Wednesday, May 28, 2008

Fronteras

Cruzo la frontera. El borde que debí cruzar. Algo me atraía a ese terreno desierto. Una risa obsesiva y demencial que colmaba de vaho los cristales en el frío. Era un anciano vagabundo de sucias barbas grises que me señalaba a través de su roído guante y me decía: no eres el futuro, amigo. Yo empiezo a golpear el teclado con los puños cerrados y las teclas se van desparramando como un desastre ínfimo. La carne en el fregadero se va pudriendo y su olor me penetra hasta la llamada boca del estómago, es decir, la segunda boca, y me dispara la náusea hacia el jardin; allí me encuentro expulsando ese líquido viscoso gris de mi barriga y las ... se tapan el rostro y las naves me muerden el culo y los cortes axiales de las tinieblas me penetran el cerebro hasta exprimirlo lleno de sangre podrida. Lo que busco es una inyección que despierte mi función moderadora de sentimientos. Le arruino el refugio a Eribio Gusto y le reclamo mi dosis. Allí, en estos laboratorios clandestinos vimos nacer a Reiner, la hermosa chica que se derretía hasta los zapatos como un ensueño de mercurio. Voy colgado inmerso en los sueños contrabandeados al país de los que están en coma en medio de un escampado cuyo homicida estigma le da el carácter de una zona infestada de radioactividad. Allí, al frente del centro de salud, espero mi dosis de meticocaetileno, al acecho de todas las escurridizas criaturas que crepitan los muros de contención. Yo tuve una representación de la lengua de una separación en el desgarre de un tejido muerto. Alguna mierda se tiene que inventar mientras el reloj marca los minutos muertos. Me invento un amigo imaginario. No soy yo, ni siquiera es lo que quisiera ser; ni siquiera es él quien quisiera que yo inventara o fuera inventado. El miedo siempre se desarrolla de una manera superficial. Él responde el inmenso suspensivo desplegado en mis sueños con sus propias pesadillas; así mismo despliega un abismo entre los posibles destinos del sueño con su manera de encubrirse tras mi fracaso lingüístico. Ahora es como si la cabeza se retorciera de una manera antianimal, antihumana, y se fijara en esos paisajes limpios en que la niñez asomaba tras la sonrisa de una mujer que sabe te abandonará a los pocos días. Yo voy andando por las calles escupiendo y cayendo como un perro en sus últimas que es azotado por la sarna ontológica de los sueños invasivos en las arterias negras de lo que pudimos haber desarrollado en otro tiempo de nuestras apegadas vidas. Un punzón agudo se fija en el tejido blando de mis ojos a sabiendas de que allí fastidiara lo suficiente para hacerme temblar, pero nada es tan terrible como para querer explotar la cabeza con dinamita, a la manera de Pierrot el loco, o la hay y tendríamos que estar sencillamente locos para entender que vivir es suficiente para explotar la cabeza llena de dinamita sus costados. Un olor a mierda me despierta de mi leve letargo que es de una vida. Ahora grandes cantidades de mierda me caen a la cabeza y me mancillan la palabra, la voz, la intención de querer decir algo que se separe y olvide de todos estos grandes montones de mierda que van cayendo y me llegan hasta los hombros y cada vez con más facilidad me alborotan de manera que pierdo el habla, hasta que soy obligado a devorar esta mierda para tener que respirar y encontrar una salida que se olvide de toda esta mierda llegando hasta el cielo. Dos