Thursday, January 29, 2009

Te fuiste mi amigo

Vengo de una familia de compositores tristes y músicos sentimentales.

De alguna manera este blog es un reflejo de mis raíces, ¿por qué no dedicarle un espacio a la gente que me ha formado con su ejemplo y su tierna compañía?

Soy el fan de mis tíos músicos y a ellos les agradezco el gusto heredado por la música y las letras de desdicha.

Sunday, January 25, 2009

la verdulera vuelve



Otra vez viene el gran contestatario, el terrible desacralizador, el provocador de loteros y escandalizador de provincianas. Ay, ten cuidado Cartagena, que este hombre arrastra con todo en cuanto carnaval, congreso o infamia tengan el cortés parecer de invitar a un supuesto endemoniado con la receta del éxito.

Una amiga, gran seguidora de vida y obra de Fernando Vallejo, me dice que lo imagina sentado en la comodidad de su casa burlándose de la gente que lo odia y tanto se enfurece con lo que él escribe. Estoy de acuerdo con ella, sólo que no lo considero tan inteligente como para reir de sus admiradores y desprevenidos lectores que lo enaltecen; de todos modos no se burla de ellos de frente, a los cuales más habría de burlar.

Todo país requiere un intelectual mordaz y cada casa paisa un niño maldito. Prepárate Colombia: vienen más fotos de Vallejo, junto a Efraím Medina, haciéndose pasar como rockero septuagenario.

EL PARQUE DEL PERIODISTA
Rubén Vélez

Sergio Alonso: Hagámonos amigos del maestro Sietetruenos para que nos incluya en su próxima novela. Sería un negocio redondo: él dispondría de un tema suculento y nosotros no tendríamos que matarnos para conseguir la inmortalidad.

Marco Esteban: A esa lengua de fuego no la ponen en marcha las personas que le caen bien. Y hace bien: la literatura, para ser digerible, debe tener más de ajustes de cuentas que de declaración de amor.

Sergio Alonso: ¿Cómo ganarnos su animadversión? ¿Diciéndole que no basta con pasearse en taxi por una comuna "caliente" para empaparse del tema de moda de los muchachos sin dios ni ley? ¿Haciéndole ver que resulta paradójico que él, que se presenta como el gran desmitificador, se haya preocupado tanto por automitificarse?

Marco Esteban: Debe de pensar que la aureola de maldito seduce más que la de bendito. Y tiene razón. Si el respetable supiera que el anticristo de moda lleva una vida de buen burgués -armonía conyugal, apartamento confortable en un barrio seguro, "colaboradora del hogar", mascota, etcétera-, no lo tomaría por el fruto más tentador: el prohibido. Hay que esconder la cara rosada para que el mercado no se encoja de hombros.

Sergio Alonso: Pero, ¿no sería más perturbadora la exhibición de su verdad íntima que su exhibicionismo de autor maldito? Lo segundo está muy visto; lo primero, en cambio, todavía suena a herejía, a provocación...¿Cómo así que un hombre puede vivir felizmente casado con otro hombre por más de treinta años? ¿Cómo así que la homosexualidad puede establecer un dulce hogar? El maestro Sietetruenos, por haberse dedicado a épater a la burguesía a la manera de los poetas decimonónicos, ha dejado de dar las patadas más contundentes.

Marco Esteban: ¿Cómo se las arreglará para moverse por el mundo sin un bastón? ¿Tendrá ojos biónicos? El hombre es víctima de su propio invento; como tiene que cumplir con el papel de maldito, no puede dejarse ver con gafas. ¿Un Rimbaud cuatro-ojos? Eso sería tan contraproducente como un león alopécico.

Sergio Alonso: Hay que estar casi ciego para enterarse de la ceguera de los otros...

Marco Esteban: Benditos sean los libros, que nos quitan la luz y nos dan luces.

Sergio Alonso: Malditos sean los libros, que nos dan la nada sexy aureola de notario.

Marco Esteban: ¿Ser niño terrible o ratón de biblioteca? Los chillidos del primero entretienen al mundo. Los del segundo, lo transforman. Saludos de Marx.

Sergio Alonso: ¿No hay que digerir la biblioteca fundamental para llegar a ser niño terrible? Saludos de Nietzsche.

Marco Esteban: ¿Qué te gustaría ser cuando seas grande? ¿Niño terrible o sex symbol? Tengo entendido que el segundo papel da más satisfacciones.

