Thursday, November 20, 2008

Extractos de insignificancias

Por el parque nacional, era viernes, pasadas las 10 pm. Dos hombres sentados en la parte superior de un banco, poniendo los pies en el lugar para las posaderas. Miran los carros que van por la avenida. Voy pasando y por un rato me miran. Sigo derecho hasta la Universidad Javeriana. Bajo por el puente. No recuerdo nada. Sigo caminando y llego hasta los parques donde quedan algunos bares. Una muchacha en camiseta, sin chaqueta, habla excitada por su teléfono celular. Sigo derecho por una vieja calle de poco tránsito. De aquella calle recuerdo la vez que en casa de una amiga de Sa. salimos y fuimos justo hasta esa calle, donde prendimos una pipa y fumamos marihuana; aquella noche la marihuana me sentó mal y perdí la memoria de muchas partes; un último flash: le pedía a la dueña me acostara en algún lado; segundo flash: me levanto y voy caminando hasta el transmilenio junto Sa. Bajo por otra calle hasta la carrera 13. Los buses van ronroneando las melodías tristes de sus adormecidos pasajeros. Un grupo de jóvenes pasa a mi lado, intentan ser felices a toda... como se diga. Ellos no me generan lástima, son como una sombra cuando existe sol. Entro a un bar que se llama Bonnie & Clyde. Allí retumba el sonido de un reggae de todas formas... como se diga, en todos casos, negativo, malo, asqueroso. Mucho baile, mucha agitación, mucho toqueteo. No me interesa. Estoy anciano y muerto. Muerto de lo puro viejo. La muerte es una aparición. Bajo hasta la caracas y allí veo pasar los desarticulados de los transmilenios. Las luces rojas que se dirigen a una dirección, ya sea al norte, o al sur, que rompen con su disonante tono la opacidad de la noche, ellas captan los ojos y encierran las circunvoluciones de los agotamientos que nos depuso el día. Esta entrada, usted cree que tuvo sentido leerla, escribirla, expresarla, publicarla?

Chupar un coño. Para algunos hombres un oficio lamentable. Para otros un detalle de los amantes. Otro dirá que un gusto personal. Me dirá ud en la calle que eso no vale la pena pensarlo. Otro, mucho más categórico, dirá que es enteramente reprochable a quien practica esta vocación. Yo diría que no vale la pena ponerse metafísico al respecto. Es decir, a veces me quedo fijamente en un video pornográfico, viendo como una polla violenta a una concha, y espero que pase algo, que suceda un evento, que se desate una trama o algo desde lo cual sujetarse. También creo que a pesar de lo explícito que pueda ser un video de este tipo nunca muestra lo suficiente. Nunca más que lo que se tiene por carne. A veces salen videos del tipo de un hombre tragando la diarrea de una dama. O una señora que se deja atravesar por la polla de un can. Un hombre que se mete un gancho en el pene y clavado a la vulva de la actriz la engancha con el fin de quedar unidos. Pero no hay lo suficiente para pensar en un aspecto puramente interno del acto sexual. Una vagina no se rompe y se desgarra de la actriz para ser desechada del mismo modo que un viejo condón reutilizado. Existe en realidad un vacío en la expresión para revelar lo impronunciable acerca de la jodienda. El problema, quiero que entiendan, no es poner al padre de la actriz lo suficientemente cerca en el campo de la acción con el fin de que cuando el perpetrador termine le salpique la esperma en la cara del señor. Esto no es una respuesta en lo absoluto. El sexo revela un vacío tan hondo en nuestra existencia que ni siquiera el vacío de nuestra época, "que lo enseña todo", puede acaparar. Todo está a la mano y a la polla; no obstante, no existe nada que agarrar ni que follar. Todo es espurio. Estamos muertos: ingerimos sobre-contenidos como cuerpos vegetales que albergan mentes muertas. Ya lo hemos visto TODO. TODO. Pero nada es lo suficientemente poderoso para estar acorde con esta evidencia. Podría proseguir pero no sería tan fuerte como vomitarlo. Vomitar cada palabra nueva en la cabeza y olvidarla. Bañarse el cuerpo y restregarse tan duro que se borre el último rastro del amante. La sangre está tan vieja que apesta a renegadas fantasmagorias. Ya uno no puede reír tampoco. Ni tomarse las cosas a la ligera. Debe ser por la conciencia alerta de la propia estupidez. Envidio al siglo XIX cuando decir una mala palabra generaba pudor. Ahora el pudor genera malas palabras y las malas palabras generan revistas y las revistas literatura y la literatura gente. No sé, en todos casos las cosas están tan irremediablemente jodidas que ya debí haberme detenido hace mucho. Me gustaría poder cantar una canción antes de irme querido auditorio, sí, puedo:
And I don't want to know about evil
Only want to know about love
I don't want to know about evil
Only want to know about love.

Sometimes it gets so hard to listen
Hard for me to use my eyes
And all around the cold is glistening
Making sure it keeps me down to size.

And I don't want to know about evil
Only want to know about love
I don't want to know one thing about evil
Only want to know about love.



I'm waiting for the planes to tumble
Waiting for the towns to fall
I'm waiting for the cities to crumble
Waiting till I see you crawl.

Yes it's getting hard to listen
Hard for us to use our eyes
Cause all around that gold is glistening
Making sure it keeps us hypnotized.

And I don't want to know about evil
I only want to know about love
I don't want to know about evil
Only want to know about love.

I don't want to know anything about evil
Only want to know about love
I don't want to know about evil
Only want to know about love.

1 comment:

Lou Goubreé said...

Aunque parecen insignificancias en general, tienen un algo que aturde. Siempre he pensado que Bogotá es muy fea de noche, fea... en general; así como para pensar en lo tediosos que se vuelven los excesos de asquerosidad de la pornografía. Es bastante triste y oscura esta entrada, así que en términos de... "luminosidad", tuvo sentido postearla :)