Sunday, June 15, 2008

luz baja

Esta es la hora en que no he escrito una sola palabra. Su vida una distancia considerable. Como una estrella que observara a lo lejos de mil millones de años luz. Siempre se dijo que para él la escritura era un acto más espiritista que literario. Toca remontarnos seguramente a aquella visión matinal de muerte. Desperdicio de teléfonos celulares titilando a la mediana luz azul de la reciente alba de pesadillas en el interior del horizonte del cuarto cerrado. Cómo se escribe sobre lo que no se sabe? Y sin embargo tener que escribirse. Ser su biógrafo. Debo hacer uso de una muletilla para expresar mejor lo que no siento, es así que digo: bueno, a manera de: bueno, es necesario remontarse a aquella conversación cuando le confesó... pero no lo siento; no porque no esté de acuerdo sino porque ese sentimiento ya se desvaneció. Así que nada como no empezar por donde se debiera. El sabor de su beso aún dentro de él, aunque ese sentimiento ya se haya desvanecido. La mañana de su muerte... vaya manera de comenzar, con la mañana de su muerte y se pudo terminar en ello, en la mañana de su muerte y vaya manera de terminar y vaya manera de ir y vaya manera de no decir nada y sin embargo ir al interior de lo que sólo tiene una superficie. De súbito se sintió feliz. Se encontró ríendo ante la carretera atestada de camiones de carga. Como menos que un idiota reía. El sol sobre la cabeza le achicharraba los pensamientos. Los ojos se abrían con avidez claramente revelando su estado de letargo en que no quería protegerse de los rayos de mediana tarde. La cerveza nadando en su cerebro, como si hubiese vivido toda una vida allí, al borde de aquella avenida, sin más preocupaciones que ocuparse del aire que emanaba de las grandes máquinas y llenar los pulmones con una risa que contenía todo el dolor de su desprendimiento con el mundo en la brillantez de sus dientes mientras brillaban al sol en una estruendosa sonrisa. Estas palabras son la idea de la correspondencia entre un comando que dirijo según oprimo a unas teclas que desaparecen en la oscuridad del escritorio y sin embargo nada dicen sobre él y la tarea aún se prolonga. Es mejor guardad silencio, no convocar los instantes llenos de gozo y de solacidad en que nos perdemos en medio de las rocas blancas de las estrechas callejuelas de una ciudad condenada para encontrar la manera de hacernos sentir importantes el uno al otro, cierto? Entonces las sombras nos huyen y los perros perezosos en sus casas deciden no reparar en nosotros y los loros nos saludan sin entender qué decir y el césped se levanta de la tierra para arroparnos en un centro en el que la dicha nos encuentra. Mejor guardad silencio, no entenderías, sencillamente no es tarea de un biógrafo explicar estos instantes. La idea de explorar sistemas solares la puede brindar el violar las dimensiones y todo está quebrado en nuestra idea de memoria. Palabras que no hacen mella. Si tu tristeza es escandalosa ellos querrán sacar jugo de ella y hacer parte; querrán apartarte del universo que has creado para habitarlo y envilecerlo; le llenarán de consignas y significados con el fin de cubrirte de mierda el vehículo de creaciones que habías montado. Como si te sellaran la segunda boca, esa única voz que creías incapaz de hacer callar, para hacer hablar a la otra que nace de los residuos digestivos. Y en ocasiones surgen a manera de lágrimas lagañosas. En el fondo de la mezcla de sal y porquería se erige un oso terrible que acecha a la aldeana vulnerable. Las tripas se me salen de un lugar que ya no es mi cuerpo, de la pantalla del computador, explotan las tripas y la sangre espesa y negra forma un relieve que si te detienes es un horizonte en un lejano campo, yo salgo corriendo a donde me arrastre y el viento sopla viciado allí donde me presto a caer desde los abismos de los últimos rezagos del paisaje empañado en coágulos. Las oraciones deben fracturarse en períodos que pretendan abarcar vida como si la vida se fracturara en aquellas oraciones fundamentales que marcan un ritmo narrativo en el fantasear de las pulsiones. Escribía la historia del escritor cuando las naves del enemigo interceptaron enterrado entre la bragueta y la carne de la verga. Salí bañado en sudor de miedo y el ronroneo asmático de los helicópteros me persiguió hasta las máscaras de sombra en los descampados de las vastas regiones desoladas de la ciudad. Haces de luz de color azul policía sobre las fibras impenetrables de los rumores diferenciados de una nueva colonia en sitio. En condiciones tan desesperadas un escritor sólo puede aspirar a la crónica roja que respalde el resultado. Crea tu error cuanto antes posible y de esta manera dirígelo a los torbellinos de voces que entrelazan como una fábrica de mierda de producción en masa . Allí están las palabras, las voces, los vocablos, las cachiporras sobre la cabeza. Y al margen las fábulas aleatorias de dedos que se destrozan al interior de las burbujas de los sueños. No llevo una palabra escrita sobre él pero él siempre estuvo metido hasta la médula de estas frases que me mordían el cuello poniéndome la verga erecta como una flor imponente en su hermosura aún cuando todo lo que restaba en el paisaje era muerte. Muerte junto su imposibilidad de llamarle vivimos un instante hermoso juntos.

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