tiempo perdido en la cafetería de los reflejos en los cristales. Ella pide un café con leche y un pan de bono (las diosas también comen pan de bono), yo pido un tinto doble. En ese tiempo, mientrás yo me encuentro absorto con las pericias del Fresh Prince ella empaca sus armas en mi maletin de viejo beatnik trasnochado.

Tomamos un taxi hacia el norte. No demoramos mucho en llegar al viejo edificio de conspiraciones satelitales. Tocamos y una vieja bruja se acerca con los suministros. "Es hora de partir chaval" Exclama Lain antes de salir corriendo. La alcanzo antes de interceptar el automóvil. En el interior del coche VW se encuentran la hermana, Nikka, junto su esposo, Michéle Braukunst, el cual conduce.

Nikka hace el conteo de las armas y provisiones que trae Lain. Braukunst me inspecciona con su mirada rígida mientrás enciende un cigarrillo Laramie. "Cómo sé que no eres un soplón de la pasma". Le respondo sin titubeo: carezco un síndrome de desconfianza inmediata que provoca que ningún Poli crea una palabra de lo que digo. Nikka sonríe. "Deja al crio tranquilo, si lo trae Lain no causará mayor problema".

El pequeño VW no parece poseer la potencia suficiente a la que el inclemente Braukunst lo somete. Los demás carros tragan el polvo de nuestra estampida salvaje mientrás se vuelven diminutos a la distancia que les sometemos. Volamos a través de los baches del Magdalena Medio, el olor a gasolina lo es todo, Lain sale por una ventana y le apunta el dedo corazón a una vieja primitiva que suelta temblorosa el rosario que hace poco sostenía. Bad boys. El sol sobre nuestras cabezas, jazz bebop a todo volumen haciendo de los kilómetros cosa del pasado. Una ardiente botella de tequila circulando el interior del endiablado coche. Lentes oscuros que aplastan el imponente sol de la tarde. Una carretera eterna que aparece y desaparece en los paisajes de selva ardiente en cuartos oscuros de filminas quemadas.

A las 6 de la tarde el sol muere y la ciudad desbarrancadero nace. A través de un extremo de la carretera, en cercanías a la comuna nororiental, puedo observar la figura prepotente y morena de un chico al que le llaman Rodrigo D. No Futuro. "Oye Brau... para el coche un momento". Me acerco a su miseria, le pateo las bolas, le abofeteo su estúpido rostro, escupo sobre él y recuerdo que en algún instante poco cierto D. No Futuro se llamó toda una furia, un desencanto manchado, una no-salida: D. No Futuro se llamó un pelaíto que no duró nada pero sigue latiendo y expeliendo un olor amargo a quien pasa por sus costados.

Saturday, January 07, 2006

Viernes, 25 de noviembre. Conoces el crystal?

