Thursday, August 10, 2006

Puertos - 1 día de clase

Lain no podía dormir. Le molestaba el colchón tan duro. No encontraba acomodo para su barriguita. Se levanta muy temprano, a eso de las 4 am y me dice que necesita algo. Se lo paso de mal agrado y le digo que necesito dormir un poco más para poder asistir a clase de la mañana. Un rato después dice que no puede dormir definitivamente y le digo que se pase a mi cama. Finalmente accede e intenta acomodarse debajo de mis cobijas. Estoy molesto porque sé que me va a resultar difícil levantarme temprano. Estoy terriblemente enojado y molesto. No entiendo por qué ultimamente me he vuelto así: tan amargado. La misma Lain me lo dice constantemente: ya ni te aguanta tu mamá, Luis. Y es verdad, parece que sólo me dirijo a ella para fastidiarla. Me aguanto la rabia y percibo lo injusto que soy tratando de esa forma a Lain, pobrecita, finalmente no es fácil su situación y sí, mis camas apestan para una mujer embarazada. Estaría mejor en su camita, en su casita, pero ella quería estar conmigo y no le importó soportar la incomodidad para estar a mi lado. Y yo, de paso, la trato como un culo. Debo ser una bestia o algo similar. Respiro y la abrazo. Le abrazo la barriguita y siento que establezco una conexión con la niña. Y me calmo de nuevo. Sé que todo está bien con ellas dos a mi lado y me siento el hombre más afortunado del mundo por tenerlas. El sueño vuelve a mí y sueño cosas raras, locas. Algo relacionado con Andrés H. Finalmente el sueño termina en un paisaje amable y surrealista. Suena el despertador y otra vez vuelvo a rabiar. Le pido a Lain que lo apague y duermo otro rato a su lado. Cuando vuelvo a despertarme veo el celular y son las 8 de la mañana. Me estreso. Mierda, tengo clase a las 9 am y es de Noticieros y es famoso el profesor por su exigencia. Me levanto de un brinco; Lain me dice: ya no alcanzas a llegar, quédate otro rato conmigo. Me embarga la rabia y pienso: claro, la mujer es el origen de todo mal, el hombre siempre ha sido un perdedor en el instante en que la mujer llegó a la tierra. Me arrebatan las ganas de hacer un performance a lo William Tell, al mejor estilo Burroughs con Joan. Así que intento con mi peor cara de loco y le sonrio hipócritamente . Salgo del cuarto exclamando chocherías incoherentes. Me afeito. En la ducha me reprendo por el modo en que respondí a Lain. Ella no merece mis histerias y lo que ella me propone nunca es para mi mal, como yo suelo pensar, sencillamente ve las cosas de una manera más sencilla que lo que yo hago. Por alguna razón los amigos de Burroughs decían que Joan era muchísimo más inteligente que él. Llego como un perrito arrepentido, luego de bañarme, y le pido disculpas, le doy besos a su mejilla pero sé que ya nada le va a sonar como real, que ya cometí un error, ya le falté el respeto y que todo lo que haga le va a parecer melosería cula. Ella no reacciona sentida conmigo sino que parece comprenderme. Una de las cosas que me fascinan de Lain es esa: a veces su comportamiento es el de una anciana sabia, a pesar de su corta edad. Le pido a Luz Ayda que no me caliente demasiado el chocolate para poder tomármelo a la ligera. Me termino de cambiar y me despido de mi amada Lain y de mi chiquita. Bajo y veo que Ana ya está desayunado. Le pido el chocolate a Luz Ayda y me genera mucha simpatía el hecho de que esté al clima preciso en que me lo puedo tomar de prisa sin quemarme, ni que esté muy frío. Salgo de mi casa de buen ánimo. Como dice la gente que no piensa demasiado: con ganas de devorarme el mundo. Saludo al vigilante y sigo derecho. Hace más de un año que me ha dado en pensar que cualquiera podría confundirme con el vigilante, no sé por qué, no tengo argumentos racionales para pensar en eso, pero siempre que lo saludo es como si el vigilante pensara: este chico podría pasar por vigilante también. Cuando cruzo el caminito ese, me detengo a pensar: taxi o bus? Si cojo taxi gasto la plata de un modo imbécil