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Suffer Bastard!
Mi recuento del sábado de Metal, de Rock al Parque. Después de más de 3 años sin asistir, por razones de fuerza mayor: en el 2004 me encontraba en UCI y en el 2005 recobraba fuerzas de una paliza que casi me quita la vida: volví para cagarme en la madre y rockear como Dios manda. Para esta ocasión sentí que mi presencia allá era obligatoria. Más que por mi natural gusto por Fear Factory, banda que escucho desde hace unos 10 años, era necesario un saludo a la bandera al viejo Miguel, donde quiera que se encuentre mis respetos y mi admiración. Ese Miguel ha sido de los pocos que me han comprendido, entendido, ha estado conmigo por lo que yo soy sin sentirse obligado por ningun vínculo o responsabilidad conmigo. Tal vez porque, pensándolo bien, Miguel se encontrara loco sin saberlo o fuera demasiado anciano para su edad. He estado pensando mucho en Miguel y en mis años de primera juventud. Me ha extrañado lo mucho que he cambiado. Pero siempre, en el fondo, hay algo de mí que parece resistirse a un cambio definitivo y ahí me encuentro: siempre el mismo: para bien o para mal: una esencia que no conozco pero que siento y me da razón de una identidad que pese a sus permanentes mutaciones, negaciones y fracturas aún perdura -así sea sólo deseo-. No sé por qué me vino a la cabeza en estos días el episodio aquel que viajé hacia Bogotá con Lora. Fue la última vez que lo ví y no me interesó más preguntar por él ni saber de él. En el viaje hablamos mucho y dijimos las típicas promesas de amor que un adolescente amigo le hace a otro adolescente amigo: que no nos separemos, no nos olvidemos del otro, escribámonos, hágamos lo posible por estar siempre en contacto. Al otro día Lora viajó hacia New Jersey y yo me quedé estancado en Bogotá. No volví a preguntar de él y siempre que Miguel me traía noticias suyas las tomaba con la mayor de las indiferencias. Supongo que en el fondo, detrás de todas esas promesas de amor, deseaba jamás volver a verlo. Con Miguel ha sido diferente. Desde que se largó me ha hecho mucha falta. Pese a que no nos veíamos mucho, las veces que nos encontrábamos me hacía feliz, aunque permaneciéramos en silencio la mayor parte del tiempo y no supiéramos muy bien de qué hablar, aunque hiciéramos empresas imposibles con el fin de montar una banda que nunca montamos, me llenaba de felicidad el verlo y saber que una persona como Miguel vivía cerca a mí y que sus sueños eran mis sueños. En las fotos: 1,2,3: Burton Bell de Fear Factory tronando el cielo. 4: Herr Luis con Vincent Price, bajista actual de la banda de culto: Body Count. Los de Agony se lo trajeron y dijeron que ahora tenían nueva banda: Día de los muertos: Give me a Break! 5: Vincent Price imponente en el escenario 6: Vincent Price se toma una foto con mi compañero de Batalla en la Interzona: Santos. 7. Herr Luis y Jorge Mackenzie de Neurosis Inc. (Para que te duela Caballo!) Video: Fragmento de Martyr (del "Soul of a new Machine") que medio alcancé a registrar, pero qué pichera.
6 comments:
ROCK ON!
Hola Luis. Acabo de ver tu comment en polaroids. Resulta que ese blog es para una clase, pero podíamos hacer lo que quisiéramos, es tema libre. Lo que no es libre es lo de Cuba, toca escribir sobre Cuba así que abriré otro blog para eso en especial.
Luego me comentas más sobre polaroids que parece que te gustó.
Un abrazo.
Intentos por mantener la unidad, el mismo dolor que tuvo el cristo con esa lanza tan ignorada; acercándose a las vecindades del aburrimiento y acudir a fotos y logros y sueños cuando todo se fue al lastre desde el primer suspiro..Respirar: Ir sacándose el orgón a pequeñas porciones, como un desmembramiento a punta de pellizcos
Body count.. guau! ni me acordaba de esa gente. Lastima no fui, este clima de mierda no me deja hacer nada.
Conozco varios amigos que les encantarìa haber podido ir...
por muy bacano el espeluque...
lastima pero bueh, oiga, te me haces conosido, pero bueh! deje asi.
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