La luz escarlata invade el espacio rojo de la habitación. El labial es todo y algunas latas de cerveza arrojadas al rincón sudeste del cuarto. Un espectro pálido aparece en el paisaje. Se trata de un escuálido hombre sin camisa y pelo enredado. Se asoma a una incierta ventana y percibe el aroma del alba renacido. Se observa que la flácidez le invade todo su ser como si un peso interno le aprisionara la conciencia. Se arroja de nuevo al cuarto. No le ves pero sientes que llora. Un llanto aún más fuerte tal vez por su impulso violentamente retenido. Es el día de un hombre joven triste que amanece en el horizonte de una ciudad indiferente. "Lo que realmente me conmovia en esa mañana" - confesaría dos horas más tarde en el desayuno " fue la certeza de saber que esa estrella del alba ya no iba a significar lo mismo en las mañanas que venían". Al tomar el bus sentía una rabia interior, un desprecio generalizado, aún sin explicar las fuentes de su propio oprobio. Si alguien volteaba a verlo sentía que debía estar más pálido y demacrado que de costumbre. Los audífonos servían para aislarlo de los estúpidos ruidos habituales de la mañana. Aún quería sentirse aislado del estúpido ruido no sonoro de la vida que transcurría por los cristales del bus en que iba. "No iba en un bus de personas, se lo puedo asegurar, iba en un móvil de zombies". En la Universidad no encuentra a nadie más que los habituales adictos que deambulan por los callejones buscando amigotes, compinches y alcahuetes que puedan acolitar su jornada habitual de destrozar sus hígados. En Oma se siente frío y vulnerable. Llega tarde a la proyección de los trabajos finales. Al llegar no tiene sino ansias de vomitar su miserable punzada en el corazón. Nadie entiende, nadie realmente puede entender qué es lo que significa querer a veces ir por el camino de los buenos sentimientos aunque esto implique arruinar los sentimientos de otros. Frases de cajón? Te parecen frases de cajón mis miedos? Qué soy yo más que la ruina de una frase de cajón? Y mi tristeza.. a qué orden pertenece? Es real? Es sincera? Wandering Star. Luis exclama duro para que todo el salón escuche: quiero que Cermeño vea el corto. Se sienta en la primera silla que ve y resulta próxima a las sillas de las chicas lindas. Ellas lo voltean a ver con intriga, él esquiva esos estúpidos ojos fálicos. Se vuelve a proyectar el corto de Luis. Se piden opiniones del corto, él no da ninguna. Luego se proyecta R-ojo. Esta vez, en una pantalla más grande, puede contar los innumerable horrores que se produjeron y siente pena por el falso gusto y consentimiento de los otros. Paola se ve muy contenta y satisfecha con el producto final, él se siente distante (del sentimiento) de su amiga. Sale temprano del salón oval para asistir puntual a la cita con su mala amiga. Llovizna, el día se ha puesto tan gris como su semblante. Siente la humedad como un fresco alivio en sus resecos labios. Su mala amiga tarda en llegar como es de costumbre. "Si por lo menos fuera linda, la espera valdría la pena" Encuentra de nuevo a Paola. Paola está con el grupo de Topo. El grupo de Topo quiere festejar la buena nota y el final de semestre. Él promete acompañarlas más tarde. Buscan un sitio pero todo está colmado. Deambulan tontamente un buen rato. La mala amiga llega. Él la introduce con Paola. La mala amiga es mala persona y es mala mirada. Paola se aburre después de un tiempo y no demora en contactar un viejo amigo para esquivar el mal ambiente de la mala amiga. Libby aparece. Espera a otro amigo. Esperan en comunión. Él confiesa que esquiva a Jay. Jay no