y no han sido pocas las veces que me he frustrado al pagar una tarifa cara de taxi para llegar a una clase a la cual el profesor no asiste. En el momento en que cruzo esa avenida fatal, pasa un bus y lo tomo sin echarle más cuerda al asunto. No tengo el Ipod pero a quién carajos le interesa. Finalmente es un juguete caro y estúpido. Una droga en sus casos más extremos que te aísla de la realidad y te deja haciendo las mismas muecas que un mal ácido. A mi lado hay un chico que es muy distinto a mí. En el bus sueño con el día en que sea entrevistado por algún desocupado o algún mediocre patético que quiera pasarse de listo a mi nombre. Es algo raro, uno siempre está listo para una entrevista, dar la respuesta oportuna, propinar la puntada oportuna, el comentario mordaz. Pero nunca nadie lo va a entrevistar a uno. Autoentrevistas he leído unas y muy buenas: Susan Orlean y Pedro Almodóvar (la segunda, cortesía de Ana's Ghost) . Pero las autoentrevistas "suspicaces" de Efraim Medina en sus libros son lamentables. El bus hace su recorrido sin mayor percance. Paro el bus cerca a Mandarina y se baja primero una chica que creo reconocer pero no recuerdo bien dónde. Bajando por la carrera 4 con altura de la 24 siento de nuevo ese viento de muerto recorrer mi cara. Los primíparos empiezan a aparecer en la esquina del negro César. Todos llegan con tanta expectativa, llenos de sueños y metas. Llego tarde a clase y no logro ubicar el módulo 6. Otro misterio de la universidad es que a pesar de llevar ya tantos años en ella siempre el primer día me rajan con un módulo x que, da la casualidad, jamás había reparado. Cuando por fin logro localizarlo la puerta se encuentra cerrada. Severa expresión para una puerta. La abro y pregunto al profesor: aún puedo entrar?. -Sí, por hoy sí puede. Me responde. Veo a los compañeros de clase. Reconozco al grupo femenino de Eyreen. También veo el grupo de los futbolistas, entre ellos a un chico al que llamábamos Egomaniac. A sus 18 años se desempeñaba como director de cortos, escritor, periodista cultural, crítico musical, discjockey, futbolista y rastafario. El perfecto idiota que toda universidad añora. Es gracioso que una persona tan mediocre se pueda desempeñar tan bien en una universidad. En mi caso, sin embargo, la universidad me ha costado un gran esfuerzo. Los profesores se sienten intimidados al ser descubiertos. Como un profesor que decía que los silogismos pertenecían a la gramática. Al final me humilló y barrió con mi nombre como quiso valiéndose de su posición de poder. Al no poder competir intelectualmente conmigo, mchos profesores prefieren ser arbitrarios. O aquél que decía que las pretensiones "bucólicas" se referían a las pretensiones apocalípiticas. Lo corregí y luego mantuvo en ascuas mi nota. Recuerdo a un farsante profesor de filosofía del derecho en el Rosario que sin escrúpulos decía que Kant afirmaba que el ser humano poseía ideas innatas. Le repliqué que las ideas no eran innatas, sino las categorías. Se sonrojó. Al final del semestre me dejó. Para pasar sin problemas la universidad tienes que ser un mediocre. Traga entero. No te molestes en pensar. Asiente con la cabeza. Se un Juglar del Zipa, se un colombianito más. Eso es ser inteligente. Yo toda la vida he sido un idiota. En clase me espanto al comprobar que el profesor es de aquellos que creen tener el derecho de enseñarle a pensar a sus estudiantes. Trato de pasar desapercibido pero tampoco entiendo por qué no puedo. Quisiera ser como la Topo, una idiota útil que pasa su vida sin molestar o agradar a alguien. El profesor me lanza dos veces miradas de desconfianza. Sobre todo cuando habla de ideologías políticas. Joder, no creo en la política. No soy un maldito adolescente que proteste por la injusticia social, tampoco tengo el suficiente dinero como para que nada me afecte. La política sólo es para gente supremamente imbécil que no se ocupa de sus asuntos. La vez pasada en Unicentro pasó a mi lado