grandes tubos me ahogan en la mierda y yo desnudo y desesperado, llorando y rogando, pierdo la sensación de tener que expresar palabras y tener que decir muchas cosas que no sean un rogar por ser separado de estas montañas de mierda que me vencen mientras me aplastan con arrogancia en su impregnante olor a barrigas satisfechas y otras tristes que sin embargo se alimentan y hacen un proceso de digestión. Así que la mierda sólo llega hasta la altura de la boca y no muero, sencillamente poco puedo hablar, ¿cierto?, poco que decir. La mierda además es graciosamente maleable y permite algún movimiento en el cuerpo así que presa del aburrimiento y el asco siento que la verga se me ha parado y, erecta y decidida como la verga de un mongólico, me hace algún placer toda esta textura, me palpo la verga y la agito entre los montículos de mierda y sueño con estar en el recto de alguna modelo europea. Por qué no tengo cuerpo si cuerpo es lo que soy? Por qué la percepción de la realidad depende de nuestros sentimientos encarcelados en estos agonizantes cuerpos que se afligen en el no reconocimiento de los otros cuerpos? Ningún ser humano es igual a otro y nosotros no somos seres humanos, exploramos a tientas el universo de lo no real. Tengo tanta dificultad en respirar y creer que estoy vivo. Una máquina estropeada de café está más viva que yo. Quisiera haberle dado un uso más responsable a estos tejidos que para algo deben servir, cierto? o si no por què no los amputamos, verdad? por qué cargamos con tanto desperdicio como una casa abandonada a su propia suerte. Y nuestros penes están enfermos. Mira que mi cuerpo empezó a hablar y contó su propia versión de los hechos, en su lenguaje tan particular que nadie entendió y fue destinado a su propia suerte. Mira que mis lágrimas encontraron otra vía de escape y resulta que no pude llorar. Sí; folla, fornica como un cosaco, folla, fornica; fornicación es la mano en el ojo obligando a que sueltes la lágrima cuando todo tú estás tan seco y podrido que no podrías reconocerte. Ahora cruzaré otra frontera, volveré a ella con un visado particular, un seguro clínico que es como una garantía de que no te joderán si no te meten algo en la picha primero, esta vez al verdadero reino, la verdadera gracia, lo que se concede cuando uno quiere cerrar los ojos y totiar la cabeza como si estuviera dando puños a una botella verde. Y en el reino del país del coma te escribiré, te recordaré que allí también puse mi banderilla de fracaso y omniimpotencia para que la tuya aquel día no caiga sola. Soy tu arcángel y tú intercerderás por mí mientras ella indiferente piensa en la manera cortés de deshacerte de ti por ir tras la búsqueda de una portentosa polla porteña y tú en sus ojos encuentras el amor que yo sentí por ella y sientes que el círculo se ha llenado de una manera horrenda mientras con el pasar de las horas te das cuenta que tu boca se encuentra con la de ella como dos tubos de succión que por accidente se sincronizan y empatan una terrible máquina que funcionará de una manera nunca programada en las tuberías del cielo gris. Mira que el cuerpo tendrá la última palabra y nuestra respuesta será la misma; llenar el cuerpo de tierra mientras se apuesta por una memoria y una bondad que haga justicia con su propia mal lograda vida de boca-culo-ojos. De la isla de las quimeras brotó un pintor cuyo mérito era arrancarle los ojos a los espectadores de sus cuadros.

