Friday, December 28, 2007

cálculos para el 2008

Que no son los cálculos renales, soy yo, soy yo y el sol, contra el sol y no yo. no es nada. palabras tontas. no existe el dolor, no el que lo deje a uno no ese
Malparidos hijosdeputa cálculos renales por qué no me consumen de una buena vez? por qué tardan tanto en llegar yo que deseo llegar a la crudeza de la tierra y vomitar como una prostituta con venéreas que se expone en la galería NoMa. Qué escribo? qué son estas tonterías? Malparidos hijosdeputa.

Se enjuagan los ojos
ante la posibilidad de padecer cálculos renales
nunca los he sufrido
pero deben ser sobremanera horribles
los dientes se apretan
la cara se contrae en gestos ridículos
los cálculos renales
que aniquilan todo sentimiento de fraternidad humana
están a la vuelta de la esquina
por qué debo tener la posibilidad real de llegar a este extremo absurdo de la enfermedad?
me pregunto incesantemente
es un estado supremamente crítico
el verse horas sentado
en el mismo baño
el mármol que se encoge y las horas que se alargan
estado inmisericorde y lamentable
yo que como una persona postrada en una pocilga pública
ahora me veo ante el advenimiento inminente de un estado de emergencia
lo que jamás funciona no debería hacerlo jamás
esto es una verdadera plasta de mierda infundada
se deben enjuagar los ojos
postrado ante la imposibilidad de hacer su cuerpo funcionar
cadáver caprichoso
no me recuerda una vida
una vergüenza
una condición putrefacta
no escondo el odio
la vida
depósito infundado de estiércol
cadáver caprichoso
sucio mendicante al que la vida le escupe
uno no deja de ser un cómplice de su miseria
y uno dice que odia para no verse tan ruin
así como el vagabundo blasfema a su benefactor
pero sigue bebiendo de esa agua sucia
llena de orines, sangre, semen, moco y flujo vaginal
pero en el interior uno no está más lleno que de cálculos renales

La noche es blanca
y todo se asemeja al cielo de los pulcros campos sacros
un pajarraco que rompe el cielo
vanidades fatuas en el abismo
la nostalgia que devora el recto
un leve destello del infinito
una indiferente mirada a las estrellas
comemos calladamente
en medio de un descampado anónimo
anoche bebimos de los dioses
hoy nos sentimos igual a ellos
en la soledad de nuestros agujeros
six feet under
se me enjuagan los ojos
soy de un llorar vacilante y gratuito
como anciano marica
que no retiene sus esfínteres
la muerte se me escapa
de mil maneras cada día
no quiero un júbilo
mi canción ya perdió su ritmo
como una prostituta en sequía que ha perdido su vocación
y deambula por los vastos trigales
me dicen: Johnny busca sombra
en busca de un fatal amor
una sola vez
para querer morir
por eso cálculos renales

Monday, December 24, 2007

Merry Christmas Monkey




Queridas criaturas nocturnas que aún visitan este viejo lastre, les traigo un presente de navidad con toda la humildad de un corazón podrido, como agradecimiento a la amistad brindada, la atenciòn prestada en algún momento del camino y las visitas esporádicas al tal vez más impopular blog de la galaxia.

the junkie's christmas

Thursday, December 13, 2007

final de los tiempos

My dear Professor Strowski, twenty years I was banned from my homeland, parted from my wife and son never to see them again. Why? Because I suggested to use the atomic elements for producing super-beings, beings of unimaginable strength and size. I was classed as a madman, a charlatan, outlawed in the world of science which had previously honoured me as a genius. Now here in this forsaken jungle hell I have proved that I am alright. No, Professor Strowski, it is no laughing matter ... Home? I have no home. Hunted! Despised! Living like an animal. The jungle is my home. Then I will show the world I can be its master. I will perfect my own race of people, a race of atomic supermen which will conquer the world.




Un tacto metálico sobre el rostro de Lisa de regreso al infierno cromado que estallaba sobre sus ojos compulsivos en torno a los reticulados del salón helado de Rusia 466. Sobrevivimos un mundo colapsado en bolsas de helio residuales desde los salones de manufactura abandonados. Allí está Hwyett arrojado a los frigoríficos hirvientes de la vieja estación espacial derrumbada en guerra. Pruebo un poco de ese aceite regado en los compartimientos del suelo. Allí está Hwyett librando una guerra perdida. El pecho se resiente a los gases de la atmósfera. Glóbulos oculares en explosión frecuente desde los suministros de video gratis. Lisa explora las bifurcaciones del no-espacio en que se juega la vida. "Todo cuanto actúa es cruel - Artaud" De nuevo al infierno. No hay regreso al final del mundo. Los babuinos corrían en manadas por las selvas de áfrica, los últimos refugios de esos culos rojos que quisieron resistir la ecmnesia aún se debaten en el enigma. El azul del cielo desapareció y los mares lincharon la cutrez del mundo. Un desgarre vertical de los brazos impedía cualquier intento de reparación en la psiché de una civilización humillada.

En el gran cristal del cosmódromo la vi partir. No me dejó tiempo de decir adiós. Quizás tampoco yo quería decirlo. La gente se aferra al cristal del cosmódromo y lo contempla por horas como si quisiera que no los dejaran solos. Tal vez yo también me aferre a esa plataforma vacía. Tal vez también tenga horas al frente de este cristal mohoso sin comprender que ella ya se ha ido. Paso horas sin sentido, paseando sin razón por los corredores de los salones de espera del cosmódromo. La misma imagen desgarradora de los rostros que se quedan. La misma cara de "mirar para adelante siempre" de quienes se van. Aún si les causa un dolor dejarnos, este mundo ya no corresponde a ellos. Mi corazón se atraganta de culpas en los pasillos muertos de un día de adioses definitivos.

El día despunta lentamente a través de los alfileres de llovizna. Paseo por los barrios negros con las manos en los bolsillos de la chaqueta. Los traficantes recogen a las putas que aún quedan, agotadas hasta el pellejo, y se van a buscar calor en sus cuartos de residencias baratas que colindan la zona. Finalmente encuentro un antro en el que poder refugiarme un instante. Dos cervezas, varios cigarrillos y varias canciones demoledoras. "Stargazar you call the shots an I take'em" Una bella guaricha se acerca y me pregunta si quiero bailar. Sí nena pero no quiero besarte la boca con aliento de pene. Bailamos y me cuenta de varios negocios en el viejo mundo. No me interesa. Quiero volver a la barra. Quiero volver al silencio y a la tensión entre el bartender y yo. Tal vez odiaba mi vida. Tal vez quería decirme que odiaba en lo que me había vuelto, esa ficción de haber sido algo mejor alguna vez. Otra vez la guaricha sentada a mi lado. Otra vez interrumpiendo la canción con su chillona voz. Estaba harto de las mujeres. Estaba harto de que me rompieran el corazón. Estaba harto de su sexo artificial. Estaba también cansado de mí, de ser tan femenino, de ser tan poco macho. Sólo quería cantarme para mí esta canción que dice: "dreams like this must die, dreams like this must die". Estaba harto de su exigencia. Estaba harto de que uno nunca fuera lo suficiente para su chica. Estaba harto de las demostraciones. Estaba harto del mundo, sí, eso era. Estaba harto de que uno nunca fuera lo suficiente para este mundo de mierda. Y la guaricha seguía hablando y hablando. Le miraba sus bellos ojos azules. Esa risa de doble intención. Ese pelo rubio cenizo sobre su cara reseca y aburrida. Quería que se callara. Me la imaginaba debajo de un hombre sucio hace unas pocas horas. Me la imaginaba gritando y gimiendo de placer. Me la imaginaba confesándole que era el mejor sexo que había tenido. Y ahora estaba acá hablándome e interrumpiendo las canciones que yo programaba para sosegar el ánimo. Me imaginaba que ella era de las que creía que el sexo era de lo mejor de la vida, de esa clase de mediocres. Nunca se largó. Nunca paró de hablar. Supongo que era de la clase de mediocres que dice que necesita compañía. Pero yo no era compañía. Al salir la mañana era negra. Los alfileres de llovizna todavía herían. Ya no quedaban putas ni malandros.

Me consuelo pensando en los miles de millones de receptores neuronales que se fueron atrofiando e inutilizando a lo largo de mi mala vida. Todos ellos representan las posibilidades de haber sido lo que hoy no soy. Allí está Hwyett dirigiendo una orquesta. Allí está Hwyett decodificando los códigos genéticos en bien de la humanidad. Allí está Hwyett puliendo una tesis. Allí esta Hwyett... aún con ella. Me imaginaba atravezando el espacio. Su mirada sería de excitación frente a lo nuevo. Ahora sé que no quiere ver las estrellas y cuando partió se quedó fija en el planeta azul. Adivinando qué punto era Hwyett. Preguntando por qué se vería tan pequeño y por qué ya no se veía. Preguntando en qué pequeña proporción del espacio de aquel minúsculo planeta se habría perdido Hwyett. Como un perverso juego de zoom en el que los confines se borran entendería que yo tampoco existía desde las distancias infinitas.

Tiro un dado hacia arriba. Vuelve a caer a mi mano. No me fijo en el número. Lo vuelvo a tirar arriba. Vuelve a caer a mi mano. Lo vuelvo a tirar. Esta vez no lo atrapo. Sigo mi camino, con la impresión de haber jugado a los dados, de haber perdido con los dados.

