Tuesday, June 06, 2006

6-06-2006

Todo empezó anoche bajo el enviciado cielo de Night City. Obligando mis agotadas piernas salí hacia TransInfierno bajo la incesante lluvia ácida. Sombrilla en mano esquivaba los enloquecidos coches que se divertían chapoteando los charcos sobre los taciturnos paseantes. En el puente ayudo a un hombre con pinta de John Constantine a cruzar debajo de mi paraguas. Salgo a la 170 y allí me encuentro con Kira. Cogemos el expreso a la Marly y hago lo posible por asegurarle un puesto azul. Al llegar tomamos un taxi que nos sube hasta la montaña donde se ubica su universidad. Ya es demasiado tarde para poder alcanzar el bus que acostumbra a salir. El chofer forcejea un buen tramo con las curvas y las tinieblas que rodean todo el camino. Tampoco se molesta en disimular el pánico que le provocamos al advertirle cuidado a la vuelta con los ladrones. Al llegar buscamos una caseta disponible para comprar algo de comer pero todo está cerrado. Debajo de un desfiladero, una luz amarilla resalta con amargura. Bajamos hasta el punto de la luz pero sólo vemos una bodeguita desocupada. Al volver la cara sobre el mirador de la ciudad, escuchar los perros que ladraban con furia y percibir los pocos silbidos de los guardias el terror nos toca por primera vez. Subimos la escalada venciendo frío y hambre. No dejo de asociar el nombre del módulo: K, con el Cubo K de la muerte. Es en este módulo K que disponemos pasar de largo hasta el día 6 del mes 6 del año 2006. Aguardamos un rato al guardia para que nos abra el módulo y podemos ver en el tablero climático que estamos a 3 grados centígrados. Arriba analizamos la cuestión del alimento con Bola. Decidimos hacer vaca y me ofrezco a la terrible empresa de bajar a la ciudad por alimento. Bajo de nuevo por el Cubo K de la Muerte y tardo un cuarto de hora esperando el regreso del guardia que pueda abrirme la puerta. Finalmente llaman un taxi y no demora más de lo racional en llegar. Subo con ímpetu y le explico la situación, el hombre entiende pero también me explica que tanto la zona, como el día y la hora me dificultarán llegar a mi cometido. Bajamos a toda velocidad por el mortal desfiladero de esa universidad helada, en un par de ocasiones siento el taxi volar por baches y obstáculos. De nuevo estoy en la Interzona. Y luego bajar por chapinero, los típicos travestis con el culo al aire y te preguntabas cómo podían soportar el mortal frío. Una puta robando a un ladrón de mala muerte. Pollo triste a la Broaster y pasar de largo la noche en el Cubo K de la muerte, editando en la Universidad de Kira.. algo alejado de la civilización. El hombre vuelve a subir la empinada con mayor dificultad pero, curiosamente para ser taxista, sin menor pizca de aborrecimiento por la lejanía de la carrera. Subo algo satisfecho por la buena compra de la merienda y porque percibo que el buen chofer me ha hecho caso en cuanto no cobrar por la espera. De nuevo en el Cubo K de la Muerte y le pregunto cuánto le debo. Un precio justo que alegre me dispongo a pagar. Le pago y puedo observar en su cara la contextura del hombre enano. Algo espeluznante para el contexto. Le alcanzo el billete y el hombre lo recibe con su desnudo cubo de carne que tiene a cambio de manos. Me asalta la repugnancia y me reprendo de inmediato. También es un ser humano. Pero quién está satisfecho con esa situación. Por otra parte, me siento humillado por mi falta de pericia y percatarme de la triste condición de mi chofer hasta finalizado el viaje. Recuerdo que en un punto en el recorrido me sentí cómplice de calles con el enano al hacer un rápido recuento de posibles lugares de comidas y zonas aledañas para realizar mi compra. El mocho me entrega el cambio con dificultad, en medio de sus dos amputadas manos y ahora lo veo como un triste espejo de mi deplorable condición en el mundo. Era espantoso enfrentar esta realidad en medio de la nada a media noche, pero lo que veía no estaba más lejos del horror y el asco de sentirse uno. Si bien el enano daba un aspecto satánico en medio de la noche del bosque citadino sin sus dos extremidades tal vez tampoco yo me salvaría y daría un aspecto horrendo en medio de la bruma con mi rostro y tal vez tampoco tú darías una buena impresión en medio de esta honda noche con tus latidos socarrones. Somos los infrahumanos, los colonos de la nueva noche.

Tenía que celebrar de algún modo el insignificante día 6-06-2006. No creo en estas cosas pero fue un día loco. Todo empezó anoche con el taxista enano sin manos. Bueno, para rematar tenía que ver este clásico del gore con que se da inicio a otra temporada de Zinema Zombie: braindead... muy gracioso, reí como perra. Y realmente salí con el estómago revuelto. No he dormido mucho en estos días y ando agotado: el sentimiento de expectativa que algo grande se está cociendo en medio de los escombros es mayor.

Feliz día y recuerda siempre: demons are a girl's best friend.

3 comments:

wintermute said...

El 6anto 6eñor 6atan no le dio ninguna relevancia al dia. Lastima. Refugiado en mi cama, al amanecer, escuchando respiraciones entrecortadas, el ruido de un motor en la casa de los vecinos, y alucinando con ruidos de cosas que caian, pense "que pasaria si de verdad se acabara el mundo?" seguramente nada, me dije. Claro, me preguntaba eso en la oscuridad: en la claridad del dia desprecié cualquier pensamiento al respecto.
Saludos en la interzona, herr artiste

ana's ghost said...

el día anterior al día 6 soñé con dicho día. Soñé que estaba en mi casa y todo estaba oscuro y todos sabíamos que algo andaba mal, que la mañana era usualmente de un gris más claro. Y ese sentimiento de incertidumbre duró por toda esa noche del sueño. Nunca llegaron demonios alados a llevarnos a tomar una malteada. Nunca llegaron. Nunca. Nunca llegó nadie.

Tadeshina said...

Nunca olvidaré al cubo K, creo que no por las mismas razones lo odio. Ese día fue muy raro, desde el enano que ud vio, hasta pasar la noche en ese miserable salón editando.