Gustavo Petro y me miró con cara de super héroe. Qué ha hecho él por mí? Maldito idiota. A punto de terminar la clase pienso: tienes que ser inteligente, saluda a algún grupo, intégrate. Se termina la clase y quedo como desarmado. No puedo ni voltearme a saludar, ni hacer conversación. Qué clase de comunicador social soy yo? Salgo como si fuera un fantasma y me dirijo a la sala de computadores. Hablo un buen rato con el Wardealer. Le hago saber mi desagrado con el clima sexual que se vive en los primeros días en la universidad y terminamos compartiendo nuestro disgusto por los patéticos adultos con síndrome peter pan. Finalmente War me habla de grupos que me suenan como murmullos en la noche. Al mediodía me gana el hambre y me despido del hombre loco del eje para buscar almuerzo. Voy a Luna Verde y siento la falta que me hace Lain. Estar allí sentado, sin ella, no es lo mismo. Recuerdo el día que estábamos en el otro Luna Verde y vimos a un hombre norteaméricano con un ataque de tembladera espantoso. Lo vimos pasar con su bandeja hasta la mesa en un estado patético de tembladera. Qué tiene? Qué tiene? Pude ver en su caucásico rostro unos espectaculares hematomas. Fue golpeado, seguramente. La camarera quiso llevarle la bandeja hasta su mesa pero el hombre se negó categóricamente. Se hizo a un puesto al lado del nuestro. Seguía temblando irremediablemente y apenas podía sostener la cuchara con la que llevaba la sopa hasta la boca. Lain estaba visiblemente preocupada por el pobre hombre. Finalmente terminé preguntándole: Mr. are you okay? El hombre se voltió y me miró con cara de extrañeza. Volvió a su plato de sopa, trémulo y prevenido, respondió, en voz baja: Yes, I do. Traté de ir al baño pero un indígena se encontraba cagando y preferí mejor no esperar y no entrar. Al volver Lain secreteaba con la camarera. Lain ya no quería almorzar. De repente, un fuerte olor a sudor se había instalado en el restaurante. El olor provenía del hombre extranjero. Volví a ver al pobre hombre y noté un nuevo hematoma, éste en la región trasera de su cabeza. Seguramente es el que le provoca la tembladera, dedujimos con Lain, no sin seguir preocupados. Lain no soportó más el olor y dijo: maldita sea, ese gringo me dañó el almuerzo. Antes de irnos el hombre me lanzó una mirada tan triste como sólo la imposibilidad del lenguaje sin transmitirse puede ser de triste. Una tristeza religiosa. Fuimos a Postres y Lain pidió un delicioso postre de limón. Hablábamos sobre las posibles causas de los hematomas. Seguramente se trataba de un viejo turista depravado en busca de aventura homosexual en barrios poco seguros y allí recibió la paliza. No sabíamos. Habían tantas razones. En ese instante de divagaciones, un hombre de aproximadamente 60 años entra con unas gafas rojas, pelo largo y ceniciento. Otro patético Peter Pan. Nos reímos y se desvanece el recuerdo. De nuevo estoy en la mesa, tratando de comer una torta de acelga que me provoca reir y llorar al mismo tiempo. De nuevo a la universidad, voy pensando en lo pobre que finalmente soy. Pienso que no conozco a nadie realmente rico y que seguramente todos mis amigos están tan destinados al fracaso como yo. Empiezo a recapitular los actos mi vida y me doy cuenta que desde pequeño estuve predestinado a la pobreza, al fracaso y a la humillación. Pierdan toda ilusión. Este mundo no espera nada de ustedes. Vamos a fracasar magistralmente. No tenemos talento, ni inteligencia y mucho menos gracia. No podemos ofrecer nada al mundo y el mundo nos va a devorar con ansia. Al llegar a las puertas de la universidad vuelvo a ver todo ese río de muchachos universitarios. Ahora me siento tan diferente a ellos. Antes aspiraba a grandes cosas. Me veía como un cruel magnate. O como un déspota director de medios. Pero jamás imaginé llegar tan bajo. Subo al Oma y pido un americano. En él un gordito bastante desaliñado se queda observando a las rubias de la universidad. Él siente que algún día ellas podrán