Tuesday, December 04, 2007

guns

Danny Bermuda fue un buen muchacho. Algo callado y bastante introspectivo, pero de todas maneras un chico intachable. Veo a Danny atravesar las aceras. Su paso lento, seguro, las manos en los bolsillos, su cara un poco baja, todo sugiere un ánimo respetuoso y resignado con la vida, su vida, que de todas maneras no es tan mala para resentirse. Veo a Danny cruzar la calle bajo el sol estallado de un día que terminará mal de todas maneras, bajo el estruendo de las negras nubes que terminarán por consumirlo todo. Danny tiene esa cara de parecer no percatarse de nada, pero sin embargo estar cavilándolo todo al mismo tiempo. Tiene una cara inteligente y sus notas de universidad respaldan esos ojos que no se detienen en los de su padre en la mesa. En el cuarto se encierra por horas enteras. Su madre lo ve en el computador todo el tiempo. Danny tiene una linda novia que agrada a su madre. Se llama Sofía Whitehead. La ve en el campus. Cuelga de ella a la salida y se despiden en las tardes. Por la noche, temprano, hablan un rato por messenger y ella es feliz mostrándole los nuevos emoticons. Danny en las noches está conciente de que algo ha salido irremediablemente mal. No ha sido algo súbito, ni algo terriblemente demoledor que lo detenga en las calles o lo haga hablar solo. Igualmente han ocurrido cosas extrañas. Lo veo en el café Oma comentándole a Mónica y Nicolás sobre lo ocurrido en clase de mecatrónica hoy. El profesor le preguntaba sobre una fórmula que se estudió todo el semestre y de la cuál él tenía una excelente habilidad para resolver. No recordaba nada de ello. Recuerda, sin embargo, haberse quedado inmóvil frente al reloj que daba frente al aula. No tanto fijado en el reloj sino en la refracción de la luz en él. Veía los rayos de la luz dividirse en la máquina de tiempo y sentir una lágrima bordear sus ojos. Cuando el profesor quiso sentir respaldado los conocimientos impartidos en su mejor estudiante éste no pudo retribuirle la enseñanza y sólo lo pudo ver con ojos de idiota. El profesor se sintió amenazado de repente. Lo retó a salirse de clase, pues pensó que se burlaba de él. No obstante, Danny nunca sintió en el profesor ninguna rivalidad y ahora encontraba sorprendente verse como un rival del académico. Obligado por el profesor tuvo que salirse de clases. No lo vi humillado. Estaba sobre sus pensamientos aún. Como una mordedura enfermiza de nulidad en el espacio. Escuché que Nicolás le decía que seguramente se trataban de celos de parte del profesor. El profesor era de una célebre fealdad que impedía que cualquier persona con dos dedos de frente le tomara en serio. En cambio Danny, con su pinta de jugador de soccer americano, su sonrisa triunfadora, sus hombros anchos, ojos inteligentes, era el sueño de toda mujer inteligente y el devorador deseo de las muchachas más feas a las que se dirigía el ridículo profesor. Danny se fue a la clase de guitarra y allí trató de aprender algunas canciones de pearl jam pero por su pinta cualquiera creería que se trataba de un clon de Jerry Cantrell. Tocaba con una rabia irracional que en momentos asustaba a Jimmy, el maestro de clase, que con su culo chato y su risa de hippie rezagado solía tener delirios de maestro del kindergarten y trataba a los muchachos como "compadritos" y a las chicas como "nenas". Pero Danny al fin de la clase sabía que algo había terminado muy mal con su vida tal y como había sido planteada, si ese era el caso. Sofía lo llama y le invita a alquilar unas películas y tal vez a algo más interesante si sus padres iban a un cóctel que ella sabía estaban invitados. Pero Danny sabía que por más que le gustara el sexo y presumir de su buena performancia con ellas y sobre todo, que después del acto las chicas se le acercarán al oído y en tono de confesión mortal le alabaran diciéndole que era el mejor sexo de sus vidas... por más que supiera todas esas cosas Danny hoy no quería sino encerrarse en su cuarto a llorar porque hoy se sentía terriblemente inmundo y cochino. Quería encontrar un lugar donde pudiera morder de sus puños y pegarse a la cara y decirse: eres un cerdo Danny Bermuda, no entiendes que me causas asco y repulsión? Al llegar a la casa la madre le invitó a un té. Danny se sentó en la sala y se lo tomó con ella. Le preguntó por Sofía y él le contesto que estaba bien. Ella se detuvo en la hermosa cara de su hijo y realmente preocupada le comentó que no lo veía bien. Él le respondió que no estaba bien y se echó a llorar sobre sus pechos. Por un momento pudo contemplar el buen trabajo del cirujano estético sobre los pechos de su madre pero en seguida le dio asco llegar a pensar esto. Ya sus amigos le habían dicho en tono de recocha que su madre estaba buena y él, sabiendo que era cierto, les había dicho que les iba a reventar si seguían viendo con esos ojos a sus madres y luego reían por tener unas mentecitas tan sucias. En la ventana del apartamento que quedaba en los cerros orientales se veía el sol matando una ciudad entera y se sentía un poco más cálido el corazón sabiendo que desde esta altura se estaba a salvo. La madre le dijo a Danny Bermuda que todos teníamos nuestros malos días. En las noches Danny Bermuda se hizo una pajita en su cuarto y se acostó. Pero no pudo dormir. Llegaba el recuerdo del mal trato de ese ser inmundo de su profesor. Se veía en el corredor. Veía que Nicolás le tenía envidia. Mónica no quería saber más de él por lo que le había hecho a Alicia. Su portero lo detestaba. Su madre se acostaba con el doctor Arbeláez. Su padre era un completo idiota que se encerraba en su cuarto a estudiar filosofía y escribir sobre política en El Tiempo. Todo el mundo tenía que ser tan idiota? Las noticias eran aberraciones de moscos revoloteando en un mismo bollo de mierda. Las mujeres eran fosas hambrientas de un sexo que consideraran igual de digno a sus miserias. En la calle la gente parecía olvidar sus preocupaciones diarias y voltear a ver esos ojos asquerosos en torno a él y Sofía o su grupo, evidentemente por tener una composición genética más afortunada que el resto de monstruos que circundaban la contaminación de una ciudad con aires de baño público y mezquindad. Hoy era la salida a la finca del Pensador Jaramillo. Otra tanda de mierdas y voces de funciones orgánicas groseras levantándose para ser escuchadas más que para decir algo realmente importante. Su padre era admirado y tenido como un hombre tenaz por publicar artículos en contra del presidente de turno. Pero para Danny era claro que toda esta clase no era sino un aglutinamiento de ranas croantes en un pantano sucio. Ranas que croaban tan fuerte como sacaban la lengua para tragar las moscas. Un pantano putrefacto que hedía a mierda, toda esta clase intelectual, mientras a su madre el doctor Arbeláez se la metía por el culo el padre era condecorado y tenido como un hombre tenaz, que, sin embargo, era incapaz de satisfacer a su propia mujer y ser respetado por su hijo. Danny, en cambio, soñaba con algo más modesto. Más de su propio carácter. Ser el cantante y guitarrista de una banda de rock y llegar a ser tan grande como lo fue Kurt Cobain. Sabía que Kurt a los 16 había dormido debajo de los puentes y él, en cambio, debajo del Hilton de Cartagena. Sin embargo, le favorecía su aspecto personal y su talento. Tenía mucho talento el muchacho. Un futuro asegurado como ingeniero no era suficiente para él. Tendría dinero, sí. Y chicas, tal vez. Pero quería ser rockero. Su arrogancia era suficiente. Sabía que la rebeldía era una farsa, una pose. Todo es talento. Quería hacer rock de verdad, you know, Hendrix... En la noche se encontró con Sofía y fueron al cine. Ella veía la película y él estaba ansioso por comer más cotufas. Así que salió al final y se atragantó de cotufas. Sofía al salir del cine se enfadó y le dijo que se había perdido el final. Que la película era una mierda sin el final. Que todo se definía en el final y era precioso. Él sólo dijo que le aburrían esas mierdas y que quería encontrarse con Alejandro. Fueron a la casa de Alejandro y allí la novia de Alejandro se desnudó y bailó un rato. Luego Danny y Sofía se fueron. En el carro ella quiso chupárselo pero él no estaba de humor para ello y la dejó en su casa. Veo cruzar el parque a Danny. El sol le hace ver la cara más blanca. En la tarde lo veo bronceado. Se fuma un cigarrillo de marihuana en el balcón de su apartamento. Escucha Down in a hole de Alice in chains: I'd like to fly, but my wings have being so denied. La majestuosidad del cielo es tal que no se corrompe con la vida humana; de esta manera siempre tendremos atardeceres sublimes, porque no han sido hechos para la medida del hombre. El sol de la tarde choca fuerte contra las paredes de concreto de los edificios de Danny. Sus ojos logran recibir algunos rayos y en cambio desprenden algunas lágrimas que nosotros no creeríamos en esos ojos. Porque Danny no es el tipo que uno cree llora. Pero lo hace. Personalmente me detengo más en el llanto del obrero que entierra a su compañero caído de la torre de Danny; no por motivos sociales, o de pronto, la razón es que el obrero lo llora con más fuerza al pensar que tal vez pudo haber sido él el caído y no su compañero. Danny jamás pensará que él será el próximo, sin embargo, algún hilo de baba se le escurre en las comisuras que le hace temer que algo terriblemente malo ya está sucediendo, aunque de un modo tan metódico que quizá él ni se percate. Como una terrible enfermedad mortal que no es mortal porque no es de la carne. Todo se fue a la puta mierda, sabe.

Monday, November 26, 2007

Desde Micomicolandia

Extracto de un gran texto de Cisterna Rota en Micomicón.

- En este momento me encuentro ansioso por su pronta llegada a Bogotá y a la expectativa de poder volver a hablar de viejos güevones y destrozarnos con nuestra sola presencia que concebimos como un improperio del peor gusto a gran escala.

Mierda!



A usted nunca le interesó Heidegger ni su carta al humanismo, pero desde que escuchó el entusiasmo del Viejo Güevón (así bautizó al director del seminario junto a Luciano en un bar aledaño a la universidad), ufanándose de haber estudiado en Alemania, su apatía se tornó en repudio. El hado hala su estómago, lo revuelve, lo convierte en una cámara de gas. Debe esperar el final de la reunión como lo ha hecho desde la primera sesión tres semanas atrás. El viejo emite comentarios graciosos, resistiéndose a aceptar que la próstata le ha crecido tanto que orinar le resulta más incómodo que defecar en algún baño público; aunque claro, el gran conocedor del pensamiento alemán, nunca tuvo que acudir a ese tipo de lugares: siempre en compañía de expresidentes, de rectores y altas personalidades, es el eminente Filósofo Rey preocupado por los ignorantes acechados por la guerra, de los cuales es portavoz aunque sus gestos delaten el desdén que le suscitan. El Viejo Güevón vocifera los encuentros intelectuales que llevará a cabo en el aula máxima, adelanta parte de las agudas interpelaciones que le hará a los invitados, juzga hechos plasmados en el diario, hace alarde de su versatilidad, aclara que él no es un sistema de pensamiento porque sólo los grandes genios hacen grandes obras y él es un tipo normal, dice Cuando estuve con Jurgen Habermas en Frankfurt caminamos conversando sobre la ética discursiva. A usted el hado lo increpa con cavilaciones y arrepentimientos de su propia cobardía, a esa que lo condujo a inscribirse en la facultad de filosofía y letras porque temió quedarse en casa evocando todo lo que no ocurrió en su vida, y luego lo conmina a imaginar al Filósofo Rey con los pantalones abajo diciéndole a Jurgen Por favor tócame no aguanto un segundo más. Usted intenta sonreír, pero la carcajada es abortada al mirarla a ella, a la asistente del Viejo Güevón y más que a ella, a sus glándulas mamarias asomadas pálidamente por un tímido escote. La pobre sólo interviene cuando el Filósofo Rey se lo permite; ella habla con el mismo entusiasmo sin que eso obste para que el hado le haga sospechar a usted que está enamorado y que el Viejo Güevón intentó acostarse con ella y que si ella no accedió fue en virtud de que nadie en la institución universitaria le pierde la pista a su gran filósofo. El hado le dice a usted o usted al hado cómo ella terminó siendo la asistente de un filósofo cuando a fuerza de su entrepierna hubiera podido acceder a la gerencia de un banco; en el vasto campo del pensamiento sólo deben haber sujetos de la estofa del Viejo Güevón, o bizcos como una compañera que escucha y anota cada comentario, o con erupciones coloradas como las del tipo que levanta la mano tratando de rebatir al maestro esgrimiendo palabras que usted desconoce, o gordos como el par de estudiantes que cuchichean en una esquina y al terminar cada sesión se le acercan al viejo enseñándole algún libro costoso e ilegible. El viejo acaba de hablar.

Extracto de un gran texto de Cisterna Rota en Micomicón.

Monday, November 19, 2007

it's just a web log.



Además que la canción es bastante buena - es mi lado emosexual, lo confieso, me gusta the matches: un grupo divertido con buenas canciones: además de ésta está Dog eared page- lo subo porque resulta de algún modo una manera de reírnos de los sustos de la vida y los pequeños accidentes al que los padres nos tenemos que ver a diario con nuestros pequeños suicidas. Hoy en la mañana me senté a ver con mi pequeña suicida el video, bailamos la canción, pues al parecer a ella también le resultó divertida, y vimos juntos el para-nada-profesional-video un par de veces y ella no pudo ser indiferente con los morraquitos que aparecen, al parecer también lo disfrutó. Uno tiene que celebrar la vida cuando tiene oportunidad. Desafortunadamente algo tan sencillo se olvida fácilmente y es el lado oscuro de la vida el que constantemente nos recuerda ello: el simple placer que se puede extraer de las cosas simples y llanamente bonitas. La cosa es que el accidente de mi pequeña suicida no pasó de ser un gran susto y, supongo, su primer gran golpe en la vida. Me alegro de que algo negativo y que, definitivamente se pudo haber evitado, no haya pasado a mayores y se haya convertido en una experiencia en el fondo positiva que nos permite aprender tanto a nosotros, los padres de ella, como a ella, la pobre, para que vaya conteniendo un poco aquellos impulsos locos y desmedidos frutos del obvio desconocimiento de las simples leyes naturales que nos rigen en este planeta tierra.

