Saturday, December 30, 2006

Laura

Dedicado al General Pinochet.

Primer plano calendario Pielroja. Una mano vendada arranca el último día del calendario. Dolly out que descubre, a la vez que se aleja, a la chica de la mano vendada. Se trata de una mujer de aproximadamente 24 años, cabello largo negrísimo y hermoso. Aún no le conocemos la cara a la chica, puesto que la vemos sólo de espalda. Lleva puesto una camiseta pequeña sin mangas y calzones de pepas rojas. La cámara descubre la cocina en la cual se encuentra la chica arrancando el calendario. Pasea por el austero apartamento de soltera. Sobresalen los lirios del living.

Una llamada.

Cuelga el inalámbrico.

La chica va por las calles bañadas de un hermoso sol de verano. Usa gafas negras pero le podemos observar unos estupendos labios carnosos rojos que saltan como si fueran a dar un beso. El tren de Tokio parece pasar nuevamente por su ojos al primer trago de ron en el bar 24 horas Hell's Oaks. Allí se encontraba el viejo Jimmy y sus locas historias de una América alternativa en la que los cuentos de horror primaban los paisajes de carretera. Un par de sexos desenfrenados como ortigas florecían en el escaparate del trasnochado bar. Le preguntan qué diablos le ha pasado a su muñeca aún con la respuesta implícita en la mórbida mirada. No preguntes tonterías Keith, cambíame un dolar que quiero poner una tune en la jukebox. Entonces el bar se impregna de la misteriosa felicidad de Laura.

Nunca debimos terminar esta guerra. Escombros, ruinas y desperdicios de guerra aparecían de vez en cuando en el patio del Hell's Oaks. Uno que otro amante solía tropezar con un brazo amputado al querer agarrar las posaderas del otro. Entonces los envolvía el asco y preferían dejar hasta ahí el deseo y entraban en borracheras de semanas enteras hasta el olvido. El proyecto de conquistar la luna de Jupiter había sido cancelado a última hora y a todos los cogió la noticia con sus maletas de órbita preparadas. Al parecer volvieron los rumores sobre las entidades demoníacas que querían devorar el alma de los hombres. Pero para Laura su alma ya estaba devorada y lo poco que restaba de ella la consumía en alcohol y mal sexo con extraños del Hell's Oaks. Incluso había llegado a fornicar sobre el torso chamuscado de un soldado ruso en el patio trasero. Pero hoy Laura no se sentía sensual y no quería saber nada de penes confundidos en las praderas de whisky desperdiciado de la sala de billar. Fue un momento al baño y vomitó ese primer mal trago del día. Regresó, pidió un Gin Tonic, lo apuró con avidez y se largó a buscar un arma.

En la acera discutían dos adolescentes patriotas y decían que no había mejor lugar en la tierra que G. año 2890. Laura los observó con compasión mientras esperaba el cambio de semáforo. Uno de ellos la encontró atractiva y quiso cambiar luces con ella. Ella se sonrojó, a pesar de que el garçon le pareciera inmundo. El sólo hecho que alguien por fuera del Hell's Oaks la encontrara ligeramente atractiva se trataba de un factor jamás contemplado. Así mismo se reprimió el gesto adolescente que había efectuado inconcientemente. No mostrar debilidad alguna se había vuelto, de unos años para acá, en su política de vida.

En el supermercado consiguió un buen precio por un arma pasada de moda.

Al verlo cruzar la calle sintió subir todo el trago de la semana a la cabeza.
En sus ojos el tren de Tokio había arrancado.

Wednesday, December 13, 2006

A MI PIERNA IZQUIERDA

1
¿Piernas
para qué las quiero?
Si ya no tengo
por qué danzar
Si ya no pretendo
ir a parte alguna.
¿Piernas?
Basta una
2
Bajo
que subo
bajo que
subo
camas
inmensas
¿A dónde me llevas
todas las noches
pie muerto
pie muerto?

Corro, entre heces
de infancia, sábanas
de hospital, las calles
de una ciudad que no duerme
y a donde voces barrocas
llenan el aire
de
p
l
u
m
a
s sofocantes
y el amigo sin cuerpo
se burla de los amantes
que ruedan en la hierba


¿Por qué me abandonaste
pie muerto
pie muerto
sangrando en medio
de tan gran sertón?

no
n o
¡NO!

3
Aquí estoy,
Dora, en tu regazo,
desnudo
como en el principio
de todo.
Me toma
me arrulla
me protege
Fuiste siempre mi madre
y mi hija
(desde el principio
de todo) la mujer.
4
Cuentan que anoche un extraño murciélago asustó a los
pacientes de la enfermería general.
Cuentan que esta mañana todos los frascos del
ambulatorio aparecieron inexplicablemente sin tapa,
los rollos de gasa sucios de rojo.
5
Llegó la hora
de despedirnos
el uno del otro, mi querida
data vermibus
pierna izquierda.
A las doce meridiano
nos separarán
ad eternitatem.
Púdicamente envuelta
en un apósito
te llevarán
de la sala de cirugía
hacia algún otro (cementerio
o tacho de basura
¿qué importa?) lugar
donde permanecerás a la espera
a su tiempo y hora
del resto de nosotros.
6
izquierda derecha
izquierda derecha
derecha
derecha
Ninguna pierna
es eterna.
7
Lejos
del cuerpo
tendrás
de ahora en adelante
que caminar sola
hasta el día del Juicio.
No hay
prisa
Ni nada que temer:
te daremos alcance
oportunamente
En la peor de las hipótesis
si llegaras antes
que nosotros
ante el Juez
coraje:
no tienes la culpa
(recuérdalo)
de nada.
Quien dio los malos pasos
en la vida
fueron la arrogancia de la cabeza
el ansia
de las glándulas
la incurable ceguera
del corazón.
Los tropiezos
los dio el alma
ignorante de los huecos
del camino
de las trampas
del mundo.
Mas no te preocupes
que en el instante final
estaremos juntos
listos para la sentencia
sea la que fuere
contra nosotros
labrada:
las perplejidades
de un otro Lugar
o la inconcebible
paz
de la Nada.
José Paulo Paes
LA POESÍA ESTÁ MUERTA
MAS JURO QUE NÄO FUI EU
De prosas seguidas
de odes mínimas (1992)

Monday, December 11, 2006

Dios

Si hay un Dios es infinitamente incomprensible, puesto que, no teniendo partes ni límites, no tiene ninguna relación con nosotros. Somos incapaces, por lo tanto, de conocer ni lo que es, ni si es. Siendo así, quién osará intentar la resolución de esta cuestión? No seremos nosotros, que no tenemos relación alguna con él. -Blaise Pascal.


Acuérdate Dios del día que te encontré borracho en la tienda de José y no te importó que te tomara una foto.

Tuesday, December 05, 2006

TARANTULA



Es como lo que decía mi amigo Pascal: el hombre no es ni poquito la criatura más fuerte de la creación, en cambio, es de lo más vulnerable, lo más de delicado. Pero su contraparte con el universo es el conocimiento de su propia muerte. Y en ese sentido, el saber que está muriendo, el hombre es más fuerte que el universo entero (que desconoce su propio fin).


Deep in the shadows of your deepest secrets
I sleep next to the precepts you hold most dear
Your heart is in my province hour upon hour
I shiver when you feel the cold,
Everything you say I hear

Like a bomb and its fuse,
We bring bright light
But I could be a devil to you
I could bite like a tarantula
Right through the skin
And leave my poison dripping
Deliciously unsuspecting
Protecting you from all harm
Except perhaps from these arms
That hold you

Monday, November 27, 2006

Horas de angustia


Dedicado a Ramone

Las almorranas del psiquiatra sobre la acera de la calle 82 podían explicar hasta qué punto habían llegado las cosas. Cuando recuperé la sobriedad quise un informe exacto de los costos de la anarquía. No hubo respuesta. Recordé los días en la universidad y supe entonces que debí haber ido a guerra. En cambio preferí las calles y el tráfico de la mano de Carolina Coe. La última vez que vi a Coe fue en La Zona Neutra. Yo era un pobre farsante más sin licencia para asesinar. Ella me vio alejarse para empezar a gritar: Marica, sos un marica, una completa loca, que te den rico por ese culito roto. No, baby, te equivocaste de personaje. Me encontraste en mi peor estado: ni rastro del hombre que alguna vez estuvo. La cicatriz en mi cara ya poco decía desde que desfigurarse la cara se volvió tan de moda como tatuarse el cuerpo. Ese hecho aminoró un poco el estigma pero no el recuerdo constante: el recuerdo de haber sido vencido, con mis propias reglas, en mi propia casa. Nos derrotaron los ñeros. Desde cualquier esquina que se escogiera, todo era ese horrible ritmo alegre del reggeaton de mierda. Qué quedaba de esos días si todo parecía devolverse como un escupitajo lanzado al cielo? No es novedad que la policía es estúpida: pero esta policía aprendió a detectar tus puntos flacos y ya no era sino asomarse a su campo de visión y de nuevo estabas en problemas. El hastío llegó rápido. No eras igual de joven para aceptar la misma gilipollez de la poli, semana tras semana. La cárcel dejó de parecer súbitamente una buena opción para perder el domingo por la tarde. Pero ahora que estabas inserto, tampoco podrías escapar del lingo propio de las aceras. Tratabas de pasar desapercibido y de pronto la llamada del tercer piso: era Dios quien te gritaba: cuándo vuelves que te tengo tu ración asegurada. Una vez te levantas del nivel del piso en la Ciudad Negra el vicio te reclama pesadamente, como plomo suspendido. Y sólo tratas de seguir con la mirada firme al horizonte, como las demás ratas de alcantarilla que se mueven inconcientemente a través de sus vidas programadas, aunque ahora eres incapaz: más incapaz que nunca. Te sientes como en ese video de Radiohead: Just. Y parece como si te bastara con armar polémicas en las conferencias sobre la alternatividad de medios: por que te crispan los pelos del culo que hablen de Pirry como el gran modelo de crítica para los adolescentes: pero quién más podría serlo? acaso tú? Alguien te ha llamado: tartamudo mental y no has sabido cómo responderle. Porque de alguna manera sabes que tiene razón a pesar de que esta condición no haya sido tu culpa. Porque ha sido el precio de haberte entregado tan fácilmente al centro de estudios del sistema nervioso. Cuando los médicos psiquiatras disfrutaban cruelmente al ver tu voluntad sometida. Tu identidad fue puesta entre paréntesis con la finalidad de lograr la recuperación de la enfermedad mental. Y en un punto en que no podías más te encontraste con una risa falsa, afirmando rotundamente: gracias por esta profilaxis. En la pantalla ves que los salubristas públicos se aceleran en demostrar que en el año dosmil-no-sé-que-hijueputas la primera causa de muerte no será por enfermedades físicas sino por enfermedades mentales: bien merecido: finalmente cuando Freud habló de Neurosis se refería a un nivel de histeria general de la sociedad occidental y no de individuos locos: cuándo se ha visto a un indigena con depresión o crisis de identidades múltiples? La sobriedad ha llegado demasiado tarde: carente de respuestas. No, baby, te equivocaste de personaje.