Sergio Alonso: Tienes muchos elementos de sex symbol; el pelo, las piernas, los ojos, sobre todo, los ojos... Y sin embargo... Para mí, que un astro ha conspirado contra tu felicidad.

Marco Esteban: Antes, sólo los maricas, los malditos y los seudomalditos pensaban que las gafas quitan puntos. Ahora, todo el mucho echa mano de los lentes de contacto: soy un símbolo de la postmodernidad.

Sergio Alonso: Se va nuestro inmortalizador... ¿Habrá visto todo lo que tenía que ver? ¿De pronto consideró que la tenue realidad de este parque no podría inspirarle un bestseller? ¿Sólo necesita el recuerdo del olor a marihuana para escribir un tratado sobre la tragedia postyonosequé de la juventud sin ideales ni ambiciones?

Marco Esteban: Se van sin las flores que pensaba echarle. ¿Te imaginas la cara que habría puesto ese "maldito" si lo hubiese tratado de gran gramático y apóstol del bien decir? ¿Te imaginas su retorcimiento? Él, que anda a la caza de anatemas y maldiciones, no me habría perdonado esa llovizna de agua de rosas.


Vélez, Rubén. LAS SIAMESAS ASESINAS. Transeúnte Editor. Medellín, 2004.

debajo de estas yermas tierras

"Si nosotros simplemente somos una microfibrilla ultramilimetrica de un sistema enorme que fue capaz de crear seres que desperdician su vida con grupos incuantificables de seres dentro suyo que tienen seres en si mismos que en su interior llevan seres". Ngeix
http://ocitsatnaf.blogspot.com/


Los gritos dieron advertencia del final. Yo vomitaba todo lo que había bebido la última noche tratando de lidiar con esta resaca providencial. Entonces las alarmas, el fuego, debieron haberme levantado y alentado a buscar resguardo, atropellar a los desesperados que no sabían qué dirección tomar y de este modo tratar infructuosamente de salvar mi pellejo. Los fantasmas habitan el departamento.

Afuera el sol brillaba y el azul del cielo daba un aspecto límpido a las calles devastadas. Si me asomaba a través de la ventana podía ver en un rincón de aquella plataforma celeste la nave nodriza que ahora proveía alimentación y ropa. Cuando niño corría en medio de las burbujas de jabón que soplaban en las plazas y nunca dejaba de defraudarme su futilidad, cuando al tocarlas desaparecían para siempre.


Dios vive arriba, en la nave nodriza. Vino desde las estrellas con su mensaje de salvación a la humanidad. Las voces que escuchan ciertos pacientes psiquiátricos poseen una existencia objetiva: tratarán de curarles pero jamás podrán tratar a las voces. Existen dos tipos de mente.
La tarde perfila una ciudad rendida.
Siempre tendremos una idea falsa de nosotros mismos.
Entes extraterrestres.
Nuestras vidas son novelas baratas.
El resultado es la posesión.

Una manera de tratar de comprender la naturaleza de ciertas creaciones humanas es aludiendo a la figura del genio. El genio no un don particular de ciertos hombres maravillosos, se trata de un caso de posesión del espíritu extraterrestre que impulsa el desarrollo de lo fantástico sobre la vida en la tierra.

Uno de los conflictos que vivimos los humanos tiene que ver con el choque de dos clases o razas de entidades extraterrestres que poseen y diferencian a los hombres. Existe la raza celestial de divinidades artísticas que se expresa como un profundo desasosiego sobre las condición humana. El ser humano es un ser perecedero, vulnerable a la muerte y el olvido cósmico. La raza celestial de predadores impone al hombre a la tierra y sus condiciones miserables.

Anoche soñé cómo un espíritu de una esfera demoníaca me poseía y de repente me volvía un sujeto extravagante, parecido físicamente a Phil Collins y con túnica morada sobre todo mi cuerpo.

Sentí que me volvía invisible en el grupo de AA entonces entré en pánico, la gente me observaba como cuidándose de mí, ya no quería más tinto ni más mierda superacional y me fui a recorrer los bares, agotándolos todos, cazando peleas y golpeando las mesas para que me llenaran de nuevo la copa.

