Thursday, December 08, 2005

Lunes, 21 de Noviembre.

Atravieso la densa noche de una ciudad corrupta que se pierde tras la niebla de la cordillera. En un momento determinado considero que está a punto de revelar su código secreto cuando se desvanece como un espectro fantasmagórico que se diluye tras el umbral del sueño y la vigilia. Son las cuatro de la mañana y sigo en busca de nuevas entidades de la cuales pueda obtener información sustancial acerca de la condición del Inorgánico. Puedo detectar la significante pérdida de melanina en el rostro al transcurrir el paso de las horas que abren el alba a la bóveda celeste. El frío empieza a hacer de las suyas en los dedos que ya no aciertan en dar con las teclas indicadas. Me recuerda en todo el dolor en el que creí y viví por el espacio de 909 años. Dices letras, dices que hablas, sueñas, mueres en letras. Las letras no las creía, es de madrugada y las letras permanecen aún cuando no acierto en las teclas. Despierta ahora, es tiempo de volver a intentar en la restauración de códigos. Los ojos saltan, se enrojecen y se resecan con aspereza. Todo esto te parece familiar? Hi ho! Una ducha rápida, un desayuno a medias. Dónde han estado, pregunta Ian Curtis. Where have they been? Where have they been? Where have they Been? Where Have they Been? En la calle el frío se adhiere a los pulmones y te tumba, deshaces tu traje, deshilachas tus sueños y adviertes que has andado en los charcos por más de la puta cuenta, entienden, es el charco rojo y es de mañana. Ahora vas por el intermediador conocido como Interfase 0, luna 0. I'll be waiting for a guide to come and take me by the hand. Could these sensations make me feel the pleasures of a normal man? I got the spirit or lose a feeling. Malditos farsantes todos. Nelson se acerca y me dice: entonces qué Luis y se ríe el maldito. Le doy un beso y le digo: come on Nelsiton, ando algo afligido, soy tu náufrago mi amor, soy la noche que se pierde en el rubí que guarda cada beso de travesti. Grito al océano: Nelsooooon, Nelsooooon. Karl y Santos no pueden contener esa risa. Jodido Luis, no es Nelson, es Wilson. Vamos a seis cincuenta y pedimos una ronda. Ahora Luis pierde el control de nuevo. Isabel se acerca. Isabel es su mesera. Isabel le invita una ensalada de frutas. He amanecido de nuevo con una prominente cucaracha en el pómulo izquierdo. Encuentro a Sandrita y le doy sentidas las gracias por ser tan buena gente. Hago la exposición sobre la comunicación interna y percibo quieto las horas que transcurren mientras modulo mi boca torpemente. Salimos del salón y le convido un café a Sandrita. Ella pide un granizado de café, yo un tinto doble: he trasnochado Sandrita, le confieso. Me responde que conoce un lugar en el que exterminan las culpabilidades, bajo costos, altos resultados. Le respondo que estoy interesado pero aún requiero de un poco más de tormento para realizarme la transferencia moral. La acompaño hasta el parqueadero. Estamos en la deadlyzone, estamos a final de semestre. Cada año el demonio del centro cobra para su propio apetito alguna persona en aquellas esquinas. Este semestre estuve cerca pero fue mi amigo El Demonio quien me tomó del brazo, me dijo: eh Demonio, Párate ya hermano o si no te vas conmigo y es que la verdad el infierno es una boleta hermano, aquí no hay nenitas ricas y el porro era mejor donde el viejo Tony. Cuando vuelvo encuentro a los siempre favorables Eme y Paola. Me convidan de nuevo a un café. Les hablo sobre La Noche, la única, la inexpugnable, de mi cercanía en las muy tempranas horas de madrugada con las coordenadas de El Inorgánico. I am the One who chose my Path... I am the One who couldnt last... I feel the life pulled from me.. I feel the anger changing me. El cielo de la ciudad se rompe en cántaros de lágrimas. Les digo: hey vamos por una slice de pizza. Me dicen: Ok, pero antes tienes que oir la historia que te preparamos. Llueve, luego llueve. Saltamos por los charcos inmensos que se han empezado a generar. Paola me insiste en la historia. Le digo: puedes contarla bajo tu responsabilidad. Es otra historia de la ciudad de mierda en que vivo. Un chico va con sus amigos tras una fiesta regular. En el barrio en que vive se cruza con unos chicos de baja calaña. Estos otros chicos empiezan a buscar mucha bronca. Ellos no se dejan y así transcurren algunos intercambios de ofensas. Finalmente los chicos regulares deciden no tomarse muy a pecho la bronca y continuar su camino por la ciudad sin respuestas. De repente el chico protagonista de esta historia se devuelve a ver a sus contricantes verbales. Es lo último que vuelve a ver. Uno de los chicos de baja calaña lo alcanza con agilidad y le propina un patecabra en todo el ojo izquierdo. Paola me comenta: en este momento este chico yace en un hospital de dudosa reputación disputándose entre la vida y la muerte. Ojalá gané la muerte, decimos al unísono con Eme. Paola mientrás se termina su pizza insiste en que lo peor es que el victimario se conoce pero nada se puede hacer al respecto. Veo cruzar los ojos de A. Piam por la calle que cobra cada fin de semestre. Los chicos amigos de la victima obviamente observaron quién había sido el perpetrador. Al llegar al C.A.I se cruzaron con un semblante conocido. Era el