Friday, May 23, 2008

si el universo se expande por qué no ha de ensancharse mi pecho y mi corazón?

Hoy es viernes y me he quedado dormido en el bus aún no son las 3. La idea de tener un diario es atractiva siempre se tenga una vida con que llenar. Me he levantado tarde y mal. Aún siento que no he descansado pero ya la cama me estaba echando a gritos, como un perro callejero. Me baño, me restriego las pelotas, me enjabono el trasero, dejo caer el chorro en mi cabeza; esto me conforta y trato de prolongarlo; es agradable el agua caliente sobre el cuerpo, sobre la cabeza, sobre la cara; brinda una sensación de bienestar y seguridad que emana de su cándido vapor sobre la aspereza de una piel mal nutrida. Me cepillo los dientes; un gran placer cepillarse y creer que en el acto se estrenan nuevos dientes: la verdad es que el mugre sigue, no se desaparece, la caries se alimenta, la placa bacteriana perdura. Reparo unos segundos de más sobre el espejo. Veo a aquel caballero de ojos tristes, con una figura lamentable y una expresión que provoca burla. No dije figura triste porque no soy el Quijote y de alguna manera siempre me he identificado más con el noble gordo y enano del Sancho Panza. También tengo complejo de gordura y de enanura. No he perdido mi sentido de realidad. Sé que mi estatura está bien, en ocasiones soy alto, en ocasiones tengo buena estatura; sé que mi peso está mal, que estoy muy delgado, que me dan pena mis brazos de alas de pollo. Pero en lo que los sicólogos actuales llaman la autoimagen soy un hombre gordo y enano. Quisiera ser exhuberante y lucir una gordura imponente, llegar a un sitio y ser de esas personas que todo el mundo dice: éste va a acabar con el menú. En cambio inspiro pena y asco; mi delgadez extrema me tiene en vilo. Desearía ser enano y que los niños me tendieran su mano exclamando sorprendidos a sus madres: pero qué hombre tan pequeño, si hasta yo lo supero en estatura. Y yo le miraría directo a los ojos con qué rabia pero ni siquiera podría alcanzar con mis brazos a la corona de su cabeza. Recuerdo que cuando pequeño vi por el barrio polo a aquel actor que personificaba a Max en el seriado Te quiero Pecas. Emocionado se lo señalé a mi madre y ella me dijo, como lo más natural del mundo, pues vaya y pídale un autógrafo. Salí corriendo excitado, con bolígrafo en mano y papel. Le tendí la mano y él me miró con asco. Al ver que no sería correspondido le pedí el favor de que me firmara el autógrafo. En ese momento se puso sus gafas oscuras y subió su mirada hacia su acompañante. En ese momento me percaté que era el "gringo", también de la misma serie, que ahora si mal no recuerdo está protagonizando una novela, también haciendo de gringo. A mí no me causó ningún interés aquel actor y traté de insistir en el pequeño Mac pero aquel, como ofendido por un agravio, siguió su camino parado muy erguido y orgulloso, sin reparar en mí. Me sentí tan miserable y triste que quise tenderme en el suelo a llorar pero mi mamá sólo acertó en decir que se trataba de un enano muy creído. Allí pensé que de quedarme enano sería un enano muy gentil y sería feliz autografiando a pequeños como yo, que ya a mi edad superaba con creces la estatura del actor. Sin embargo, al ser dos años mayor que mi hermana, me aterrorizaba el hecho de que ella, casi en secreto, pues aquello se volvió casi un tabú en casa, me superara por poco la estatura. Siempre asimilé que todos los defectos del mundo iban a parar en mí por el simple acto de reparar en ellos. Como cuando muy pequeños me mandaron a la tienda y en ella se encontraba un hombre ebrio y desagradable, gritando y apostando al dominó; reparé en su horrible rostro, su párpado cayendo infamemente sobre uno de sus ojos y él, tan miserable en su aspecto, no hacía sino gritar y vociferar con alguna esperanza de ganar, pues siempre perdía. A los pocos días me veía al espejo y veía que tenía el párpado caído en el mismo ojo que el de aquel horrible hombre. Lo asimilé como un castigo; aquel sería mi castigo: siempre que juzgara la fealdad de los otros aquella fealdad se posaría en mí de manera que jamás podría entrar a juzgar si un hombre era horrible pues estaría negando mi propia apariencia. Súbitamente sentí una gran congoja al pensar en el futuro de la humanidad cuando el agua escasease. Aquello que me llenaba de gran alivio no podría extenderse demasiado puesto que pronto nuestras gargantas arderán en sed y nuestros cerebros resecos en su propio sudor enloquecerán. Sentí una gran tristeza por mi hija y de verdad que aspiré la mejor suerte a aquellas invaluables expediciones que se han emprendido en busca del menospreciado líquido. Alguna vez el Aszeta me contó del problema del agua mientras nos embriagábamos en chapinero; yo, presa del espanto y la angustia, le conté a la madre de mi hija mis inquietudes, pues en aquella época aún vivíamos juntos, pero para ella no era sino un pretexto más para soltar la lágrima, una manera más de sufrir por algo "sin importancia" aún cuando era de importancia vital para las expectativas de la humanidad y sobre todo de mi