Monday, January 19, 2009

No ordinary Morning





If there was nothing that I could say
Turned your back and you just walked away
Leaves me numb inside I think of you
Together is all I knew

We moved too fast but I had no sign
I would try to turn the hands of time
Then look to you for the reason why
The love we had passed me by

And as the sun would set you would rise
Fall from the sky into paradise
Is there no light in your heart for me?
You've closed your eyes, you no longer see

There were no lies between me and you
You said nothing of what you knew
But there was still something in your eyes
Left me helpless and paralyzed

You could give a million reasons,
change the world and change the times,
Could not give me the secrets of your heart
and of your mind
In the darkness that surrounds me now
there is no peace of mind
Your careless words undo me,
leave the thought of us behind
You could give a million reasons,
change the world and change the times
Could not give me the secrets of your heart
and of your mind
In the darkness that surrounds me now
there is no peace of mind
Your careless words undo me,
leave the thought of us behind


Por toda esta carnicería. Este sufrimiento que nos hemos ocasionado mutuamente. Leave the thought of us behind.

Un mundo natural



























K. me dice que tengo una visión horrible de las mujeres,
en donde el más bonito es el que consigue todo
le pregunto si acaso no es cierto
si acaso no es peor ser una puta de bonitos que no cobra
que tienen más mérito las putas
que cobran+
que se rebajan menos
porque no se dejan
besar
ni dicen las idioteces que dicen cuando se las come un bonito por una noche

quisiera operarme de nuevo}
de nuevo y de nuevo
hasta no quedar nada de mí

quisiera terminar como un monstruo plástico
nada natural
porque lo natural es cruel

y la belleza natural
y la inteligencia natural
y los chicos naturales
y el mundo natural
y las drogas naturales
y el comportamiento natural
todo eso es hermoso para ellas

y yo quiero ser lo más plástico posible
para olvidarme de este dolor
tan hijueputa
de no haber sido abortado
de haber sido salvado por la medicina
y no morir siendo niño
lo que debió haber sido el curso natural

mi infancia fue terrible, mi juventud estúpida
mi vejez va a ser una mierda

Friday, January 16, 2009

un fotógrafo estallado

Dedicado a Natalia.

Arrastrado por un impulso compungido Daniel se precitipitaba al firmamento de la noche estrellada al acecho de la curvatura de la tierra en el desierto de la Tatacoa mientras el polvo contaminaba su lente en pequeños gránulos de cometa estrellada. Subía entonces al viejo jeep y se perdía en el umbral de los espectros una vez logrado el producto final que luego le sería publicado en la National Geografic International junto a otras extraordinarias fotografías de reconocidos artistas en los lugares más bellos del planeta.

Por supuesto se trataba de los primeros años de oficio de Daniel Aristegui en el mundo de la fotografía, en el cual se le reconocía como un paisajista incansable y sus colegas le llamaban: "Daniel el ojo del paisaje" pues si algo lograban expresar tales composiciones era una insondable comunión entre el artista y su alrededor como un Dios que entra a dominar la escena y al estirar la mano es capaz de halar consigo el velo de las apariencias enseñando así la esencia de la creación.

Pero el reconocimiento profesional nunca fue la meta primaria de Daniel, cuyo deseo más elevado era la autorealización como individuo en la dominación arbitraria del lente que revelaba un estado espiritual del cosmos impreso en la sensación del observador; este último entendido como un vulgar ladrón de divinidades abismales.

Daniel Aristegui probó suerte en un cismo de la religión católica con elementos sincréticos de la India, que profesaba un profundo asco hacia todo ícono artificial diseñado por mentes orgánicas como lo eran las cabezas de los hombres que deambulaban por el mundo con sus pensamientos piojosos expuestos a la "mirada siempre compasiva de un sol cansado". Como Iniciado le era permitido seguir por leves períodos la práctica del fotografismo como una manera de permanecer anclado en un mundo despreciable. No obstante, su profesión cada vez le acarreaba más problemas con sus mayores que lo sentían un ser "de todas formas carente de alas e inspiración". Algún día un maestro comía uvas en el sendero del templo y cuando sintió que el fotógrafo se acercaba con sus ojos obscenos y ridículos le ordenó sentarse a su lado y le escupió en las zandalias.
- No entiendo cómo una persona tan ímpia puede vivir en un mismo techo junto a un sacerdote máximo.

Cada día era más evidente la incompatibilidad que existía entre el oficio del fotógrafo con las creencias puritanas acerca de la imagen que tenía la religión a la que Daniel quería pertenecer. Una nota que se encontró de aquellos días de angustias e interrogantes rezaba:

¿Por qué lloro por aquella estrella que apenas intuyo perdiéndose en el mar inasible de un universo precipitado?¿Debería alzar la voz a ti estrella, por qué me hablas con voces femeninas y me instigas a una pérdida de ser en mi rastro de cadáver roto? Me consuelo porque me sabes irrisible y recuerdas que alguna vez nuestros labios estuvieron juntos en las costas del océano atlántico. Yo te veía los grandes ojos de comunidad maya y supe la celebración con olor a sangre que había respecto mi sacrificio, empalado por los brujos que volaban por las noches místicas para reposar un segundo sobre una rama; en forma de cuervo se ocultaban para llorar por la suerte del tiempo expirado en un maremoto de agujeros negros.


