Thursday, December 01, 2005

Viernes en el cielo de un hombre que usa sombrero. 18 de Noviembre.

Una fuerte y concisa erección se encarga de levantarme tras haber levantado las sábanas. Un mugroso ratón me da los buenos días: "buenos días señor abejorro, cómo amanece? veo que se ha levantado con una muy fuerte y concisa erección". Le doy un beso en el bigote, le arrojo un pedazo de queso y pongo a sonar fuerte la música. Prendo el computador y grito que me sirvan el desayuno. Desayuno un pedazo de hombre congelado y me empalago tal vez en una uña encarnada. Arrojo las napkins en el escritorio y empiezo a pensar que es un viernes normal en el cielo de un hombre que solía usar sombrero y gafas rojas. Escribo el informe al Diario Malédiction. Las manos me tiemblan, el teclado se inunda de sudor, los vasos de mis ojos estallan en miles de trazadas líneas rojas. El ratón con aire insolente se me acerca y me reclama: entonces qué Señorita Bumblebee, ya acabó o toca partirle ese culo para que se mueva? Le respondo con evasivas al pequeño ratón y él se alcanza a percatar de los nervioso que ando. Me somete al peor de los suplicios y me golpea junto a tres machorras que no hacen más que morderme la pija y reír a todo volumen. Yo trato de escribir en el teclado, lloriqueo y sigo sudando como una prostituta dedicada. Mis manos se revientan y el teclado ahora hace parte de mí. El ratón con donaire me alienta: así me gusta ver a mis subalternos, los humanos sexuales: trabajar con esmero y amor. Me siento a descansar viendo tetas en el noticiero. Por qué está el cuarto tan frío? Trato de ponerme en contacto con L@in. No existe su número. Salgo a la calle y veo como la gente se tira de los edificios. Qué mierda pasa? Le pregunto al señor ratón. Ratón me responde: amigo, pasa que se ha caído el sistema MortiStar. -Hace cuánto? Le insisto. Me responde determinante con cara de tragedia: Hace dos horas! Tomo el primer coche que se me cruza por la Perez-siera. Una anciana androide me grita: joven es que está loco? Ratón le responde por mí: no abuela Fujitsu, sólo responde al fallo del sistema MortiStar. Escuchas un llanto contenido en tu oido derecho. Mala premonición de días rojos, piensas, como piensas, como piensas, como piensas, como piensas: nueva vida... abejorro, como piensas, como días, como rojos. Lo que necesito es un cura, finalmente decido. Me quebranto la puta cara en dos y llego a la facultad de Teología de la Universidad de la Salle sede Chapinero More. Por qué estás sangrando en la cara? Me pregunta la recepcionista. Necesito un cura, rápido, es urgente, cuestión de vida o muerte. La recepción se ríe a borbotones: si eres un abejorro, el término vida hace mucho que dejo de ser parte de tu léxico: de qué hablas luigi boy? Le replico seco: Fallo en el sistema, es lo único que necesitas saber. El guardia se me acerca, me toma del hombro y me recuerda: Las puertas Ante La Ley están cerradas a ti: volver mañana. Camino por todo lo que resta de la carrera quinta. Descubro los escondrijos de los estudiantes universitarios y los saludo a lo lejos con la palma de mi mano. Una chica con ojos de aletas de mariposa me dice: Oye Abejorro, a que no adivinas que estaré muerta! A lo lejos, con la palma de mi mano, la saludo. Bajo hasta la esquina fatal de los adioses. Pregunto al hombre que controla las mareas en las telecomunicaciones por la señorita L@in. Me responde con la cara sellada en tormentos: el sistema está muerto. Sobre la noche se teje una especulación tremenda que atañe a aquellas criaturas que están en el límite de lo irreal. Bumblebee deviene Untermensch y atravieza la carrera séptima, esquiva las terminales de hipodérmicas triangulares, salta por el monasterio de la carne negra y finalmente acude a la iglesia de la Universidad Santo Tomás de Aquino. Bumblebee renace (like always do), grita en medio de la cúpula que requiere un cura con urgencia. Es dirigido hasta el seminario. Allí conoce a un Fraile que le contacta con otro Fraile. El Fraile asiste a la batalla espiritual de otro viejo Fraile y no puede hacer nada al respecto. Espera el abejorro que le llegue la hora 18.00. Dos viejas de iglesia se le acercan y le piden limosna en términos de MB o GB. Diosx me ha cerrado las puertas una vez más. En un viejo mercado de telecomunicaciones primitivas pido noticias sobre la suerte de L@in. Una aborigen rubia me dice que ha podido sentirla, que intente, sólo en este medio es posible aforar esperanzas. Le doy las gracias a la vulgar pitonisa, pero por más que intente L@in sigue ausente de mis coordenadas. Vuelvo a la iglesia de la Universidad Santo Tomás y consigo hablar con un padre que me aconseja abandonar todo intento de contactar a Dios. Subo de nuevo hacía el puerto de los adioses fatales y le suplico al contolador de mareas ponerme en contacto. Insistimos sin cesar pero no había señal de respuesta de su vida en otra dimensión que no fuera esta. Me ardí mucho por dentro debido a la circunstancia insostenible a la que me veía. El viejo controlador de mareas entonces probó un viejo método de chuzar las líneas. L@in reaparece en la espesa selva de un sonido de frecuencias bajas. Quedamos a las 20:30. Me siento a esperar la muerte en el único café Kaldivia que aún subsiste. El café vuela de un lado para otro y finalmente es el ratón quien lo bebe y no yo. Obviamente soy yo quien lo pago. Llegó a la STAR de la tradicional Universidad Rosario de Mierda. L@in se resiste a aparecer en la noche. Le insisto a la plataforma MortiStar y contesta sin ningún problema. Sorprendido le pregunto: sabes que moriste toda esta tarde? Se limita a reir. Me invita a sus cubículo en Hotel Barato. Demoro un rato en encontrarlo, finalmente, más por suerte que por audacia, doy con él. En el poco rato dentro de su cubículo pude revisar sus contenidos textuales: demasiada poesía, chica... no es buena para el corazón. Nos arrojamos de nuevo a la oscuridad de la noche. Entramos por un instante a una terminal de ciberespacio. Mientrás ella conducía un turbio negocio en Bangladesh yo me embadurnaba el rostro con bloqueador solar. Chill-Out en unos viejos parlantes. Salimos a comer algo. Un par de hamburguesas en un viejo restaurante platónico de la zona. Una vez ordenada la cena, llega un par de extranjeros cargados de dinamita. Se voltean un par de veces a vernos con cara de interrogación. Nos preguntamos con L@in sobre la procedencia de su lenguaje. Finalmente el más viejo nos pregunta, con algo de agresividad en su vieja voz extranjera: qué hora es? Le respondo: las 9:30. Me replica con forzada amabilidad: Gracias. Suponemos con L@in que se trata de un par de israelís.. fucking israelís, siempre jodiendo todo. Al salir del restaurante platónico podemos apreciar intacta la estupenda explosión. Chasquidos de madera con acento extranjero provenían del viejo restaurant. Nos sentamos a ver el espectáculo de danza de mapalé en un lugar llamado Boca, antes conocido como underground. Alguna clase de grupo loco de gaiteros se presentaba en la zona. Nos aburrimos pronto y nos fuimos a fracasar en otro punto inédito de Malédiction.

1 comment:

Otro maldito día de frustraciones de loco said...

Hola paso saludandote de afàn...