Saturday, November 17, 2007

el escorpión del punzón estridente

Ger amanece con un insulto en su boca. Coge el primer bus del día hacia el centro. Hace una mañana horrenda, con visos de hostilidad en los primeros rayos de un enfermo sol que logran filtrarse a través de las espesas capas de inmundas nubes grises (del mismo color del asfalto en el que aún se apoyan los sueños de las cabezas de los indigentes). Su escuálido cuerpo se resiente sobre el frío mortal que avanzaba desde las lomas. Llegó a su destino. Todo se hace familiar a fuerza de costumbre. Los rayos empezaban a ganar terreno a las nubes. Se detuvo un instante en medio de la prisa habitual de la calle y dejó que el rey astro le calentara el rostro. Anoche había soñado algo terrible. Estaba sentado en una mesa adornada. Algo le llamaba desde arriba. Cuando quiso ver, es decir, cuando levantó la vista, sintió un río de lágrimas sobre la cara, a la altura de los ojos. Se tocó y palpó la sangre. Se pudo ver en tercera persona con el rostro empapado de un rojo claro y vibrante. Luego todo se volvió oscuridad y fue cuando se levantó. Aún estaba oscuro allá afuera. Se desalentó porque sabía que no recobraría el sueño. Amaneció con un insulto en su boca. Como si alguien lo hubiera dejado allí; dejaron un insulto en su boca, es decir, sobre su boca. Un insulto apenas sostenido por su dentadura equina. Algo palpitaba a la altura de su frente. Como una nube luminosa que explotaba encima de sus párpados. Sintió escalofríos y pensó en la figuras que se describen como nubes en los monitoreos de actividades cerebrales. Temió que de alguna manera estuviera participando de la muerte de su cerebro como en un tipo de experiencia extrasensorial aún no determinada pero posible. Estuvo un buen rato trabajándole a esa hipótesis sin pensar siquiera en el sueño que lo acababa de levantar. Cuando ya estaba casi convencido de su muerte cerebral sintió un halo de esperanza en ver por un segundo una chispa determinada, fuerte y objetiva cerca a su cama. Había hallado la fuente de la nube que se había imaginado con todo terror. Era su celular que estaba palpitando. No le habían llamado. Siguió su camino luego de que el sol volviera a ser opacado por una sucia nube. Recordó la aversión de Nietszche por las nubes pero también recordó que él ya no era estudiante de filosofía. Recordó su estancia en Orgum Fields. En ese entonces acostumbraba a usar una placa de metal sobre su rostro. Allí conoció a Margarita. Margarita era una chica que estaba refugiada allí de sí misma supuestamente por depresión. Una chica malcriada e insolente de todas maneras. En todo caso recordó la ocasión en que a media noche llegaron por ellos desde el otro espacio. Él se encontraba leyendo, como siempre, en su cuarto, vestido de una piyama azul celeste y un gorrito montañero ridículo que le daba un aspecto lamentable de Goofy. Margarita, dos cuartos a la derecha, estaba en una escena pseudo-erótica con su compañero que rayaba con la ternura humana y la náusea divina. Fue cuando llegaron por ellos desde el otro espacio. No podía referirse a los invasores como humanoides, primero por lo despectivo del término y segundo porque no tenían nada de humanos, es decir, de despreciables. "Queremos que nos enseñen a amar" Les dijeron de una manera que Ger intepretó como telepática. Los llevaron hacia un espacio cómodo y familiar que les daba la impresión de estar metidos en una fiesta rave. Allí los humanos, con todo lo despectivo del término, se preguntaron por las intenciones de sus raptores. ¿Quieren vernos follar o qué? Definitivamente eso no era lo que estaba en los planes de los extranjeros. Ger empezó a sentir como se derritía la placa de metal de su rostro. La carne se derretía. Los senos crecían. Los ojos se hinchaban. El corazón latía maniáticamente. Ahora estaban metidos en una fiesta rave y bailaban. Cada uno sintiendo la música de la manera en que le llegaba. Ya no existía el espacio diferencial de las opiniones. Una comunión sabática junto sus creadores. Los límites corporales no dejaban de ser una idea absurda a las luces del sueño cósmico que les penetraba y prendía como un elemento fundamental del todo que había sido relegado a segundo orden durante muchos años de olvido. Ahora hacemos parte de ese árbol universal del amor que atraviesa el infinito. La expansión de la conciencia divina en expresión inocente sobre el reconocimiento de nuestros dolores que marcan la historia de un esfuerzo universal. Las ciudades arrogantes se morían bajo los envenados imperios que marcaban la necesidad de un nuevo volver hacia el espíritu que yacía tristemente aplastado bajo los metros y las pisotadas de la miseria. Las renuentes mulas se consumían en su propio fuego de soberbia. La justa lluvia celestial caía sobre sus cuerpos y les amputaba como finos hilos de plata los dedos y los órganos sexuales a los que aferraban sus lígeras vidas con tanta prepotencia. No tenían corazones de hombres sino corazones de bestias y por ello sus mujeres eran lanzadas en ristre contra las paredes y los comercios sexuales por no ser más que unas sucias guarichas incapaces de pensar en algo más grande que los órganos de sus amantes. Los hombres aprendieron a hervirse de verdad como los animales asquerosos que eran dentro de la sopa de su propia existencia. Los niños gritones eran aplastados por un celo angelical que les abria la capa de los sesos y les entraba directamente al cerebro para hacerlo sufrir como ellos lo hacían con esas pobres hormigas que jamás les hicieron nada a ellos y, sin embargo, eso no las eximía de sus malvados juegos en los que con un pitillo las atravesaban de par en par y las ponían, como si fueran masmelos, a arder al calor de una vela de cera. A los futbolistas se les amputaba las piernas y Ger, recuerda, gozaba con eso, con ver lo mínimos que se veían sin piernas y sobre todo, sin fútbol. Así que ese era el amor universal que Ger aguardaba, la furia del rechazado, el resentimiento de un macaco encerrado en ardientes celdas internas. Llegó Ger a su destino y la lluvia cayó, esta vez sin herir de verdad a nadie, no más que a los pobres indigentes, a los chicos que venden chucherías en la calle, a los vendedores de mango y coco. Eso le fastidió mucho a Ger. Que la buena gente siempre pagara la mierda de los cabrones que están en la cima. Ellos se estresan en medio del tráfico imposible de la ciudad en sus coches y vehículos blindados. La otra gente agarra gripas y muere, porque no tiene a donde arroparse. Y Ger estaba metido indudablemente en medio de estos mundos hostiles y crueles sin cristalizar una sola idea de su vida en algo concreto.

Monday, November 12, 2007

islote imaginario



Estamos en un estado de absoluta recesión de los sentidos. Rojo cobalto de las mañanas llenas de esputo en las aleaciones irónicas. Salgo del metro bajo la coartada de una tenue brizna de lluvia sobre las calles barridas de silenciosos asesinos. Recuerdo los malos días - aunque reales - cuando los objetos entraban en contacto con la piel y uno realmente podía sentir y decir: camino sobre la calle, toco el poste; he ahí la tenue brizna de lluvia sobre mi cabeza, coartando las lágrimas. He ahí los elementos, los rayos del universo ocasionando efectos sobre el interior de mi cadáver. La protección te priva. El cosmos es un centinela que arrulla a las mucamas en su hora más triste. Y yo soy un escritor jodidamente malo.

Como si el todo no fuera el negro del cielo en una noche invernal como esta. Qué es el todo y cuál es su relación con nosotros? Ahora que volamos: cómo nos relacionamos con el Todo, la Nada, lo que Siempre ha aguardado, lo que Acecha y lo que NADA ESPERA DE NOSOTROS?

Es tarde. Yo quiero crear un sueño, entiendes? Escribí un manual de cómo robar dulces sueños.

Mag era el albatroz más atroz.
Rey en cambio era el arcoiris.
El océano era inerme ante las piedras
que los justos lanzaban
contra la atroz mag
Mag esa noche se fue
de picada contra las rocas
Rock la roca
lamió de su sangre
y se dijo mientras mugía
La sangre de esta atroz
desliza la futilidad del cosmos
en mi noche bruta
que ya nada quiere comprender.

Por qué no darle crédito a la gente que cree en la realidad del destino? Acaso no es ésta otra forma de entender la dirección del tiempo? Es tan lógico decir que venimos de la muerte y nos dirigimos al nacimiento como presuponer que del nacimiento nos dirigimos a la muerte. Pero nuestro conocimiento se acostumbró a considerar que lo conocible es lo que se dirige al nacimiento y el umbral de lo misterioso es lo que avanza hacia la muerte. Se acepta que quien apuesta al conocimiento del futuro está errado, porque se subyuga fácilmente a la tiranía del pasado. Para Dios no es problema; él es eterno, su existencia no está subordinada a las dinámicas del tiempo. Para nosotros tampoco debería ser problema; el presente no parece sino hacernos recordar que nacimos muertos.

En realidad la cuestión no es tan sencilla. El presente se puede llenar tanto de luz y vida que basta con vivir un instante de pleno goce para decir que en ese momento la vida es hermosa. Me he acostumbrado tanto a fijar la atención en los aspectos puramente negativos, en diseñar una acusada crítica de los sistemas sociales y de la realidad, que a veces olvido casi por completo la felicidad que uno puede arrancar del mundo. Tal vez no me pueda referir a una felicidad trascendental, ni a una felicidad (εὐδαιμονία) en el sentido aristotélico... pero sobra decir que olvidar la suprema felicidad que se puede desprende de un instante sencillo y precioso es más propio de cínicos y de idiotas que de verdaderos seres humanos. Y cuántas veces olvidamos vivir en pos de una actitud estúpida que nada ofrece!

Alguna vez leí en una entrevista que Cioran, el gran pensador pesimista del siglo XX, respondía ante una pregunta sobre su ser generoso y amable que se contradecía a aquel radical del texto: "uno puede ser pesimista en el pensamiento pero no en la vida". Cierto es que uno puede ser un nostálgico empedernido, un ser triste por naturaleza, no esperar muchas expectativas de cosas que uno ya sabe le son excluídas; de esto no se desprende que uno pueda dejar de sentir amor por alguna persona, por algún objeto, de buscar puntos de apoyos por más endebles que en determinado momento resulten. Tampoco se desprende que uno deje de sentirle el sabor a las cosas, perder la armonía de las grandes composiciones, encontrar alegría en un buen rato junto una buena compañía. AÚN CUANDO TODO EN DETERMINADO MOMENTO PUEDA CAER COMO UNA AVALANCHA EN CONTRA DE LA CABEZA DE UNO Y SÓLO LOS TRISTES OJOS SE EMPAPEN DE LÁGRIMAS YA AJENOS A LA UNIDAD QUE UNO ALGUNA VEZ CONFORMABA.

Aprendí a ser pesimista gracias a un cura bastante sabio. Decía que su vida siempre había estado marcada por un profundo pesimismo. Cuando le preguntaban por qué era tan pesimista, él acostumbraba a responder: "Bueno, nunca espero nada de nada o espero siempre lo peor. Así, por ejemplo, si me llegan noticias de alguien o algo y al enterarme veo que son malas, ya me las esperaba y las acepto, y si son buenas, en cambio, me pongo profundamente alegre y agradezco a Dios por su generosidad, ya que no me las esperaba". De esta manera comprobé que era más sensato e inteligente no esperar nada o esperar siempre lo peor que ser un optimista obstinado que siempre se estará frustrando al ver sus expectativas continuamente truncadas o, sencillamente, en el mejor de los casos, aliviando cuando sus expectativas sean cumplidas. En ese instante, entendí que ser pesimista podría conducir a una vida más feliz.