padre del agresor. No quiero ver a mi hijo tras las rejas, les advirtió, si eso ocurre cada uno de ustedes paga. Conozco quiénes son, conozco dónde viven, soy omnipresente, omnipoderoso y mi mal no tiene fronteras. Eso era lo peor, según Paola. Salimos a clase. La profesora ha dejado de ir por mucho tiempo. Es un desahucio de actividad académica que cuenta con toda nuesta gracia. Paola dice que considera que los concursos de belleza deben contar con el interior bello de las personas y no sólo con las caras bonitas. Nos reímos con Eme. Eme le responde: todavía me considero un soñador, creo aún en el amor, en la gente.. pero el cuento de lo profundo y lo superficial ya hace mucho dejó de sonar por estos lados: sobre todo en la belleza, no existe tal cosa como belleza interna o belleza interior: si eres feo afuera eres feo adentro. Aparece Jay y Libby. Entro con ellos al aula. La profesora ausente envía a una asistente para cordinarnos una tarea. Se trata de una mujer adulta, blanca, abundante cabello negro y carnosos labios rojos. Le digo a Jay que da la impresión de actriz de película italiana de Porno. Me responde que no sea cochino pero le tira una mirada fatal a la catana. Finalmente salimos de ese circo y nos volvemos a encontrar con Eme y Paola. Me despido de Jay a la salida de la Universidad, puesto que él no puede salir ya que ha sido desprovisto de sus papeles. Me doy cuenta que la mayoría de gente con la que trato anda indocumentada, al igual que yo, tal vez no se trata de una mera casualidad, tal vez el destino espera algo horrible para nosotros, algo innombrable en archivos clasificados. En Nelly Boom hablamos del carácter con mis compañeros y luego cada uno parte cabizbajo a su casa. Mierda, es el cumpleaños de mi madre y se me ha olvidado por completo, le confieso a Eme. Eme responde: Lo único olvidado por completo somos los hombres a los ojos de Dios, Luis, el resto no importa amigo, consume drogas, visita putas, emborráchate y cágate los pantalones mientrás duermes en el transmilenio: no hay más razón para nosotros que la burla y el ridículo. Misery is the river of the World suena en el bus. Un anciano sigue el ritmo con la caja de dientes. Me duele el liver y vomito durante el resto del trayecto por encima de la ventanita triste del bus. Quiero que corra como nunca, deseo que se dé prisa, sé que mi madre parte hacía el pueblo esta tarde y no quisiera que ella se fuera sin un mínimo feliz cumpleaños de mi parte. Es todo lo que puedo ofrecerle, me entristece ser tan pobre y miserable, pero sé que mi presencia le bastará. Toda madre se basta con la presencia de su hijo por más que el hijo sufra por estar vivo y lo único que desee es la muerte y la Noche. Lleno de vómito, lágrimas y dolor en unos ojos enfurecidos, rojos y ausentes, me bajo del bus espectral del atardecer rojo. Oiga bruto, grita una linda joven y le hago pistola con mis manos, le saco la lengua, me rio y me caigo en un charco. Deshaces tu traje, tu peinado, deshilachas tus sueños, te defecas y adviertes que has andado en los charcos por más de la puta cuenta, entiendes, es el charco rojo y es de noche. Deshecho deambulo un rato por el barrio, un policia amenaza con romperme los huevos y me alejo con prisa. Un vendedor de Maní me dice que si quiero fumarme un porrito con él y su esposa. Acepto. Nos dirigimos hacía una casita de latas en una olvidada esquina y nos sentamos en un frio colchón a fumar mucha marihuana. Luego de una tanda de gigantes bocanadas de marihuana me convida a cogerme a su esposa. La chica no está mal y acepto. Cuando le bajo los pantalones me doy cuenta que se trata de un tío, es un travesti el maldito, pero la marihuana ya me ha hecho efecto y no me importa. Mientrás me tiro al tío me doy cuenta que el vendedor de maní se transforma en una horrible polilla que vuela abruptamente por el poco espacio de la habitación deplorable. Hace un ruido invertebrado fascinante y penetrante hasta los huesos, un zumbido aterrador que te podría dejar estúpido por toda una vida. El tío empieza a reir con risa de marica reforzada y la escena me resulta tan cómica que me olvido del agujero del travesti y empiezo a reir frenéticamente también. Reimos durante un buen rato, contemplando la polilla volar y tropezar con los humildes muebles del cuarto. El tío se levantaba en ocasiones, le arrojaba manojos de maní simulando molestia y gritando: hijodeputa uno no se mete lo que vende. Era divertidísimo el número de este par de rufianes y ya sin poder contener la respiración del ataque absurdo de risa me tiré a la hierba del exterior del cuarto a contemplar el firme brillo de Marte cerca a la Luna. Recuerdo entonces que es el cumpleaños de mi madre y retomo mi camino. No me molesto siquiera en despedirme del estupendo par. Me divierto en el camino pensando en cada locura renovada del joven polilla y su travesti y me tiro por un tiempo en los charcos rojos a reir y llorar a la luz del planeta rojo. Al llegar a casa la soledad y la penumbra me golpean. Ya todos habían partido. Yo también en algún momento decidí partir para siempre, sólo que nunca pude darme cuenta cuándo. Ahora sólo era un corpúsculo de soledad andante en medio de la más inmensa soledad de casa.

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