llegar a ser suyas. Él siente que algún día será del grupo de los privilegiados y dejará su triste condición. Él jamás esperaría que lo más seguro es que fracase, tanto en su vida como en su profesión. Y que estas chicas jamás lo voltearán a ver. Y que tampoco va a importar mucho en ese entonces. Porque ellas engordarán, su belleza se irá, se amargarán y posiblemente irán a las listas de pobreza de este país - recuerda que la mayor parte de pobreza en Colombia la concentran las mujeres cabeza de familia. Me da risa, el gordito y la actitud que adopta para alcanzar sus anhelos. El modo en que sus maneras reflejan las ideas preconcebidas que tiene de la gente de éxito. Voy a clase de inglés. En clase de inglés una perra barrigona se ríe cuando le digo que: I love Koalas. Luego voy directo a clase de política. Sólo asisitmos tres personas. A las 4:15 termina la clase y agradezco porque me da tiempo para llegar al ensayo. Salgo de prisa a coger transmilenio. Una metalera se demora en pagar y pregunta idioteces al servidor. Le lanzo una mirada de desprecio, pero a esta hora no sé si mi mirada refleje algo más que cansancio. Ella me sostiene la mirada. Los ojos son un órgano abyecto. La metalera se va y espero que se pierda en el horizonte de una ciudad infinita. No quiero verla más. Es de esas personas que uno ve y se agota con tan sólo una vez de verla y desearía jamás volver a ver. Cojo el bus para el norte. En el trayecto me voy preguntando: Por qué tanto resentimiento? Por qué tanto odio? Por qué siento que he fracasado? Llamo a Ana y le pido el favor que mande a Luz Ayda a la 116 para darme el bajo a las 5:15. Me responde que bueno. En el bus me molesta tanto universitario. Me encanta la temporada de vacaciones. Se ve poco gilipollas. En el centro sólo se ven oficinistas, gente común, indigentes y uno que otro gaijin. La temporada de estudiantes se llena de farsantes, gente molesta, creída, pseudodrogadictos, juglares del zipa y toda esa escoría de humanidad que se hace pasar por linda. Mi suegra llama y me reporta la soledad de Lain en withdrawal. Llamo a Lain. Me haces falta amor. Si estuviera contigo me sentiría tan feliz. Cuando Lain está lejos yo también lo estoy. Mi mirada va a otro lado. Estoy en presencia pero es como si un mico telepático me estuviera manejando a larga distancia. Mi cuerpo sólo proyecta carencia y deseo. La risa desaparece de mis labios. Mi piel se vuelve superflua. Llego a la 100 y llamo a Ana para que le diga a Luz Ayda que ya puede alcanzarme el bajo. El bus no tarda en llegar a la 116. Espero un buen rato. Luego de 10 minutos llama mi papá informándome que ya Luz va en camino. Si tuviera el Ipod estaría escuchando Sand River de Beth Gibbons: Autumn Leaves, beauty's got a hold on me. Un buen atardecer para escuchar Beth Gibbons. Insisto en la cuestión del color. Hacemos el intercambio con Luz Ayda. Ella me da el bajo; yo le doy la maleta. Alcanzo a tomar el J72 que me devuelve a la Caracas y me deja en la 57. Veo algo que hiere mis ojos. Me bajo del Transmilenio y es como si hubieran acabado de matar a alguien y yo no supiera. Las cosas marchan de una manera sospechosamente normal. Trato de calcular cuántas muchachas que veo en la zona pertenecen a la vida y cuántas sólo pasan de largo. Una se queda viéndome. Sigo derecho y otra vez siento el peso de una mirada sobre mi lánguido cuerpo de muchacho escuálido. Volteo a ver y son dos amigos de Lain. Me alegra encontrarlos en ese momento de soledad y angustia. Se trataba de Sampai y de Diego. Nos saludamos efusivamente y me preguntan por Lain. En la casita, ella está en su casita. Me preguntan qué hago en ese sitio tan sórdido y les digo que voy para ensayo. Sampai me rodea y me pregunta si lo que llevo es un bajo. Sí, es un bajo. Diego me insiste en que le recuerde a Lain que mucha gente de su universidad le manda saludos y que la extrañan. Sé que es verdad. Lain es rara, sabe comportarse con la gente. Diego me dice que P. Intensa