hija y qué sería de sus hijos si los tuviera, cómo sufrirían los pobres, así que, la solución, hija, si te amas y amas la humanidad, no te procrees; se lo dije suavemente, soltándole todo el tufo etílico, a sus nuevecitos oídos, tan bella ella, como duerme, indiferente a la mierda del mundo, sus sueños, qué serán y recuerdo aquella canción de barenaked ladies que bailábamos juntos: when you dream, what do you dream about. Desayuno caldo de papa con pan. Mi mamá me pregunta si quiero mantequilla y le respondo que no. Encuentro accidentalmente la mantequilla a mi lado y pienso por qué no, así que unto un poco de mantequilla en el pan que imperceptiblemente se iba desintegrando de mis manos, cayendo al antebrazo. El periódico está allí abierto de patas como una prostituta indiferente. Leo las noticias sin mucho interés, es como si comprendiera todo, como si no fuera necesario leer el contenido y ya saber recibir los mensajes entrelineas brutalmente. Como una noticia aparece en la primera página que pronto se estrenarán nuevos capítulos de los simpsons y pienso en todo lo idiota y banal que es el periódico. Paso a la parte de cultura porque a veces salen datos interesantes, sin que por ello sean bien tratados o por lo menos dignamente tratados. Allí veo que en la segunda página hay una reproducción-obra de Beatriz Gonzáles y entiendo que es muy buena cosa. La artista ha sabido valerse del medio popular del periódico para manifestar a través de una austera serie de imágenes repetidas su posición sobre la constante e indolora manera en que la injusticia es re-presentada en el país aludiendo directamente a la imagen de una emprendedora mujer que luchaba por los derechos de su comunidad y fue asesinada impunemente por los paramilitares sin que aquello causara mayor traumatismo en la conciencia de la gente-consumidora de horror y olvido. Le muestro emocionado la imagen a mi madre, quien dice que también la había visto y le había parecido hermosa, que deseaba calcarla para hacer diseños en pirograbado, pero que consultada la opinión de otros miembros de la familia les había parecido un motivo feo y sin gracia. Mi mamá no había leído la noticia ni la explicación de la imagen por lo que pronto supe, así que al contarle sobre lo que versaba y la importancia de la imagen, el renombre de la artista, la denuncia en el trasfondo le resultó más llamativa diciéndome que la guardaría entonces, le dije que de no hacerlo ella la cogería para mí. Esto me hizo pensar en lo que se critica actualmente del arte contemporáneo que se escuda en el discurso y no en la obra misma. Para mi madre la imagen había resultado bonita per-se. Evidentemente la belleza no es el criterio exclusivo de la valoración de la obra, mas, aún sin el discurso, puede el arte cautivar todavía por medio de otros recursos, tales como la provocación, la extrañeza, el cacheteo? Tal vez se diga que es ingenuo y ridículo criticar una obra sencillamente porque me parece bonita, yo aprecio sobremanera que se dirija sin miramientos a un público indefinido y logre cautivar por su propia cuenta. Igual, le dije a mi madre que tenía ojo de artista por haber sabido identificar la belleza en algo que a la mayoría no le parecía atractivo por sí y tuvieran que ir al contexto para entender: de alguna manera sentía que yo entraba en este grupo, pues había leído primero su justificación y luego la había visto ya predispuesto. Siempre he lamentado no haber heredado ese talento natural en ella de dar rienda suelta a su creatividad a través de las manos, haciendo cosas, inventando con materiales, con texturas, creyendo apasionadamente cada vez en la bondad de una nueva técnica. Y, a la par con ese talento, esa capacidad de observación y reconocimiento de lo interesante visualmente. Amanezco con unas ganas irresistibles de escuchar "Sparring Partner" de Paolo Conte, aquella hermosa canción que hace parte del soundtrack de la película 5x2 de Ozon. La crítica se cagó en esta película y dijo: ah bonito experimento formal. A mí me afectó mucho, sobre todo el tema de la película, lo podridas que están las relaciones. Vimos esta película con Kira con nuestro matrimonio ya en crisis. Fue tan triste. Así como existen películas que dan feliz bienvenida a las relaciones también parecen haber unas que se vuelven las películas de la relación pero ya en su muerte, en sus últimos días: la película del fin por decir algo. Uno se sigue riendo pero sabe que ya uno está muerto. La operación que me harán en 8 días no será más que la manipulación de un cadáver, suena ilegal, pero resulta que es con el consentimiento del muerto, hoy viernes firmé mi consentimiento. A pesar de toda esa amargura que me iba embargando encontré colores en la conversación con una buena amiga que he hecho en estos días pero a la cual ya le manifesté mi pesar al temer que sea sólo amistad de una semana y el resto de los días ya todo se desvanezca en la bruma de lo desplomado. No entiendo por qué las cosas siempre se entierran en el lodo y uno sólo puede respirar de la humedad de la muerte. Despierto y no son las 3 aún.