No entiendo por qué me sorprendo al leer estas palabras de Daniel, si eran finalmente los temas que más le interesaban en vida, sólo que resulta imposible reprimir el llanto que busca mis puños, entonces siento la amargura de la vida cayendo sobre mi cabeza como un rubor extraviado que se respira en todo rincón en el cual trato de consolar la vista pero comprendo que lo único que me daba paz en aquellos días eran sus fotografías humildes, a ladrillos, a motas de polvo, ese fue su tema casi que obsesivo durante aquellos días en la orden de los hermanos del Cristo Ramayano.

Debió haber sucumbido en algún punto porque algún día, antes de que saliera el sol, salió corriendo como un vil ladrón, escapando por las cañerías y tropezando en los precipicios que rodeaban el lugar. Apareció en una ciudad portuaria en la cual cambió su cámara de fotografías menospreciadas por un fin de semana con prostitutas. De allí tomó un vuelo para Colombia en donde se internó por el período de once meses en una clínica psiquiátrica y allí solía abstraerse de las actividades en grupo para encerrarse a dormir durante todo el día, con las cortinas cerradas y sin prender ninguna luz o en ocasiones sólo la del televisor que ronroneaba como un ratón en sus sesos.

Su cuaderno de apuntes de aquellos días no tiene mayor interés pues allí solía anotar cosas que carecen de total pertinencia, cosas como ejercicios que los psiquiatras le proponían-elaborar metas y propósitos- varios números telefónicos y e-mails de los compañeros con los que simpatizaba.

Saldría corriendo a través de las aceras bañadas por las fragantes luces nocturnas de los locales y en medio de un infernal tráfico de viernes se colaría por el marullo de autos y personas hasta que la reconociera a lo lejos, levantaría la mano con una risa franca en los ojos, se arrojaría sobre su abrigo de terciopelo y ella se rascaría la cabeza; entonces consentirían en ir y cuando llegaran se sentirían felices y hasta el final se consumirían en la ebriedad de la noche; rebozantes de vida hasta que el deseo les hiciera arder el corazón. Terminarían juntos en un ritmo frenético que avanzaría rítmicamente en la gravedad del otro cuerpo.



Perdió la perspectiva de la Tatacoa sintiéndose incapaz de volver a tocar un paisaje. Los cuerpos se encerraron sobre sí mismos y toda la luz, movimiento y volumen parecían descender del cosmos para imprimirse sobre los ejemplares más hermosos de la raza humana. Se fijó en los modelos como una manera de alcanzar los arquetipos de la perfección. Se especializó en la fotografía de modelos pero como el hombre le parecía un animal tosco y sentía aversión hacia el pene, el cual sospechaba era una irresponsabilidad social ignorar en las sesiones, se concentró en la fotografía de mujeres modelos.

La primera fase de su nueva etapa fue relativamente exitosa. Sus desnudos fueron recibidos de buen agrado y en ocasiones algunos juegos de luces estallados sobre la carne presa de las modelos causaron la admiración de colegas y críticos del arte de masas.

Karl Krauss Sánchez, el famoso crítico postmodernista, se expresó con estas palabras llenas de elogios sobre la primera muestra fotográfica de Aristegui:

Si mi principio de realidad estuviera un poco más dilocado de lo que está, creería que estaríamos sobre un jet, ya sobrepasada la barrera de sonido, teniendo a Berlin literalmente debajo de nuestros zapatos, recibiendo un shot de metadona de cada seno erecto de las hermosas diosas de la decadencia que presenta Dani... mi partner del concepto visual.


Por otra parte, el periodista Kerberos dijo de esta presentación:

Vine por compromisos morales con Daniel, porque me llamó anoche diciéndome que sufría un terrible mono, que estaba enamorado de una modelo la cual le había llamado "idiota" y ahora quería un poco de paz interior y no quería estar solo al lado de gilipollas de la talla de Karl Krauss ni de críticos estúpidos que fueran a arrugar sus horribles jetas de mediocres, ni de putas, ni intelectuales ni artistas. Así que me quería acá, poco he visto de sus fotos la verdad. Me he quedado en una esquina, tratando de soportar lo insoportable que es una galería.