le manda saludes. Le prometo que le diré. Seguimos el camino y nos despedimos. Me alegra haber encontrado ese par de chicos. Antes de llegar al sitio de ensayo, me detengo a leer una ridiculez. En el teatro del lado estaban presentando "Lecturas macabras". La entrada era de "aporte voluntario". Pienso que si es tan fundamentada como el ciclo de cine tecno-anarquista más valdría estar desgranando el mar. En esas estaba, cuando a lo lejos veo llegar a J. S. Él aún no me ve, pero prefiero esperarlo antes que entrar solo. Finalmente me alcanza. Me dice que le gusta mi chaqueta. Le respondo algo sobre Bi. Otra vez me doy cuenta que soy malo para comunicarme con la gente. Pero finalmente una banda de punk la conforman desadaptados y me desadaptación es bien recibida en el grupo. Entramos a la salita chill out. No demora en llegar Javichuelas con su mamá. Entramos al estudio. En el otro estudio ensayaba una banda de grind. Necesitaban un bajista. En un momento pensé en ofrecerme pero luego pensé en la serie de trabajos que me deparaba este semestre. Conectamos equipos y tengo tiempo suficiente para afinar mi triste bajo. Al rato llega The Flare. Empezamos a ensayar Efecto Doppler. Luego seguimos con U.C.I. Probamos con la canción de The Flare "puños en el bolsillo". Alcanzamos a componer una nueva canción. La canción era algo incoherente. Empezaba con ennumerar los servicios de un reservado, luego profesaba su odio por Dios, en el intermezzo enumeraba los libros de la biblia que había que fumar, volvía de nuevo con el odio hacia Dios y terminaba con los precios de los servicios del burdel. Seguimos ensayando infinitamente las 4 canciones. Para descansar tocamos 4,3,2,1 de The Adicts y seguimos con el ritmo frenético. Al final sentía la camiseta pegada a mi cuerpo llena de sudor. El mango del bajo se convirtió en un gigantezco falo lubricado y mi cabeza se agitaba como pera de boxeador. Repetimos las 4 canciones para perfeccionarlas y dejamos el ensayo. El clásico recorrido hacia la Caracas se ha convertido en el espacio en que discutimos las cosas del grupo; a la vez, también se ha convertido en uno de mis espacios preferidos, ya que dejamos el automatismo de los instrumentos para hablar como personas. En la Caracas, Javichuelas se despide junto su mamá y nosotros seguimos camino a Moby Dick. En Moby Dick reciben a The Flare con su grupo "preferido": Placerdo. Me da risa. Luego de Placerdo sigue A forest de The Cure y eso nos mejora el ánimo. Nos quedamos 10 minutos más y nos vamos hacia la séptima. Bajamos un poco, a la altura de Ortizo, alcanzo a ver el bus que sirve tanto a a J. S como a mí. Lo cogemos de inmediato. The Flare se lamenta: uy... buena esa, pirobos. No le hacemos caso y nos subimos. Nos demoramos un rato para que el busetero nos devolviera el cambio. J. S se baja un poco antes que yo. Cuando me bajo, voy directo a la tiendita. Un borracho me pregunta el nombre y le digo: no tengo. Compro un trident y el borracho sigue insistiendo: oiga, señor sin nombre, ud qué toca. Lo ignoro. Empieza a retarme y decirme que si soy un rockero. Al escucharle decirme rockero me indigno y le digo: toco música carranga. El borracho hace cara de cansancio y me ignora. Me siento mal porque alguna vez fui como él. Sigo mi camino. Al llegar a casa sólo se encontraba Luz Ayda en la penumbra. Prendo el computador y en MSN chateo un rato con Ana`s Ghost y Mil Barras. Al rato aparece Amhin del célebre -no por eso bueno- grupo comercial pop Peinados Nuevos. Me invita al mismo concierto de Lyzzy Terrorist en BarHaus del que tanto habían hablado J.S y The Flare en Moby Dick. La verdad no me entusiasma el evento. Pero el recuerdo de BarHaus invade mis pensamientos de hermosos recuerdos. No precisamente a causa sino más bien a pesar del lugar, me remonto a la noche en que la precariedad de las instalaciones y del sonido de una frustada fiesta pro-corto me condujo a los brazos de Lain en el frío de una olvidada esquina.

