Thursday, January 08, 2009

La artista del espacio

La tarde es de los punkeros, y en esta había luna. Era extraño para ella, ahora que lo pensaba, porque no recordaba haber visto alguna vez una luna en su planeta.

Jen era una arquitecta del polvo interestelar, su sombra jugaba en medio de nebulosas y gases, ella saltando de un lado a otro, con su nave pincel fija en determinadas direcciones que sólo ella estaba en poder de determinar y una vez dirigía su propulsión de figuras, esperaba la explosión con los ojos cerrados, los labios revelando una sonrisa y su mechón de cascabeles jugueteando en la profunda soledad del cosmos extinguido.

Luisa sabía que el espectáculo estaba dirigido a ella y su corazón saltaba de felicidad al ver las emergentes configuraciones estelares que golpeaban sus sentidos desde la inmensidad celestial. Era su amante la que desde un punto lejano del espacio, sin esperanzas de volver alguna vez a verla, dibujaba para ella, soñando con su corazón de niña, sus manos en el pecho y un sueño de agradecimiento por ser amada hasta el final de los últimos destellos de delicadeza.

Jen te agotas. No dejes que te agoten. Jen sigue siendo la artista del espacio; las emociones que como palabras te asaltan en la madrugada y me quitan el frío y me llenan de alivio al pensar lo feliz que seremos de nuevo, en un imposible, inmersos en este sueño, abrazados, abrazados hasta unirnos en donde lo bello es posible, con todas tus figuras explotando en medio de galaxias abortadas que expiran para ofrecer gamas de rosas y colores para no sentirme de nuevo sola.

Te hago llorar Luisa. No fue necesario haber estado en este mundo. Ni que nacieras. Ni que sufrieras. Fuiste una posibilidad nada probable. Me tomaste por la parte de atrás y me hiciste retroceder a un punto incierto en que no nos conocíamos, porque me tocaste lo que no conocía de mí misma. La cabeza regaba sangre hasta un punto preocupante, porque empezaba a caer y soltaba mi cuerda de vida, como un montañismo en los picos de la miseria que te arroja a los destellos de un sol voraz para fundir tu rostro en su oculto trance.

No dices nada perra miserable. Si todo fue un desleírse en tu infecta carne de insecto con una elástica cavidad bucal en la que devoraste mi cabeza, con los ojos adentro, y yo veía tus tubos traqueales succionando hacia un circo orgánico, que festejaba tu mierda triste, celebraba tus desechos vulgares encima de nuestros sueños, lo que armábamos antes de caer rendidos en un coma etílico que revelaba lo miserables que se habían vuelto nuestras grandes esperanzas de perras famélicas. Significa que me muero de risa mientras pienso y escribo y repito estar presente en estos escombros de esperanzas.

Mejor sería desaparecer y hacer explotar nebulosas en destellos de sueños invidentes.

La artista del espacio se levanta en su bata roja y me da un beso a la mejilla:
- Hola linda, sabes que amaneces como un sol para mí
- Mentiras, estoy fea y despeinada y horrible. Mi aliento sabe a coño. Me muero de ganas de llorar Jen, qué fue lo que pasó para que me sintiera tan horrible?
- Mi amor el café es el único

Mejor Jen traga y apoya tu frente en la mía.

Estamos en Carulla con Elvira y Jen se detiene, dice que va a explotar y suelta un llanto. Ahora está llorando Jen. Yo no puedo llorar, no siento nada, es como si estuviera muerta. Elvira es una sombra falsa. Resulta que sólo estuvimos Jen y yo. Y Jen llora como si hubiera estrenado un luto, pero se levanta y me dice:
- sabes Luisa, eres un sol para mí
Y yo no puedo llorar porque es como si estuviera muerta

Detesto que Jen se levante tan temprano.

Caigo finalmente rendida de sueño y abrazo a Jen, le digo que me agrada su calor, pero ella sólo se queda detenida observando mi rostro.

No comments: