Monday, March 09, 2009

Micciones Peligrosas

MICCIONES PELIGROSAS°
Encuentro Fractal ‘09

I won’t sleep at least you sleep with me
Tonight
Conjure One – Sleep


Tomamos la primera flota que nos llevaría hacia la expulsión del sistema planetario Iris. Llovía a cántaros; recordé mi primer roce de infante con la arena, mi boca cortada por los granos de sílice y mis ojos salados desembocando en la seca grava de infierno atragantado en el surco de las sabanas de piedemonte llanero. De este ingrato mundo de perversidades banales escapábamos junto al Verde Ario, al cual seguramente aún lo asaltarían visiones de su propia infancia marciana bañada en manantiales pródigos de ricos minerales y proteínas del amor en los que junto a los suyos se abrazarían en un atardecer que en su corto tiempo les resultaría infinito, calentados por los generosos rayos de sol, sus radiantes cuerpos brillarían al compás de los armónicos susurros de las ninfas de las hojas que les llamarían por su nombre en el reino de Orfeo hasta abrigarlos en un absoluto de luz hiperbólica en que el brillo de sus ojos sería suficiente para considerarlos bellas asunciones de una pureza jamás aproximada.















Vamos alejándonos de la ciudad grisácea que, como espuma industrial, nos ha exprimido los sueños hasta vaciarnos la mente de cualquier fantasía enfermiza que nos permitiera respirar el azul letal que repta por las desfasadas almas. A través de la rejilla de la flota carguera puedo escuchar el dulce llamado de esa a quien llaman La Puta Tierra; hurgándose entre sus dos orificios planetarios ofrece un lugar en el lecho amazónico para envolver en fragancias envenenadas por babas de indios y luego clavar la cabeza contra una lanza a quien proliferara su marea en su cabello revuelto de ansiedades crepusculares.

Junto a nosotros dos bellas muchachas del reino de los Meteles se acarician las serpientes que chillan sobre sus cueros cabelludos. La una era una misteriosa morena que conservaba la sonrisa aún cuando sus contornos se difuminaran en el vaho melancólico de la aprehensiva noche; la segunda era una rubia de formas delicadas que al moverse parecía caer en un profundo delirio imaginado de alguna deidad bañada en lágrimas oculta en un olvidado volcán apagado por la negativa a amargarse por la imperiosa realidad de ser un planeta rebajado en el orden estacional de las estrellas maestras.

Yo las contemplé dormir a velocidad de escape rasgando las capas de la tela del universo por la suave caricia filosa que sus inconcientes rostros le ocasionaban a los vectores suicidas que dibujaban las velas de la flota en su viajar por el imposible anhelo de la perdurabilidad en la memoria de la palidez de la frágil luna.

Observo al Verde Ario que está sentado junto a mí; mantiene los puños cerrados sobre su pecho. Le pregunto qué contiene en ellos. Abriendo lentamente la primera mano la dirige hacía mi y puedo ver a una pequeña rata que se rasca los bigotes. Acerco mi nariz con manifiesta curiosidad; me llama especialmente la atención la corbata negra que éste usa, en la que tiene estampada la estatua de la Libertad. La rata me advierte y me muerde la nariz. Alejo mi cara bastante enojado con la criatura.

  • ¿Te estás sintiendo bastante extraño? Ok, de eso se trata el slipstream, ¿no es cierto? De suscitar este sentimiento al leerlo, es lo que buscábamos en nuestras historias para la antología, este tipo de narraciones que subvirtieran las expectativas del lector frente al relato. Una historia de Ciencia Ficción que se tornara un poema de amor. Una historia de vaqueros existencialista que la cogiera contra quien la lee. En algún punto se trata de defraudar las expectativas o la actitud del lector frente al cuento; en otro se trata de introducir el elemento sorpresa de un modo tan creativo que trasgreda los géneros literarios, las realidades aparentes hacia el absurdo o la artificialidad de la escritura. El creador del término, ¿quién más podría serlo?, es Bruce Sterling - St.Erling para algunos- y sirve para agrupar una generación de escritores de ciencia ficción que han decidido revelarse contra los parámetros, al parecer tan estrictos, de los escritores y consumidores de la ciencia ficción tradicional. En la literatura universal los autores más cercanos a este tipo de ficción son Poe, Kafka, Beckett, Jorge Luis Borges e incluso se podría pensar en el realismo mágico; sin embargo, para los escritores slipstream es más fuerte la influencia de Borges que de García Márquez. Mi nombre es James Patrick Kelly y es para mí un gusto haberlo conocido. Adiós Amigo.