Desafortunadamente, a lo largo de la vida, he dado con otra clase de pesimistas a los cuales su manera de asumir el pesimismo, desgraciadamente, los ha llevado a vivir una vida muy lejana a la que se considera una vida feliz. Hablo del pesimista de la calle. El pesimista que ha perdido toda ilusión en la vida y que no encuentra más razones para sostenerse como individuo en una sociedad. Esta clase de pesimistas, que serían como la variante prostituida del verdadero pesimismo, por lo general derivan en las drogas, el crimen, el adulterio y la vida marginada de toda verdadera vida. No digo que probar las drogas, el crimen, el adulterio y la vida marginada sea un pecado y un estigma para toda la vida, como por lo general la sociedad mojigata lo asume. Por lo general un drogadicto, como lo entiende Burroughs también, es alguien que vive al límite, en un estado de emergencia permanente. Lo triste es que una vida desemboque en estos estados de crisis y no exista ningún otro remedio para estas personas puesto que la primera cosa en encontrarse gravemente infectada, casi que gangrenada, es la voluntad.

Este pesimismo callejero dista de la lucidez del primero ya que no está en pos de la gratitud del instante y la resignación por las cosas malas de la vida. Es un pesimismo ciego que se niega a ver las cosas hermosas de la vida y que chilla tontamente por las desgracias que conlleva la misma vida. Considero que a este tipo de pesimismo gratuito es el que se refería Cioran, cuando decía algo como: "en la vida uno no puede ser pesimista" Porque este pesimismo no es ni siquiera conciente de las cosas a las cuales uno tiene que chocar como un sol que explota en una galaxia. En realidad, nunca he visto una persona tan complaciente y tan idiota que un drogadicto sumido en el vicio, capaz de aceptar que Hello Kitty es Dios con tal de tener una charla, un amigo u otra papeleta por otros 5 minutos más. Nunca han visto esa risita estúpida y vulgar de la gente que está tan desgarradoramente entregada a una sustancia?

El presente: puede darnos noticia de nuestra muerte en vida o de nuestra verdadera vida. Sin privilegiar las posturas hedonistas, que a la vez son una mala comprensión de la felicidad, considero que la vida está en saber disfrutar de los instantes bellos en el momento y de tener la sabiduria de reconocerlos y no dejarlos pasar ni tirarlos por la borda sentados ante un televisor o un periódico, sobre todo colombiano.

Me extendí porque me siento en deuda con una persona que hace de cada uno de mis días en que me encuentro con ella un paraíso. Es capaz de aliviar una tensión en el alma y de compensar cada momento de entrega a ella. Me enseña a respirar de nuevo y me trae sabiduria ante la maraña de algunos problemas realmente insignificantes que nublan mis pensamientos. Es capaz de devolver el tiempo y de hacerme de nuevo niño, no el niño que fui, niño triste y taciturno, sino un nuevo niño que ella compone a partir de sus juegos.

Ella hace que el presente me recuerde que nací vivo.

Tuesday, November 06, 2007

EL primero en no partir siempre fui yo. Como un niño pobre que enaltece cualquier cosa me aferro al aire que me vitaliza mientras veo los cohetes zurcar el cielo. Atrás me espera Salomón con una sonrisa. ¿Debo voltear a verlo o notará mi vergüenza? Todos dicen que el viejo Kerbie debe de cuidarse de estos viajes de exploración. No lo tienen por cobarde sino por precioso. Como si comprobar __ fuera una cosa del otro mundo y lo eximiera de toda responsabilidad frente al universo. Miro la palma de mi mano y escupo sangre en ella. Finalmente puedo contentarme con ser un tuberculoso elegante.

En la casa considero que vive un ano extraterrestre. La gravedad física parece no alterarle sin embargo las lágrimas le devoran. Desde la noticia de la nueva exploración espacial poco como y no tengo aliento. A veces me pregunto si ese culo extraterrestre no es el mío, como si hubiese dejado de ser mío, por falta de uso o por parecerle lamentable, ese culo se ha exteriorizado y no se deja afectar por la gravedad física, de hecho ¿no lo vemos orbitando en el porche? pero siente una particular atracción, enfermiza diría yo, por todo lo que tenga que ver con rememorar y sentir culpa. Porque ya a esta altura, Kerbie, debes entender que algo hice malo o no hice en ese tiempo que estuve afuera. Salomón está afuera de la casa esperando que le saque las autenticaciones.

Me encierro en el viejo cuarto y comienzo a empapelarlo de viejas tonalidades. Todos estos retazos cuentan historias, tan particulares, que en un momento no parecen ser las mías. Salomón ya se ha ido.

Saturday, October 20, 2007

resaka

Ayer volví a la vieja Interzona. Una fuerte lluvia sobre los cuerpos tumbados. Ojos inexpresivos que decían: está bien, por hoy voy a ser humillado de nuevo. Café frío sobre las mesitas de madera. El frío que penetraba los huesos y ese deseo constante de no poder ahogar más el llanto, cuándo lloraremos finalmente? Veía el mundo a través de un ventanal velado por una cortina opaca y desvencijada. Un piano mudo en la esquina que parecía destinado a los fantasmas, las melodías muertas. Mi cabeza no podía aguantar su peso y me tumbaba sobre el viejo sofá amarillo. Ya nada es ni siquiera lo suficiente triste. Me agoto bastante rápido. Oíste lo que decían estos estúpidos? Es fastidioso. Hablan y no paran de hacerlo. Todo está frustrado. Ya ni siquiera lo suficiente. En medio de la lluvia encuentro al Mañas. Deténgase en este instante. No hay prisa, igual es el único imbécil que aún me lee. Escuche esta canción:



No hay razón para esperar 10 años para reconocer lo bueno, cierto?

En medio de la lluvia encuentro al Mañas. Aún sigue la misma risa estoica e inocente. Lo miro desde la distancia pero sé que permanece cerca a la calidez de mi corazón. Aún cuando todo alrededor se congela. Por fin me mira y sonríe. Yo también sonrío. La lluvia agrietaba la ciudad pero veía a un viejo amigo y era razón suficiente para desear llorar de nuevo. Porque uno no siempre se encuentra con los viejos amigos, menos en medio de la lluvia y cuando está tan agotado. Nos estrechamos la mano. Ya no la aprieta tan duro como solía. Un bus pasa y nos baña. Siempre nos sucedían esas cosas. Finalmente, nos conocimos siempre en las peores. Pero pasa lo que siempre pasa. De estos encuentros repentinos y emotivos uno siempre quiere escapar lo más pronto posible. Intercambiamos teléfonos que jamás sonarán de parte de ellos y sabemos que nos hemos ido. Ya desde el colegio se veía que íbamos a ser unos fracasados de viejos y hoy me lo encuentro, bañados por un bus, en medio de la lluvia, confirmo que seguimos siendo los mismos perdedores patéticos del colegio y me entristece pensar que las cosas no mejorarán para nosotros. Por eso me gusta encontrarme con el Mañas de vez en cuando, en la calle, inesperadamente, por sorpresa, porque él es uno como yo, otro que no tiene ninguna oportunidad en el mundo. De alguna manera se siente esa tensión, ese desespero en nuestro encuentro, esa humillación de recordarnos lo pequeños que somos mutuamente y lo alto de nuestros vuelos, lo grandes que nos imaginamos, sin ser nadie, sin llegar a ser nadie porque en este mundo no tenemos ningún chance.

Me encuentro con D. en el café y ya estoy terriblemente empapado. Como una nutría en el desierto. La última vez que me vi con ella en este café no estaba bañado en lluvia sino vomitado. Me acababan de vomitar en un bus. Y ahora estaba de nuevo vomitado, empapado por la ciudad. D. siempre me ve en las peores y es una bruja sabia que sabe callar y no dar consuelo ni reír. Me quito los zapatos y camino por todo el café descalzo. Salimos a la carrera séptima con todo la resistencia de mi parte a moverme. Bajando unas cuadras nos encontramos con el Master Count. Hablamos sobre René Rebetez, el mayor escritor de ciencia ficción de Colombia. Nos despedimos. Master Count, parece como si se hubiera desecho de algunos años o ¿es que nunca fue tan viejo? Cómo saberlo. Le confesé que andaba sin empleo y que quería dictar cursos pero que no tenía ningún conocimiento sobre nada. No me dijo nada porque sabía que era cierto. Se fue y me dijo que le echara ojo a un libro cyberpunk colombiano "Bandidos y Hackers". Pero no entiendo cómo me lo dijo si ya se habia ido. Seguramente conté mal la historia y jamás hablé con el Master Count. O lo hice pero no era posible. O toda la historia está errada. Seguramente eso porque luego resulté caminando por el cubo, sin zapatos, bailando I wanna be adored de Stone Roses, quebrándome las plantas de los píes por el frío. Nada de esto es posible y real. Y sus gafas herr luis? Me pregunta D y me entero que jamás se ha ido pero no puede ser posible porque todo este tiempo estuve malditamente solo como un insecto en un vaso de soda.
I don't have to sell my soul, is already in me
I don`t need to sell my soul, is already in me
I wanna be adored

Bueno luego me fui a ver con Linda Lee y no entiendo por qué si ella nunca se movió llegó a mí. Estábamos en esa ratonera hippie de Chuchaquén y yo tenía supuestamente unas bolsas debajo de las medias. Entramos a la función de cine. Vimos una película genial, de New York, sobre las relaciones sexuales modernas. Sabes, me siento algo Bowie: i don´t believe in modern love. Excelente película, una mezcla afortunada entre Godard, Fassbinder y Gus Van Sant. Short Bus. Sus escenas explícitas me recuerdan a las teorías del teatro de Artaud: la puesta en escena de lo imposible, la cruedad que es la soberana anarquía de la imaginación. La primera escena en particular en la cual vemos a un hombre flexionando sobre sí mismo a fin de poder chuparse su propia polla y luego correrse en su boca. Una película sublime que puede llevar a las lágrimas en determinados momentos en que uno siente toda el peso de sus personajes: la culpa, el desamor, el desarraigo, la futilidad del sexo, el absurdo y el completo vacio de la vida moderna. Toda esa energía particular de los personajes que pueden llevar a fundir toda una ciudad como volverla a llenar de luz. Porque es un canto del amor desencantado. En palabras de uno de los travestis: como los años 60's sin la esperanza. No lamento que no exista un Academy Award al actor que mejor interprete su primera penetración, no porque el ser de la actuación no se manifieste, sino porque los come mierdas de la Academia jamás entienden nada.

Un besito, buenas noches Angelita!

