Wednesday, January 03, 2007

Poesía Menor de Antioquia

Epitafio
Poeta menormenormenormenormenor
menormenormenormenormenor enorme
13 de octubre, muerte de manuel bandeira (1956)
José Paulo Paes


Este es un homenaje a un poeta de tierra caliente (para usar el calificativo de Mutis). Licenciado en Lingüística y Literatura, con Maestría en Docencia Universitaria, no contamos con otro gorgoteo urbano del prospecto pifiado de poeta maldito sino con el triste canto de un docente de tierras olvidadas. Cuántos pupitres solos? Cuántos soles desperdiciados? cuántas tardes de desamor en un zaguán oscuro sin la luz de una luna desamparada? Ausencia y soledad son los magníficos temas que nos presenta en su libro Poemas para leer en el Bus este tenor de melancolía y anonimato con nombre de Poeta: Rubén Dario Lotero.

Qué ganas más irresistibles me entran de hacerle una necrológica!


El sueño de una noche


Cierra la puerta
y pasa de prisa la cerradura
como si dejara a alguien por fuera

Con los cuadernos del liceo
(hoy no abiertos)
entra en su cuarto
y prende la televisión
buscando no estar sola
pues en casa ya todos duermen

Aún teme la noche
como cuando niña
después de escuchar cuentos de duendes
que sobrevolaban los tejados
y se entraban a los dormitorios
igual que el viento
así
de pronto


En el fondo de la casa
la cocina silenciosa
como un fogón de leña apagado
es extraña
como habitada


Pero ella ya duerme
y cruza el pueblo en sueños
sobre las ancas de su cuerpo adolescente

Vuela sobre las azoteas
donde se esparce rojizo el menudo fríjol
Sus brazos se abren como alas
y sus ropas rozan las antenas de televisión


Bajo sus pequeños senos
siente el aire que sube
desde las aceras
recorridas por los perros solitarios
y pasa junto a las carreteras elonadas
de las afueras


Escucha un conjunto de voces
como de coro de iglesia

El amanecer alojado en la ventana
llamea en sus ojos
y siente su cama detenida
al borde de un nuevo día


Luna


Pasa en silencio
por encima de las ruinas
la luna sin casa


En el bus

El hombre de cara arrugada cierra los ojos: en
una mano la lotería; la otra, agarrada al tubo del
bus para no caerse. Se tambalea. Deberá sentar-
se. Alguien le da el puesto. Se sienta, se agacha
preocupado y se agarra la cara entre las manos.
Viejo. Cansado de andar calles, de ofrecer lote-
ría. No podría estar más arrugado.


Lluvia


Después de la lluvia
pedazos de cielo
ocultos entre la hierba


Consejo


Ama lo más cercano:
la sinuosa geografía de tus cobijas
la vieja mesa que te acompaña
los hermanos gemelos de tus zapatos
y el trago de agua que bebes
en alguna hora de la árida noche


El sol


Como el ocioso muchacho del campo
que baja al pueblo en semana
el sol
se pasea en vano por la calle:
todas las muchachas están en clase
y las bicicletas
encadenadas en el patio de recreo


Camino a casa


Cuando preocupado me he bajado del bus y camino hacia mi casa, el viento que sube por la calle me refresca, me alisa los vellos de los brazos y lo escucho silbar en el hombro.


Entonces me calmo y observo cada cosa que encuentro en la acera: colillas de cigarrillo, papeles y los yerbajos que crecen en las junturas del cemento.


De cada casa sale un aliento diferente: un canario, una flauta y una balada de radio que se descuelga desde un balcón y que continúo cantando calle abajo.


Dos hermanos


Todos los domingos al atardecer
los dos hermanos solteros
apagan la televisión
salen de su pequeño apartamento
y en silencio bajan hasta el patio
Mientras el que trabaja en una lavandería
se sienta en la acera
y calienta sus manos entre las piernas
el otro (que es rector en una escuela pública)
va hasta el arbusto más cercano
y una a una le quita
las hojas secas o dañadas

El regreso


Con la tierra negra en el rostro
y en la cuchilla del azadón
regresan al pueblo por el camino
padre e hijo oyendo radio


A sus espaldas los arados
adelante sus perros

En casa los espera el agua del baño
el plato de fríjoles en la mesa
y el tosco lecho con el cristo encima

Niña


La pequeña prostituta aún es una niña
cuando persigue juguetona
la verde lagartija
que de improviso aparece entre las piedras


Sentencia


Amor
donde quiera que estés
y quien quiera que seas
no somos nada separados


A las seis


A las seis terminan sus labores
el río busca donde pasar la noche
y lleva consigo el recuerdo de la lluvia


Francisco Antonio Cano. "Horizontes"



Transcurrir


Aunque no nos importe
el río sigue corriendo
sucio y oscuro
y los campesinos siembran
y recogen las cosechas
en el campo
Habrá nubes y estrellas en el cielo
y a la ciudad
seguirán arribando viajeros

Aunque no los veamos
los camiones continuarán su ruta
por la autopista
y llegarán nuevos muertos
a los cementerios

Mujeres

Aún hay mujeres
que desde la penumbra de los cuartos
y sentadas junto a las ventanas
se quedan como detenidas
horas
en un único pensamiento
en una sola cara ausente
Mujeres de rostro pálido
y de brazos tenuemente delgados
transparentes a la luz de la mañana

Pasará el día

Pasará el día como un tren bulloso
y yo me quedaré como siempre
esperando esperando
con los lentes en la mano
los ojos indefensos
la piel indefensa
y sin palabras


LOTERO, RUBÉN DARÍO. Poemas para leer en el bus Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia, 1991

3 comments:

Lanark said...

Tengo oído de artillero para la poesía, pero lo que escribe el man me pareció buenísimo. Y creo que la necrológica de Kerberos le hace justicia.

¿es una maldición no ser maldito? No creo. El cuasi-anonimato de este poeta también es algo perfecto.

Anonymous said...

Aún queda mucho por soportar, la trsiteza tiene que corroer la médula de los huesos y esa parte donde ya no se es hueso también.

ana's ghost said...

Pienso que este Lotero recoge imágenes y las pone en versos, y dice que es poesía.
No gustar.