Esa noche Karl Krauss se fue a culear con un artista underground con cara de boyacense que acostumbraba a usar pestañina, un polvo de baja y asquerosa fidelidad.

La modelo a la que se refería Kerberos la solían llamar Kami La Alien. En una sesión en que se Daniel Aristegui alistaba las luces empezó a portarse como una malcriada y amenazó con orinarse en el set si no le tomaban fotos con gafas de Hello Kitty. Terminaron barriendo el set que no sólo estaba orinado sino lleno de una espuma que presumiblemente era de semen recientemente eyaculado. Esto provocó tanta decepción en Daniel que empezó a llorar en una esquina y La Alien se le acercó y le dijo que era peor que un orangután mongólico, que su debilidad moral la asqueaba, que sentía asco por su aspecto, que parecía un mendigo con sífilis vencida.

Entendió Daniel que el cosmos era cruel. La belleza que amasaba sobre la carne de los arquetipos no siempre correspondía a la apacibilidad que le inspiraba la orquestación de los elementos dispuestos en un paisaje.
Las fotografías que quiso tomar luego pretendieron tratar de denunciar la fachada de la asquerosa condición humana con ojos verdes y una risa de tarde primaveral. Sólo que las modelos pronto empezaron a distanciarse. Ninguna le contestaba su teléfono celular. Los mensajes al correo electrónico nunca eran contestados. Ya no le saludaban en la calle y cuando entraba a un bar y alguna de ellas estaba sobre la barra cogía la cartera, se disculpaba con el barman, pasaba a su lado, lo veía de pies a cabeza y se iba sin siquiera despedirse.
El barman que era un hombre muy simpático se acercaba a Daniel con brusquedad y le decía, escupiéndole intencionalmente la cara:

- Largo de aquí blandito. No queremos gente que demande la fealdad inherente a la belleza de los arquetipos. Aquí donde me ves soy un ser hermoso y angelical, repleto de músculos y con unas nalgas bien formadas. Pero podría humillarte al frente de tu santa madre si fuera necesario. Porque para ser bello es necesario ser mierda, si no eres mañoso no atraes papi. Así que largo perro.

El estudio de Aristegui quedó desierto. Donde antes rondaban centenas de ejemplares hermosos sólo se veían cartones donde Daniel escribía cartas a sus enemigos:

- Te voy a romper las bolas
- Creo que esa foto está buena como postal de sitios en donde sería placentero defecar
- Sí, es muy buena propuesta. Si fuera idiota, feo y no tuviera dignidad.
- Es muy buena gente, sólo si no tuviera esa esposa que le mete monedas en el culo y le hace hablar cosas preciosas.

La Alien había dicho que en las sesiones Daniel acostumbraba a sacarse su pene y decirle a las muchachas: "mami muestra ese culo para tu fotógrafo". Como era una puta con prestigio, que contaba con el respeto de todos esos irrespetuosos idiotas de medios, se le cerraron las puertas a Daniel y ya nadie quería recibir sus "intentos adolescentes de alcanzar la ficción de la fotografía".

En la tercera fase Daniel consiguió una novia a la que llamaba Morenito y trató de alcanzar la verdad en la sencillez de su mirada triste.
Morenito lo abandonó.
Veía a Morenito en todos los lugares solitarios de la ciudad. Empezó a tomarle fotos a los sitios fantasmas de la ciudad. Y él mismo se perdió en esta soledad, donde no tenemos más registro de su vida u obra.

Tuesday, January 13, 2009

El parque del Periodista




En esta ocasión, el último día que estuve en Medellín pude conocer El parque del Periodista, guiado por Victor y su amiga Soledad, los cuales cumplían su rol respectivo de Virgilio y Beatriz en una zona de la ciudad por mí desconocida.

El pequeño parque se trata del lugar suburbano por excelencia de las ciudades y pueblos donde se reúnen las distintas tribus, los jóvenes convergen alrededor del gusto por las drogas y tanto traquetos como proxenetas desarrollan sus actividades con relativa libertad, alrededor de una policía que sólo interviene en los casos necesarios.

En el libro LAS SIAMESAS ASESINAS, Rubén Vélez presenta a manera de pieza teatral el diálogo reiterativo y oscilante entre dos maricas maduros y fracasados que recorren los mismos lugares eternos de una ciudad asfixiante en la búsqueda de la realización de un deseo que ya les repele, excluyéndolos del discurso imperante del placer y situándolos en la dolorosa realidad de lo indeseable.