Thursday, October 18, 2007

Tue, 11 May 2004 09:33:18 -0500

Welcome to Kokaine Fashion... different sounds here. There we long, clear. Dedos destrozados. Sabías que estabas en uno y ese era tu espacio reservado en la técnica de los autómaticos de la banca. Es como una nueva etnia que se prepara para el abismo sin saberlo. La niña de ojeras color violeta y rojo, los crisantemos como coronas ahogadas en su oceánica inconciencia. La noche como un tapiz de carne cortada, en los sueños de un nombre inaprehensible para ella y sus múltiples invocables rosas. Los monstruos susurran ese nombre que deberías saber, innata, impronunciable. Pero es la cocaína y sus estados de conciencia atrofiados, estados alterados de una conciencia subliminal que se desplaza casi hasta el final de sus días. Son los dragones que decoran de tinta roja el lugar para las geishas tecnológicas. Stars Denied. Nosotros tocamos sus pulsiones esenciales como las amalgamas mecánicas de las avenidas desiertas que llevan la ruta 66 en sus frentes. Remake and high school, decadence and robots everywhere. Pero es la party hard la que prefería y era encontrarse en la mañana como un loco zombie en la calle 100 mientras las vans pasaban a miles de velocidades y caer del frío, caer blanqueado en las sanducheras y pasar largo y alto. Hastío en la sed de una nueva borrachera y quedar sentado, perdido en el espacio, como un espectro que no cesa de difuminar su rostro. Techno. Energy Drink. Kokaine. Whore. Emergency. Black dress. Techno. Kokaine. Pills. Black magic Woman all around. D>as Boot.- La noche comprende que Karlos es la mejoría de un reverso como aduciendo las grandes flores que en la noche tomarías para ofrecer a la chica del komputo como Producto vencido. No Free Sex-. Adviniendo la danza de los pródigos y el ancestro te respira en tu traquea. Fumas un porro. Lías nuevamente el porrillo. Adviertes el diablo y eres tú ese diablo mórbido con ojos rojos sonriendo en medio del dance de ese bote. Mary se desenvuelve en mañanas viciados como los popcorns que rebotan los digitos de hackers inéditos en una noche trajinosa y desalentadora. El negro Isis pregunta para la juerga: are You fucking dead? Are U dying sir? Pero ella aparecía en los fulgores de su aerovan como una chica renacida y pura. Virginal de manera hipócrita y escándalosa como una ramera impúdica. No gifts for her weeding. No gifts. Todo es como un dancing y tal vez arrojar las camisas a los centenarios, entonces mostramos nuestros endebles cuerpos muertos a las chicas cyber que se cuelan entre los parques. EL Polaroid no alcanzaba a reflejar sus ojos azules ya tan apagados en las noches de los retóricos pinchadiscos que surtían. Lías tu porro y te asfixias en el suelo embadurnado de orina y semen. La puta te agarra desprevenido, te besa y te la chupa. Pero estás incapacitado. You're not fun. Así que no te sirve la picha y ella te mira con desilusión y se va enfurecida como una niña inmersa en el Polaroid rosa. Te sientas a la deriva y te agachas, reprochas tu poca capacidad viril y en posixión fetal no eres fun. Piensas que tienes el peor sexo del mundo. Un sexo de anciano. Un sexo de anciano de 60 años tal vez sería mejor que el tuyo. Joven impotente y candidato a un infarto prematuro. Joven senil. Te pinchas el brazo decadente y vas por el centro de la miseria, las ratas en tus pantalones y palomas en tu cabeza. Es oscuro y te ves tan peligroso que los ladrones ni te miran. Estás post-war y derivado. Très Très Bien. Tu pelo enmarañado cubre tu barba sucia. Tus ojos son dos botones artificiales. StadtKind. Stadtkind. Sales a la ciudad como si esta fuera tu campo de batalla. La noche te violenta y las chicas te violan. Sobrevives como un miserable. Andas volando por millones de tarjetas de crédito rotas por el tijerazo definitivo. Welcome, this is Drug Fashion. Only dirty people allowed, We give u the credit card of no having idea. Nothing at all. Estás tan tarde para la vida. Negra noche consume tu destino de nariz enferma y hambrienta. Por andar de callejón entre callejón. Y conocer gente de mal en peor. Y saber que eras una nutria, un desagrable bicho en el pantano. Y tratar con miserables jíbaros. Y encerrarse pasmado a darse contra la cabeza. Escuchar una convicción y saber que era de otra persona. Entonces entender que eras esclavo de aquellas poderosas piernas femeninas. La mujer como una representación fálica de la incapacidad de compenetración. Y en la alcoba encerrados y copulando mientras las narices se reventaban. This is Kokaine Fashion. This is where I heal my hurts. La niña corta su risa para mirarte fijo y reprocharte el último rezago de razguño en la mejilla. Pero entonces estabas deambulando como loco y solías gritar incoherencias a la gente que venía en motos, porque te jurabas el poeta de la peste, el elegido entre toda esta gente basura con la que andabas. Y ya en la noche todos eran familiares a ti y tú les eras tan familiar que no se sorprendían con tus aventuras en las tablas carcomidas por los gorgojos microscópicos. Correr, tranzar. Es tan demasiado tarde en la prisión y ya estás hecho añicos. Mañana no es morir sino gozar diferentes mundos, otros loops reanimantes y más tal vez de esa kokaine succionadora de pudor añejo.

Y'e This is Kokaine Fashion. You can't get no sleep. This is where We heal our hurts. We are all stadtkind. We are all Whores. This is Drug Fashion. Only pretty people allowed. We're no dying.. just we're all melancholics. Euphorics. Melancholics. Like Chrisantemus. Melancholia, mon cher. Welcome to Kokaine Nacht. StadtKind allowed.


Tuesday, October 16, 2007

2

NO EXISTE UN PUNTO DE EQUILIBRIO ENTRE EL AFUERA Y EL ADENTRO QUE SE PUEDA SUSTENTAR SATISFACTORIAMENTE.

Aquellas calles a las que por ordinario acostumbraba a caminar eran pródigas en horror y misterio. Las miserias humanas eran exhibidas sin pudor alguno sobre las aceras, los corredores y las esquinas. Abrumado por espantosos chirridos de puertas, el chasqueo de la tenue llovizna sobre los añosos tejados y los ágiles pasos de algún gato sobre los antejardines decidió apresurar disimuladamente el paso. Mas esta noche parecía más tenebrosa que cualquier otra y terribles presentimientos parecían guarnecerse tras el rabillo de sus ojos.
Debajo de una leve llovizna, de apariencia inquietantemente inofensiva, la arquitectura de imitación inglesa le penetraba con una indeterminada sensación, por completo nueva a su habitual indiferencia por la configuración de las formas que le circundaban.
Esta vez pudo localizar la dirección de un nuevo chirriar de puertas. Al ver el interior le cautivó una figura femenina que apenas se podía imaginar, por lo cual se vio obligado a detener su atención en el cuadro. En efecto se trataba de una joven dama que gesticulaba de una manera sobreexagerada. Jeremías no podía reprimir esa ansía por llegar a la verdad inherente de la extraña escena.
Un paso hacia adelante le descubrió la parte oculta del cuadro. Otro joven, que al claroscuro de la noche sugería apariencia de desharapado, gesticulaba de igual manera y apenas podía expresar monosílabos y balbuceos.
Visiblemente conmovido por la desesperanzadora escena, Jeremías decidió emprender nuevamente el viaje de regreso a casa. Volvió a bajar la cabeza, esmerándose con todo el corazón para no prestar demasiada atención al curso de sus agitados pensamientos en la oscuridad de la noche. ¿A qué lugar desquiciadamente alumbrador podría llevarlo su cabeza en una noche tan triste como la que andaba? Mejor no pensar y seguir de largo, decidió y así lo hizo.
A su paso tropezaba con borrachos y hombres lo suficientemente drogados como para precavirse de ellos. Unos ni siquiera le inspiraban sentido de alarma puesto que ya no tenían fuerza ni para sostenerse ellos mismos. Pero entonces les veía en la cara el abandono moral al que se sometían y prefería volver a cruzar la acera.
Todas estas calles a las que estaba acostumbrado a recorrer camino a casa eran la evidencia más clara de la decadencia espiritual de sus habitantes. Y el terror que lo poseía, particularmente esta noche, quizá manifestaba un rasgo de debilidad imperdonable en su carácter. Un niño travieso que se encontrara despierto a estas altas horas de la noche podría gastarse una buena broma sólo con tomarle sigilosamente del hombro: con toda seguridad vería al robusto Jeremías gritar como niña o echándose a la carrera como un colegial cobarde.
En un instante sintió que alguien le seguía sus pasos. Al girar discretamente la cabeza creyó reconocer un fornido hombre tras sus pasos. No caería en el absurdo de revelar su instintivo miedo echándose a correr sin razón alguna. Agilizó sus pasos hasta donde pudo para tomar ventaja del desconcertante acechador nocturno. Cuando lo creyó perdido volvió a tomar el ritmo.
Un breve destello blanco que apenas distinguió en su campo de visión le alertó nuevamente que las cosas no iban por buen camino. En este punto, conectado de la forma como estaba más con su corazón que con su cabeza, pudo comprobar con algo de extrañeza no el espanto sino la insondable tristeza de la presa. Más que pensar, sentía algo que traducido a palabras podría ser: ya no hay nada más que hacer, todo está perdido.
No sé si entiendan plenamente el sentimiento de Jeremías, no era completamente desesperanza sino algo parecido al desamparo y al desalojo.
Fue entonces cuando se produjo el encuentro en medio de las afables gotitas de lluvia que apenas se sentían esa noche.
Jeremías adelantaba sus pasos de un modo frenético hasta que tropezó con una prominencia impredecible en una abandonada calle estrecha. Se intentaba recuperar con pudor de la penosa circunstancia cuando, a la altura de las rodillas, se percató de la extraña depresión animal que tenía casi al frente suyo. Era un extraño hoyuelo con cualidades casi orgánicas que parecía respirar, como si de verdad estuviera vivo.
Lo trató de alcanzar para detallar mejor cuando algo que venía del interior de este mismo hueco lo alertó:
No me toque!
¿Cómo así que habla? Pensó Jeremías y se acercó más para comprobar que no se trataba de un dispositivo electrónico con una cubierta similar al cuero.
Tiempo sin verlo, frente a frente Jeremías.
Jeremías creyó caer en los abismos más oscuros de la locura al escuchar a esta monstruosa depresión proferir su nombre ¡así, tan familiarmente! Sin lugar a dudas se trataría de una broma, de un malentendido, de algo que seguramente tendría su razón de ser en un futuro bastante próximo.
¿No me reconoce? Sin rodeos le cuento que soy su culo, en persona.
Jeremías pensó en los chascarrillos infantiles, en las vulgaridades de la adolescencia, en las perversiones de la edad adulta, pero nada se le asemejaba tan obsceno como lo que recién acababa de escuchar, salido de la voz de este vacío. Luego, conectado a sus sentimientos como estaba, comprobó que no sentía diversión alguna en este episodio sino que, al contrario, su tristeza parecía agigantarse y su desarraigo no tener fin.
Jeremías pasó el resto de su vida en un pequeño pueblo al norte de Colombia y por las noches siempre se le veía en la mecedora contemplando las estrellas hasta bien entrada la noche, cuando finalmente entraba a la casa y preparaba el último café del día.
PERROS

En más de una ocasión Fernando Vallejo ha declarado que ama a los perros de la calle al punto de considerarlos como sus propios hermanos. Por mi parte, considero que mi sentimiento hacia los perros callejeros no es tan distinto en sustancia. No obstante, es un amor condicional, mediado por el horror y el asco que me producen. Amo a los perros de la calle, sin embargo su existencia la presiento como un insulto. Que existan perros sarnosos invadiendo las calles es una ofensa de la urbe, de la paisajística. Sus hocicos babosos me dirigen a la infamia del ser humano y por eso los amo cuanto más los aborrezco. Del escritor, en cambio, podría decir lo mismo o incluso mucho menos.