La rata súbitamente desaparece de la palma de la mano de mi amigo. Me rasco los ojos, aún incrédulo por el inesperado espejismo. De repente Verde Ario dirige su otra mano, abierta, hacia mí y de allí se desprende una esfera que empieza a gravitar a pocos centímetros sobre su cabeza. Espantado le tomo el hombro y por efecto de alguna clase de narcótico arraigado en estos parajes misteriosos de las profundidades del espacio exterior me encuentro sentado alrededor de un grupo de colegiales y estudiantes del SENA en el Orquideorama del Jardín Botánico de la ciudad de Medellín, Colombia, Planeta Tierra, año 2009 – hace exactamente 13 años antes de que todo terminara-.

Nunca estuve en esta conferencia, congreso, encuentro, llámese como se llame; reconozco el lugar porque lo visité alguna vez, un lejano Enero, junto a mi hija y mi exmujer. En ese entonces contemplábamos las orquídeas; Kira tomaba fotografías a los animales, felices, explayados en la recreación de sus habitus naturales; Iky correteaba detrás de los patos y empapaba sus ropas en las escaleras de simulación de bosques de lluvia tropical; en el mariposario nos divertía coger a las mariposas y ellas, tranquilas, confiadas en nuestros protectores dedos índices, interrumpían su danza con el infinito por un instante para enseñarse frente a nuestros curiosos ojos.

Ahora me encontraba en este escenario de la locura, rodeado de impertinentes estudiantes conectados a consolas de gameboys de las que salía una música de metal estandarizada para generar sensaciones de vértigo y velocidad; muchachas en florescencia, anhelantes por exponer sus carnes frescas; aburridos somnolientos que se hurgaban la nariz y se alegraban cuando podían extraer un moco que le pegaban al pelo a otro aún más abstraído en su diálogo paisa silencioso con las vibraciones esenciales del suelo muerto que hablaba de los principios de la escisión fundamental entre la inteligencia humana y los cerebros divinos que regulaban las decepciones de los hombres buenos en la tierra.

Al frente de esta charla en medio del Orquideorama, se encontraba un extraño hombre americano, de mediana edad, caminando de un lado para otro, con el micrófono a la altura del pecho, vestido de colores oscuros contrastado por zapatillas de tela verde; dictaba la conferencia en inglés y al ver a la mayoría de asistentes conectados a un pequeño radio por un audífono, supuse que seguían el discurso por traducción simultánea.

  • Mary Shelley: Hija de un notable intelectual, radical, liberal abanderado de la lucha por la democracia en Norteamérica de nombre William Godwin. Su madre, de nombre Mary Wollstonecraft, fue una notable filósofa y famosa intelectual en su país, firme defensora de los derechos de la mujer, escribió el famoso libro: A Vindication of the Rights of Woman. Tras haber dado a luz a su primera hija, Mary, falleció fruto de una infección, común en su época. Cuenta la historia que Mary Shelley aprendió a deletrear su propio nombre producto de las regulares visitas a la tumba de su homónima madre. En su casa imperaba el ambiente intelectual y a Mary se le permitía intervenir en las discusiones que se generaban en las cenas con notables intelectuales de época; entre ellos, Erasmus Darwin, abuelo de Charles, el cual gestó una prototeoría de la evolución a partir de la cual se especulaba la diversidad de las especies como resultado de la vida generada por el suelo de la tierra.
  • Cuando Mary contaba con la edad de 16 años, un joven poeta promisorio, de nombre Percy Shelley, fue invitado a una de las famosas cenas en su casa, evento que provocó la fascinación inmediata de Percy por la atractiva señorita y éste fue el inicio a un escandaloso torbellino de pasión que turbó las moralidades provincianas de la época, debido a que el apuesto y bien dotado poeta era un hombre casado y padre de un retoño.
  • Optaron por el exilio y no encontrando otro lugar más apropiado para su visión renovadora, liberal y adelantada de la vida que Suiza se asentaron en aquellos suelos del pensamiento de ideas progresivas. Allí entraron en contacto con otro poeta, que era famoso en aquella época precisamente por su visión contestataria contra los valores mediocres europeos, el cual era conocido bajo el honroso título de: El hombre más odiado del mundo. Se trataba de Lord Byron. Hicieron buenas migas y vivieron un verano del amor junto a John Polidori. En este ambiente de desparpajo y renovación intelectual, alguna embriagada noche decidieron hacer una treta que los impulsara a escribir una historia de horror. Percy y Lord nunca cumplieron su parte. Por otra parte, Polidori escribió The vampire y de esta misma apuesta surgió Frankestein de Shelley, libro con el cual Mary ganó para la posteridad el lugar de madre de la ciencia ficción. Soy John Kessel, celebrado autor norteamericano, ganador de los premio Hugo y Nebula; y esto fue una alucinación de un hombre que va en flota rumbo a la desintegración del Universo tal y como lo conocemos. Éxitos y bon voyage.