A continuación reproduzco la recreación que hace Marco Esteban y Sergio Alonso, coproantagonistas de la novela-teatro de Vélez, del Parque del Periodista en cuyos alrededores pueden despreciar las diversas especies que lo recorren:

EL PARQUE DEL PERIODISTA


MARCO ESTEBAN: Oh libertad que perfumas las montañas de mi tierra, deja que aspiren mis hijos tus perturbadoras esencias...

SERGIO ALONSO: No nos hagamos ilusiones, que este parque no huele a Eleusis. Seguiremos en las mismas, eso sí, un poco menos tensos.

MARCO ESTEBAN: Islas libertarias que huelen a semen, islas libertarias que huelen a mierda, islas libertarias que huelen a yerba... Y después dicen que la ciudad de la eterna primavera y la eterna tiradera ya no es habitable.

SERGIO ALONSO: Lástima que estos muchachos prefieran la traba a la trabazón de los cuerpos.

MARCO ESTEBAN: ¿Hemos venido a aspirar o a suspirar? Creo que la pasaríamos mejor si sólo pensáramos con los pulmones.

SERGIO ALONSO: Huy, hermano en la cannabis, si no fuera porque tienes un no-sé-qué de caníbal, me sentiría en un mundo cabal... Huy, hermano, hoy me siento raro; en vez de sembrar cizaña, me ensaño con un manojo de yerba maldita.

MARCO ESTEBAN: Cuando yo tenía la edad de estos alienígenas, me trababa a punta de libros; y claro, cogí fama de intelectual, y a veces me invitaban a encuentros cercanos con la profundidad y la trascendencia. Uno de los círculos sublimes que más frecuenté se llamaba "Grupo de Prospectiva Medellín 2000". Ahora caigo en la cuenta de que no adivinamos ni una: no hay ningún parecido entre la ciudad de postal que imaginamos hace treinta años y la ciudad de cartel de hoy día.

SERGIO ALONSO: ¿Ni siquiera aparecieron en tu bola de cristal los treinta bares, los diez saunas y las cinco discotecas donde podrías encontrar la felicidad? ¿Ni siquiera adivinaste los círculos donde te tocaría esperar a Godot todas las noches?



Vélez, Rubén. LAS SIAMESAS ASESINAS. Transeúnte Editor. Medellín, 2004.

Sunday, January 11, 2009

Luz de mil inviernos


9

Al otro lado del río, el humo se elevaba en una recta columna; era un simple movimiento que se abría expandiéndose en el cielo. No había un soplo de aire ni la más pequeña onda sobre el río, y todas las hojas estaban quietas; el único movimiento ruidoso era el de los papagayos cuando pasaban como relámpagos. Ni siquiera el pequeño bote de pescadores alteraba el agua; todo parecía haberse congelado en la inmovilidad , excepto el humo. Aún cuando se elevara tan recto hacia el cielo, había en él cierta alegría, y la libertad de la acción total. Y más allá de la aldea y el humo estaba el resplandeciente cielo del atardecer. Había sido un día fresco, el cielo estuvo despejado y la luz era la luz de mil inviernos, de corta duración pero penetrante y expansiva; esa luz iba con uno a todas partes sin abandonarlo en ningún momento. Como un perfume, estaba en los lugares más inesperados; parecía haber penetrado en los rincones más secretos del propio ser. Era una luz que no dejaba sombra y las sombras perdían su profundidad; debido a ello toda sustancia perdió su densidad; era como si uno mirara a través de todo, a través de los árboles al otro lado del muro, a través del propio ser, tan opaco y tan desnudo como el cielo. La luz era intensa, y estar con ella implicaba ser apasionado, no con la pasión del sentimiento o el deseo, sino con la pasión que jamás se marchita ni muere. Era una luz extraña, lo exponía todo tornándolo vulnerable, y lo que no tenía defensas era amor. Uno no podía seguir siendo lo que era, uno había ardido, se había consumido sin dejar cenizar, y repentinamente nada hubo sino esa luz.



Krishnamurti, en Diario- EDITORIAL HERMES. 1985;261

Thursday, January 08, 2009

La artista del espacio

La tarde es de los punkeros, y en esta había luna. Era extraño para ella, ahora que lo pensaba, porque no recordaba haber visto alguna vez una luna en su planeta.

Jen era una arquitecta del polvo interestelar, su sombra jugaba en medio de nebulosas y gases, ella saltando de un lado a otro, con su nave pincel fija en determinadas direcciones que sólo ella estaba en poder de determinar y una vez dirigía su propulsión de figuras, esperaba la explosión con los ojos cerrados, los labios revelando una sonrisa y su mechón de cascabeles jugueteando en la profunda soledad del cosmos extinguido.