Me encontraba tomando unas jarras de cerveza en el bar Coda, en Lourdes, al tiempo en que empezaba a discutir con aquel irlandés, alto y feo, sobre si en realidad U2 era la mejor banda Irlandesa de todos los tiempos. La verdad considero que decirlo es injusto con la propia Irlanda. Yo, que considero a U2 al nivel de Michael Jackson, Madonna, Oasis, Blur y en definitiva todas las bandas de rock farsantes que en realidad no son rock sino otra cosa, yo me encontraba indignado al encontrar a un irlandés que decía que U2 era la mejor banda de rock de Irlanda, porque se me antojaba que decirlo era como si un colombiano dijera que Juanes o Shakira son los mejores rockeros del país, cuando en realidad es falso, cuando en realidad ellos mismos son falsos y cuando en realidad existen mejores bandas de rock pero que sencillamente no se difunden.
El irlandés me preguntó:
Bueno, si no es U2 cuál es la mejor banda de rock de Irlanda?
En ese momento, en incluso ahora, no sabía cómo responder a la pregunta por gran parte de mi ignorancia sobre el país. Pero estaba, como lo estoy ahora, completamente seguro que U2 no era, ni lejos, la mejor banda de Irlanda. Eso le respondí y el irlandés me vio como si fuera un idiota, además que estaba lo suficiente ebrio para confirmárselo, así que decidí no insistir en el asunto demasiado, relajarme y pedir otra jarra de cerveza para mí solo.
El irlandés se encontraba saliendo con un muchacho incluso más joven que yo. Tendría unos 20 años y parecía un zarrapastroso inconsciente recién salido de un pogo en Rock al Parque. El irlandés le acariciaba las piernas como los hombres con éxito le acarician las piernas a sus mozas. Cuando el irlandés volvió a mí de nuevo para preguntarme si conocía a Wilde el chico me lanzó una mirada de fiera resentida porque seguramente creería que le estaba robando a su mentor, padre y amante.
El irlandés me aseguró:
Oscar Wilde nació en el mismo barrio mío en Dublín.
Sospeché que me estaba tratando de impresionar y le repliqué que me quedaba con Joyce. El irlandés me volvió a ver como si fuera un idiota y no volvió a dirigirme la palabra en toda la noche, para tranquilidad de la pequeña fiera. Así que estuve sentado un buen rato solo, en la penumbra, pidiendo música al barman y una que otra jarra de cerveza.
Llevado por la ira y los principios del delirium tremens salí del bar y me dirigí a la plaza de Lourdes. Allí descubrí que estaba en el mismo centro del mundo y que era el hombre más abandonado a la miseria de la tierra entera. Dios pudo haber cometido una tragedia en ese mismo instante pero ni siquiera se acordaba que yo sufría abandonado en este pequeño deposito de estiércol llamado plaza de Lourdes. Yo le llamaba Dios a toda la orquestación de ridiculez que se apresuraba a mover en este mundo circundante como si en realidad tuviera un sitio a donde realmente ir. Estamos estancados hace muchos, pero más que suficientes, eones en esta miserable tierra y no nos preocupamos por volver a escapar hacia nuestro origen.
Los vendedores callejeros que aún quedaban espichados sobre la plaza y algunos vendedores de celular trasnochadores veían el hastío divirtiéndose a mis expensas. Fue cuando la cogí contra los perros y me lancé a golpearlos, a darles patadas y puños. Ladraba como ellos, jurando comprender su lenguaje y traté de intuir su alineación bélica conspirando contra mi existencia. Por mi parte me defendía como podía pero ya no podía correr hacia ningún sitio: ya ellos me habían localizado en su radio de acción y yo era su enemigo primordial número uno.
Finalmente también los perros se cansaron del juego y terminaron también por dejarme solo. Sólo uno me acompañó, me siguió hasta lo que fuera la pensión donde me hospedaba. Hablamos durante todo el trayecto, sobre mujeres, sobre política, sobre la infancia y sobre todo del agotamiento del deambular por las calles, de la falta de sentido de seguir recorriendo una y otra vez las mismas calles, si ya no existían historias, si ya no existían amigos, si ya ni siquiera nosotros mismos éramos susceptibles de existir durante mucho tiempo más.
Me revisé los bolsillos y aún tenía algún dinero con el que podría seguir bebiendo pero ya todos los bares estaban cerrados. Miré a los ojos a mi colega y le dije adiós.

Wednesday, September 26, 2007

the cave

LA CUEVA



Ficha técnica:

Título original: The Cave
Año: 2005
Director: Bruce Hunt
País: USA y Alemania
Guión: Michael Steinberg & Tegan West
Música: Johnny Klimek & Reinhold Heil
Fotografía: Ross Emery
Locaciones: Bucharest, Rumania. Yucatán, México.


Transcurren los años 70's en medio de la guerra fría, en algún lugar perdido en los montes cárpatos, en Rumania, un grupo de cazadores de fortunas encuentra una misteriosa iglesia asentada justo en la boca de una cueva. Fascinados con el hallazgo penetran el lugar. Al remover lo que parece ser la entrada a la cueva se desploma la edificación y quedan atrapados en una claustrofóbica penumbra.

30 años después, un grupo de geólogos locales encuentra lo que parece ser un vasto ecosistema autosuficiente ubicado justo debajo de unas ruinas de una iglesia. Lo que parece ser la entrada a una cueva. Llaman al equipo de buceadores de cuevas más sofisticado de USA mientras estos realizan exploraciones en Yucatán, México. La tarea que se les asignará será tal vez la más ambiciosa a la que se verán expuestos en sus vidas: explorar todo un sistema de cuevas y grietas submarinas con un ecosistema propio que desconoce la superficie y la vida exterior desde tiempo inmemorial.

Lo que sigue es una fantástica cadena de especulación, deleite visual, atmósferas cargadas de un vértigo hacia lo desconocido e indicios inteligentes de una estructura de película formal dentro de un film B.

En efecto, una de las críticas que más ha soportado La Cueva es la de quedarse corta ante las exigencias de un guión que requería más escenas de corte gore - lo cual implicaba un género mayor al de 13 años en que está clasificada actualmente- y que ante el afán de querer encajar como una película B, lo que la incorporaba a una economía de ritmo de acción constante, se haya perdido los intertextos que justificaban la totalidad de la historia y no se entienda en muchos casos la motivación de los personajes para ejecutar acciones, que sin la claridad de sus propios intereses, parecen impulsos de personajes desesperados y dementes. El recurso del director consistirá en estos guiños inteligentes, pero que de alguna manera no salva la historia de no tener una base sólida que permita al espectador sentir un grado de afecto por los personajes. Además que son muchísimos los personajes para mi gusto.

La fantástica cadena de especulación: al llegar a la iglesia uno de los expedicionarios se pregunta qué hace una iglesia en la entrada de una cueva. La respuesta inmediata es que las cuevas eran objeto de culto de las sociedades paganas ancestrales, las cuales creían en todo un mundo subterráneo yaciendo desde abajo, en el interior de las montañas. La creencia decía que al llegar la iglesia católica a estos lugares se enfrentó a demonios alados, los cuales fueron vencidos por el poder de Dios. Como una evidencia de esta lucha se construyó la iglesia como una promesa de la superioridad de Dios sobre las criaturas del submundo. De todos modos, reconoce el investigador, no era sino una manera más de imponerse la iglesia sobre los otros ritos. Ahora bien ¿qué hay de cierto en estas hipótesis y cuánto de falso? Una cosa es cierta: la obsesión de la iglesia por conquistar estos lugares indomables de la naturaleza y demostrar que hasta allí también llega el poder de Dios, asentando allí su morada en las iglesias. Como si la majestuosidad de la naturaleza quedara relegada a un segundo orden ante la majestuosidad de Dios. En este caso, es un hecho que existen iglesias construidas en las entradas de algunas imponentes cuevas.

Por otra parte, la película se plantea la cuestión de si en realidad estos demonios a los que hacia referencia la mitología no se trataban realmente del proceso natural y biológico de una cadena alimenticia dentro de un ecosistema autosuficiente. La ciencia conoce la mutación real que ejercen algunos parásitos sobre los organismos de todo un ecosistema a beneficio suyo. Es el caso del desorden más atroz que conozca la naturaleza en la morfologia de las ranas. En cierta parte del planeta se conocía el triste caso de una rana que empezaba a mutar de una manera completamente desconocida y espantosa, pues la mutación le generaba nuevas extremidades a manera de parodia y podía darse el caso de aberración de una rana que contara con más de 20 de estas paródicas extremidades por todo su cuerpo, lo que lo obligaba a permanecer en un estado casi de total reposo hasta la sentencia última de la muerte. Se pensó en un primer momento en un caso aislado de mutación. Pero cuando las investigaciones fueron brindando resultados se descubrió que era sólo parte del proceso de todo un ciclo de alimentación y sobrevivencia de un parásito. Empezaba como la forma más primitiva, casi un embrión que resultaba digerido fácilmente por un pez, el pez experimentaba transformaciones que lo convertían en presa fácil de las ranas. Así mismo las ranas empezaban a experimentar estas mutaciones lamentables en su organismo, las cuales le entorpecían considerablemente el movimiento, lo cual las convertía en presas indefensas de las aves que transitaban el lugar. Estas aves a su vez volvían a soltar el parásito al mundo a través de las excreciones y así es que llegaban de nuevo hasta su primigenio medio ambiente marino.

Otro componente fundamental de la película es la propuesta estética.

Al rodar desde escenarios naturales, los más cercanos a los que exigía el desarrollo del guión, la historia se enriquece sustancialmente de los colores y ambientes que genera este tipo de locaciones naturales. El director de fotografia, un reconocido especialista en rodar escenas submarinas, explotó al máximo la gama de colores y tonalidades que ofrece el agua desde un ambiente enclaustrado. En dicha circunstancia el color del agua se torna cristalino y homogéneo brindando una sensación de espejo esmaltado. Es de resaltar la primera toma en que el equipo es tomado de espaldas dirigiéndose a la primera cueva en seco. Junto sus sofisticados trajes de buzo y su equipo, la vasta extensión del agua que los recubre hace pensar en la semejanza que podrían tener con un equipo de astronautas gravitando en el espacio. Lo cual creo que es la analogía justa que se buscaba perseguir.
Por otra parte, todo el diseño gráfico de la película es altamente elaborado; desde las gráficas que simulaban los equipos técnicos de la expedición hasta las subjetivas de los monstruos, todo el trabajo era sumamente cuidado en detalle.
El diseño de los monstruos también puede ser uno de los aspectos más frustrantes de la película. Los monstruos son increíblemente similares a los de Aliens y un espectador desprevenido, que no tenga en cuenta las otras cosas que se están jugando alrededor del monstruo, puede creer que se trata de una versión algo extravagante de Aliens. Completamente desafortunado, porque se pierde de una manera considerable la parte antropomórfica que se deseaba para el monstruo, pues a juicio de los guionistas "no existe nada más aterrador que algo que parezca humano".
La Cueva seguramente al no ser una película de autor, ni tener la repercusión de los medios farsantes intelectuales, esta condenada a ser otra película de consumo que se pierde en la basura de la máquina de los sueños. La defensa de los creadores, escritores y gente que participó en la experiencia se escuda en el lamentable recurso de la versión extendida de la película. Les digo algo, una película lamentablemente no es lo que la película quiso ser o no pudo ser sino lo que fue. Por lo que escuché muchas buenas escenas fueron cortadas a beneficio de abarcar una categoría mayor de audiencia. Es un error pensar que la película se remedia con la inclusión de estas magníficas escenas, puesto que la gente ya vio la película y ya vio lo que esperaba. Seguramente un desencanto en la primera impresión de la película no genere muchas expectativas para volver a ver la misma película sólo que con más escenas. Cualquiera pensaría que eso es absurdo suponerlo. Es lógico pensar eso.
Pero mierda. Pienso en que finalmente la historia no es mala. La estética es del putas. Los actores todos son unos novatos pero hay una especie de fascinación en no ver caras conocidas -películas conocidas- en una nueva película, porque lo hacen sentir a uno que en realidad hay algo nuevo. Una película como La Cueva, que es capaz de descubrir un mundo, como los buenos libros de ciencia ficción, y generar todo un universo propio a partir de él es una película que no vale la pena perderse.
La Cueva es una película estupenda que se mueve con facilidad en el movedizo terreno de la ciencia ficción y el horror. Jack, el personaje principal, tiene que tener un final trágico e imposible. El final de La Cueva no es el happy ending americano y eso se anuncia desde el principio de la película. Cuando Charly, la escaladora del grupo, le pregunta al Dr Nikolai cómo fue el final entre la contienda entre demonios y sacerdotes. Nikolai se ríe y finalmente la que contesta es Katheryn: las historias nórdicas por lo general no terminan de un modo muy optimista.
Jack es el capitán Nemo. El que lucha contra su doble naturaleza de monstruo y humano. También es el que tiene el control del destino de sus compañeros. Es su decisión pero debe tomar partido. La referencia a las viente mil leguas de viaje submarino está siempre presente en la narrativa y la estética y creo que el viejo Jules Verne fliparía con esta historia.
Por esta razón, cuando uno queda pensando después de los créditos qué mierda fue lo que miró y empieza el piano introductorio y luego la canción de Nightwish uno siente que las cosas no estaban tan desbarajustadas a fin de cuentas.

Nemo.

Nemo fue el nombre que pronunció Odiseo cuando Polifemo le preguntó su nombre momentos antes de ser atacado, mientras dormía. Luego el cíclope herido en su único ojo, quedó sumido ante la impotencia, puesto que al preguntársele por el nombre de su atacante respondía Nemo que significa Nadie.