Monday, November 13, 2006

La dieta del morir

Lo confieso: tenía mis prevenciones en publicar este video. Tenía miedo de putearme esta banda. (Pensar en la risa de Ramone tras su computador, o en el arrogante Obicek con una nueva banda más que agregar en su tonto criterio de "la que más tenga nombre raro es la mejor", e incluso, la idea terrible de un golem Juglaresco subiendo un castpost a mi nombre, como sucedió efectivamente con Laibach). Pese a estos prejuicios la publico. Insensato y/o terriblemente idiota. La buena música es como la buena poesía: está en el extraño espectro de lo público y lo privado a la vez. Es pública, está ahí, en el mundo, al alcance de la mano , es presencia. Es privada, no todo el mundo la entiende, ni disfruta, es oculta. Sólo me resta repetir a Einstürzende Neubauten (por los cds que me robaron y que ahora hacen parte del decorado de una buseta o de la musiteca de un tarado):
If you know my name
don't speak it out
it holds a power -


Pese a estos prejuicios la publico porque la música no es mía ni es de nadie. Y porque a As-zeta le va a encantar. Y porque a mí me encanta y me recuerda mis días astrológicos. Y porque:



I've got memories
I keep them away from me
They
won't behave
Won't be what I want them to be


I've seen it all and it's all
done
I've been with everyone and no one

So
many squandered moments
So much wasted time
So busy
chasing dreams
I left myself behind

I've seen
it all and it's all done
I've been with everyone
and no one

So this dying slowly
It seemed better
than shooting myself
This dying slowly
It seemed better
than shooting myself

These worms,
darling
They're nibbling away at me
They go at it
when I'm sleeping
Won't let me get to my feet


I've seen it all and it's all
done
I've been with everyone and no one

So
this dying slowly
It seemed better than shooting
myself
This dying slowly
It seemed better than shooting
-
If I could find the words to explain this feeling
I
would shout them out
If I could find out all this,
what's inside me
I would shout it out

So this
dying slowly
It seemed better than shooting myself
This
dying slowly
It seemed better than shouting it out


I make some coffee
Pull on that new pair of
pants
I can get so far, watch me
The feeling just falls away


I've seen it all and it's all
done
I've been with everyone and no one


I'm just tired, baby
I just need to lay
down
I'm just tired, darling
I just need to lay
down
I'm just tired, baby
I just need to lay
down
I'm just tired, darling
I just need to lay
down
I'm just tired, darling

Friday, November 10, 2006

Life as a videogame

De vuelta a la zona tórrida. Un angel triste, como decían en el Hell's Oaks. Me levanta la desesperación, por decir poco. El olor a látex jamás ha abandonado estas calles. Una ducha cálida calma temporalmente el temblor del cuerpo. En el espejo mi rostro luce más degenerado que de costumbre. Abro las cortinas de las ventanas que dan al muro del bar de enfrente. Preparo un par de huevos revueltos, mientras espero fumo un Camel y tomo la Coca-cola directamente desde la botella. De la calle se alcanza a escuchar el megáfono de un par de adolescentes techno-hippies que gritan: es hora de unirse a la aldea, entregad tu cuerpo que el medio expandirá vuestra conciencia sucia. Me como los huevos como un vagabundo comería sus sobras en la noche. Claire, maldita sea, he olvidado la cortesía. El cielo ya se puso rojo y yo aún sin camisa atrapado en estos ridículos cueros de Claire. Claire es aquella chica que ha cambiado para siempre a Madonna por Nina Hagen. Considero que mi perdición anoche fue haberme entregado a la sensualidad por completo. Un nuevo día. Atardecer de dioses ebrios. Resignación. Salgo a la antigua ciudad de negocios. Las calles absolutamente descuidadas. No es porque en esta zona no se mueva dinero, sencillamente ha dejado de interesarle al distrito. Los vendedores de software pirata abundan y te acorralan con su mercancía barata. Esto está una mierda. Es como si a todos se los hubieran cogido por el culo esta mañana y quisieran desquitarte contigo. Cada mirada es una flecha de rencor. Nada nuevo en el horizonte. Un tráfico imposible y horas reducidas. La red, por su parte, además, no hace sino caerse en esta zona. Me encuentro con Arnold en el Passenger y pido una helada cerveza para calmar el calor de las 4pm. Los informes sobre el polvo de la mesa del Passenger. Reviso impacientemente, buscando la única cifra que me interesa y que no encuentro. La mesera, Rosita, parece reconocerme en la distancia de los años. Otra vez en el mismo juego Luis? Bajo la cabeza y me encuentro con la ausencia de Miss Mary. La risa que alguna vez le provoqué al verme tan convencido ordenando el capuchino del mediodía. "Eres un viejito" fue el modo en que cortó mi severa pose. Antes de iniciar mi enardecida carrera de provocar-el-desprecio-de-todos. Miss Mary murió antes de tener la oportunidad de odiarme. Y ahora la extrañaba, bajo el bruto sol de las 4 pm en la antigua ciudad de negocios. No era la hora de regresar a falsas promesas. Carolina Coe, el color de la realidad: el espacio que jamás se agotaría. Una vieja traición a puño limpio y el vestido negro de Coe cayendo en la noche de los deseos. Nunca me perdonaría el hecho de haberle adulterado lo que ella llamaba su-propia-mierda.

Monday, November 06, 2006

Notes from the asshole of the world




Legiones de pequeñas cosas. Lectores invisibles e inverosímiles. Fantasmas, ratas, vagabundos y perras. En fin, a quien todavía ose leerme. Los invito a la mala prensa. Reportajes desde el culo de una ciudad muerta. Esto es el periodismo que el país no necesita, pero que a nosotros tanto bien nos hace. No sé cómo tildarlo: periodismo gonzo, anti-periodismo, pretensión de unos cuantos losers: mala prensa, prensa mala para el corazón. Una patada al culo. Hunter Thompson decía que lo necesario para hacer periodismo gonzo era: el talento de un maestro en periodismo, el ojo de un artista-fotógrafo y las bolas aguerridas de un actor. Esto es lo máximo a lo que podemos aspirar. Una reivindicación del periodismo gonzo de sus caricaturas desgraciadas. Tampoco es un periodismo "independiente" que considera que su labor es la de hablar de las cosas de las que todo el mundo habla. Nada conmensurable a las pobres mentes.

Los invito a compartir esta batalla perdida por la integridad:
http://prensamala.blogspot.com

Wednesday, October 25, 2006

Cuestión de principios

Me apuraba un par de Tarkovskayas con el Chacal y con la máquina diabólica en la tiendita de horrores cuando me llaman al Black Motorola. El caso de la Inteligencia sin Órganos finalmente había llegado a los tabloides y era necesario neutralizar la opinión pública a como diera lugar. Rick Martinez me necesitaba con urgencia en el Consultorio Ontológico. Me tomo el último trago de vodka y los dejo sentados junto un par de morbosas gothic lolitas que acababan de conocer. En el infinomniplayer sonaba Engel de Wumpscut. Me ajusto las gafas de sol para contrarrestar el bruto sol del mediodía. Recuerdo entonces las palabras de un viejo compañero cuando estudiaba filosofía: nada más patético que estar triste un día soleado de verano. Los carros en la avenida fluían como esperma de mongólico excitado. Recientemente me he encontrado incapaz de resistir todo esta prisa absurda: a dónde me conduce? a dónde si no a la muerte? a dónde si no al olvido de mi propia y diminuta muerte? No soy como los otros periodistas, eso es indudable, aquellos que al dar un paso causan un movimiento tectónico. Tres adolescentes se quedan viendo la postura en que espero el bus. Arrojado en la estación como recién cagado por una fuerza invisible. Me arrojan una cáscara de naranja al rostro y salen corriendo. Recojo la cáscara y la miro con tristeza, como preguntándole algo. Levanto la cara y me doy cuenta que una bonita muchacha ha visto toda la escena. Me grita, desde la otra acera: no hagas caso, así son los chicos hoy día. Entonces siento pena. Llega el bus y subo evitando volver a encontrar miradas con la muchacha. El busetero huele mi aliento y le dice a su compañero: este es el resultado de la actual administración, miles de borrachos al medio día. Sudo como un pollo cachondo y me percato de lo mal que huelo. Saco el desodorante del bolso y me lo aplico. Me meto a la boca un Tums para el aliento. Le causo risa a una chiquilla rubia que va acompañada con su madre. Bajo en la parada programada y me detengo a comer una salchicha en El Bohemio. Dos jóvenes hablan excitados de la noticia de la Inteligencia sin Órganos y entiendo a lo que se refería el bueno del Rick. Llego al consultorio y está Rick encabronado. Al parecer todo fue obra de un seguidor del culto Información Libre - Comunicación Abierta. "Esos idiotas podrían tomarle fotos al culo de María con el fin de lucrar sus mohosos bolsillos". Estando en la oficina, sintiendo apenas los efectos de la resaca matutina, llegan K. Aernoldo y N. Calogero. Ambos encarnan los excesos a los que había hecho referencia alguna vez Blaise Pascal: El exceso de razón y la falta de razón. Ellos han reunido material suficiente como para montar una buena farsa científica que negara una vez más la existencia de algo superior a la raza humana. Vamos a revisar el material a Saint Moritz tomando un par de "picanticos". Me encuentro de nuevo en una de esas situaciones en las que todo el mundo habla con propiedad de algo que yo desconozco en absoluto. Les pido explicaciones a Aernoldo y Calogero del significado de Inteligencia sin Órganos. Al parecer se trata de algo salido de la realidad vitual a la realidad -real?-. Es ahí donde me pierdo. Si la realidad es un diseño, una confección, un montaje -ya sea de una clases social, de una ideología burguesa, de una condición psicológica, de un estado biológico- esta "invasión" de lo virtual a lo real no debe ser sino una patología del diseño hegemónico que conduce a... a dónde diablos conduce? A qué clase de maligno hoyo negro hemos caído? Es como si durante todo este tiempo hubiéramos vivido con el conocimiento de la existencia de un Dios absoluto pero así mismo hubiéramos actuado de modo que éste no existiera. Y ahora, el aparente daño en el sistema, la "invasión", la prueba de la Inteligencia no Órganica, nos oprimía como si realmente hubiéramos empezado a sentir el peso real del dedo juzgador de Dios. Los agujeros en el diseño hegemónico, desde luego, no son algo nuevo en la historia de la Realidad. Los primeros en detectarlos fueron los científicos de la ciencia médica y los psiquiatras. Las drogas alucinógenas, en efecto, llegaron a causar cierta conmoción en la comunidad de los Realistas al enseñar vías de escape al hombre hacia otros horizontes. La solución fue categórica: envenenar y monopolizar las drogas. Al mismo punto, el hombre promedio empezó a reclamar lo que de hecho siempre fue suyo: acceso a las drogas, legalización de la hierba, amor y paz para todo el mundo. No hubo un punto de retorno para estos desgraciados: las drogas ya estaban envenenadas, la puerta se clausuró para siempre y jamás las drogas volvieron a ser un punto de escape del diseño hegemónico, sino que se convirtió en su mejor aliado: la lógica del capital en su mejor dinámica y más perfecta técnica. Ahora todos se cagaban en los pantalones, empresarios, políticos, humanos y cosas al mando de la realidad única. Qué harían ahora que se habían revelado las Inteligencias no Órganicas? Cómo envenenar algo a lo que no se tiene acceso? La cuestión que discutíamos en Saint Moritz con K. y N. era si en realidad se podían atrever a abofetear el rostro de Dios.

Sunday, October 15, 2006

ROCK AL PARQUE 2006









Suffer Bastard!



Mi recuento del sábado de Metal, de Rock al Parque. Después de más de 3 años sin asistir, por razones de fuerza mayor: en el 2004 me encontraba en UCI y en el 2005 recobraba fuerzas de una paliza que casi me quita la vida: volví para cagarme en la madre y rockear como Dios manda. Para esta ocasión sentí que mi presencia allá era obligatoria. Más que por mi natural gusto por Fear Factory, banda que escucho desde hace unos 10 años, era necesario un saludo a la bandera al viejo Miguel, donde quiera que se encuentre mis respetos y mi admiración. Ese Miguel ha sido de los pocos que me han comprendido, entendido, ha estado conmigo por lo que yo soy sin sentirse obligado por ningun vínculo o responsabilidad conmigo. Tal vez porque, pensándolo bien, Miguel se encontrara loco sin saberlo o fuera demasiado anciano para su edad. He estado pensando mucho en Miguel y en mis años de primera juventud. Me ha extrañado lo mucho que he cambiado. Pero siempre, en el fondo, hay algo de mí que parece resistirse a un cambio definitivo y ahí me encuentro: siempre el mismo: para bien o para mal: una esencia que no conozco pero que siento y me da razón de una identidad que pese a sus permanentes mutaciones, negaciones y fracturas aún perdura -así sea sólo deseo-. No sé por qué me vino a la cabeza en estos días el episodio aquel que viajé hacia Bogotá con Lora. Fue la última vez que lo ví y no me interesó más preguntar por él ni saber de él. En el viaje hablamos mucho y dijimos las típicas promesas de amor que un adolescente amigo le hace a otro adolescente amigo: que no nos separemos, no nos olvidemos del otro, escribámonos, hágamos lo posible por estar siempre en contacto. Al otro día Lora viajó hacia New Jersey y yo me quedé estancado en Bogotá. No volví a preguntar de él y siempre que Miguel me traía noticias suyas las tomaba con la mayor de las indiferencias. Supongo que en el fondo, detrás de todas esas promesas de amor, deseaba jamás volver a verlo. Con Miguel ha sido diferente. Desde que se largó me ha hecho mucha falta. Pese a que no nos veíamos mucho, las veces que nos encontrábamos me hacía feliz, aunque permaneciéramos en silencio la mayor parte del tiempo y no supiéramos muy bien de qué hablar, aunque hiciéramos empresas imposibles con el fin de montar una banda que nunca montamos, me llenaba de felicidad el verlo y saber que una persona como Miguel vivía cerca a mí y que sus sueños eran mis sueños.

