Tuesday, February 01, 2011

Un alzheimer que viene y otro que se va

Un alzheimer que viene y otro que se va

(Ilusión del Tríptico de Verano y una mirla)

Por Andrés Escárraga




"Y todas las promesas se cumplieron". Rabito.


Julián Marsella me dijo que íbamos a ir a casa de Estera Pedraza, la autora de los Anillos de Plutón. Y no crea, no es un error, el título sugiere que los recuerdos y pensamientos de los cerebros asfixiados por el alzheimer son esos anillos invisibles para el ojo y aparatos humanos, agregó Julián.

Los anillos de Plutón transita entre el relato de un abuelo con alzheimer que percibe, enceguecido por las cataratas de sus ojos, a su nieto sin que sepa que es su nieto, y un ensayo sobre la naturaleza extraterrestre de todos los pensamientos y recuerdos hasta concluir que estamos invadidos por ellos pues lo único telúrico son los cuerpos. La historia del anciano se cruza con el ensayo cuando se revela que el autor del mismo es el nieto, quien a lo largo de su carrera profesional ha utilizado a ancianos con Alzheimer para realizar expediciones a Plutón, conectándoles ánodos en sus frentes arrugadas y secas. El libro concluye con un esbozo de mapa sobre la ubicación de los distintos recuerdos y pensamientos provenientes de los cerebros humanos y alienígenas que calcula el nieto y sugiere que Dios es una gran memoria que se da la espalda a sí misma y se acurruca en un rincón a llorar.

La casa de Estera Pedraza está ubicada frente a la plaza de mercado de Cachipay. Una enfermera rubia de unos treinta años cuida a la anciana, la baña, le da de comer y la acompaña a ver telenovelas.


-Ella ya no puede leer, no sé para qué le trajo ese libro- le dijo la enfermera a Julián, entregándole Tríptico de verano y una mirla.
-Yo tampoco.

Pero Julián sí lo sabía: Estera Pedraza lo leyó en Plutón: el libro es un olvido más acaecido en un cerebro senil, está allá, con todos los recuerdos de los que tienen alzheimer, y no sólo lo leerán los pensamientos y recuerdos terrestres con alzheimer sino algunos extraterrestres que buscan infestarse como parásitos en algún cuerpo del universo. Julián le volvió a entregar Triptico de verano y una mirla a Estera Pedraza. Ella no abrió los ojos. Tampoco el libro, que lo sostuvo entre sus manos manchadas y se río. El contacto físico siempre la hace reír, cuando escucha canciones de despecho le habla a la radio y le dice al que canta: ¡Estúpido!, me dijo Julián.

Le pregunté a Estera Pedraza si había leído Tríptico de Verano y una mirla. Me refirió la historia del princesito que terminó siendo el plato de carne envenenada que engullía su padre quien, antes de dar el primer bocado, recordaba a toda esa estirpe que se reproducía entre sí para parir a sus hijos por el trasero. Me habló de la mirla con cerebro humano que se enamoraba de un canario. Dijo con detalles, la forma en como seres provenientes del subsuelo comenzaron a subir a la superficie ocasionando un terremoto en Bogotá. Le dije a Julián que esa señora no tenía alzheimer, sin cuidarme de que Estera Pedraza hubiera escuchado. Ella abrió los ojos y me miró tras las cataratas que los empapaban y me dijo:

- Claro que tengo. Lo que pasa es que se me olvidó que olvidé.

OTROS COMENTARIOS A TRÍPTICO DE VERANO Y UNA MIRLA:


"Este libro está escrito para los muertos" (Juan Rulfo)

"No lo he leído" (Lord Byron)

"Nunca he leído un libro" (Victoria Beckham)

"¿No está escrito en braille?" (Jorge Luis Borges)

"Me noquearon, papá" (Mike Tyson)

"Se acabó todo, maestro" (Yukio Mishima)

"Está macarroni macadamia" (Gilbert Keith Chesterton)

"Se me olvidó ese libro" (H. P. Lovecraft)

"Mi leel su tladucción al chino: pésima" (Wu Jingzi)


1 comment:

Diana Carolina Daza Astudillo said...

Tríptico agonizante... en manos de la edad eterna.