5 comments:

ana's ghost said...

A mi también me gustan los koalas.

Anonymous said...

Tantos recuerdos que se posan en los ojos hasta que se pudren y entonces se dejan de usar los anteojos del planeta rojo y sólo se aspira a beber de nuevo y llorar porque hasta eso ya carece de sentido. El resto es ólo un intento por olvidar la herida; cansado saludo a usted, marmota insomne que sólo mira tirstezas.

Addiction Kerberos said...
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Anonymous said...

bah! Dr. Stinky:para "retar" a alguien lo mínimo que debe hacer es dar la cara; abrir falsos blogs y perfiles sòlo confirman lo pusilànime que Ud. es.

Addiction Kerberos said...

Disculpa pública

Se le piden Disculpas al Atizador de Wittgenstein por ser confundido en la lamentable discusión originada por la señora Zayda como autora de los comentarios agresivos, unas veces anónimos, otros bajo el nick de FARC EP y finalmente bajo el perfil de Dr. Stinky.


La otra sugerencia: de cambiar mi dirección e identidad de blog para no ser fastidiado no la tomaré en cuenta. Tengo numerosos motivos que no me tomaré la molestia en explicar para permanecer bajo este perfil y con estas direcciones de blog .

No creo en la libertad de prensa que tan envalentonadamente pregona la gente de Soho por mostrar un papagayo travesti desnudo simulando a Cristo (Y uno se pregunta si lo que se trata es de libertad de prensa o de ampliación del espectro publicitario). Creo en el respeto al culto, los credos y la religión -sobre todo la cristiana, tan ofendida actualmente-, como también creo en la legítima defensa de este derecho a respetar (por eso odio a los musulmanes y a Soho). De este modo, creo que tengo cierta libertad para publicar lo que considere en mi propio blog y ser respetado por lo que pienso, siento y escribo. Se agradece que el opositor trate de hacer lo mejor posible por articular frases con sentido pero se extraña una buena razón para armar polémica: si le molesta que este blog carezca de suficiente "sensibilidad social" es su problema el leer a un idiota pequeño burgués y nadie le obliga a hacerlo.

No estoy dispuesto a aceptar chantajes morales o expiación de culpas a mi nombre. Sólo estoy tratando de vivir lo mejor que puedo a mi manera y eso no implica que daba cargar con culpabilidades trasnochadas o avergonzado de mi pasado. Si a alguna persona le molesta esta razón y considera que es el colmo de la desfachatez no es este blog el tribunal apropiado.

Por último, acepto mi error por haber cometido un juicio precipitado contra el señor Atizador y de nuevo recalco la disculpa.


Pd: El opositor es bienvenido siempre (otra de las razones por las cuales mantengo mi dirección y perfil de blog). Como dice el poema de Cavafis: Qué sería de nosotros sin los bárbaros?.