Thursday, May 08, 2008

que los cumplas muy feliz


O sea tenía que salir
con los bolsillos llenos de lugares comunes
tangos en estado de merecer
por ejemplo un chamuyo misterioso me
acorrala el corazón
por ejemplo pensé en no verte y temblé
por ejemplo fuiste papusa del fango
por ejemplo siento angustias en mi pecho
por ejemplo alma otaria que hay en mí
por ejemplo el amor escondido en un portón
por ejemplo su lento caracol de sueño
por ejemplo no hay luz en mis ojos
por ejemplo paseo mi tristeza
por ejemplo quería besar tus manos
por ejemplo ya me voy y me resigno

pero a los quince años los tangos suenan como
lejanos bombardeos
como ráfagas que hieren siempre a otros
como fuelles que avivan la hoguera del vecino
nunca como el contrabando de nuestra dulce
infamia
como la pústula de ternura que nos afecta
hasta la raíz del pelo
como nuestra vergüenza a la intemperie

a mis quince años de las once y cinco
los tangos no se apoyan en mis huesos
sino en la gran claraboya del mundo
y eso
está alto
y sobre todo lejos

el cielo llueve con todos sus bandoneones
pero hasta que la gran claraboya no se abra
su aguacero de bochorno no empapará mi rostro
no tomará el aspecto de mis lágrimas

esto es pulpa de tango y el resto verdurita
en vista de lo cual decido irme a lo del viejo
baldomero
a su altillo de pulida miseria

baldomero es un fantasma remendón
tan flaco que el viento le silba en las mandíbulas
a su lado tiene un balde rigurosamente oxidado
donde extrae clavitos que muerde y saborea

baldomero es por sí solo una hazaña
alguien que esperó en vano a goya o modigliani

sabía que ibas a venir dice mirándome por
sobre la media suela clavada y el taco de goma
lo sabía porque sos normalmente egocéntrico
tenés tu autoculto de la personalidad
cumplís quince y querés de algún modo
calibrar el eco de tan gloriosa celebración
pero a mí no me molesta
al contrario me entusiasma verte tan cándido
en tu orgullo sin trastienda
tan lleno de signos y de auspicios
de vastos presagios es decir de fatigas

botija no sé en realidad qué decirte
quince años es una edad linda para no morirse
claro no me refiero a esa poca muerte que
reclama pésames y puteadas
más bien quiero decir que es una edad linda
para no morir de rutina de orden
incurable e infeccioso
para no morir de certificados
de disculpas
de prudencia
de tendríamos que

y sin embargo no sé qué decirte
no creas que me callo sólo porque aprieto estos
clavitos con los labios
en realidad no sé qué decirte porque ninguna
lección sirve
hoy tenés una mirada dulce esplendorosa
y mañana o pasado no te reconocerás de tan
amargo
hoy mirás a las muchachas de la lluvia
las muchachas del sol
y tu primera taquicardia de homenaje te deja
débil con las cejas en alto y una nostalgia
que empieza en los riñones

tu suerte y tu desgracia
es que podés empezar a comparar
digamos el contrabando de emociones que
aparece algunas tardes en la mirada
negra de tu viejo
o la perplejidad con que tu madre todavía hoy
mueve las manos sin anillos
o el conmovedor sortilegio con que tu hermana
ablanda tus durísimos reposos
o la vacación que se toma tu abuelo cuando
cuelga la escafandra en el ropero
o la rompiente soledad de tu abuela cuando
moja el pan en nuestro vino tinto
o la solidaria ira con que el primer amigo te
embauca honestamente

con qué
compararlos con qué

acaso con la miseria remolona que una vez
viste desde la ventanilla del 126
con el descalzo invierno de los pibes que te
examinan con truculencia como si fueras
el apolo doce o la aurora boreal
con los primos de la sirvienta que se
masturban frente al televisor
con el tío estudiante que en horas de disección
pone un cigarrillo en los labios ceniceros
del muerto
(...)


compararlos con qué
con las floraciones y los escollos
y los secretos y los raptos y las indigencias
ejemplares
con el bochorno y el espanto que infectan
diariamente las noticias
con el aprendizaje de la crueldad
con los testigos del aprendizaje
eh compararlos con qué

es horrible el horror
pero qué cierto

mientras termino esta media suela
andá vaciando tus bolsillos
de boletos y pétalos y contraseñas
de diamantes de vidrio
de tus oros de lata

convencete botija
se te acabó la única vacación que nos otorgan
vaciá de una vez los bolsillos
vacialos de esos salmos a nadie
de esas mentiras de colores

llegó la hora de la desmemoria
la hora de hacerte la decisiva morisqueta frente
al espejo roto

ya sé
todavía la infancia anda remolineando por tus
bronquios tus encías tu páncreas tus rodillas
no se decide a abandonarte así no más
vos mismo sentís que tu estatura te queda
grande como un capote de la guerra del
catorce

cuando nadie te ve te aferrás al meccano y al
yoyó como si los desdichados juguetes
pudieran salvarte
este presente brusco te tomó evidentemente de
sorpresa
no estabas preparado para el mal aliento ni
para tu primera erección ni para el
epiléptico que viste derrumbarse
sin embargo eso es bueno
es decir necesario

mirá los remendones como yo tenemos tiempo
de pensar entre taco y taco
lo importante es que adviertas que el mundo es
jodida pero remediablemente injusto
lo importante es no rezar líbranos de todo mal
nadie se libra

por lo menos nadie se libra matriculándose en
humanidades
ni tomando diurético los lunes
ni mudándose al camposanto
ni aprendiendo alquimia por correspondencia
ni abriendo en sueños las dóciles piernas de
miss universo
ni escribiendo una oda sobre kennedy u otros
cabrones igualmente simpáticos
ni regando los cardos con ternura
ni congraciándose con los psicodélicos
ni vacunándose contra la polio
ni fornicando un sábado de gloria

no hay posible exorcismo
nadie se libra
la única fórmula es asumir el mal
digerir el mal
y hasta ayudarlo con un buen laxante
las brujas de salem como es obvio
son un caso de estreñimiento colectivo

me voy baldomero digo
no te olvides grita todavía
este mundo es injusto
tate tranqui viejo no me olvido
catarsis sí estreñimiento no


Mario Benedetti. El cumpleaños de Juan Ángel.
1970

1 comment:

Anonymous said...

"...Lo que se ha perdido, lo que se debería haber perdido, lo que se ha conseguido y ha satisfecho por error, lo que amamos y perdimos y, después de perderlo, vimos, amándolo por haberlo tenido, que no lo habíamos amado; lo que creíamos que pensábamos cuando sentíamos; lo que era un recuerdo y creíamos que era una emoción; y el mar en todo, llegando allá, rumoroso y fresco, del gran fondo de toda la noche, a agitarse fino en la playa, en el decurso nocturno de mi paseo a la orilla del mar" Pessoa