En las fotos:
1,2,3: Burton Bell de Fear Factory tronando el cielo.
4: Herr Luis con Vincent Price, bajista actual de la banda de culto: Body Count. Los de Agony se lo trajeron y dijeron que ahora tenían nueva banda: Día de los muertos: Give me a Break!
5: Vincent Price imponente en el escenario
6: Vincent Price se toma una foto con mi compañero de Batalla en la Interzona: Santos.
7. Herr Luis y Jorge Mackenzie de Neurosis Inc. (Para que te duela Caballo!)

Video: Fragmento de Martyr (del "Soul of a new Machine") que medio alcancé a registrar, pero qué pichera.

Friday, October 06, 2006

Reasons

CELEBRO A LOS DOS SERES DE MI VIDA.
FELIZ AÑO KIRA, MON AMOUR.
FELIZ SEMANA, YUKITA YASUNARI.

LAS AMO

Monday, September 25, 2006

mockin' bird

2003

En el recodo del corazón siento que debo sentir algo. Cualquier cosa. Un sentimiento alto más allá de la promesa de un coño estrecho. Algo que albergue una esperanza en mí. Es extraño. La gente cree que el sexo es real y la muerte es mito. Pero en las calles se ve que hay más muerte que sexo. Y el sexo siempre resulta demasiado forzoso. Siempre es muy caro. Siempre hay que pagar por él. El sexo siempre condena. El sexo implica un artificio demasiado costoso. No es real, es un mito. Para mí la liberación sexual siempre fue otro continente. Un lugar paradisíaco en que la gente se desnuda por las playas sin sentir la menor verguenza. Gente rubia copulando en eternas jornadas de placer y satisfacción. Todos tan felices y realizados en sus propios cuerpos. Sin la presencia de flujos desagradables, sin molestias: todo amor y paz. Hippies al rayo del sol con sus vergas erectas, imponentes y arrogantes; sexo desenfadado. Noches de fogata con ároma de rosas en que ebrios todos copulan contra todos. El mundo como un gran retozadero. Y todos se cogían contra todos. El sexo nunca fue real como la muerte. La muerte siempre estuvo presente pese a que nunca la vimos. Todo lo que vimos fueron tetas y anos golosos. Flujos enloquecedores, gritos a media noche, sexo de gran calibre y largo alcance. Un amanecer lleno de orgasmos, flores, música y sueños de un mundo sin diferencia. Todo se acabó y éramos simios tristes desnudos en la playa. Las ganas de vomitar nos rebasó y quisimos romperle la cabeza al otro con un coco, pero ya las fuerzas nos habían abandonado para ese entonces y sólo éramos tristes vergas derramadas al sol naciente y la cruda brisa del océano matutino. Qué quedó de esos hippies si no una condena? Un alto precio a pagar por tanto sexo. Todo es ahora fastidio y promesas. La gente no copula sino descarga frustraciones. Un cuerpo tras otro. Y todo lo que debimos haber visto fue la muerte. Esa muerte, maldita muerte que nos fue tan lejana y prohibida.

Wednesday, September 06, 2006

"La eternidad por fin comienza un lunes"

En lo que respecta a las últimas 8 horas he visto dos accidentes, ninguno con graves consecuencias. El primero fue a las 10 de la noche del domingo, mientras esperaba ese bus que nunca llegó, en la Boyacá con Américas. El frío se colaba por el culo y me deprimía ver la escena de los carros cansados llegando a la ciudad y las calles prácticamente vacías. Pensaba en ratas de alcantarilla, una ciudad carcomida de ratas de alcantarilla, fluctuando en las alcantarillas como las flotas intermunicipales fluctúan por la Boyacá. Así que no muy a lo lejos pude ver el humo de las chatarras. A pesar de la distancia no podía observar bien lo ocurrido, de ese modo era la espesura de la noche y el frío. Me acerqué con el presentimiento de accidente y, en efecto, corroboré mi sospecha. Unos hombres se bajaron de un coche subdesarrollado y corrieron al sitio exacto. Arranqué también a correr en esa misma dirección, con la esperanza de ver algo realmente horrible que me sacudiera. Ese letargo, esa horrible frialdad que me ha invadido los últimos días y me lleva a soñar con terremotos que destruyen Bogotá y me lleva a pensar que esta ciudad se merece una verdadera bomba. Se trataba de un viejo camión de acarreos, la llanta delantera se le había desprendido cuando se encaramó al separador. Al interior del camión un hombrecito de lo más triste hablaba por celular, tan triste que no lucía aterrado ni sorprendido. Los hombres odiosos del coche subdesarrollado hacían escándalo y le gritaban al hombre "seguro que está bien?". Volví la mirada y vi que habían otros dos coches comprometidos. Del carro más lejano salía una mujer con un bebé confundido. Los ojos del bebé eran los de un borracho trasnochado. La mujer quería corroborar que no se trataba de nada grave. Me dieron ganas de decirle a la señora que cubriera la cabeza de su bebé. Noté que el padre se devolvía hacia su mujer ¿a qué horas había salido? La abrazaba compasivamente. Entonces los tres se volvieron al coche, como reprimiendo haber olvidado algo. En ese instante salió una chiquilla de unos 11 años. Su salida del carro fue absolutamente histriónica. Se agarraba la espalda y lloraba desconsoladamente. El padre guardaba una compostura reservada actualmente sólo para la gente del campo: resignación absoluta. La madre la miraba fríamente. Los hombres odiosos del coche subdesarrollado corrieron hacia ella y gritaban, gritaban "llamemos una ambulancia". La chica se sentó en el paso y siguió llorando. Ganas de llamar la atención. Me largué y en vista de que el bus no pasaría me devolví a pasar la noche en casa de Kira. Hacía unos días en ese corredor que lleva de la casa de Kira a la Boyacá la policía había capturado un par de granujas. Uno le decía al poli que estaba equivocado, que si quería fuera a la casa del otro que vivía en ese mismo barrio y su madre daba razón de él. El presunto chico de mamá prefirió guardar silencio. Seguro que prefirió pasar la noche tras las rejas que la verguenza de ser enfrentado a su madre y que el oficial dijera "hemos encontrado a su chico en estas..." Absolutamente comprensible. El otro accidente ocurrió a las 6 am. De vuelta a mi casa, con prisa para terminar un trabajo idiota para la Universidad. Los pensamientos de esa hora son los más brillantes y los más duros de capturar. La gente iba en letargo a sus puestos de trabajo, sus estudios o sus diligencias de primerísima hora.Tarareaba una bonita canción interpretada por el genial Ian Brown: Be there- colaboración a U.N.K.L.E (proyecto de Dj Shadow). Esa canción justifica levantarse un lunes a primera hora de la mañana. Cerca de la Iglesia de San Ambrosio los cristales esparcidos por todo el concreto. Trancón neurótico, miradas que se encuentran, niños dormidos en la ruta, interrupción productiva necesaria para contar en la oficina... tantas mierdas que suceden un Lunes en la mañana. Me entraron unas súbitas ganas de vomitar mezcladas con un extraño sobrecogimiento de melancolía que me detuvo en seco. La culpa estricta es del color de la realidad, el frío, el golpe de la conciencia de que todo es pálido, real y ajeno. Algún día moriremos y los lunes seguirán siendo lunes. El accidente fue de lo más estúpido y anodino. Un bus de ruta que chocaba contra un cuatropuertas blindado de algún hombre importante. Los hombres de negro comunicándose por sus celulares de última tecnología desperdiciada. Los niños felices por otro rato de sueño. El hombre importante seguramente adentro de esos vidrios negros desesperado por perder la cita importante. Y los hombres insignificantes apenas veíamos y seguíamos derecho sacudiendo las cabezas del sueño. Hice el trabajo sin mucha demora y me tardé en la ducha contemplando lo reducido que me encontraba. Si la masa corporal de las personas es relativa a su voluntad de vida mi cuerpo está diciendo más por mí de lo que yo quisiera. Cogí un taxi que me costó la suma de $10.000 pesos. El taxista no supo coger la desviación por donde era y me hizo una vuelta larga. Tenía poco tiempo para llegar a clase de ese maldito histérico con ínfulas de importante pero no desesperé. Supongo que las cosas no importan mucho cuando sabes que vas a morir en un planeta que está solo en el universo. Supongo que poco importan las cosas cuando sólo eres un polvo de pasado que acaso alguna vez resistió a ser barrido. Así que llegué a la Universidad que te transforma y supe que estaba en medio de espías y colaboracionistas que en cualquier momento informarían que tengo el secreto y otra vez atentarían contra mi vida, en esa misma esquina del negro César, y me romperían de nuevo la cara y tal vez, en esta oportunidad, no podría recobrarme y volver a casa. Presencié la clase de 9 a 11 de la mañana, con mucho dolor en el estómago por la angustia. A las 11 pasadas me quedé de ver con Kevin Arnold. Al salir al punto de encuentro me di cuenta que aún no llegaba y me senté a esperarlo. Saqué un dulce y empecé a chuparlo. En ese instante un escalofrío cubrió mi pecho. Levanté la cabeza y vi como una marejada de tristeza y furia contaminaba el ambiente. Luego pude reconocer su sufrido rostro de cristo afeitado sin su Magdalena. Me dio pánico acercarme y sin embargo lo hice con una risa de par en par para contener las lágrimas. Él también se rió y creo que soltó un: Wepa! Ese Wepa que uno suelta cuando se apura una copa de aguardiente de esas que arden, arden bien adentro. Después del respectivo saludo atrofiado por el terror le llevé a mis lugares de preferencia para tomar alguito. Le dije: vamos allí que a esta hora está bueno, aún huele a cloro y hasta ahora se hace la limpieza. Cuando llegamos al Laberinto de Zeus encontré el sitio tal como esperaba, incluso mucho mejor de lo que había idealizado, puesto que la costeña tenía puesto un viejo radio con música de planchar a todo volumen. Kevin reconoció de inmediato el sitio y se acordó que allí alguna vez había puesto en la rockola un bolero que me dejó aniquilado para rato. Obviamente me hizo saber que el sitio contaba con toda su acquiesencia y que no esperaba más de mí. Pidió un jugo Hit grandotote y yo pedí una soda Bretaña. Luego de terminar nuestras bebidas me preguntó si íbamos a almorzar pero yo no quería almorzar, toda la conversación en el tapadero de video porno me hizo perder el apetito, así que lo convidé a otro de mis sitios predilectos para morir lentamente. De esta manera cruzamos un lúgubre pasaje comercial muerto que da con el portón de la cafetería del viejo Ley y otros negocios cerrados. Salimos a la 22 y al frente del Chung king lo convidé a entrar al Danubio Azul. Me pareció escuchar otro Wepa por parte de Kevin Arnold, sabía que estaba sufriendo y se regocijaba. Nos recibieron las caras largas de los viejos del centro y la indiferencia de la camarera que nos vomitó un "qué quieren" no recién llegados. Arnold se fue por otro jugo y yo preferí un tinto. Hablamos de lo que representaba buscar a Dios con pasión y no encontrarlo en ningún lado. También añoramos verdaderas blasfemias en nombre de un amor a dios desmesurado. En ese orden de ideas manifestamos nuestro compartido odio por Voltaire. Luego de mear pedí mi segundo tinto. Eso había dado tiempo suficiente para que la mirada agotada de Arnold diera en una mesa contigua de dos tipos cuarentones. Me hizo saber que eran ESCRITORES, poetas. Un poeta enseñándole poemas a otro ESCRITOR. Nos reímos con lástima. En cierto modo nos pareció vernos como ellos sólo que sin poemas, sólo que sin esperanza, sólo que más cansados y más viejos y más concientes de nuestra poquedad y nuestra falta de talento e inteligencia. En este sentido, ya estábamos rendidos y empezamos a vociferar contra la gente con talento. La vieja retahíla del "nada es para nosotros". Incluso probamos con las drogas, con el trago, con el sexo, con las letras. Por todos los medios la vida nos rehuía y siempre nos dejaba muy en claro que nuestra función en esta vida no era vivir ni mucho menos. Vimos el noticiero en silencio, salvo ciertas excepciones cuando Arnold me preguntaba cuánto ganaría aquél u otro aquél hijodeputa por salir en tele. Salimos a la 1 pm, le conté a Kevin que tenía un parcial de Inglés y él me dijo que no tenía nada más que hacer sino hasta las 6 que empezaba a dictar clases, que se iba para casa a almorzar. Me dio algo parecido a un aliento con el parcial y se despidió. Fui subiendo de prisa la calle 22 con ganas de llorar o ganas de morir o de hacer algo. Esas conversaciones con Kevin Arnold siempre hieren, dan en el punto de la llaga en que se vuelve a abrir y recobra el dolor.