Wednesday, May 14, 2008

hija, acaso le metiste un poco de heroína a mi marihuana?



Voy manejando por la carretera vacía que bordea la ciudad. El cielo empieza a adquirir ese tono azuloso oscuro que anuncia un amanecer soleado y benigno en todo caso. La estrella de la mañana ya hace su magistral aparición, justo en el campo de visión al cielo que me permite el marco del vehículo. Atrás está Karlo durmiendo la borrachera pero yo siento deseos de tomar otra cerveza. En el discman del carro suena shadow of the sun de audioslave. Canto de vez en cuando: i can tell you why people die alone!! pegándole al volante con una furia disparada. Mi deseo añora esas escenas de película americana en que una bella autostopista hippie detiene el carro y dice algo como echa a volar la fiesta maestre. Nos detendríamos un instante, justo en medio del desierto de Los Ángeles, yo la besaría apasionadamente, el frío de la mañana cada vez se aplacaría con el incesante rayo del sol, le levantaría su vestido de verano y le metería mi verga a su ardiente coño. Los dos sudaríamos como animales hermosos del primer día de creación. Su aliento sería puro lsd y sus gafas estarían estampadas de motivos de blotter art. Yo mordería una cañita mientras la penetro con rabia por no ser el hombre que está haciendo el amor con ella sino ser el universal del fiestero recoge bellas autostopistas. En este instante dejaría de ser yo para interpretar obediente mi papel de gigoló precario e insuficiente; en este instante vuelvo al coche, vuelvo a la canción de audioslave, se difumina el último astro y el sol es indiferente a la ventisca que arrecian las montañas. De repente es como si sintiera que ya no puedo ser feliz de ninguna manera. Ningún sueño me alcanza como sosiego. Revuelvo entre la basura del carro con la esperanza de encontrar un cigarro medianamente fumable pero sólo logro ensuciarme de sustancias viscosas los dedos. Allí en la esquina va un hombre cargando a caballo a su hijo más pequeño, agarrando de la mano a otro niño y seguido de una mujer gorda de pasos fatigados. Al ver la miserable marcha pienso en procesos biológicos, pienso en penetraciones, en semen, en manchas de excremento. Pienso en lo triste que es el sexo cuando ya no hay esperanzas, cuando sólo un espacio corporal puede cobijar toda la tristeza de un hombre. Luego el vientre se hincha y todo es una desgracia con el hijo. Y cuando muere el hijo no hay sensación más absoluta de tristeza y desamparo, porque entonces este mundo se devora el rezago de inocencia que surge de su callado palpitar de corazón. La vida de los pobres es una noche que asciende detrás de mi cráneo que quiere sedarse ante su amenaza pero ya siente su sombra en las hundidas ojeras. Entiendes que nadie está a salvo de la miseria y que la miseria es omnipotente, que te cierra la boca en el momento en que más hambre aguantas y estás solo entre una estampida de vidas apresuradas e indiferentes. Algún mediodía nos sentaremos en el césped, indiferentes como todos, mientras los carros nos envenenan con su brisa, y compartiremos el poco pan y el refrescante jugo, miraremos al horizonte como todos y nos sentiremos felices con lo nada que tenemos en el universo, sin importar ya nada sino estar juntos y respaldados, sentir la fuerza del amor en la cercanía del otro y no nos detendremos a pensar ni a mirarnos muy de cerca como no miraremos muy de cerca al otro que causamos asco, soltaremos una risa justa y el mundo será nosotros.

Thursday, May 08, 2008

que los cumplas muy feliz


O sea tenía que salir
con los bolsillos llenos de lugares comunes
tangos en estado de merecer
por ejemplo un chamuyo misterioso me
acorrala el corazón
por ejemplo pensé en no verte y temblé
por ejemplo fuiste papusa del fango
por ejemplo siento angustias en mi pecho
por ejemplo alma otaria que hay en mí
por ejemplo el amor escondido en un portón
por ejemplo su lento caracol de sueño
por ejemplo no hay luz en mis ojos
por ejemplo paseo mi tristeza
por ejemplo quería besar tus manos
por ejemplo ya me voy y me resigno

