Tuesday, January 08, 2008

Incontinencia

Me gusta lo que escribo. En realidad me gusta mucho, de lo contrario no lo haría. La mayor parte son guarradas sin fundamento. O un pañuelo de mocos de pijo de 26 años que aún no se ha acomodado al mundo. El valor del dolor es tragarlo y formar con ello un carácter, pero este blog entra de plano al terreno del culebrón: en qué drama mi vida se ha vuelto, yo pobre ceniciento. Esto revela que más que ser un pijo soy mucho más un anciano incontinente. El anciano ante la cercanía de la muerte pierde el sentido de la decencia. Me gustan las guarradas. Me gusta mear a la pantalla. A veces escupo a la pantalla como quien escupe al firmamento. Aborrezco lo que se llama "humor fino". El humor es esencialmente anárquico y en lo grotesco me regocijo. Me encanta el humor primario y burdo: un macarra le da al otro que está desprevenido con un palo en la cabeza: me cago de la risa. Aborrezco el humor político. No obstante, siento cierta atracción psicológica por todas las narrativas populares homoeróticas que pueden salir de estas pasiones políticas: Al presidente X se lo cogen por el culo, el senador Y se dobla ante la pija de la representante Z y ésta chupa las bolas al grupo Infinito. Tengo la capacidad de abstraerme del contexto político y me deleito ante la sediciosa imaginación sexual que conforman estos "debates". No me gusta la gente que deifica el humor y el impulso idiota de la risa. Detesto lo que se llama PUNK INTELIGENTE: a tomar por culo Odio a Botero: ese nombre es supremamente pretencioso y lameculos, su música es una lambada de pijos universitarios y las letras confirman que la cabeza plancheta de René Segura no es gratuita. No confío en la gente que tiene una risa en la cara. No confío en la gente desenfadada; ese desenfado como sentimiento de superioridad ante los otros que no pueden soportar la mierda del mundo. Últimamente cualquier cosa me arranca lágrimas. Últimamente las lágrimas desbordan mis ojos. Últimamente he perdido el control de mi llanto. Incontinente de ojos, cualquier cosa me agota con más frecuencia. Ya no puedo ver las noticias, ya no puedo leer los periódicos, ya no puedo escuchar la música, ya no puedo escuchar a otro hablando, ya no puedo ver a través de las ventanas de los buses, ya no puedo caminar por las calles, ya no puedo levantar la cabeza, ya no consigo hablar con mis amigos, ya no consigo levantarme de la cama. Me agarro las bolas por encima del pantalón y siento la tristeza profunda de mis genitales.

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