Saturday, January 21, 2006

Medellín. 3

Scratched en una mañana nueva, una ciudad apenas aparente. Las manos llenas de manchas de sangre y sólo pensar que los zapatos traídos no combinan con el traje. Lain ofrece el café y recuerda lo necesario que era prescindir del par con el fin de dar espacio al mini laboratorio de nano-armas biológicas. "Pero me veo ridículo"- Le replico. Se devuelve y se ríe: ay Luis, para verte ridículo sólo te bastas a tí mismo, no culpes unos pobres zapatos gastados de gamuza, ellos nada tienen que ver con tú ridiculez innata. Maricones se revolotean afuera y reclaman para sí mismos bananos y amores del trópico que nadie accede. "Cállense" - Grita Spider Lain. Estoy en el baño, concentrado en el mármol que falta para completar la serie de treces intercalados y empiezo a sentir ese ardor que viene desde la atmósfera silente. Como si de repente la cinta de la realidad empezara a crujir mientras quema los estratos más inconcientes de nuestro ser en medio de nuestras matrices más arraigadas. Lain llama a la puerta: estás bien artiste? Respondo: He sucumbido al buscar tu interior, como si estuviera inserto en una extraña Pscyence Fiction. Infinita tristeza inexplicable me tumba al suelo, sin oportunidad de esquivar el golpe. Lain me levanta, me da aire, los maricones que gritan en la calle, el sonido de las tablas de los chicos que practican el skateboarding, el olor a bazuco de los vagabundos. Braukunst se acerca, pregunta por nuestra situación y nos informa de la cita en el Museo de Antioquia. Una misión peligrosa pero compensatoria. No entiendo nada pero Lain me tranquiliza, pan comido, repite incontables veces. Lain se dispone a servirme de cicerone en una ciudad/provincia que se contrae en medio de la más horrible asfixia y contaminación. Atravesamos un par de cuadras en esa farsa de tres estaciones, pretenciosamente llamada Metro, no sin antes detenernos en los sensibleros murales "sociales" de Pedro Nel Gómez. Uno en especial provoca risa, en el cual se percibe la figura de un minero fortachón notablemente afectado hasta las lágrimas por el mal trato de sus jefes. La figura es caricaturesca hasta el absurdo, nos apretamos conjuntamente el pecho con Lain y dejamos saltar un estruendo que rayaba en el vómito de lo que recién presenciábamos pero no éramos capaces de retener en nuestro juicio. Antes de llegar al Museo, vemos que contamos con tiempo y nos sentamos a tomar un brandy en un viejo cafetín del centro. El cafetín está ocupado casi exclusivamente por viejos maricas, un par de maricones jóvenes que se arreglan apenas reconocen las sombras nuevas, una vieja obscena que acomoda sus tetas caídas y otra vieja amargada. La música de corazón no puede ser más apropiada, reconozco una de Leo Dan en el intervalo y los pasos tristes de la vieja caída en desgracia que aún se resiste y deja escapar una mirada de pura lascivia al cliente que va entrando al extraño cubículo de espejos roídos y depravados. "Puta sin resignación" Exclama Lain.

3 comments:

Tadeshina said...

Recuerdo con exactitud a la vieja obscena, tambièn el resto...por supuesto las pretenciosas pinturas de Pedro Nel Gòmez, aùn rìo por sus intentos de "pintor social", apesta. un buen capìtulo, me trae a la memoria reciente muy buenos recuerdos.

Abrazos

Anonymous said...

Oh chico, esta aventura antioqueña te dio buenos aires y te entregó buenas letras.
De Pedro Nel la verdad sólo he visto un par de pinturas de la selva, llenos de naturaleza furiosa y jaguares escondidos.
La palabra cafetín me remitió inmediatamente a la canción "Cafetín de Buenos Aires", un clásico del tango, muy buena. Te recomiendo sobre todo la versión de Susana Rinaldi, que canta con esa voz fuerte llena de rabia y tristeza.
Hey, tenemos que vernos en un cafetín bogotano en estos días.

Saludos

Otro maldito día de frustraciones de loco said...

Medellin está muerto igual que Bogotá, debería dedicarme a escribir sobre las ciudades muertas como Bogotá, Medellín y Pereira, ¿pero quién admiráría los pueblos vivos como Barichara y Salento?
Seguramente tú no.