pero a los quince años los tangos suenan como
lejanos bombardeos
como ráfagas que hieren siempre a otros
como fuelles que avivan la hoguera del vecino
nunca como el contrabando de nuestra dulce
infamia
como la pústula de ternura que nos afecta
hasta la raíz del pelo
como nuestra vergüenza a la intemperie

a mis quince años de las once y cinco
los tangos no se apoyan en mis huesos
sino en la gran claraboya del mundo
y eso
está alto
y sobre todo lejos

el cielo llueve con todos sus bandoneones
pero hasta que la gran claraboya no se abra
su aguacero de bochorno no empapará mi rostro
no tomará el aspecto de mis lágrimas

esto es pulpa de tango y el resto verdurita
en vista de lo cual decido irme a lo del viejo
baldomero
a su altillo de pulida miseria

baldomero es un fantasma remendón
tan flaco que el viento le silba en las mandíbulas
a su lado tiene un balde rigurosamente oxidado
donde extrae clavitos que muerde y saborea

baldomero es por sí solo una hazaña
alguien que esperó en vano a goya o modigliani

sabía que ibas a venir dice mirándome por
sobre la media suela clavada y el taco de goma
lo sabía porque sos normalmente egocéntrico
tenés tu autoculto de la personalidad
cumplís quince y querés de algún modo
calibrar el eco de tan gloriosa celebración
pero a mí no me molesta
al contrario me entusiasma verte tan cándido
en tu orgullo sin trastienda
tan lleno de signos y de auspicios
de vastos presagios es decir de fatigas

botija no sé en realidad qué decirte
quince años es una edad linda para no morirse
claro no me refiero a esa poca muerte que
reclama pésames y puteadas
más bien quiero decir que es una edad linda
para no morir de rutina de orden
incurable e infeccioso
para no morir de certificados
de disculpas
de prudencia
de tendríamos que

y sin embargo no sé qué decirte
no creas que me callo sólo porque aprieto estos
clavitos con los labios
en realidad no sé qué decirte porque ninguna
lección sirve
hoy tenés una mirada dulce esplendorosa
y mañana o pasado no te reconocerás de tan
amargo
hoy mirás a las muchachas de la lluvia
las muchachas del sol
y tu primera taquicardia de homenaje te deja
débil con las cejas en alto y una nostalgia
que empieza en los riñones

tu suerte y tu desgracia
es que podés empezar a comparar
digamos el contrabando de emociones que
aparece algunas tardes en la mirada
negra de tu viejo
o la perplejidad con que tu madre todavía hoy
mueve las manos sin anillos
o el conmovedor sortilegio con que tu hermana
ablanda tus durísimos reposos
o la vacación que se toma tu abuelo cuando
cuelga la escafandra en el ropero
o la rompiente soledad de tu abuela cuando
moja el pan en nuestro vino tinto
o la solidaria ira con que el primer amigo te
embauca honestamente

con qué
compararlos con qué

acaso con la miseria remolona que una vez
viste desde la ventanilla del 126
con el descalzo invierno de los pibes que te
examinan con truculencia como si fueras
el apolo doce o la aurora boreal
con los primos de la sirvienta que se
masturban frente al televisor
con el tío estudiante que en horas de disección
pone un cigarrillo en los labios ceniceros
del muerto
(...)


compararlos con qué
con las floraciones y los escollos
y los secretos y los raptos y las indigencias
ejemplares
con el bochorno y el espanto que infectan
diariamente las noticias
con el aprendizaje de la crueldad
con los testigos del aprendizaje
eh compararlos con qué

es horrible el horror
pero qué cierto

mientras termino esta media suela
andá vaciando tus bolsillos
de boletos y pétalos y contraseñas
de diamantes de vidrio
de tus oros de lata

convencete botija
se te acabó la única vacación que nos otorgan
vaciá de una vez los bolsillos
vacialos de esos salmos a nadie
de esas mentiras de colores

llegó la hora de la desmemoria
la hora de hacerte la decisiva morisqueta frente
al espejo roto

ya sé
todavía la infancia anda remolineando por tus
bronquios tus encías tu páncreas tus rodillas
no se decide a abandonarte así no más
vos mismo sentís que tu estatura te queda
grande como un capote de la guerra del
catorce

