Quiero agradecerle al cielo, al cyberspace, al Dios de la Internet la llegada de Kira a mi vida. Ella fue el motor durante los duros días, ella fue la esperanza y el anhelo. El día que la conocí y ella me odió era un muchacho sin cimiento en el penoso insomnio de las 4 am. Más le valió al cielo, al cyberspace, al Dios de la Internet haberme arrojado a la cloaca. En esos días ví una película llamada Ghost World. En uno de los diálogos, la chica le dice al patético adulto: Un mundo como éste no vale la pena si dos personas como nosotros están solas. Pero el amor es cuestión de sincronía y aún no era nuestro tiempo... Y ninguno pudo negar haberse enamorado de ese otro extraño que sufría tan similar, que ardía en una pena interior tan parecida. Ambos estábamos conectados pese a la distancia atractiva que ofrecía una aséptica pantalla. Luego, por esa extraña obsesión de ambos de odiarnos, de odiar todo lo semejante a nosotros, no pudimos seguir y hacíamos lo imposible por herirnos para olvidar nuestras heridas propias. Nos distanciamos, pero aún en la distancia seguíamos pensando en aquel gemelo doloroso con el que habíamos compartido un silencio a medianoche, detrás de una línea telefónica. Fueron muchas las borracheras tristes en que el único nombre que le expresaba a la luna fue Kira. Y nadie parecía entender nada, el mundo parecía seguir siendo igual de cruel, pero en la cueva sólo fue ella quien escuchó el llanto del hombre más feo del mundo. Tal vez la risa prohibida que no se escuchaba pero se intuía al otro lado del virus fue la que impulsó a la bestia a abrirse paso por el mundo de los mortales. En busca de ella. Esos días pensaba en la necesidad mística implícita de encontrar y perder a Kira. Por otra parte, supe que ella también preguntaba por el monstruo al que había empujado a salir a la luz para encandilarlo con su desprecio. Otra vez escuché el zumbido del abejorro pero esta vez no iba a caer. Allí estaba, como siempre había parecido estarlo, sencilla en silencio y soberbia. Por primera vez pensé que esas noches no fueron en vano y que los impetuosos sueños que alguna vez tuve de sumergirme en la pantalla se aplacaban con su tímida y cálida risa de niña herida. Ese atardecer, en el que caminaba cerca a ella por primera vez en la vida, fue el más precioso de mi vida -a pesar y a causa de presentirlo el último atardecer de mi vida. Y pensaba en la muerte con la razón de mis últimas noches a mi lado. Pensaba en que ahora podría morir feliz. Y cuando compartimos, calladamente, la vieja Paranoid Android que ambos escuchábamos en silencio detrás de nuestros ordenadores, cuando nuestros dedos expresaban desesperadamente el deseo de querer tocarnos allá, en esa remota parte del mundo donde se encontrara ese otro, consideré que ya había llegado a la cima más alta a la que un abejorro puede llegar. Ya podía morir. Realmente la mente le había ganado la pelea a su triste condición física. Y me perdí con el brillo de la noche y no quise volver. Fui asaltado, apaleado, quería morir desesperadamente para llevar mi historia a donde los viejos recuerdos siempre resplandecen. Allí estaría Kira, al otro lado de la pantalla y yo, sentado a su lado, ausente en su pregunta sobre el destino del zumbido que alguna vez la irritó y la cautivó al tiempo.
Dígamos que por alguna extraña razón no morí cuando debí hacerlo y la vida me premió con sus besos, su compañia, Crystal en la entrada de chá-cha, su muerte y resurrección, su vida. Ahora han pasado 8 meses desde que encontré a Kira y me siento el hombre más afortunado de este triste planeta mongólico. 8 meses desde que casi caigo de emoción en esa esquina en que ella me brindó por primera vez el secreto de sus labios. Y temblaba, de frío, emoción, gratitud y felicidad. Y nadie creería que esta historia es cierta si no pudiera decir que próximamente alguien más va a entrar en ella. Hoy cumple 5 meses de concebido Tomás, que será la prolongación del secreto mejor guardado de la red por 5 años. Y hoy cumple 22 años ella. Doy gracias al cielo, al cyberspacio, al Dios de la Internet y al Dios del mundo circundante la maravillosa compañía que me han brindado los dos seres más especiales del universo: Kira y Tomás.
10 comments:
muy de buenas, nunca se le ocurra embarrarla de ninguna manera.
Kira fue el cupable de la traición a Asano, y de que 47 de sus alumnos se convirtieran en ronin, en samurais sin jefe. Quizás hace algunos años, ninguno de los dos hubiera estado dispuesto al cambio, y a lo que representa Tomás hoy, en nuestras vidas. Gracias por el post. Gracias también por el comment, mi querida usuaria anónima, Pink :)
Luis! Hermoso todo lo que escribiste...me alegro tanto. Saludes a Kira y a Tomás!
:D
abrazos
qué vaina tan patética.
??????
Señora: Dama de la noche y juego rotundo de la caída de un cristo que nunca se erigió. Es este el comienzo de un abismo más helado que el de su aliento postrado en las pesadillas.
Elefante enano de melancolías
no era usuaria!!! era usuario
Kira es hermosa. Mi intención sólo era envidiarle a usted "malamente", con toda la gana. Gracias
Para Kira:
http://www.controversia.biz/index.php?showtopic=54050
o mejor:
http://i73.photobucket.com/albums/i216/candorcia/desfa.jpg
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