tarda en aparecer. Él promete acompañarlo más tarde. "Más tarde era la expresión de hastío en ese instante". Jay se pierde en la penumbra del sol de 4 de la tarde junto a Libby. Jay vuelve y él lo introduce con la mala amiga. Sabe, por malicia, que los dos están hechos de la misma materia. Como era de esperarse, la mala amiga se siente atraída por Jay. Él se siente satisfecho de su pronóstico. De la improbabilidad aparece la hechizada figura de Linda Lee. Está deshecha. Cree que su semestre se ha ido a la cloaca. Ni siquiera le dirige la palabra a él. Él ahora siente que sobra, más que de costumbre, estorba, fastidia. Lain tarda 12 minutos en dirigirle la mirada. Su comentario provoca mayor rechazo en ella y puede ver cómo se desvanece en su desprecio. "Sólo quería darle a entender que estaba con ella.... nada más tonto, siempre estamos solos" Le gritan desde un coche. Él no escucha. La mala amiga lo empuja con el firme propósito de hacerlo ver en ridículo. Él acude al llamado no sin antes hacerle entender con la mirada a la mala amiga, Angela, que le disgusta sobremanera sus modos bruscos. Sabe que Angela no interpreta esa mirada como él desea y se va cabizbajo a atender sus negocios. Parten hacía el crepúsculo de la derrota cantada de Lain y él permanece en un reverente silencio ya entendido que sus palabras no agregan más que repugnancia a los oídos de Santa Lain. Llegan hasta La Macarena. Al entrar se percata de la existencia de dos chicas hermosas que toman cerveza y esperan plan para la noche. Sabe que son hermosas a priori, no insiste en comprobarlo y no se atreve a mirarlas. Sabe que una mirada puede ser una cachetada al ego maltratado de ella. No quiere maltratar más lo que ya deshecho anda. Quiere matar a todas las chicas lindas, quiere matar a todos los profesores que la han jodido, quiere patear a sus amigos traidores, quiere haber estado en ese momento con ella, levantarse y decirles a todos esos gilipollas "este es el momento en que ustedes pueden aplastar a alguien grande, porque saben que no son nada al lado de ella, ella que es genial a pesar de ustedes, ella que les recuerda lo poco a lo que han llegado en su vida: expriman este instante en todo su esplendor, pues otro grande como ella jamás surgirá en sus precarias vidas" La perra de su mala amiga asume la pose de estar más allá del bien y del mal. Ahora dice que "lo académico" poco vale.. ella que lloraba ante un tres, ella que trasnochaba por el reconocimiento de su patético decano alemán, ella que lloró ante las envenenadas palabras de él cuando un día despectivamente dejó caer El Anti-edipo en la mesa y le sentenció: jamás esas guías que te devoras como mandamientos sagrados te harán entender las palabras escritas en este libro. Ahora ella quería aparentar una desfachatez aparente en el verdadero dolor de Linda Lee. Pero las palabras de él no eran bien recibidas y en silencio quería matar a todas las pequeñas cosas que infligieron dolor a lo que más amaba. La mala amiga finalmente parte, aparentando tener mejores cosas que hacer. Los dos que quedan saben que realmente no va a ningún lado. Los dos que quedan se abrazan un rato y escuchan en silencio el cd de Joy Division que recién acababa de quemar él para ella. Al oscurecer bajan a inmediaciones de la Universidad. Buscan algo qué comer. Él sale y acuerda una cita para el día siguiente. Al volver encuentra a Leo junto al chico que a todas las chicas encanta con su aspecto de idiota. Leo le informa que Jay está adentro. No demora Jay en salir y saludar. Entran finalmente al sitio. Está Paola algo ebria junto a su viejo