Luisa sabía que el espectáculo estaba dirigido a ella y su corazón saltaba de felicidad al ver las emergentes configuraciones estelares que golpeaban sus sentidos desde la inmensidad celestial. Era su amante la que desde un punto lejano del espacio, sin esperanzas de volver alguna vez a verla, dibujaba para ella, soñando con su corazón de niña, sus manos en el pecho y un sueño de agradecimiento por ser amada hasta el final de los últimos destellos de delicadeza.

Jen te agotas. No dejes que te agoten. Jen sigue siendo la artista del espacio; las emociones que como palabras te asaltan en la madrugada y me quitan el frío y me llenan de alivio al pensar lo feliz que seremos de nuevo, en un imposible, inmersos en este sueño, abrazados, abrazados hasta unirnos en donde lo bello es posible, con todas tus figuras explotando en medio de galaxias abortadas que expiran para ofrecer gamas de rosas y colores para no sentirme de nuevo sola.

Te hago llorar Luisa. No fue necesario haber estado en este mundo. Ni que nacieras. Ni que sufrieras. Fuiste una posibilidad nada probable. Me tomaste por la parte de atrás y me hiciste retroceder a un punto incierto en que no nos conocíamos, porque me tocaste lo que no conocía de mí misma. La cabeza regaba sangre hasta un punto preocupante, porque empezaba a caer y soltaba mi cuerda de vida, como un montañismo en los picos de la miseria que te arroja a los destellos de un sol voraz para fundir tu rostro en su oculto trance.

No dices nada perra miserable. Si todo fue un desleírse en tu infecta carne de insecto con una elástica cavidad bucal en la que devoraste mi cabeza, con los ojos adentro, y yo veía tus tubos traqueales succionando hacia un circo orgánico, que festejaba tu mierda triste, celebraba tus desechos vulgares encima de nuestros sueños, lo que armábamos antes de caer rendidos en un coma etílico que revelaba lo miserables que se habían vuelto nuestras grandes esperanzas de perras famélicas. Significa que me muero de risa mientras pienso y escribo y repito estar presente en estos escombros de esperanzas.

Mejor sería desaparecer y hacer explotar nebulosas en destellos de sueños invidentes.

La artista del espacio se levanta en su bata roja y me da un beso a la mejilla:
- Hola linda, sabes que amaneces como un sol para mí
- Mentiras, estoy fea y despeinada y horrible. Mi aliento sabe a coño. Me muero de ganas de llorar Jen, qué fue lo que pasó para que me sintiera tan horrible?
- Mi amor el café es el único

Mejor Jen traga y apoya tu frente en la mía.

Estamos en Carulla con Elvira y Jen se detiene, dice que va a explotar y suelta un llanto. Ahora está llorando Jen. Yo no puedo llorar, no siento nada, es como si estuviera muerta. Elvira es una sombra falsa. Resulta que sólo estuvimos Jen y yo. Y Jen llora como si hubiera estrenado un luto, pero se levanta y me dice:
- sabes Luisa, eres un sol para mí
Y yo no puedo llorar porque es como si estuviera muerta

Detesto que Jen se levante tan temprano.

Caigo finalmente rendida de sueño y abrazo a Jen, le digo que me agrada su calor, pero ella sólo se queda detenida observando mi rostro.

Monday, January 05, 2009

O androide que odiaba as mulheres


El androide que odiaba a las mujeres

Por Louis Bourdon

trad. Luis Elvira


Esquirlas de Antonia soñaba con los campos de batalla de la guerra de las máquinas, fraguando una conspiración en contra del doctor Otrora y lanzándose cabeza en llamas frente a los cuerpos metálicos de las tanquetas anti-motines, como un paisaje estallado en explosiones y escombros, en el cual pudiera escuchar cantos evangelizantes en el último momento de expirar para siempre.


Erwin era un androide borracho que gustaba de la música grunge y sentarse en las tardes en los columpios de los parques infantiles que le recordaban a su propio hijo, al cual había perdido en los litigios al considerársele un androide disfuncional y depresivo al cual su propio dominio era claro le resultaba inaprensible.


