Monday, March 17, 2008

EL TRIUNFO DE WILL

La presente saga eclesiástica tiene como principal objetivo incentivar la reflexión moral y la contemplación de una buena vida en el marco de la gran guerra en las líneas de comando entre las fuerzas de la sombra y la defensa de la luz verdadera. Por tal razón, las aventuras del padre William muy a menudo se verán relegadas a sus enseñanzas, a sus observaciones de la miseria de la naturaleza humana, al contexto del sermón y las alabanzas. No hay que perder de vista que la vida de un hombre sólo cuenta en cuanto exaltación de la creación y el desarrollo de una vida ejemplar a imitación de Cristo. El padre William, tanto en la realidad como en la ficción que se desarrolla, no es sino un instrumento de la Voluntad divina, un mero espartaco con las tripas afuera, una conexión nerviosa al interior de todo un sistema que se estremece con su gracia.

Primer punto a considerar:
William necesita comprender por qué Luis lo obliga a interpretar un papel desalmado, tantas veces vergonzoso e imposible. William es el actor que materializa las escenas que surgen de las palabras que Luis escoge, muchas veces movido por un agotamiento de sus ojos. A Luis le gustaría entablar una comunión con el sacerdote William. Todo se desarrolla en el marco de lo imposible, y la frustración de la inteligencia de quien escribe. William es un ser inacabado, comprensible a todas luces, y limitado por los límites del ser que lo origina.

Segundo punto a considerar:
El ser que lo origina. Creatio ex nihilo. William es una chispa de un sueño náufrago. El manantial que corre silencioso debajo de la colina por la espesura salvaje de una selva dormida. En mitad de la oscuridad se te acerca, posa su índice sobre tu labio superior, rogándote silencio y te susurra con delicadeza una sóla palabra que te hace reconocer su rostro: Maná.

Cristo atraviesa los cielos estrellados en sus carros de fuego con una premonición entre los dedos. Soy un hardware atrofiado en la coordenada de las acústicas muertas. Eliana era el júbilo que bailaba debajo de la tempestad. Impávidas miradas al horizonte raptado del planeta tierra.




1 comment:

Cisterna Rota said...

Un silencio abandonado por el sueño náufrago y el maná que se escapa de la somnolencia como un rastro de nuestra respiración.