amigo, algunas muchachas, algunas conocidas por miradas, otras desconocidas enteramente, está el profesor junto a una linda pretendiente, Leo y Jay. Jay le habla sin motivo alguno del Dow Jones a Lee. Leo confiesa que jamás se sintió tan a gusto con un hombre tan femenino como él, él que se sabe las canciones de Britney Spears, él que puede hablar jocosamente del mal gusto de sus amigos para vestir y peinar, él que está al límite de un implante de senos. Lee se aburre pronto y le pide largarse pronto. Ella trata de acordar alguna cita con alguna amiga, es necesario para ella recobrar un poco de aliento con alguna vieja amiga y él no parece ser para nada alguna vieja amiga. Ninguna de las viejas amigas aparece y ella decae silenciosamente. Intentan devolverse pronto a casa. Finalmente la convence de estar junto a él otro rato. Se devuelven por un oscuro paisaje que le hace sentir estar en el fondo de otra ciudad que se mueve a otro ritmo. Diminutas gotas recorren los cuerpos de la pareja. Ella busca los techos. Al bajar por la misma calle interceptan al Wintermute. Él grita entusiasmado: Winter. Un muchacho de cabeza rapada se devuelve junto a su pareja, protegidos de la llovizna por una oscura sombrilla. Entablan una conversación breve y concisa debido al clima y al horario de los cinemas. La pareja en sombrilla sigue su rumbo, la pareja sin sombrilla se da cuenta que no tiene rumbo en Night City. Terminan en Corner. Se hacen en una esquina. Piden mucha música de New Order para percatarse de la poca música que en el bar tienen de New Order. Entrada la noche unos niños bonitos se sientan en la mesa de atrás. Él se da cuenta del buen dinero con el que cuentan y por un momento tiene el impulso de mancharse la conciencia. Al parecer ellos se dan cuenta. Lee va al baño y los niños bonitos dirigen la conversación hacía la presencia de Kerberos. Empiezan a discutir sobre la desconfianza que les generan los punks. Kerberos se retuerce: "estos chicos desconocen que no soy un punk al igual que ignoran que Tool no es una banda de punks. Tampoco saben que si fuera realmente un punk ya su dinero no reposaría en sus bolsillos y seguramente su belleza tampoco en sus rostros". Kerberos permanece en silencio temblando de odio. Ahora los lindos se percatan de la herida que marca el rostro de Kerberos. Empiezan a comentar odiosamente la película de Brian de Palma, Scarface. Antes se hubiera sentido elogiado ante la comparación, ahora se siente denigrado. Por qué es que la gente se siente con el derecho de salar las heridas? Qué es lo que hace que ellos se sientan tan lejos de él como para burlarse no estando sino a una sola gota de que la locura desborde del corazón de Kerberos y termine volviéndolos uno como él. Lee vuelve y Kerberos deja de lado el horror que recorrió su alma unos segundos antes. La noche se vuelve más negra. En un bar extraño terminan rodeados de hip hoppers. Bailan un rato y se pierden en los ritmos de canciones familiares a la radio. Lain se ofrece dejar a la señorita Kerberos en el bus. Ella se pierde en el corazón de Night City. Se encuentra con una vieja profesora, la saluda desde la distancia y sigue. Cae agotada en una silla de una tienda de mala muerte. La bruja que atiende la espanta groseramente. Él hubiera deseado estar en ese momento para matar la grotesca vieja. En el camino ella se encuentra con un gordo estúpido y canalla care culo. Él hubiera deseado estar en ese momento para escupirlo y matarlo. Ella llega adolorida y triste a su casa. Él hubiera deseado con todo su corazón estar junto a ella, pero ya estaba muy lejos.