Soy un clásico viajero cósmico pobre. Apenas tengo para recuperarme. Detesto la palabra lujo porque proviene del término lujuria y considero que la lujuria es digna de cerdos. Nunca he querido hacerme de lujos ni vivir la vida de una manera ostentosa. Sólo vivir con el mínimo de dignidad, pero este anhelo que parece tan natural y humano, es probadamente poco probable en este universo del cual pretendo escapar. La gente se hace a una idea de la comodidad y mi rostro es todo menos amable. Considero que la vida es dolor y tratar de ocultar las ampollas es obsceno.

Como es poco el dinero que tengo y todo lo que huelo a mi alrededor son células cancerígenas me han acomodado el puesto junto al retrete. Estos viajeros espaciales por lo general son inmaduros, brutos y cobardes. Parece que hubieran olvidado el imperativo de nuestros padres que antes de que saliéramos a un largo viaje nos repetían hasta el cansancio: si va a hacer pipí o popó hágalo ya porque la flota no se detiene para que la gente orine. Las flotas del espacio no se detienen para que la gente cague pero acomodan en el lugar de sus puestos una cabina para este fin; y al lado de esta flota acomodan a la persona más pobre o más tacaña que no piensa gastar más en el tiquete para que soporte las miserias de la otra gente que sí tuvo el descaro de gastar más dinero en un mejor sitio.

Ahora imagine lo que es tener más de 100 kg, ser un empresario de contrabando interespacial, con esa manera de andar por el mundo con un culo cargado de simios sonrientes, y sacar la picha colorada y regordeta, rodeada de cadenas de oro, y tratar de mear en gravedad cero. Imagine que de repente la flota encuentra a medio camino un agujero negro de una enana roja y al tratar de esquivarlo, da un tumbo en el espacio-tiempo. El gordo cae en la cabina, grita desesperado al empapar su bigote color castaño, toma un poco de sus orines-desechos de sus Jacks, se riega en las carnosas mejillas coloradas que se ruborizan con las modelos de Meteles, y al punto de sentir asco de sí mismo abre rápidamente la rendija de la cabina, se sacude la pringada polla al frente de usted y de ella sale un renovado cordón de plata, lo empapa de sus orines y usted cierra los ojos con espanto, producto de la fascinación por un horror que jamás se satisface, y vuelve a ver a aquel caballero, mientras se limpia su rostro con un pañuelo bordeado en diamantes, decir: “Jodidos agujeros negros, cuándo los taparán?”

En medio de la película una estática fastidiosa. La gente de primera clase brama. Las películas de Jet Li Décimo no admiten interrupciones. La estática, que al principio no era más que el augurio esencial del big bang, va tomando forma y el ruido empieza a moldear una figura fantasmagórica. Se discierne por asociación una figura difusa. Un hombre robusto, con una amplia sonrisa, sostiene una sombrilla. De fondo un paisaje gótico; un castillo medieval, lluvia grisácea abrazando robles muertos.

  • Hello Medellín. Estoy muy feliz de estar con ustedes esta fantástica noche. Mi nombre es Bruce Sterling. En este momento estoy en Torino. La construcción que tengo atrás, ajám, muy interesante, ¿eh? Esta mañana me comí un excelente chocolate, de fabricación suiza. ¿No es fantástico? No es todo. Traje conmigo, en especial para este video, i mean, una exquisita salsa picante. – Gesto de fotografía publicitaria: el empaque de la salsa a la altura del rostro sostenido de la base por la mano izquierda mientras la derecha toma firmemente el cuerpo del producto sin que tape la marquilla: una amplia sonrisa de satisfacción- Veamos qué dice esta deliciosa salsa. Empacada en China, fabricada en Ecuador y, lo más genial, la conseguí en Torino. Esta salsa picante no es de China, tampoco de Ecuador y menos de Torino, jajaja, es una Salsa Picante Cyberpunk, ¿No creen? Es lo genial. Bueno, saludos mis amigos. Si tienen preguntas pueden escribirme al correo electrónico. Si cuentan con suerte les contesto. Jejeje.

Aplausos.

A medida que nos aproximábamos a Sirio 2, sentíamos los resplandecientes rayos del nuevo sol como un despertar en un lugar que nos era del todo extraño a los recién emigrantes. Ellas abrieron, cada una en su propio tiempo, como si cada una contuviera en sus sueños un campo inercial independiente, los maravillosos ojos que les descubrían una nueva naturaleza y un modo de aprendizaje de la magia oculta en los secretos inherentes a su ser femenino que les otorgaba la categoría de hechiceras de las formas universales; formas que el hombre, por más que intentara desentrañar, jamás podría concebir en su masa torpe.




° Titulo derivado de la famosa antología de Harlan Ellison, Dangerous Visions, traducido al español como Visiones Peligrosas por ediciones Orbis, 1980.