Thursday, August 31, 2006

Ich Will noch lauter schreien

Dedicado a Linda Lee


Wenn du durch die Straßen gehst
sollst du leise sein
wenn du tust wovon du träumst
sollst du leise sein
wenn du siehst woran du glaubst
sollst du leise sein
wenn du sagst was du denkst
sollst du leise sein

wenn du fühlst das du lebst
sollst du leise sein
wenn du küsst was du liebst
sollst du leise sein
wenn du weißt wer du bist
sollst du leise sein
wenn du spürst das du anders bist
dann musst du lauter schreien

Freiheit
Ich will nicht leise sein
Freiheit
Ich will noch lauter schreien
Freiheit
Ich will nicht leise sein
Freiheit
Ich will noch lauter schreien

wenn du weißt was du willst
sollst du leise sein
wenn du siehst was du hasst
sollst du leise sein
wenn du fühlst dass du hoffst
sollst du leise sein
wenn du spürst das du anders bist
dann musst du lauter schreien

Freiheit…

Wenn ich spüre ,dass ich sterbe
dann will ich leise sein
Wenn ich fühle das ich lebe
dann will ich lauter schreien

Freiheit...





Friday, August 25, 2006

Vencido

Una falsa entrada. Cuando vio a Coe en la otra acera y ella no le reconoció, sintió haber envejecido mil años de un día para otro. Esa sensación de haberse desperdiciado en sueños ajenos lo tomó por sorpresa y no quiso soltarlo hasta no haber terminado con la cantina de 650. Recién terminada la guerra el tiempo ahora sobraba sin que las calles fueran suficientes para descargar sus frustraciones. Parecía estar repitiendo la misma rutina de autodestrucción, día tras día, bares tras bares, en busca de algo que le motivara a vivir en unas condiciones que jamás hubiera imaginado. Los antros en esos días parecían estar repletos de héroes y hombres desmoronados. Algunos optaban por cambiar sus venas a cañerías metálicas que les permitieran reinsertarse al campo de batalla en territorios africanos. Algunas veces Lucien pretendía olvidar lo que había presenciado y, en verdaderas escasas ocasiones, podía pretender vivir en otro sitio que no fuera en un planeta que había fracasado en la guerra de universos. Carolina Coe aún conservaba la misma mirada fiera. Aún parecía proyectar el mismo odio y la pasión de los años del tráfico de software bancario. Sabía por algunas fuentes que Coe también la había pasado mal durante los años de guerra. Ahora que la volvía a ver a través de la franja invisible del tiempo parecía como si ella nunca se hubiera ido. Una enana repulsiva se le acerca a Coe con una teta por fuera del escote. Una chirrienta voz le penetra los sesos provocándole escalofríos en medio de la serenidad de la embriaguez. La obscena enana le reclama al Fray Lucien que haya sido siempre un romántico muy en el fondo, muy a pesar de él mismo. Como aquellos basuriegos que lloran de congojo ante las novelas de Austen en las canteras del D.F. Lucien la observa con la calentura del etilismo, sin chistar palabras, sólo asintiendo con la cabeza como un idiota. La enana se complace de haber logrado su objetivo y se va en busca de otra mesa. Se escuchaban las palabras de los seres inteligentes de los otros planetas que habían colonizado el planeta tierra. Lucien parecía empezar a comprenderlos, saber sus intenciones. El bar man hace sonar en el infinomniplayer una canción que sonó para Lucien como un siglo que le da la bienvenida: Milla Jovovich - Beat on Ice... I see you, I see you... I see you breaking up the water... Canturreteó un rato en silencio, golpeando la barra con los dedos de silicona. Sinking to the botton... El tiempo que nunca había encontrado, la afable familiaridad del bar del centro. Watching reruns of my dreams. Pensó de nuevo en Carolina Coe. We fade away tonight. Y por primera vez se preguntó si alguna vez había llegado a amarla. Ahora Lucien no era más que el polvo del pasado que acaso alguna vez se resistió a ser barrido. Nada quedaba de aquellos grandes hombres que alguna vez sintieron centellear la vida en el fulgor de las bombas que estallaban. Nunca pensó que podría volver y ahora que estaba en casa se sentía miserable. El hombre se ha caracterizado siempre por una cosa: por más que sus sueños choquen contra su realidad, por más que haya dejado de ser el centro del universo desde Galilei, por más que se haya demostrado que el hombre no es las criaturas más inteligentes del universo desde el hallazgo realizado en el observatorio espacial Palomar, siempre hinchará el pecho y creerá que, de alguna manera, nunca fue una pieza suelta en el plan divino. Un falso sueño: la libertad. De nada servía la libertad a Lucien si ésta no era retroactiva. Por qué hablar de un futuro que no existe cuando aún quedan algunas cuentas que ajustar con el pasado? Si la libertad no sirve para volver atrás y arreglar las cosas que nos han hecho ser lo que somos la libertad no sirve para una mierda. Lucien soñó un rato con la boca abierta. Al rato el barman lo sacó del bar, como a quien le desagrada cumplir con sus deberes. Lucien de nuevo estaba en la calle y sintió que Carolina Coe en cualquier instante podía volver a cruzar esa acera.

Tuesday, August 22, 2006

Trojan. El pase de cuentas.

Los malditos bloggers son incorregibles, mierda.

Escupió al botar el cigarrillo y salió de su casa. En la Avenida le hizo pistola a las gothic lolitas que le miraban el pantalón roto en el culo. Tomó el bus luego de larga espera. En el bus vio una chica que le gustaba, como le gustaban: camisa negra desgarrada que dejaba ver en su interior una blusa de mallas también negra, labios pintados de negro, sombra violeta y sonrisa de golfa de tres pesos. Hizo lo posible por sentarse a su lado pero un muchacho negro, usando ropa Emo, se le adelantó y el Troyano maldijo su suerte. Se sentó en el puesto desocupado del lado, de modo que podía verles. Una anciana se iba a sentar cerca pero al verle detenidamente improvisó un gesto de indignación y se sentó al lado de un garcon que chupaba mocos. El Emo ya había entablado conversación con la darkie y el Troyano apretaba sus puños. Sonó el celular Motorola del Troyano y pudo comprobar que se trataba de Tata, la puta perra prostituta zorra que le había propinado una cachetada el fin de semana.

Joder, qué mierda quieres Tata?
Te amo Heriberto, esa es la razón por la que te llamo
No me llames más Tata, no jodas.

Heriberto colgó con gesto exagerado, pero al voltear a ver ni la darkie ni el negro habían reparado en él. El Troyano escupió con tal torpeza y tan poca fuerza que el escupitajo fue a darle en un costado del pantalón. Se sentó al lado del Troyano un hombre que olía a chucha y a pedos y a muerte y a soledad. Maldijo su suerte el Troyano y entonó una canción de La Polla Records. Heriberto pensaba que sólo era cuestión de mala suerte el que le fuera tan mal en su triste vida. Nunca se le había presentado la oportunidad para hablar con las gothic lolitas y convencerlas que Gwen Stefani no era el único modelo femenino a seguir sino que también existía mucha gente, allá, en ese mundo fuera de la pantalla, que también podría enseñarles a ser rebeldes... debería existir, aunque Heriberto no conociera a nadie. Al bajar del bus, en la Javeriana, donde estudiaba el Troyano, sintió ganas de escupir a los payasos uniformados de su asiento cercano: el maldito negro Emo y la puta Darkie. En la Javeriana Heriberto abrió los pulmones y sintió que ahora sí estaba en su territorio. Saludó a un idiota de cresta roja y el de la cresta roja hizo como si no lo conociera. Heriberto sabía bien de quien se trataba: era un idiota que tenía un blog con 5.382 visitas y se hacía llamar: Síndrome de abstinencia al videodromo. Tenía que matar a ese sujeto, el Troyano lo sabía bien. Se fue al parque Nacional y se fumó dos porros junto a su amigo gaitanista enfermo de gonorrea. Cada uno tomó un audífono y el gaitanista le dijo al troyano: tienes que escuchar esta mierda, es jodidamente buena. Así que escucharon un rato un poco de The Casualties y se fueron a tomar Moscato a la tienda del viejo anciano. En su recorrido un punkero de poca monta se le acercó al Troyano y le dijo

Entonces qué parce... muy punkero con esa facha o qué
No, no señor, para nada
Piérdase parce si no quiere que lo levante a patadas
Malditos punkeros idiotas nunca hacen nada, sólo meter miedo
Ah sí.. a ver que le sabe esta riata

Gaitanista y Troyano corrieron a través de un valle muerto en la calle 45 con carrera 13. Gaitanista confesó a Troyano que le gustaba Tata. Troyano le hizo saber que no había problema, que tiraba muy rico y que le deseaba suerte. Lo del sexo era mentira, Troyano nunca había tenido sexo con una mujer a no ser que le pagara: obviamente Tata nunca se lo había follado porque le causaba lástima y no quería lastimarlo. A Gaitanista le dolió la confesión y quiso golpear a Troyano pero no se le lanzó porque sabía que era un hombre débil y, a pesar de todo, idiota. También el enfermo sentía compasión por el troyano: el cual no era malo sino de la pantalla hacia adentro. Todas las mujeres los prefieren negros o rubios, no les gusta los puntos medios. A veces olvidaba que pertenecía también a un planeta dentro de un sistema solar árido y olvidado. Gaitanista cantaba Karma Police y se agarraba la polla, presumiendo de ella al pobre Troyano que estaba tirado en la acera vomitando. El porro le iba mal a Heriberto pero no estaba dispuesto a dejarlo. Primero muerto antes que despojarme de La Polla Records y del Bareto. Su frase de cajón más reconocida. A los profesores no les hacía gracia. Troyano era de los que hablaba de anarquía en clase e interrumpía el trabajo de sus compañeros para decir:

Abajo el sistema

Por supuesto, el troyano era el hazmereir de clases. A las chicas inspiraba asco. Incluso a Sandra, que en un principio pensó que era inteligente. Luego de verlo bailando borracho esa noche juró jamás volver a ser vista con él. La única que lo amaba era Tata. Pero el Troyano despreciaba a Tata luego de saber que ella estaba con él porque le recordaba a su hermano retrasado mental que vivía en Miami. Y no es que el hermano fuera mala persona, sencillamente Heriberto creía que lo que él quería era algo más de informalidad en sus relaciones. Pero siempre se veía caído en el piso, vomitando bilis o bailando sin camisa en la tienda del viejo anciano.

Finalmente el Troyano tomó cartas en el asunto y se fue a vivir a Santa Marta y allí se hizo un escritor famoso y se le llamaba el Bukowski del caribe y nadie más volvió a saber de ese idiota.