Me gustaba consolarme del dolor del mundo en el bar de arriba, en el cual acostumbraban a dejar el ten de Pearl Jam sonando toda la tarde, la cerveza, no entraban chicas, el sol sobre los tejados de la ciudad a los cuales podías observar desde la ventana de aquel bar y refugiarte en el horizonte como último refugio para opacar las lágrimas; ya sabes, ya sabes. Como lo mismo de siempre, una manera de respirar en el mundo pero sin disturbar a nadie, nadie se percataba de tu presencia y tu sorbías tu cerveza helada fijo en el sol desfalleciente de aquella tarde de imprecaciones mudas, absorto en tus pensamientos, tus renovadas nostalgias, como con nuevas alas zurcando los cielos de las brillantes tristezas, y sintonizado en su propio ritmo, en su propio ritmo de vértigos; ay, ya sabes, el cansancio tiene sus maneras de menearse en tu cabeza.


Erwin lo miro a él. Es un androide borracho sin esperanzas. Alguna vez quiso también entrar en las disputas de las guerras de máquinas pero ya antes de haber entrado lo había aplastado su propio miedo, sus culpas, ese remordimiento atascado en su corazón de polímero.


También Esquirlas de Antonia mira a Erwin, pero esto yo no lo podría saber, supongo que ella también lo habrá mirado, por la forma en que observa el mundo. Alguien dijo alguna vez algo brillante en el prólogo de su propio libro: esta diatriba nace de la inquietud que me causa lo inquietante. Esquirlas de Antonia sabe que Erwin no es el androide que recibirá la beneficiencia del estado ni de los hombres.


Erwin está sentado en el parque infantil, meciéndose en su propio columpio de incertidumbres, con una mano agarrada al oxidado hierro y la otra con una botella de ron. Está borracho, cómo más cabe imaginarlo, pero no muerto, sino deseoso de muerte, vitalmente lleno de tinieblas en sus propios ojos de pasmado de la muerte.


Erwin sabe que allá afuera hay tanta vida, tanta felicidad de por medio, tantos deseos y lujuria; manifestaciones eróticas para no morirnos. Pero resulta que Erwin es tan feo como yo, es un pobre hijueputa, eso es, un pobre nada, un idiota a lo sumo. Alba le dice a Erwin: Erwin no eres filósofo, ni periodista, ni hetero, ni gay... no eres hombre ni eres robot. Qué eres Luis, nada. Dime qué te crees Erwin. Acaso hay que ser algo y no sólo un idiota androide.


Mire Erwin no tiene el pelo castaño, ni tiene una risa matadora, no tiene una inteligencia deslumbrante, ni gran cuerpo, es tonto, parece un idiota, un bobo, Erwin se parece tanto a quien lo observa desde este bar de arriba que me resulta horrible hablar de él, me resulta horrible escribirlo.


A Erwin una mujer no se lo follaría a la primera noche de conocerlo, eso se lo ha dicho su propia ex-androide la noche pasada. Erwin qué es. Si no fuera por su hijo, al que se lo han arrebatado, sería una pobre lata yonqui tirada en la cloaca, y a esta conclusión llegó su ex-androide, junto a su amiga Salx. Por otra parte a las anteriores androides que tuvieron relaciones con Erwin por pura desfachatez les encanta presumir de que tiran cada noche con el primero que conocen; sí, para reafirmele su idiotez de haber amado puras putas.


A Erwin la única manera de estar con mujeres, es decir, del género humano, es pagando, descargando de su tarjeta de emergencia. Vamos a imaginar el cuadro:


Son las tres de la tarde de un viernes en el que en todo caso no habrá sexo con ninguna desconocida. Erwin va a sacar una declaración extrajuicio a una notaría. Después de la diligencia se sienta a tomarse una cerveza para aliviar la sed. Allí la camarera lo ve con algo de pesar y simpatía. Una chica simpática. Le encantaría hacerle el amor, ahí mismo, y luego irse y pensar en lo fascinante que fue hacerle el amor a esa perfecta extraña, con un color de piel tan fascinante, con su pelo rubio aún recogido de los deberes. Pero ella lo mira como con pesar y piensa: qué desperdicio de chico este androide. Entonces Erwin sale ya medio muerto de aquella pretensión de refrescarse, sólo para morirse de sed en ser deseado, y termina en una barricada de frente de guerra, dispensando monedas a una tragaperras y de allí sale una manguera en forma de vagina y él la conecta a su miembro, empieza a descargar todo su dolor sobre esta máquina y la máquina le dice "karlo me estás tallando el hombro" pero perdura hasta terminar. Se pone los pantalones muerto de la tristeza por tener que pagar algo que muchos consiguen con sólo mostrar sus caries. Y la máquina le dice: te espero pronto guapo.