Monday, September 24, 2007

Pretty and Cruel Dictator

El presidente de las repúblicas tristes Anhnicos Quebrànthadus fue invitado a la Universidad de Colombia en Bacanalandia por el presidente de dicha institución, Bruce Lee, quien en una apasionada presentación a la comunidad estudiantil de futuros imbéciles no tardó en tildar a dicho presidente como: Puro y Cruel Dictador.






Durante la conferencia el presidente de las repúblicas tristes insistió en la particular iniciativa de su gobierno por fomentar a profundidad el desarrollo de ciencias teológicas y en todas aquellas que conciernen a la investigación de los estados emocionales de las taras que han azotado a la humanidad por eones incluso antes de la existencia de la tierra.


"Es necesario divulgar al público el conocimiento de la impotencia universal del hombre, incluso desde antes del nacimiento de la vía láctea, como una serie de condiciones improbables de dolor y sufrimiento acumuladas en los gases espaciales desde incluso los primeros tiempos del mismo espacio".


Esta referencia al potencial científico de las deprimidas repúblicas tristes por parte de Anhnicos era una mención explícita al controvertido hallazgo de material nuclear dentro del territorio tristánico. Hallazgo que pone sobre el tapete una posible crisis nuclear entre el país del ocaso que se traga la sombra y Bacanalandia, quien ha amenazado con atacar si no se desactivan las plantas nucleares existentes en el territorio crepuscular.


"No queremos usar este arsenal atómico sino como materia de investigación quántica sobre la catástrofe y sus orígenes metafísicos. No se debe ver como una amenaza a la raza humana. (...)Tenemos conciencia de lo que implica el desmoronamiento sustancial de las cuerdas sensibles a un nivel micro/macro cósmico, lo que implica que el dolor perdura, incluso multidimensionalmente. El hombre sólo es un receptor imbécil y en nada altera su presencia a este nivel endemoniado de sufrimiento y crueldad. (...) La raza humana puede seguir embebida de sus narcóticos mientras todo el universo entero gime"


La ocasión se prestó también para una dosis de nostalgia, en la cual el presidente rememoró sus años de Universitario en el campus A J de la Interzona.


"Yo que me formé tirado en un rincón, mudo de tanta droga sobre mi cabeza, el frío sobre los cuellos cerrados de las chaquetas, escuchando música de Depeche Mode y no debatiendo sino en el silencio. Veía como la tarde se tragaba los edificios blancos de la Universidad y mi corazón latía a mil pulsiones sobre segundo. Una tristeza que se tragaba el resto de nosotros. Era claro que a ninguno le salía lágrimas, aunque preferíamos mantener la mirada sobre las agrietadas paredes que mirar afuera, a los últimos rayos del sol que insultaban nuestras prematuras quiebras. De repente no eran sino sombras podridas las que restaban el resto de la noche".


En la ronda de preguntas los estudiantes aprovecharon para confrontar el controvertido mandatario respecto sus políticas con la población femenina, gay y académica. Las respuestas de Quebrànthadus fueron terriblemente evasivas y chocantes, por ejemplo cuando afirmó que no existía población gay en su territorio:


"Sí, porque bien saben ustedes que el sentido original de la palabra gay remite a la jovialidad, lo jocoso. Tenemos el caso de la Gaya Ciencia de Nietzsche. En nuestro territorio eso no existe. La ciencia es terriblemente apabullante y desgarradoramente inconsolable. Y hasta los Maricas de nuestro territorio son Maricas Tristes".


Respecto al feminismo afirmó, parafraseando a Bufalino, que se trataba de la primera revolución que la historia conoció en que el amo se sublevaba contra el esclavo.


Sobre la comunidad académica se refirió en un tono más personal e íntimo:


"Conozco gente más valiosa en las video-tiendas y en los talleres de mecánica que en los siniestros puestos de profesor catedrático. Ustedes se pueden quedar con sus celebridades académicas y su sistema de jerarquías lame-culistas, envenenándose con la cal de las mórbidas tizas, mientras yo recuerdo a Bukowski tirado en un andén con una botella de vino y a Henry Miller trabajando en el sistema postal de USA".


Al final de la sesión, la comunidad estudiantil abucheó al mandatario y a la salida centenares de estudiantes hicieron presentes sus emotivas protestas.




Friday, September 21, 2007

GODDESS LAIN



Han pasado dos años desde que dejamos que la fantasía de la red se materializara en otro orden de fantasía en otro orden de red.

No mueras Lain.

Thursday, September 20, 2007

Señora

  • Gran parte de este texto es un plagio a un magnífico fantasma que suele escucharme y susurrarme desde los bloqueos centrales de mis nervios vueltos rotos y que él como yo (otro fantasma) y que él como yo...


Como las primeras náuseas se transportaba en su nave por los espacios siderales en una velocidad estática e infinita, por las nubes de gases satelitales que se desprendían de los hornos de cremación de las condiciones de todo pensamiento condicionado a una condición. Como un disparo emitido desde el vacío para el vacío. A pesar de los husos horarios era como si la noche, cual puta virgen, no temiera abrir las piernas y enseñara la menarquía del primer día de primavera. Ya se podía oler, aunque no se tuviera nariz para ello, el renacimiento floral de la desgracia con todas sus consecutivas ruinas. Para ser su fantasma y aniquilarlo. Tener fe. Todo como una apuesta para dejar de ser uno. Blusa azul celeste, Lucia tiembla las piernas, no hay escotilla para esta noche que no conoce de primaveras. Sólo insinuaciones de lo impronunciable. Abdicación. La inspiración no la conozco. Detesto haber estado siempre ahí yo de nuevo. Un fracaso de la ausencia y qué victoria. Flamante, flamante victoria de lo no de nuevo en el barrio santa fé clamando por una puñalada. Un fantasma no puede plagiar un fantasma. Invocarlo? Tal vez, viejas canciones mortales: a quien no conoce de caricias como un minutero que se congela para seguir andando. Básicamente ir al límite del desespero y que aún de ese modo, la nave de las frases se conduzca a través de un universo enteramente repulsivo. Uno se cansa y por eso se plagia. Plagie, plagie siempre. Plagiar la incertidumbre y que ella lo plagie a uno. Porque a mí me atraviesa como bala de rifle la luz azul del día que oculta la muerte y, estúpidamente, no se calla, no atraviesa, no es la muerte aunque esté impregnada de ella, esa maldita luz estúpida del día que no se calla y es azul como un cerebro muerto dentro del mío. Todo embadurnado de ella, del azul que me hace estremecer y revolcar como un perro agonizante, en las aceras bañadas de la luz del día que me proyectan como un muerto puro, un muerto al que nada rescata, esos ojos que brotan desde su inmersión. Adquiero el ligero tono de la sabiduría del baño público. Un calor que emana desde los rectos, como panes recién salidos del horno, sólo que no nos enorgullecemos de ser su levadura. Mi cuerpo, al que le quiero otorgar propiedades sexuales y delicias carnales, se reduce a la levadura del pan que emerge de mi culo. Vaya alivio me brindo mientras vomito sangre en los baños públicos: qué sería de este bollo sin la levadura que maternalmente ofrezco como cuerpo. Está en mí el suicidio. Está en mí, como si de verdad la muerte estuviera a la esquina. Esperando. Nada. No está en mí el suicidio. Está en los planetas de las primeras náuseas. Decir esa palabra positiva, afirmativa, vital, es una necedad sin límites del orgullo por salir de esa letrina. En cambio uno puede concebir algo superior fijado en la miseria. Porque es miseria y moscas que patean los genitales. Son templos. Uno puede llorar del miedo ante la muerte pero por qué no lo puede hacer ante el miedo a la mierda? Qué verdad jocosa ocultan los excrementos de toda una tarde? Qué verdad jocosa ocultan los excrementos de toda una tarde. Ahora seamos felices, como simios arrebatados a la naturaleza y arrojémonos mierda cada uno al rostro del otro. Esta es mi verdad jocosa que tienes que digerir para digerirme. Ahora me encuentro llorando mares sentado en la letrina. Como si me avergonzara de ser una buena pléyade. Capaz de arrancarme hasta el último pelo del culo grito por ser oído por algo más que la noche que proyecta mi culo arriba, volviendo a las traqueas desesperadas, a los ojos que ya no ven su interior, al cerebro que se aferra a una columna que no alcanza las posaderas. Este soy yo: una masa vertebrada de carne y mierda que llora y desgarra la voz cada vez que no oye su entera soledad en el universo ...

Tuesday, September 11, 2007

ESTA NO ES UNA PLATAFORMA LEGIBLE

little wonder then

little wonder

you little wonder

little wonder you.


Prueba este experimento que yo no he hecho. Arrodíllate en señal redentora ante el mundo, ante el espacio del mundo, agáchate y con tus manos en pinzas trata de agarrar la finísima tela que recubre este planeta, por debajo de tus pies, a pocos centímetros apenas por encima de la superficie terreste.

No hay cosa que encuentre más estimulante que el poder presenciar una maravillosa conversación. No siempre de manera activa, algunas veces me encanta sencillamente sentarme en una mesa y escuchar una estupenda conversación que mantienen los vecinos de mesa. Sé que esta realidad me convierte de inmediato en un chismoso, un tío que debería ocuparse más de sus asuntos, una lavandera o una peluquera, un teleconferencista no invitado.


Una realidad que no siempre me ha dejado invicto. Recuerdo una vez en un supermercado en Arauca. Unos tipos estaban hablando de asuntos muy turbios y yo, siendo un surrón de 13 años, no podía dejar de escucharlos. Uno de los señores amenazó con propinarme una cachetada por no atender mis propios asuntos y asustado salí a la carrera a la calle.

A veces salgo con el pretexto de leer un libro en un café, o sencillamente agotado por una larga caminata en la ciudad me siento en algún lado y dejo que suceda.

Fue lo que sucedió esta mañana. Salí con el ánimo sincero de leer un libro en el único local decente en una bahía grasosa y mal oliente donde los niños ricos llevan a sus novias a comer pinchos, chorizos, hamburguesas o cualquiera de esas cosas que atentan contra la figura que debe tener una novia de un niño rico. El local consiste en un espacio de no más de 4 metros de largo y 2 metros de ancho. Los metros de ancho se ven seriamente afectados por la invasión de un horno y un mostrador, donde los panes y bizcochos esperan una pista escalofriante que absorbe los párpados muertos del agotamiento de millones de cabezas de pollos y un retorcimiento de toda realidad que llamamos dimensión normalizante de las vidas sanas.

Para agravar la situación de espacio se contraponen dos mesas. Las dos mesas constan de cómodas sillas altas y elegantes para asentar los traseros bajos y vulgares. Por la evidente falta de espacio el recurso para acomodar de una manera razonable las sillas es ubicando una en medio de las dos mesas, otra al extremo de cada mesa y una tercera en medio. No existe cuarta silla para ninguna mesa porque allí limita la pared, como una cruz, exactamente como una crucifixión para algunos. Como yo que a veces me río solo, no porque me sienta contento. Como yo siento que esta pared me cae encima y me aplasta. Y brota un río de sangre de vampiro. Y todo sigue igual: las mesas, la pared y yo. Pero el olor del río de sangre de vampiro no se desvanece de la misma forma. Perdura. Como la pared y lo que significa tenerla encima, aplastándome hasta el último rincón de mi conciencia. Ayyy ya la serpiente que ven los que ya no razonan. Ayyy qué daño, ya la serpiente. Considerablemente los juegos lógicos. Suena ya la serpiente que quiero me deje y la noche, la pureza de la noche, la luna que ya no se petrifica en este mundo.

Fue lo que sucedió. Llegué al único establecimiento decente de esta zona indecente y una mesa estaba enteramente ocupada y la otra, medianamente ocupada. A pesar de la molestia le pedí permiso al señor que estaba ocupando medianamente la mesa y me senté en la única silla disponible. En esta mesa, el señor tenía su maletín de portafolios. Lo quise levantar pero él se molestó y le propuse ponerlo encima de la mesa. Me rapó su propio maletín y lo abrazó como se abraza a un niño o a un libro. Sacó de él un emparedado, dedicadamente envuelto y sentí alegría por él, tenía una mujer que se esmeraba en su felicidad.