Thursday, August 10, 2006

Puertos - 1 día de clase

Lain no podía dormir. Le molestaba el colchón tan duro. No encontraba acomodo para su barriguita. Se levanta muy temprano, a eso de las 4 am y me dice que necesita algo. Se lo paso de mal agrado y le digo que necesito dormir un poco más para poder asistir a clase de la mañana. Un rato después dice que no puede dormir definitivamente y le digo que se pase a mi cama. Finalmente accede e intenta acomodarse debajo de mis cobijas. Estoy molesto porque sé que me va a resultar difícil levantarme temprano. Estoy terriblemente enojado y molesto. No entiendo por qué ultimamente me he vuelto así: tan amargado. La misma Lain me lo dice constantemente: ya ni te aguanta tu mamá, Luis. Y es verdad, parece que sólo me dirijo a ella para fastidiarla. Me aguanto la rabia y percibo lo injusto que soy tratando de esa forma a Lain, pobrecita, finalmente no es fácil su situación y sí, mis camas apestan para una mujer embarazada. Estaría mejor en su camita, en su casita, pero ella quería estar conmigo y no le importó soportar la incomodidad para estar a mi lado. Y yo, de paso, la trato como un culo. Debo ser una bestia o algo similar. Respiro y la abrazo. Le abrazo la barriguita y siento que establezco una conexión con la niña. Y me calmo de nuevo. Sé que todo está bien con ellas dos a mi lado y me siento el hombre más afortunado del mundo por tenerlas. El sueño vuelve a mí y sueño cosas raras, locas. Algo relacionado con Andrés H. Finalmente el sueño termina en un paisaje amable y surrealista. Suena el despertador y otra vez vuelvo a rabiar. Le pido a Lain que lo apague y duermo otro rato a su lado. Cuando vuelvo a despertarme veo el celular y son las 8 de la mañana. Me estreso. Mierda, tengo clase a las 9 am y es de Noticieros y es famoso el profesor por su exigencia. Me levanto de un brinco; Lain me dice: ya no alcanzas a llegar, quédate otro rato conmigo. Me embarga la rabia y pienso: claro, la mujer es el origen de todo mal, el hombre siempre ha sido un perdedor en el instante en que la mujer llegó a la tierra. Me arrebatan las ganas de hacer un performance a lo William Tell, al mejor estilo Burroughs con Joan. Así que intento con mi peor cara de loco y le sonrio hipócritamente . Salgo del cuarto exclamando chocherías incoherentes. Me afeito. En la ducha me reprendo por el modo en que respondí a Lain. Ella no merece mis histerias y lo que ella me propone nunca es para mi mal, como yo suelo pensar, sencillamente ve las cosas de una manera más sencilla que lo que yo hago. Por alguna razón los amigos de Burroughs decían que Joan era muchísimo más inteligente que él. Llego como un perrito arrepentido, luego de bañarme, y le pido disculpas, le doy besos a su mejilla pero sé que ya nada le va a sonar como real, que ya cometí un error, ya le falté el respeto y que todo lo que haga le va a parecer melosería cula. Ella no reacciona sentida conmigo sino que parece comprenderme. Una de las cosas que me fascinan de Lain es esa: a veces su comportamiento es el de una anciana sabia, a pesar de su corta edad. Le pido a Luz Ayda que no me caliente demasiado el chocolate para poder tomármelo a la ligera. Me termino de cambiar y me despido de mi amada Lain y de mi chiquita. Bajo y veo que Ana ya está desayunado. Le pido el chocolate a Luz Ayda y me genera mucha simpatía el hecho de que esté al clima preciso en que me lo puedo tomar de prisa sin quemarme, ni que esté muy frío. Salgo de mi casa de buen ánimo. Como dice la gente que no piensa demasiado: con ganas de devorarme el mundo. Saludo al vigilante y sigo derecho. Hace más de un año que me ha dado en pensar que cualquiera podría confundirme con el vigilante, no sé por qué, no tengo argumentos racionales para pensar en eso, pero siempre que lo saludo es como si el vigilante pensara: este chico podría pasar por vigilante también. Cuando cruzo el caminito ese, me detengo a pensar: taxi o bus? Si cojo taxi gasto la plata de un modo imbécil y no han sido pocas las veces que me he frustrado al pagar una tarifa cara de taxi para llegar a una clase a la cual el profesor no asiste. En el momento en que cruzo esa avenida fatal, pasa un bus y lo tomo sin echarle más cuerda al asunto. No tengo el Ipod pero a quién carajos le interesa. Finalmente es un juguete caro y estúpido. Una droga en sus casos más extremos que te aísla de la realidad y te deja haciendo las mismas muecas que un mal ácido. A mi lado hay un chico que es muy distinto a mí. En el bus sueño con el día en que sea entrevistado por algún desocupado o algún mediocre patético que quiera pasarse de listo a mi nombre. Es algo raro, uno siempre está listo para una entrevista, dar la respuesta oportuna, propinar la puntada oportuna, el comentario mordaz. Pero nunca nadie lo va a entrevistar a uno. Autoentrevistas he leído unas y muy buenas: Susan Orlean y Pedro Almodóvar (la segunda, cortesía de Ana's Ghost) . Pero las autoentrevistas "suspicaces" de Efraim Medina en sus libros son lamentables. El bus hace su recorrido sin mayor percance. Paro el bus cerca a Mandarina y se baja primero una chica que creo reconocer pero no recuerdo bien dónde. Bajando por la carrera 4 con altura de la 24 siento de nuevo ese viento de muerto recorrer mi cara. Los primíparos empiezan a aparecer en la esquina del negro César. Todos llegan con tanta expectativa, llenos de sueños y metas. Llego tarde a clase y no logro ubicar el módulo 6. Otro misterio de la universidad es que a pesar de llevar ya tantos años en ella siempre el primer día me rajan con un módulo x que, da la casualidad, jamás había reparado. Cuando por fin logro localizarlo la puerta se encuentra cerrada. Severa expresión para una puerta. La abro y pregunto al profesor: aún puedo entrar?. -Sí, por hoy sí puede. Me responde. Veo a los compañeros de clase. Reconozco al grupo femenino de Eyreen. También veo el grupo de los futbolistas, entre ellos a un chico al que llamábamos Egomaniac. A sus 18 años se desempeñaba como director de cortos, escritor, periodista cultural, crítico musical, discjockey, futbolista y rastafario. El perfecto idiota que toda universidad añora. Es gracioso que una persona tan mediocre se pueda desempeñar tan bien en una universidad. En mi caso, sin embargo, la universidad me ha costado un gran esfuerzo. Los profesores se sienten intimidados al ser descubiertos. Como un profesor que decía que los silogismos pertenecían a la gramática. Al final me humilló y barrió con mi nombre como quiso valiéndose de su posición de poder. Al no poder competir intelectualmente conmigo, mchos profesores prefieren ser arbitrarios. O aquél que decía que las pretensiones "bucólicas" se referían a las pretensiones apocalípiticas. Lo corregí y luego mantuvo en ascuas mi nota. Recuerdo a un farsante profesor de filosofía del derecho en el Rosario que sin escrúpulos decía que Kant afirmaba que el ser humano poseía ideas innatas. Le repliqué que las ideas no eran innatas, sino las categorías. Se sonrojó. Al final del semestre me dejó. Para pasar sin problemas la universidad tienes que ser un mediocre. Traga entero. No te molestes en pensar. Asiente con la cabeza. Se un Juglar del Zipa, se un colombianito más. Eso es ser inteligente. Yo toda la vida he sido un idiota. En clase me espanto al comprobar que el profesor es de aquellos que creen tener el derecho de enseñarle a pensar a sus estudiantes. Trato de pasar desapercibido pero tampoco entiendo por qué no puedo. Quisiera ser como la Topo, una idiota útil que pasa su vida sin molestar o agradar a alguien. El profesor me lanza dos veces miradas de desconfianza. Sobre todo cuando habla de ideologías políticas. Joder, no creo en la política. No soy un maldito adolescente que proteste por la injusticia social, tampoco tengo el suficiente dinero como para que nada me afecte. La política sólo es para gente supremamente imbécil que no se ocupa de sus asuntos. La vez pasada en Unicentro pasó a mi lado Gustavo Petro y me miró con cara de super héroe. Qué ha hecho él por mí? Maldito idiota. A punto de terminar la clase pienso: tienes que ser inteligente, saluda a algún grupo, intégrate. Se termina la clase y quedo como desarmado. No puedo ni voltearme a saludar, ni hacer conversación. Qué clase de comunicador social soy yo? Salgo como si fuera un fantasma y me dirijo a la sala de computadores. Hablo un buen rato con el Wardealer. Le hago saber mi desagrado con el clima sexual que se vive en los primeros días en la universidad y terminamos compartiendo nuestro disgusto por los patéticos adultos con síndrome peter pan. Finalmente War me habla de grupos que me suenan como murmullos en la noche. Al mediodía me gana el hambre y me despido del hombre loco del eje para buscar almuerzo. Voy a Luna Verde y siento la falta que me hace Lain. Estar allí sentado, sin ella, no es lo mismo. Recuerdo el día que estábamos en el otro Luna Verde y vimos a un hombre norteaméricano con un ataque de tembladera espantoso. Lo vimos pasar con su bandeja hasta la mesa en un estado patético de tembladera. Qué tiene? Qué tiene? Pude ver en su caucásico rostro unos espectaculares hematomas. Fue golpeado, seguramente. La camarera quiso llevarle la bandeja hasta su mesa pero el hombre se negó categóricamente. Se hizo a un puesto al lado del nuestro. Seguía temblando irremediablemente y apenas podía sostener la cuchara con la que llevaba la sopa hasta la boca. Lain estaba visiblemente preocupada por el pobre hombre. Finalmente terminé preguntándole: Mr. are you okay? El hombre se voltió y me miró con cara de extrañeza. Volvió a su plato de sopa, trémulo y prevenido, respondió, en voz baja: Yes, I do. Traté de ir al baño pero un indígena se encontraba cagando y preferí mejor no esperar y no entrar. Al volver Lain secreteaba con la camarera. Lain ya no quería almorzar. De repente, un fuerte olor a sudor se había instalado en el restaurante. El olor provenía del hombre extranjero. Volví a ver al pobre hombre y noté un nuevo hematoma, éste en la región trasera de su cabeza. Seguramente es el que le provoca la tembladera, dedujimos con Lain, no sin seguir preocupados. Lain no soportó más el olor y dijo: maldita sea, ese gringo me dañó el almuerzo. Antes de irnos el hombre me lanzó una mirada tan triste como sólo la imposibilidad del lenguaje sin transmitirse puede ser de triste. Una tristeza religiosa. Fuimos a Postres y Lain pidió un delicioso postre de limón. Hablábamos sobre las posibles causas de los hematomas. Seguramente se trataba de un viejo turista depravado en busca de aventura homosexual en barrios poco seguros y allí recibió la paliza. No sabíamos. Habían tantas razones. En ese instante de divagaciones, un hombre de aproximadamente 60 años entra con unas gafas rojas, pelo largo y ceniciento. Otro patético Peter Pan. Nos reímos y se desvanece el recuerdo. De nuevo estoy en la mesa, tratando de comer una torta de acelga que me provoca reir y llorar al mismo tiempo. De nuevo a la universidad, voy pensando en lo pobre que finalmente soy. Pienso que no conozco a nadie realmente rico y que seguramente todos mis amigos están tan destinados al fracaso como yo. Empiezo a recapitular los actos mi vida y me doy cuenta que desde pequeño estuve predestinado a la pobreza, al fracaso y a la humillación. Pierdan toda ilusión. Este mundo no espera nada de ustedes. Vamos a fracasar magistralmente. No tenemos talento, ni inteligencia y mucho menos gracia. No podemos ofrecer nada al mundo y el mundo nos va a devorar con ansia. Al llegar a las puertas de la universidad vuelvo a ver todo ese río de muchachos universitarios. Ahora me siento tan diferente a ellos. Antes aspiraba a grandes cosas. Me veía como un cruel magnate. O como un déspota director de medios. Pero jamás imaginé llegar tan bajo. Subo al Oma y pido un americano. En él un gordito bastante desaliñado se queda observando a las rubias de la universidad. Él siente que algún día ellas podrán llegar a ser suyas. Él siente que algún día será del grupo de los privilegiados y dejará su triste condición. Él jamás esperaría que lo más seguro es que fracase, tanto en su vida como en su profesión. Y que estas chicas jamás lo voltearán a ver. Y que tampoco va a importar mucho en ese entonces. Porque ellas engordarán, su belleza se irá, se amargarán y posiblemente irán a las listas de pobreza de este país - recuerda que la mayor parte de pobreza en Colombia la concentran las mujeres cabeza de familia. Me da risa, el gordito y la actitud que adopta para alcanzar sus anhelos. El modo en que sus maneras reflejan las ideas preconcebidas que tiene de la gente de éxito. Voy a clase de inglés. En clase de inglés una perra barrigona se ríe cuando le digo que: I love Koalas. Luego voy directo a clase de política. Sólo asisitmos tres personas. A las 4:15 termina la clase y agradezco porque me da tiempo para llegar al ensayo. Salgo de prisa a coger transmilenio. Una metalera se demora en pagar y pregunta idioteces al servidor. Le lanzo una mirada de desprecio, pero a esta hora no sé si mi mirada refleje algo más que cansancio. Ella me sostiene la mirada. Los ojos son un órgano abyecto. La metalera se va y espero que se pierda en el horizonte de una ciudad infinita. No quiero verla más. Es de esas personas que uno ve y se agota con tan sólo una vez de verla y desearía jamás volver a ver. Cojo el bus para el norte. En el trayecto me voy preguntando: Por qué tanto resentimiento? Por qué tanto odio? Por qué siento que he fracasado? Llamo a Ana y le pido el favor que mande a Luz Ayda a la 116 para darme el bajo a las 5:15. Me responde que bueno. En el bus me molesta tanto universitario. Me encanta la temporada de vacaciones. Se ve poco gilipollas. En el centro sólo se ven oficinistas, gente común, indigentes y uno que otro gaijin. La temporada de estudiantes se llena de farsantes, gente molesta, creída, pseudodrogadictos, juglares del zipa y toda esa escoría de humanidad que se hace pasar por linda. Mi suegra llama y me reporta la soledad de Lain en withdrawal. Llamo a Lain. Me haces falta amor. Si estuviera contigo me sentiría tan feliz. Cuando Lain está lejos yo también lo estoy. Mi mirada va a otro lado. Estoy en presencia pero es como si un mico telepático me estuviera manejando a larga distancia. Mi cuerpo sólo proyecta carencia y deseo. La risa desaparece de mis labios. Mi piel se vuelve superflua. Llego a la 100 y llamo a Ana para que le diga a Luz Ayda que ya puede alcanzarme el bajo. El bus no tarda en llegar a la 116. Espero un buen rato. Luego de 10 minutos llama mi papá informándome que ya Luz va en camino. Si tuviera el Ipod estaría escuchando Sand River de Beth Gibbons: Autumn Leaves, beauty's got a hold on me. Un buen atardecer para escuchar Beth Gibbons. Insisto en la cuestión del color. Hacemos el intercambio con Luz Ayda. Ella me da el bajo; yo le doy la maleta. Alcanzo a tomar el J72 que me devuelve a la Caracas y me deja en la 57. Veo algo que hiere mis ojos. Me bajo del Transmilenio y es como si hubieran acabado de matar a alguien y yo no supiera. Las cosas marchan de una manera sospechosamente normal. Trato de calcular cuántas muchachas que veo en la zona pertenecen a la vida y cuántas sólo pasan de largo. Una se queda viéndome. Sigo derecho y otra vez siento el peso de una mirada sobre mi lánguido cuerpo de muchacho escuálido. Volteo a ver y son dos amigos de Lain. Me alegra encontrarlos en ese momento de soledad y angustia. Se trataba de Sampai y de Diego. Nos saludamos efusivamente y me preguntan por Lain. En la casita, ella está en su casita. Me preguntan qué hago en ese sitio tan sórdido y les digo que voy para ensayo. Sampai me rodea y me pregunta si lo que llevo es un bajo. Sí, es un bajo. Diego me insiste en que le recuerde a Lain que mucha gente de su universidad le manda saludos y que la extrañan. Sé que es verdad. Lain es rara, sabe comportarse con la gente. Diego me dice que P. Intensa le manda saludes. Le prometo que le diré. Seguimos el camino y nos despedimos. Me alegra haber encontrado ese par de chicos. Antes de llegar al sitio de ensayo, me detengo a leer una ridiculez. En el teatro del lado estaban presentando "Lecturas macabras". La entrada era de "aporte voluntario". Pienso que si es tan fundamentada como el ciclo de cine tecno-anarquista más valdría estar desgranando el mar. En esas estaba, cuando a lo lejos veo llegar a J. S. Él aún no me ve, pero prefiero esperarlo antes que entrar solo. Finalmente me alcanza. Me dice que le gusta mi chaqueta. Le respondo algo sobre Bi. Otra vez me doy cuenta que soy malo para comunicarme con la gente. Pero finalmente una banda de punk la conforman desadaptados y me desadaptación es bien recibida en el grupo. Entramos a la salita chill out. No demora en llegar Javichuelas con su mamá. Entramos al estudio. En el otro estudio ensayaba una banda de grind. Necesitaban un bajista. En un momento pensé en ofrecerme pero luego pensé en la serie de trabajos que me deparaba este semestre. Conectamos equipos y tengo tiempo suficiente para afinar mi triste bajo. Al rato llega The Flare. Empezamos a ensayar Efecto Doppler. Luego seguimos con U.C.I. Probamos con la canción de The Flare "puños en el bolsillo". Alcanzamos a componer una nueva canción. La canción era algo incoherente. Empezaba con ennumerar los servicios de un reservado, luego profesaba su odio por Dios, en el intermezzo enumeraba los libros de la biblia que había que fumar, volvía de nuevo con el odio hacia Dios y terminaba con los precios de los servicios del burdel. Seguimos ensayando infinitamente las 4 canciones. Para descansar tocamos 4,3,2,1 de The Adicts y seguimos con el ritmo frenético. Al final sentía la camiseta pegada a mi cuerpo llena de sudor. El mango del bajo se convirtió en un gigantezco falo lubricado y mi cabeza se agitaba como pera de boxeador. Repetimos las 4 canciones para perfeccionarlas y dejamos el ensayo. El clásico recorrido hacia la Caracas se ha convertido en el espacio en que discutimos las cosas del grupo; a la vez, también se ha convertido en uno de mis espacios preferidos, ya que dejamos el automatismo de los instrumentos para hablar como personas. En la Caracas, Javichuelas se despide junto su mamá y nosotros seguimos camino a Moby Dick. En Moby Dick reciben a The Flare con su grupo "preferido": Placerdo. Me da risa. Luego de Placerdo sigue A forest de The Cure y eso nos mejora el ánimo. Nos quedamos 10 minutos más y nos vamos hacia la séptima. Bajamos un poco, a la altura de Ortizo, alcanzo a ver el bus que sirve tanto a a J. S como a mí. Lo cogemos de inmediato. The Flare se lamenta: uy... buena esa, pirobos. No le hacemos caso y nos subimos. Nos demoramos un rato para que el busetero nos devolviera el cambio. J. S se baja un poco antes que yo. Cuando me bajo, voy directo a la tiendita. Un borracho me pregunta el nombre y le digo: no tengo. Compro un trident y el borracho sigue insistiendo: oiga, señor sin nombre, ud qué toca. Lo ignoro. Empieza a retarme y decirme que si soy un rockero. Al escucharle decirme rockero me indigno y le digo: toco música carranga. El borracho hace cara de cansancio y me ignora. Me siento mal porque alguna vez fui como él. Sigo mi camino. Al llegar a casa sólo se encontraba Luz Ayda en la penumbra. Prendo el computador y en MSN chateo un rato con Ana`s Ghost y Mil Barras. Al rato aparece Amhin del célebre -no por eso bueno- grupo comercial pop Peinados Nuevos. Me invita al mismo concierto de Lyzzy Terrorist en BarHaus del que tanto habían hablado J.S y The Flare en Moby Dick. La verdad no me entusiasma el evento. Pero el recuerdo de BarHaus invade mis pensamientos de hermosos recuerdos. No precisamente a causa sino más bien a pesar del lugar, me remonto a la noche en que la precariedad de las instalaciones y del sonido de una frustada fiesta pro-corto me condujo a los brazos de Lain en el frío de una olvidada esquina.