Monday, January 02, 2006

Miércoles, 23 de Noviembre.

Si el tiempo concediera el instante en que el abejorro se contrajo, tal vez, sin más tapujos que el que ofrece el orden de un discurso que se destroza a sí mismo, cuántas veces se tiene la ocasión de llorar a uno mismo, te preguntamos. Y tal vez tu respuesta no exista. Conecté mi cabeza a un licuador de sentidos, luces de carencia, para a l e l o. Tu intervención en ella. Laura me reclama una vieja añoranza de palabras en el televisor de la plaza intermitente de las flores marchitas. Y era cháchara y basura para su mejor amiga que ahora refulgía en sendas noches de negación a sí misma. Pero siempre había sido lo mismo, sólo que señorita Luis no lo reconocía en ese momento de luces halógenas en la ciudad derrotada de un abismo que era él en esa racha. Si esa pantalla revelaba costas de confort asegurado, se estropeaba la nariz en noches que parecía morir sin retener distancias. Qué otra cosa no fuera la muerte a Marilyn si no la sonrisa negada por el moreno Salinas? Cada puta en esa zona sabía cuidar su culo a su manera. Pero las letras llegaron a Laura como un estallido inesperado de ser en sí misma sin preparación para la pequeña muerte que le depararía en Bahía Cochinos esa tarde. El sol era rojo en los ojos de un muchacho algo pervertido que se hacía diversión en la maña de molestar a las turistas italianas. No existía el momento más propicio para tomar sus cosas y largarse pero ebrio de licor y desamor Laura había procurado por continuar el paso de las horas. Alguien descubrió su mirada muerta y lo delató a las autoridades impertinentes. El profundo frío de Chapinero no demoró en cubrirle su rostro y el sudor de ansiedad penosa empezó a descubrir su vieja piel tras la máscara. Te veo enfermo, le replicó la profesora. Su color no era distinto al color de un viejo mármol de baño público. Llamó por su teléfono móvil a Luis, terminaron por beber un barato ginebra en un oscuro y sórdido bar de metal. Marilyn encaprichaba a los habitantes de paso con sus fragancias a paisajes exóticos de una sensualidad socarrona. Quién daba razón ahora del vuelo de ese abejorro atormentado que ahora se escondía en las sonrisas de mujeres pendencieras que abrumaban las tardes de vaho ilusionista y actos de drama desmedidos? El sobre la cabeza de los normales, el sol sobre las noches, el sol sobre el recuerdo que mataba en vida las mejores ideas de Laura. De nuevo en una situación de emergencia. La Calva adhiere un poco en el ritmo de las horas. -Nada que aprendes. De ese modo su mejor amiga desatendió el asunto al llamado de las ninfas. La luz quemaba en hordas de infección la retina letrada de Laura. Madame Luis desaparecía al instante en que el temor parecía llamarlo por su nombre. El doctor Injerto se divertía a expensas de la historia clínica. Hola, mi amor, acá estoy... Hola!. Siempre se enfrascó en el cristal húmedo de los años. Y llevábamos miles de años consumiendo sustancias tóxicas y follándonos en comunión. Ten en cuenta que yo estaba allí. Pero de allí nadie salió cuerdo. Ten en la cuenta de mis días mi estancia en la comunión perpetua del sexo que me negaba. Los ojos que eran para ver también sirvieron como agujeros en los casos explícitamente necesarios en que no entendíamos la razón de la dirección en que se encaminaba su objeto grosero. Me parece recordar de nuevo los años de cocaína, ron y coca cola, las 4 amigas coordenadas y el vecindario de los muertos. Sabes? No fueron años en que sintiera haber sido humano. Era como una gran roca que aspiraba y sentía hambre, el más puro deseo de consumir y ser consumido. Y mi consumidor se llamaba Arwe. Y mi distribuidor se llamaba Arwe. En los momentos más patéticos usabamos grandes lentes de sol para disimular las ojeras que delataban la vulgar apetencia por la sustancia. Donde el mar reposaba nosotros parecíamos desafiar los límites del ensueño y descubríamos nuevos parajes, nuevos modos de comunicación y entonces empezaba a experimentar viejos recuerdos de telepatía perpendicular. Recuerdo también haber sido rebautizado por las chicas que jamás estuvieron: me decían El Diablo. Entre ellas Marilyn era la más atrevida. Posaba su lengua ardiente en mi trasero cada vez que no la dejara llorar a la sombra de un mal amor no correspondido. Laura era la más introspectiva. Finalmente todos descubrimos que carecía de sexo. Nada más cercano a un angel había visto en vida. Un angel que rogaba por su corrupción y aniquilación entera: una bomba antimateria para mí como cena, por favor. Su mejor amiga era la chica de los ojos carmelí y la sonrisa estropeada. Ella era el paraíso perdido. Mi mayor pecado fue haber entrado a su órbita sin previsión alguna de su muerte interna. La señorita Luis soñaba con hacer cine para gente desfavorecida, es decir, para sí misma. Su mayor falacia consistía en creer que no era una chica y pasar su homosexualidad de manera descarada y grotesca sin un tinte de maquillaje. Yo no era la quinta, sólo desaparecía y aparecía según conveniencia. Yo no tenía nombre ni manera de hacerme llamar. Nunca supieron de mi existencia de no ser por los malos sueños que les levantaba mojadas en sudor, lágrimas y excitación. Alguna vez me rebautizaron El Diablo pero tampoco de ello tenían idea las 4 amigas. Soy culpable y pregunto por la suerte del abejorro. La suerte en el tiempo que hubo de transcurrir entre el momento que lo creé y el instante en que se perdió de mi ficción.