cuando nadie te ve te aferrás al meccano y al
yoyó como si los desdichados juguetes
pudieran salvarte
este presente brusco te tomó evidentemente de
sorpresa
no estabas preparado para el mal aliento ni
para tu primera erección ni para el
epiléptico que viste derrumbarse
sin embargo eso es bueno
es decir necesario

mirá los remendones como yo tenemos tiempo
de pensar entre taco y taco
lo importante es que adviertas que el mundo es
jodida pero remediablemente injusto
lo importante es no rezar líbranos de todo mal
nadie se libra

por lo menos nadie se libra matriculándose en
humanidades
ni tomando diurético los lunes
ni mudándose al camposanto
ni aprendiendo alquimia por correspondencia
ni abriendo en sueños las dóciles piernas de
miss universo
ni escribiendo una oda sobre kennedy u otros
cabrones igualmente simpáticos
ni regando los cardos con ternura
ni congraciándose con los psicodélicos
ni vacunándose contra la polio
ni fornicando un sábado de gloria

no hay posible exorcismo
nadie se libra
la única fórmula es asumir el mal
digerir el mal
y hasta ayudarlo con un buen laxante
las brujas de salem como es obvio
son un caso de estreñimiento colectivo

me voy baldomero digo
no te olvides grita todavía
este mundo es injusto
tate tranqui viejo no me olvido
catarsis sí estreñimiento no


Mario Benedetti. El cumpleaños de Juan Ángel.
1970

Monday, May 05, 2008

heaven scent

Hoy quise llorar. Pero por más que intentaba no podía. Fui al baño. Me encerré. Traté de expulsar esas lágrimas que tenía adentro. Pero no salía nada. Por qué esas repentinas ganas de llorar? No sé. Pero lo que me resulta más inconcebible es por qué no lloré si tenía tantas ganas. Inventé un disimulo de lágrimas. Me tapé los ojos e hice buu buu. Pero las lágrimas no salieron. Què ganas de llorar y el día fue tan triste. La mayoría de gente se contentaría con un día de lunes festivo, un pedorro día festivo como le llama mi único amigo que he conocido en el planeta tierra, sólo que él no es de este siglo, él es un griego y con eso digo todo, con eso sé que lo destruyo todo, sé que me leerá y sé que lo destruyo todo. Él, él el domingo lloró por mí, por mi suicidio, y mira que sigo viviendo, mira que sigo escribiendo, aunque la verdad es que el sábado me suicidé y razón tenía el griego en llorar por mi muerte porque ese mismo sábado ocurrieron tantas cosas que no fueron tan coloquiales como para no matarme y él fue el único que me comprendió, es más, creo que muchas veces es él el único en comprenderme, incluso cuando se escape a mi comprensión, incluso cuando yo no comprenda muchas de las cosas que escribo y que siento, es él quien me comprende y yo ya no sé si él se comprenda, tal vez yo lo comprenda, tal vez yo quiera estar a su lado y decir: sé el frío que estás padeciendo... pero eso es decir mucho, aún cuando yo sea experto en decir mucho, a él no lo puedo nombrar, porque es él el único que me comprende, el único que sabe el lugar de mi nacimiento y sin embargo el único capaz de saber por què morí de esa forma tan horrible. Y él lloró, sí, lo sé, porque él me lo dijo, él me dijo que lloró por mi muerte y se sintió más sólo que un hijueputa, porque ahora estaba sólo, sencillamente por eso, porque ahora ya no estaba el pintonón. Sencillamente por eso.

Hoy le dije que estaba muy triste. Muy putamente triste. Que sufría de una enfermedad llamada depresión y que era natural que estuviera tan triste. Pero tenía esas arrugas en la frente que no se me hacían, ese entrecejo tan contraído, y ella decía que me veía normal. Debo ser un animal para no llorar. O no debo amar para no llorar. Y sin embargo amo mucho. Amo todo. Amo el lugar modesto que se ocupa en el universo y sé que yo no soy de esta tierra, sino de un planeta ajeno, él me lo ha dicho y a él le creo. Alguna gente ha usurpado nuestras conversaciones y no ha entendido nada. Estoy tan ebrio que ya nada importa y sin embargo esta tristeza es arrasadora y me dirige a una niebla infinita en la cual me pierdo.