Tuesday, July 25, 2006

Peligro Bio-Lógico

Recapitulemos desde aquel instante en que recordé la capacidad de escribir en un idioma extinto al que llamábamos Español. Recuerdo que no contaba con más de 20 años, estudiaba filosofía y odiaba la vida. También recuerdo haber tenido una familia, un psicoanalista especialista en desórdenes de sueño y unos amigos con los que hacía monerías propias de la edad. No recuerdo bien el origen de tales cosas, sólo recuerdo que contaba con esa seguridad de alguien que tiene un lugar al cual llamar hogar. En este momento es como si viera a través de aquel prisma a un muchacho completamente distinto de mí: se aleja de un centro comercial en decadencia del centro de una ciudad a la cual no reconozco, en las manos lleva una bolsa de una sustancia extraña, lisa y blanca. Se sube a un vehículo monstruoso y sórdido, se sienta en un asiento de dolor indescriptible, perfumado de olores inimaginables para la mente más retorcida. De la bolsa saca un producto ancestral de forma rectangular, de superficie lisa y transparente, forrado por papel desde su interior. En el interior cuenta con una abertura que descubre un objeto circular de plástico policarbonado y una capa finísima de aluminio. Veo en el post-adolescente acurrucado los ojos tristes del hombre humilde que se conforma con poco. Paro la transmisión y voy al bar de Tardes de Lluvia a tomar un draft de heroína granulada. En el centro de la mesa alguien dice: Joder, este olor a jarabe de tos vencido me está matando. El barman pasea hacia el infinomniplayer y hace sonar una canción de unos 100 años atrás: Milla Jovovich - Beat on Ice. Ahora supongo que sólo soy parte de ese polvo del pasado que se resiste a ser barrido. Llega Al, el chico de los músculos hasta en el culo, bromea con Hernia y trata de saludarme pero sus ojos no aguantan el asco. Voy a mear en el no espacio de la verguenza de ser orgánico. Mi semblante se opaca al reprochar no poder recordar los viejos días. El tiempo no existe, sólo es el pasado que se extiende en el olvido. Si yo fuera una puta tendría más dignidad. Vuelvo al Tardes de Lluvia. Hernia se acerca y expulsa un grosero: Dios, de veras has metido la pata! Supongo que ya les ha llegado la noticia a sus torpes aparatos de recepción. El barman hace cara de estar cumpliendo un deber que le desagrada. Me entrengan. Karlo, si estás viendo el video pornográfico sabrás que soy culpable por lo que me acusan. Logré engañar a los productores del prisma retrocediendo a esos días. La visión detrás del prisma sólo enseñaba la sangre esparcida de unos ojos tristes que se conforman con poco. Por mí ya ni preguntes. Nunca tuve un pasado.

Monday, July 17, 2006

Punk Song #1

Al estilo de Swift aventuro una modesta proposición, una sencilla canción para unas tonadas simples de punk.

OTRO DÍA PODRIDO EN LA CLOACA.


Es otro día perdido, otro día podrido en la cloaca.

Mis amigos me han dejado
La cerveza ha escaseado
La coneja me ha tumbado
Tanta angustia es hilarante.

Telarañas, telarañas
Consumen mis entrañas
Quiero un golpe,
Quiero un golpe

Es otro día perdido, otro día podrido en la cloaca.
Si tuviera una herida en mi cara
No tendrías que pensar, preguntarte demasiado
Por qué actúo, por qué accedo
Si me cuesta respirar
Si me cuesta despertar
Tanta mierda que corre en las canteras
Me pregunto si acaso basta
Olvidarme de este mundo
Quiero un golpe
Para despertar
Entender… que este dolor es cierto
Comprender… que a nadie pertenezco
Si me he galeado toda la tarde entera
La saliva espesa flotando sobre mi camisa
Sin más ojos que una ostra arrellanada
Los remaches tecnológicos de la industria farmacéutica
Jamás concibieron provocar tal desarraigo sobre las terrazas
Ahora me considero un producto perdido de la economía de mercado
Hasta mis amigos me han dejado
Como un simio que empieza a figurar conspiraciones
La Cerveza me ha faltado
La coneja empieza a tornarse filosófica respecto sus posiciones sexuales
Tanta angustia es discordante

Telarañas, más arañas
Mi sentido de la realidad
Quiero un golpe
Quiero un golpe.

Si es otro día perdido
Otro día podrido en la cloaca
Prefiero que me follen
Que me destrocen la cabeza
Con un yunque industrial
Si es otro día perdido
Otro día podrido en la cloaca
Si tuviera una herida en mi cara
Bastaría para llenar el espacio vacío

Las horas intermitentes
En que no paro de soñar
Sobre travestis que miran de soslayo



Vomita: sobre mí
Vomita: sobre mí
(4x)


Escupe, escupe

no tengas miedo, afuera los Escrúpulos.
(2x)

Thursday, July 13, 2006

Informe

A las 16:15 minutos me recoge Don Diego. La reunión pretende pasar por informal, pero no deja de ser molesta al hacer parte, a todas luces, de un frío y metódico plan de lo que los ingenieros de Palomar desarrollan en sus supuestos sobre la interacción de los seres humanos. De inmediato observo el por qué de la celebridad mundial de Don Diego: más allá de tratarse de sus logros académicos es famoso por su fastidiosa arrogancia. Recuerdo el episodio en la entrega de premios Andrés Bello, en la cual se autoproclamó el único científico serio de ese mal logrado continente llamado Suramérica. En ese instante se ganó el recelo de toda la comunidad científica del mal logrado continente y la simpatía de todos los periodistas, en especial aquellos con pretensiones gonzas. Don Diego me recibe cordialmente y su marcado tono chileno no favorece la sensación de mareo que me ha acogido todo el día. Al preguntarle sobre el informe responde que no descarta sea otro truco de Lucien en la órbita de marte. Le confieso que al principio creía lo mismo pero a la vez no pensaba que la ingenuidad de la comunidad científica de Palomar fuera tal como para volver a caer en el mismo error. Don Diego deja escapar una risita de superioridad y dice: tal vez más necesario que un epistemólogo postmoderno lo que necesitamos es un comité de ética kantiana. Fuerzo una risa hipócrita mientras atravesamos Mulholland.