Pedí mi habitual buen café. El café de este local es bastante bueno. Has notado que últimamente se está tomando buen café en los establecimientos de Bogotá? Esto se debe al auge de las máquinas expreso y que se está comprando por lo general café de calidad excelso, y muy a menudo, los mismos establecimientos se encargan de comprar el café en grano para poder molerlo y tener toda el control de su preparación. Es una buena cosa para los gusanos cafeteros como yo que no podemos vivir satisfechos sin un buen café en el día. Aunque por lo general muchos cafés no alcanzan a remediar el constante acoso de la realidad, un buen café hace las veces de una buena canción, o un buen libro, o una buena conversación: estimulantes.

Me tomaba mi buen café y al lado tres señores de edad bastante avanzada desayunaban. Me observaba un pájaro de ojeras caídas y ojos azules que recordaban por contradicción el cielo. El otro, un hombre de contextura gruesa, nariz aguileña y barbilla irreconciliable con sus arrugas. Un perfecto ejemplar de asesino italiano, de no ser por su falta de elegancia, lo que lo delataba como colombiano. El tercero, una espalda gigante. Evidentemente el más viejo, por su escaso pelo blanco. En un momento que se giró levemente pude ver también sus opacos ojos azules.

Un delicioso olor a leche me embargo desde la taza de café con leche de mi vecino del emparedado. Lo observé y vi que tenía una carga de propiedad en su barbilla que envidié. Control absoluto de asesino. Se levantó, pagó y afuera se encontró con otro hombre de una edad aproximada a la suya y lo saludó efusivo. Reparé en su conversación y me enteré de su oficio como vendedor. Al parecer le estaba vendiendo sus productos para un local. Otro hombre, de unos 60 años, delgado y pequeño, lo miraba con interés y sin ninguna clase de discreción. Obviamente consideraba al vendedor como alguien inferior. Pero a la vez se notaba que miraba a su compañero, el que negociaba con mi antiguo compañero de mesa, como superior. Noté que era un lamezuelas. El vendedor se fue tratando de disimular alegría y optimismo. Por lo general admiro a los optimistas. La manera en que pueden abstraer su desgracia. Porque conocen muy bien su desgracia.

Me senté en el puesto del vendedor y traté de concentrarme en la lectura. Fuertes oleajes de viento y palidez llegaban desde la ventana y me obligaban a acurrucarme sentado. Fue cuando la conversación de los tres señores me cautivó.

El pájaro le preguntaba al más viejo si un amigo alemán estaba casado con una mujer colombiana. El viejo le respondió, con una risa: Una colombiana? Una colombiana no le hubiera aguantado. El pájaro: uy sí, esa mujer de él sí que es brava, como una santandereana. El viejo le respondió: Sí, esas hijueputas alemanas son tan bravas como las santandereanas. Y siguieron riendo. La conversación me atrajo y pedí un jugo de naranja. El pájaro hablaba sobre una posible riña. - Y esa mujer le dió en la jeta, imagínese. Y eso que cada mano de Hans es como esto: Hizo con sus manos el ademán de unas manos muy gruesas.

Me pareció interesante la informalidad de sus términos, el desparpajo de la conversación entre señores bastante adultos y sobre todo, ese nivel de secreto reconocimiento en una condición.
Una condición extranjera, eso era apenas obvio. Pero de dónde eran estos señores? Ahora hablaban de hatos, ganadería y tierras. Hablaban como llaneros. El más anciano perfectamente podía ser un hacendado. Finalmente, conozco muchos llaneros de ojos azules. Nada extraño. Y finalmente, también, no son los llaneros unos extranjeros en este país de rolos, paisas y costeños? No olvidar: boyacos, tolimenses, opitas, caleños. Pero, un llanero? Los llaneros son lo más extraño que se pueda concebir en un país tan mezquino como Colombia. Y, no obstante, los llaneros son orgullosos de ser colombianos. Orgullo que los ha llevado a la marginalidad, al olvido, al desinterés de los gobiernos, a la explotación de las petroleras, a la violencia de los grupos armados, a la pobreza en una tierra naturalmente rica.
El viejo le comentaba al otro, que también era viejo pero no tanto, sobre su hijo. Le decía que no estaba en capacidad de darle más hectáreas por su problema con las mujeres. Ni siquiera por el trago. De lo tanto que había bebido ya no podía tomarse una cerveza porque enfermaba. Pero las hijueputas mujeres eran lo que lo tenían mal. Hasta ahora sólo le dejaba 20 hectáreas, sin papeles, porque apenas le diera papeles era fijo: llegaba una mujer y hasta ahí le llegaba la tierra.
Otra vez risas. Yo trataba de mantener mi atención en el libro pero los temas que tocaban eran tan agradables, tratados de una manera tan sincera y despreocupada que me resultaba imposible ignorarlos y dejar de llevar mi pensamiento en el curso que la conversación de ellos iba moldeando.
La mujer es la natural enemiga del hombre. Lo contradice pero a la vez lo seduce. Lo lleva más allá de sí mismo y es el horizonte que le estropea los horizontes. Un hombre no puede prescindir de una mujer que a la vez es su problema. Un hombre ante una mujer siempre será Adán y una mujer frente a un hombre siempre será Eva. La mujer es la primera en morder la manzana, la primera en perder el paraíso, porque está embebida de amor. Pero el hombre, plenamente conciente de la desgracia de su mujer, es capaz de abandonar el paraíso y someterse a una locura peor porque es conciente de su locura. Ambos ahora cruzan eternamente atados, el uno al otro, las ruinas de sus paraísos perdidos. Dolls: Takeshi Kitano.
El señor que yo he llamado pájaro le pregunta al más viejo: Cuántas hectáreas tienes entonces? Hago el cálculo aproximado de unas 210 hectáreas, responde el señor. Y a cuánto vendes cada una? Creo que respondió 10. Pero no sé si 10 millones o 10 hectáreas o 10 qué? Tal vez no escuché bien. Así que hablan sobre conflicto armado. Y hace cuánto no va la gente para allá? Constantemente van. Esto no es como era antes. Hace unos años.
Vuelven a retomar el tema de los hijos. Esta vez los hijos de Hans. Que son muy queridos en B. Son altos, monos. Todos unos alemanes. Y la gente los quiere mucho. La mamá es una señora muy brava, como toda alemana, pero hermosa. Algo deben pagar, porque no es natural que a uno no le pase nada sin pagar. Y ellos viven bien allí en B. desde hace mucho. Algo deben pagarle a alguien.
Ahora hablan de impulso al desarrollo técnico. El logro de Hitler, según el anciano. El pájaro de ojos azules dice no saber nada al respecto, que por favor le cuente. Sí, después de la primera guerra y antes de la segunda guerra el gran logro de Hitler fue darle un fuerte impulso técnico a la deprimida industria alemana. La cuestión es que la segunda guerra desfiguró todo.
Y este es un país muy hermoso, sabe, sigue el anciano. Sólo que el campo está olvidado. Le falta el impulso técnico. La maquinaria. Así que suelta una cifra que otra vez hace abrir la boca al señor que está al frente mío, al que le decíamos pájaro por su forma de la cara, pero al que le dejaremos de decir así porque este país está tan mal que hasta los pájaron tienen una connotación negativa. El viejo sigue. Colombia es un país muy rico. Además de rico es muy grande. Sabe cuántas veces Colombia es más grande que Alemania? Cuatro veces y medio.
El señor que está al frente mío no lo puede creer y le dice: O sea que si cojo un mapa, puedo coger a Alemania y meterla cuatro veces en Colombia? No, responde el anciano, cuatro veces y medio. Así que lo que falta acá es el trabajo y volver al campo.
Le pregunta entonces el más joven al más anciano que cuánto tiempo lleva en el país. 45 años. Ah o sea que eres más colombiano que yo.
Hacen disertaciones idealistas sobre el campo, como que es muy hermoso, como que son hombres del campo, como que de ahora en adelante ya no podrían vivir si no es en el campo. Y el anciano dice: por que yo antes que nada soy Técnico mecánico. El señor que los acompañaba hace tiempo se fue pero a veces vuelve, los escucha y vuelve a irse. Seguramente no es tan chismoso como yo. Pero me interesa el tema.
El señor que está al frente mío se acuerda de algo y dice: entonces tú eras aquel del gran taller en esta calle. El anciano complacido por la buena memoria de su amigo le responde que en efecto él era el gerente y que generó toda una escuela de excelentes mecánicos automotrices. Le pregunta entonces, como una inquietud natural, y debe ser una inquietud natural de los malditos alemanes: cómo crear un chasis.
Se detiene a explicarle un buen rato pero finalmente le recomienda un chino del sena y otro y otro. Y concluye, de una manera arrogante, afirmando: sabe qué, yo cree una escuela en Colombia con todos los que trabajaban conmigo.
Luego, pasan al tema histórico de nuevo. Quiere que le explique bien lo de Hitler. El viejo empieza diciendo: primero que todo Hitler no era alemán. El señor que está al frente mío no lo puede creer. No, era austríaco. Entonces era un berraco, responde admirado el interlocutor. Sí y su madre era judía. Está a punto de caer de un infarto y le pregunta en qué libros puede consultar, que el tema le interesa.
-la historia siempre me ha apasionado, me parece que son temas muy interesantes y que enriquecen.
-Sí, responde el viejo, y sobre todo lo que se aprende de la historia y la manera en que se puede aplicar a este país. Por ejemplo, Hitler, Hitler industrializó alemania. Una iniciativa similar podría tener un dirigente.
-Sí, pero el problema no es tanto de los dirigentes como de nosotros, que somos tan tontos de siempre elegir los mismos.
Ahora hablan sobre la banca de los judíos, otra vez igual de apasionados. Desde tiempos de Jesucristo han tenido el control de la economía.
-Claro, toda una tradición de comerciantes, con el trueque - y me retumba esa palabra en la cabeza: trueque-, el intercambio.
- Y la economía de Alemania bien deprimida. Hitler les dio lo suyo.
- Claro, lo que merecían.
- Bueno, claro está, nada puede justificar la acción de un dictador de estos.
-No, por supuesto
Pero el señor anciano, el más sabio, el que habla con tanta propiedad de Historia como de mecánica, no tiene el acento, ni los términos, ni los modos de una persona que se considera generalmente culta. No, tiene los modos bruscos, como sus términos, como su acento. Es una persona en realidad salida del campo, del trabajo en finca. Habla de cómo comercializar bien una tierra. De cómo abrir una trocha. Habla de estas cosas con la misma arrogancia que un campesino que habla con propiedad de la técnica a la que se ha dedicado toda la vida.
Cuenta que tiene su finca a hora y media de VC. Lo que es un adelanto científico sin precedentes por tratarse de estas tierras. Hace unos años costaba semanas entrar en ellas. Y sólo se entraba en tractor. El otro dice que ni en Bulldozer. Y el viejo le responde: el gran logro de Hitler. El bulldozer. El creador de industria y desarrollo en Alemania. El bulldozer.
Ahora hablan de un antiguo paraje en las afueras de Paris.
No sé por qué no hablan en Alemán.
Llaman al anciano al teléfono y el viejo contesta y tiene una conversación con lo que parece ser su hija.
El otro le pregunta al anciano cómo siguió su hija del estómago a lo que el otro le responde que bien. Pagan su desayuno. Se escandalizan un poco por los precios.
No son más que campesinos venidos de otras tierras. Pero campesinos llaneros, humildes -a pesar de todo- y trabajadores. Que sueñan con un buen futuro para Colombia, como todos los que queremos que esta mierda salga adelante.
-Esta tierra es muy bonita para trabajar.
- Sí, de no ser por tantos hijueputas.
Y pienso que en Colombia hay muchísimos hijueputas.