Dezzutti: Un lienzo vacío
El departamento de Matías Fernando Dezzutti está ubicado en la calle San Juan, en el barrio Constitución de la ciudad de Buenos Aires. A pesar del calor que por estos días azota a la ciudad, no tiene abiertas las ventanas ni sube una sola de las persianas, de manera que los lienzos sobre los que hay pedazos de su piel pegados con ganchos para grapar, parecen flotar en la penumbra.
Dezzutti nunca se ha hecho a un premio. Sobrevive vendiendo acrílicos en los que plasma el ideal de una escena de baile tanguero, los cuales expone en la calle peatonal Florida, siempre atestada de turistas extranjeros que solo buscan acabar con sus dólares.
Los treinta y cinco años que tiene parecen casi cincuenta; su cuerpo delgado, carente de la pierna derecha y los brazos venosos y con marcas de cigarrillos apagados sobre ellos, le dan el aire de uno de esos artistas que tuvieron que apañárselas en el siglo XIX para vencer al hambre.
Andres Felipe Escovar: ¿En qué consiste su propuesta artística?
Matias Fernando Dezzutti: En pintar cuadros con escenas de bailes tangueros.
A.F.E: Nos referimos a las partes de piel pegadas en los lienzos….
M.F.D: Ah… ignoro si eso sea arte. Esto es una imitación de Jeremi Riltse, el epicentro del sick art, quien se tajó parte de un muslo y lo colocó sobre una placa… la obra se llama así: “Placa”. Mi admiración por él me condujo a buscarlo en Europa a comienzos de los noventa, y logré que me firmara un lienzo vacío.
Dezzutti esculca en un armario y nos enseña el lienzo, mientras comenta que el mismo Riltse le dio permiso para que colocara sobre este lo que le placiera y lo vendiera por una buena suma de dinero.
A.F.E: ¿Por qué no califica como arte esto que usted realiza?
M.F.D: Quiero evitar discusiones. Han salido innumerables textos en los que se discute, por ejemplo, si animales disecados pueden ser obras de arte…prefiero alejarme de esas cosas que no comprendo. Sólo hago esto porque para mi pintar no fue difícil y busco algo más.
A.F.E: ¿Hace cuánto tomó la decisión de pegar partes de su piel en lienzos?
M.F.D: Desde que regresé de Europa, hace ya más de diez años. Pero le aclaro que dejé de hacerlo.
Dezzutti se levanta la camiseta y me enseña la cicatriz de una apendicetomía.
M.F.D: Desde que tuve que ser intervenido quirúrgicamente decidí que mi sendero iba a ser otro. Apenas superé el aletargamiento de la anestesia, les pedí a los médicos que me dieran el apéndice pues quería pegarla en un lienzo. Ellos negaron mi solicitud, lo cual agradezco porque a partir de ese momento concluí que ni siquiera tenia por qué exponer mis amputaciones sino más bien dejar los rastros de una ausencia en mi cuerpo, es decir, que él mismo se expresara a partir de sus carencias. El acto de colocar sobre un lienzo un órgano, ya le otorga cierta artificialidad: es como no matar a un toro en una corrida.
A.F.E: ¿Así fue como asumió la pérdida de una de sus piernas?
M.F.D: Eso no fue producto de un accidente o enfermedad; yo mismo busqué que me la amputaran y, afortunadamente, encontré a un médico que me realizó dicha intervención quirúrgica. La pierna la incineré y está en una caja esperando por el resto de mi cuerpo.
A.F.E: ¿Qué proyectos tiene a futuro?
M.F.D: Quiero que me realicen una colostomía, sin embargo, el doctor que me operó ya murió y nadie me la quiere realizar, de manera que he debido iniciar acciones legales. Si uno es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera, no entiendo por qué no acceden a realizarme esa cirugía.
A.F.E: ¿Pero en ese caso, la colostomía sería obra suya o del doctor?
M.F.D: Ese tema de la autoría ha sido muy debatido, recuerde que en los sesenta ya se hablaba del borramiento del autor. Desde hace un tiempo se ha vuelto a colocar en un pináculo a la figura del artífice de una obra, ya sea mediante fotografías de los autores, biografías o entrevistas como ésta… La verdad, no me preocupa ese tema; sin embargo, encuentro una gran diferencia entre mi caso y el de quienes son sometidos a una intervención quirúrgica por temas de salud: yo tengo la voluntad de que me la practiquen, aunque, claro, si a esto que hago le llaman arte, no podría menos que reconocer que quienes son operados para intentar salvar sus vidas, vendrían a ser unos artistas espontáneos, como cuando se alude a la creación poética, la cual, muchos entienden, es producto de algo que supera al propio poeta.
Al final me dijo que prefería no explicar más lo que hacía y que debía elaborar unos cuadros de tango porque en la primavera había más turistas y así se incrementaban sus posibilidades de vender acrílicos. Antes de despedirse, me pidió que no le tomara fotos ni a él ni a sus lienzos que flotaban en la oscuridad.
A Dezzutti se le puede encontrar en la calle Florida sentado en una butaca de madera, fumando un cigarrillo y moviendo incesantemente su muñón derecho. Espera que la colostomía no pase de este año y que, con las ventas de sus trabajos, pueda solventar la futura cirugía y los honorarios del abogado que ha debido contratar, aunque no deshecha que para tales efectos deba cortarse parte de su muslo izquierdo y adherirla al lienzo vacío que Riltse le firmó.
Andrés Felipe Escovar
Buenos AiresJulio 6 2009