Wednesday, July 12, 2006

Extraterrestre

Como filósofo especialista en temas de paradigmas culturales y transformaciones epistemológicas he sido llamado por el observatorio astronómico Palomar en California. Me han hecho llegar los informes al hotel en Los Angeles. He pasado una noche de perros, vomitando bilis y con una fiebre de 40 grados. Dejo los informes a un lado, mientras espero la recuperación y veo un rato la transmisión de Oprah reloaded. El tema del día es la rebeldía de algunos órganos protésicos con sus enajenados cuerpos. Una boca furiosa declaraba penosas confesiones acerca de la precaria higiene de un muchacho del Sur al que llamaban Timmy. Me llama Mónica y me pregunta irónicamente si la cambiaré por alguna puta de Beverly Hills. Le digo que no es hora de joder, ni siquiera he podido salir del maldito hotel a dar un paseo: aún no puedo superar el sentimiento de oquedad que me acoge luego de un largo viaje en avión. Mónica me cuelga el teléfono y me dice que me vaya al carajo, no le interesa gastar minutos a larga distancia en un perdedor patético que no ha superado la adolescencia postraumática. Un brazo sujeta alrededor del cuello a un obtuso torso disecado en la televisión y siento que voy a extrañar este tipo de programación cuando vuelva a mi viejo estudio en Bogotá.

Sunday, July 02, 2006

Tengo un rubí en mi corazón. Un secreto que quisiera compartir contigo. Adentro de mí hay felicidad, alegría, un mundo que quisiera abrirte al tuyo. Si tan sólo me pudieras ver, si tan sólo prestaras atención en lo que tengo que decirte. Que es hermoso lo que quiero contarte, un chiste, un secreto, una confesión o un sueño. En mí tengo un mundo que no se ha descubierto pero está con ansía de expresarse. Palabras de infancia, sed de amor, inocencia por manifestarse. He compuesto una canción sólo para ti que proviene del fondo de mi garganta. Que tengo sed de tu atención, de tu risa. También desearía susurrar las rondas de las niñas, llegar a ti en palabras con perfume de rosa de oro. Gritar que te amo, que te necesito. Gritar que soy feliz, que soy niña, que te necesito, que no necesito de tu crueldad. A veces quisiera, como las demás, reclamar y hacer berrinche. No quiero ofenderte y desearía dibujar en mis labios una sonrisa. Es todo lo que desearía poder hacer con el fin de no agredirte: es mi rostro un escándalo y no comprendes la belleza de mi tragedia. No tienes razón para acercarte a mí, entiendo, pero tampoco tienes porque reprochar la forma de mi dolor en mi cara. Sólo que, en las noches, cuando me encuentro más indefensa, doy paso a la irónica fantasía: y en ella me besas y me acaricias la cara, y puedes ver el rubí que aguardo en la profundidad de mi alma. Ambos compartimos el mismo sol que abriga los corazones humanos y nos bastamos. No importa que el lenguaje fluya torpe de mi boca, ríes con mis ocurrencias, sueñas con mis sueños, amas con la palabra que te otorga amor. Y cuando llega la primera luz del alba es lo peor porque entonces recuerdo lo fea que soy. Y cuando lo primero que hago es cruzar la puerta y las miradas me reprochan, me rechazan, me siento avergonzada y humillada por existir. Y cuando las palabras que dirijo con honestidad al cielo de los humanos son entrecortadas por la condición de mi repugnante boca me siento sobrecogida de pena. Y son palabras que se pierden y son mundos de infancia sin piso en el cielo de los humanos que aman, besan y ríen. Y entonces siento que empiezo a odiar a toda la hijodeputa humanidad porque ellos nunca han reparado en mi belleza. Nunca han entendido el brillo que viene en el fondo negro de mis tristes ojos rechazados. Y empiezo a sentir que no hay felicidad. Siento que la noche me viola con sus torpes esperanzas. El padre ha corregido mis vulgares sentimientos de resentimiento contra las personas que no son como yo. Recuerdo lo que ha dicho sobre la naturaleza incomprensible de los arcángeles: si un humano llegara a verlos seguramente pensaría que se trata de un demonio, puesto que su belleza es tan compleja que sólo la inteligencia divina puede apreciarla en su infinita compasión. Soy acaso un arcángel? Por qué, entonces, siento que no me basta el amor infinito del creador y me duele tanto tu indiferencia?

Tuesday, June 27, 2006

Streetfighter

I. Tech. Hi. Tech. Soy anarquista. No quiero estar solo. Pero es mi destino. Ser el primero que rompe el alba en Ciudad Sensación. Soy un ídolo. A pesar de no poder negar. Que fui el primero en querer ser normal. Pero fracasé en el intento. Que fui el primero en prostituirme en las aceras. Pero, admitámolo, sin la mayor vanidad del caso. Soy tan triste y tan porfiado. Todo un chico del centro para los expertos. También deseé ser el tiempo, estar en él, nombrarme en él. Soy con la fuerza de una erección del agujero negro. Y estoy como el sol que niega la luna. Cachorrito de las aceras, en manos de los expertos. Soy como una mujer que niega el sol. Pero mi mano conduce a los caminos que ella despreciaba cuando entraba en corto circuito con la mirada azul de chico golpeado al atardecer de un día en el que el fraile estuvo. Mal humano: culo vertebrado sin apelativos. Ojos podridos al oriente, en el sol rojo de los llanos. Sol que nunca estuvo como lo que soy en medio de la luna. Culito delicioso y depravado, a dónde te diriges en el encablado. Web hackeada en el paradigma de Gutenberg. Qué es lo que lloras en el sol rojo desaparecido de los llanos del oriente? Sin nombre en la fricción absoluta de un desierto sin orientación definida. De repente sentí que el demonio me agarraba una nalga absoluta. Una nalga del absoluto. Ser una prostituta regalada sin la mayor vanidad del caso. Mi palabra no vale una concha sifilosa en mar de propuestas interesantes para Lo Fray. Y si conjuro al que maldice debe ser por un motivo. Mortistar colapsó en el instante en que te iba a mandar la imagen en que reía porque parecía estar contento. Cuatro timbres incesantes y metódicos son los primeros en levantar al primero que rompe el alba en Ciudad Sensación. Tristeza es la que pregono cuando levantas la mirada en busca de algo más allá de estos ojos. Hay quien piensa que no duermo, como quien piensa que duermo en las calles, mismo lugar donde muero y me levanto cada noche, en busca de un alarido que me haga recordar su fría ausencia paranoica. No sabes de donde vengo muchacho, es lo que me hace verdaderamente excepcional. Ni tienes idea de los hornos de dolor en que estos ojos estallados se han cocido. Para otros el dolor fue tan obvio, dice una canción de Delerium, genial dueto de los incomparables Rhys Fulber y Bill Leeb. Expresión de un verano trágico. La música de Shazz sonaba en Hell's Oaks. Hablamos de cuatrocientos años luego de los sucesos mágicos. Soy tecnología. Soy limitado. Soy caos. Proyecto de un futuro abortado. Una rama del universo que jamás se debió haber dado. Ahora conjuro las maldiciones, no sin razón. Una explosión atómica en la cabeza: placer sin distancia: dolor sin distancia: pinchazos de heroína a las 2 de la mañana; cogiendo como burro incorpóreo; desprendido como lagartija; follando a tu amigo; respirar conteniendo el aliento; placer sin medida; explosión de heroína pervertida; una concha amiga que respiraba en tu brazo; mientras te ibas de heroína a las 2 de la mañana, follando como una marica, sin reserva, en medio de esa oscuridad inexistente que te absorbía del brazo. Etéreo en sus agitados brazos que desesperados gritaban por más placer perverso. J'en te rend ton amour. En la autopista, solitario, caminando. No tendría tanto miedo si no tuviera esa fastidiosa certeza de regresar un día a esa autopista. Los carros apresurados pasaban, el sol hacía crujir la carne de la cara, el sudor evaporaba las enzimas de la esperanza. Entonces aparecían los espantos en medio de las desoladas autopistas. Ebrio entendía que razón de ser hombre es razón de dar muerte. Quienes piensan que como cucarachas y ratones por la noche deben entender que ningún mito es suficiente para comprender mi enigma. Odio haber muerto de sentimientos humanos. Y como el fraile innombrable quisiera despojar de todo corazón las palabras a las que me someto. Luis "escupitajos" alta-tecnología. En la espesa noche dar razón de muerte. Una batalla de otro orden. Dejar sin cimientos esta farsa que se dado en llamar Luis "la-noche". Como cuando la encontré en medio de París bohemio. Romance a-la concreto. Vampiros libidinosos que se encuentran tras la tercera copa. Ahora podemos apreciar el silencio de un amor verdadero. En le Quartier Latin el brillo de sus ojos opaca La Seine de mi euforia. La abrazo y cancelo la noche con un beso inconmensurable mientras recuerdo la muerte de Palermo. Un pinchazo de heroína no vendría mal a las 8 de la mañana mientras las palabras tratan de expulsar dolor que infringen. Soy otro-. Otra fue mi vida y otro el lenguaje del que fui compuesto. No dar razón a quien no conozca más vida inteligente que vida humana terrestre. Secreto y callar. Secreto y nacer. Creer, creer de nuevo en el brillo del sol divino que enceguece nuestros miserables ojos. Creer en silencio mientras descubres su verdad al tiempo que se hace la luz y la niebla. Ardo por su verdad y por su alegría. La vida humana me repugna, la verdad de la boca del hombre apesta. Rezo por el recreado, suplico una salvación de órganos. Cristo: soy yo, el que no pertenece: I. Tech. Hi. Tech. Soy anarquista. No quiero estar solo. Pero es mi destino:


Demon
you-lift me up.

Tuesday, June 06, 2006

6-06-2006

Todo empezó anoche bajo el enviciado cielo de Night City. Obligando mis agotadas piernas salí hacia TransInfierno bajo la incesante lluvia ácida. Sombrilla en mano esquivaba los enloquecidos coches que se divertían chapoteando los charcos sobre los taciturnos paseantes. En el puente ayudo a un hombre con pinta de John Constantine a cruzar debajo de mi paraguas. Salgo a la 170 y allí me encuentro con Kira. Cogemos el expreso a la Marly y hago lo posible por asegurarle un puesto azul. Al llegar tomamos un taxi que nos sube hasta la montaña donde se ubica su universidad. Ya es demasiado tarde para poder alcanzar el bus que acostumbra a salir. El chofer forcejea un buen tramo con las curvas y las tinieblas que rodean todo el camino. Tampoco se molesta en disimular el pánico que le provocamos al advertirle cuidado a la vuelta con los ladrones. Al llegar buscamos una caseta disponible para comprar algo de comer pero todo está cerrado. Debajo de un desfiladero, una luz amarilla resalta con amargura. Bajamos hasta el punto de la luz pero sólo vemos una bodeguita desocupada. Al volver la cara sobre el mirador de la ciudad, escuchar los perros que ladraban con furia y percibir los pocos silbidos de los guardias el terror nos toca por primera vez. Subimos la escalada venciendo frío y hambre. No dejo de asociar el nombre del módulo: K, con el Cubo K de la muerte. Es en este módulo K que disponemos pasar de largo hasta el día 6 del mes 6 del año 2006. Aguardamos un rato al guardia para que nos abra el módulo y podemos ver en el tablero climático que estamos a 3 grados centígrados. Arriba analizamos la cuestión del alimento con Bola. Decidimos hacer vaca y me ofrezco a la terrible empresa de bajar a la ciudad por alimento. Bajo de nuevo por el Cubo K de la Muerte y tardo un cuarto de hora esperando el regreso del guardia que pueda abrirme la puerta. Finalmente llaman un taxi y no demora más de lo racional en llegar. Subo con ímpetu y le explico la situación, el hombre entiende pero también me explica que tanto la zona, como el día y la hora me dificultarán llegar a mi cometido. Bajamos a toda velocidad por el mortal desfiladero de esa universidad helada, en un par de ocasiones siento el taxi volar por baches y obstáculos. De nuevo estoy en la Interzona. Y luego bajar por chapinero, los típicos travestis con el culo al aire y te preguntabas cómo podían soportar el mortal frío. Una puta robando a un ladrón de mala muerte. Pollo triste a la Broaster y pasar de largo la noche en el Cubo K de la muerte, editando en la Universidad de Kira.. algo alejado de la civilización. El hombre vuelve a subir la empinada con mayor dificultad pero, curiosamente para ser taxista, sin menor pizca de aborrecimiento por la lejanía de la carrera. Subo algo satisfecho por la buena compra de la merienda y porque percibo que el buen chofer me ha hecho caso en cuanto no cobrar por la espera. De nuevo en el Cubo K de la Muerte y le pregunto cuánto le debo. Un precio justo que alegre me dispongo a pagar. Le pago y puedo observar en su cara la contextura del hombre enano. Algo espeluznante para el contexto. Le alcanzo el billete y el hombre lo recibe con su desnudo cubo de carne que tiene a cambio de manos. Me asalta la repugnancia y me reprendo de inmediato. También es un ser humano. Pero quién está satisfecho con esa situación. Por otra parte, me siento humillado por mi falta de pericia y percatarme de la triste condición de mi chofer hasta finalizado el viaje. Recuerdo que en un punto en el recorrido me sentí cómplice de calles con el enano al hacer un rápido recuento de posibles lugares de comidas y zonas aledañas para realizar mi compra. El mocho me entrega el cambio con dificultad, en medio de sus dos amputadas manos y ahora lo veo como un triste espejo de mi deplorable condición en el mundo. Era espantoso enfrentar esta realidad en medio de la nada a media noche, pero lo que veía no estaba más lejos del horror y el asco de sentirse uno. Si bien el enano daba un aspecto satánico en medio de la noche del bosque citadino sin sus dos extremidades tal vez tampoco yo me salvaría y daría un aspecto horrendo en medio de la bruma con mi rostro y tal vez tampoco tú darías una buena impresión en medio de esta honda noche con tus latidos socarrones. Somos los infrahumanos, los colonos de la nueva noche.

Tenía que celebrar de algún modo el insignificante día 6-06-2006. No creo en estas cosas pero fue un día loco. Todo empezó anoche con el taxista enano sin manos. Bueno, para rematar tenía que ver este clásico del gore con que se da inicio a otra temporada de Zinema Zombie: braindead... muy gracioso, reí como perra. Y realmente salí con el estómago revuelto. No he dormido mucho en estos días y ando agotado: el sentimiento de expectativa que algo grande se está cociendo en medio de los escombros es mayor.

Feliz día y recuerda siempre: demons are a girl's best friend.

Monday, May 22, 2006

PSYCHOLUIGY

Jerry, probando su peor acento sureño:

- Sabes a lo que me refiero, hombre? Cuando me refiero a estar pasando un buen tiempo en Hell's Oaks, rodeado de las más hermosas mujeres, bebiendo unos drafts de Budlight, bailarinas go-go moviendo el trasero a ritmo de la última rola de los Nekromantix. Sabes a lo que me refiero, eh, tal vez otra escena típica en el Hell's Oaks pero nada como para no ser narrado por un arruinado director de B-movies. Hombre, tal vez no sería tan raro si, de repente, no hubiera perdido el control de mis ACTOS (Jerry levanta su oceánica mirada y el azul celeste de los ojos se pierde en el límpido horizonte de la playa de Clearwater)


Jerry había soñado la noche anterior con el día que le dieron salida de la prisión estatal de Florida. La calurosa y desesperada despedida de sus compañeros de N.A., las palabras del viejo Billy en su acostumbrado rincón en la biblioteca: Lárgate de este puto estado, ya conociste el demonio, no hay razón para que sigas en este camino a la muerte. Supongo que le era difícil contar el sentimiento de aprehensión que sintió el día que recogió sus pocos armiños y tuvo que volver afuera. En la prisión había logrado eso que afuera nunca había conocido: adaptación. Ahora dejaba lo que en pocos años había logrado construir: leales y desinteresados compadres, un espacio, un hábito e incluso un nivel mínimo de seguridad. Ahora volvía al salvaje mundo de las calles, más viejo y agotado que nunca. Rendiría cuenta a esa sociedad aterradora que había satanizado durante los incontables años en los patios.

Así que aún andábamos recorriendo Orlando, disfrutando de algunas libertades no civiles que habíamos decidido tomarnos por nuestra propia cuenta antes de nuestro definitivo viaje hacía la CCAFS (Cape Canaveral Air Force Station). Jerry parecía más ensimismado que de costumbre. Le pregunto en forma de broma: miedo? Se levanta de la barra, visiblemente ofendido, arroja la jarra de cerveza sobre el suelo y sale al ardiente sol de mediodía: ustedes, malditos colombianos drugdealers, no saben otra cosa que producir mierda de mala calidad. A las 16:00 lo encuentro arrojado, profundamente dormido, borracho, en el paradero de buses Greyhound. Trato de recuperarlo para llevarlo a la residencia: déjame motherfucker colombian drugdealer, déjame morir. Una niña se abraza de la falda de su republicana madre, el padre observa la escena con ostensible asco. Esto es trabajo para los malditos cubanos, no tengo velas en este entierro. Un chico de Tallahassee me ayuda a cargarlo hacia el taxi y lo llevo de nuevo a su cuarto en la residencia. Pido una Budlight cerca a las turbias aguas de la vieja piscina de la residencia. Una mujer ebria de St Louis se acerca tambaleando: Oye chico haitiano, estás dispuesto a brindar un poco de compañia a una triste chica ? La llevo hacia una oscura mesa, detrás de la mesa de billar y le empiezo a acariciar sus resecas piernas. Desesperada me hunde su lengua y me aprieta la cabeza contra la suya. Una mano artrítica obliga a mis dedos apretar su concha. La aparto y termino mi cerveza. Arrojo dos billetes sobre la mesa y me largo. Ella grita algo que no trato de traducir.

Jerry grita desde la otra habitación. Jerry grita barbaridades. Jerry y sus recuerdos de infancia. Jerry y sus gritos. Jerry y sus inconfesables temores. Jerry y su patética vida. Jerry y sus pesadillas. Jerry y su temor a las calles. Jerry y su deseo de volver a la prisión estatal de Florida. Jerry, el convicto republicano. Esta vez había soñado que los retretes se habían revelado: "Era algo loco, repulsivo. Bajabas la llave del retrete pero éste no succionaba la mierda sino que, al contrario, siempre te devolvía un bollo de mierda mucho más grande que el anterior". No veo la gravedad del sueño pero su cuerpo empapado en sudor refleja su obvia preocupación por el mal sueño. Intento comunicarme con los técnicos del proyecto en CCAFS pero las líneas siempre permanecen ocupadas. No entiendo qué interés pueda suscitarle al proyecto un viejo psicótico ex-convicto y, al mismo tiempo, puedo ver con claridad la angustia que le genera a Jerry la sola idea de un viaje hacia el espacio exterior. No obstante, al medio día recibo la correspondencia del Mayor Greko con los tiquetes hacia Cabo Cañaveral y una breve disculpa por el retraso.

Al arribar al puerto somos conducidos hacia una cabina especial de Información Clasificada. En el umbral de la puerta aparece un hombre rojo con gigantes cachos en su cabeza, ojos hundidos y un hocico bestial vestido con traje de colección verano Armani. La impresión de su rostro me hace caer de la silla. Jerry me levanta con fuerza y con asombro observo que permanece inerme. El minotauro se sienta en su escritorio burocrático y con una risa socarrona bromea con los hombres de seguridad ubicados detrás de nosotros. Se disculpa conmigo por presentarse sin su camuflaje humano y se presenta como el Mayor Greko de las fuerzas aliadas del espacio cósmico Dimensión 7. Jerry lo saluda como si fuera un viejo amigo e incluso me sorprendo al verlo haciendo preguntas sobre la mujer e hijos del Mayor.

- Sabes qué es lo que quiero decir, Luis? Cuando hablo de estar en Hell's Oaks, departiendo unos buenos tragos, rodeado de las más hermosas mujeres y, de repente, perder el control de los ACTOS? Conjuro de íncubo, intuición de nigromante, precisión de neurocirujano. Como para un guión de película B. Oler las legiones de hombres muertos que van por tu motocicleta. Hacerte a una sierra eléctrica y gozar del dolor de los que ya no sueñan. Destapar el watergate de los infiernos. Por poco llegar a ser el héroe de la historia, a menos que te metas con la persona menos indicada. Así que al mes te enteras que aquella bella chica rubia, con la que pasaste entera esa noche de placer luego de Hell's Oaks, era la hija del Sheriff. Te buscan por todo el jodido estado y harto de huir decides enfrentar a la bestia de su padre. Logras burlar el sistema de seguridad de su hermosa casa en los suburbios de Tampa, gateas entre los tejados y finalmente localizas su cuarto. Sacas el arma y, en el momento en que vas a disparar en todo el medio de sus castañas cejas, sientes otra vez el pútrido olor a muerto viviente. Sientes una perforación en tu hombro izquierdo y entiendes que serás cena de Freddy Krugger. Te levantas y pateas a los jodidos monstruos para hacerte un camino al escape. En ese momento el Sheriff se percata de tu presencia y la indignación vuelve a su cara. Así que con el rifle prueba su maestría en el tiro al blanco. Te da justo en todo el culo y caes nuevamente. Los demonios se abalanzan sobre tu cuerpo y tratas de serpentear. Pero ahora llega todo el jodido cuerpo policiaco y te acusan de miles de homicidios en el condado Pinellas. Los zombies se han ido y te preguntas si no son producto de tu imaginación contaminada de películas de 3 am en moteles de camino. Así que las pantallas de televisión no tardan en llenar su programación con tu foto y tu nuevo nombre: El demonio de Florida.

Jerry conoció al Mayor Greko en los días de jucio. El Sheriff finalmente nunca pudo comprobar que los cuerpos que Jerry había destrozado con su sierra eléctrica no estuvieran muertos anteriormente. Sin embargo, como lección moral y estética se sentenció a Jerry a pasar una buena temporada en la prisión estatal de Florida. 25 años. Condena injusta para Jerry, quien hubiera deseado haber sido sentenciado perpetuamente a la cárcel. Condena injusta para el Mayor y los miembros de la colisión, quienes sabían la realidad de los hechos y veían en Jerry un enardecido visionario victima de la arbitrariedad de algunos sectores políticos. Así que el Mayor Greko habló a Jerry sobre el ambicioso proyecto de dirigir una pequeña base espacial vía marte. Jerry, en ese entonces, jamás pensó salir con vida de prisión. Posteriormente, Jerry anhelaba fervorosamete no salir jamás del perfecto bizarro mundo que había construido durante 25 años.

El traje transhumano que me habían preparado se estropeó debido a los varios kilos que había ganado durante la larga espera a una respuesta certera en varias ciudades de Florida. En ese entonces conocí a Jerry, en las playas de Clearwater. Era inevitable encontrarlo cada vez que entrabas al beach bar. Allí estaba, camisa playera abierta y sus mismos cuentos sobre el Hell's Oaks. Incluso los chicos que concurrían el lugar solían burlarse de sus historias: "Allí está el viejo Jerry, ve y le dices que te cuente una de Freddy Krugger o Chucky" Porque el viejo tenía la penosa costumbre de creer que esas historias eran ciertas y, en muchas ocasiones, aseguraba que estas películas no eran más que registros históricos de hechos que en realidad habían ocurrido alguna vez en los Estados Unidos. Así que el día en que levanté mi cabeza y pude concentrarme en la marquilla de su collar monté en cólera y, altanero, lo empujé y le exigí que me dijera cómo era posible que tuviera el mismo que sello que mi collar: S.P. CCAFS. "Calma, muchacho, tranquilo, amigo, no sé qué carajos me preguntas". Abofetie al viejo y casi llorando, ebrio y desesperado, seguía preguntándole qué hacía con esa identificación. Como era de esperarse, no tardó en llegar la poli y mi visa corrió riesgo de ser decomisada por agresión a un ciudadano americano. Luego de 24 horas en la comisaria, cuando ya daba todo por perdido, casi no reconozco en ese impecable ejecutivo el rostro de Jerry. " Me ordenaron sacarte de este hueco, muchacho, pero tienes que controlarte, amigo, no todos estamos dispuestos a tolerar las cachetadas de un ciudadano de cuarta categoría". Tuve que someterme a una dieta rigorosa de 3 semanas para que el traje me volviera a ajustar.