Tuesday, February 13, 2007

ángel




Delerium - Angelicus

"Podré vivir hasta que florezca este Adonis?"
Ria - Natural City


Ocurrió luego de la crisis nuclear entre Norcorea e Irak. Desde casi todos los rincones del mundo pareció verse el mismo fenómeno. Una espesa nube rosa cubría la totalidad del cielo, a veces rayos plateados rugían y murmuraban rompiendo el terroso techo que incomprensiblemente se había formado. Los aviones no pudieron despegar más y las aves parecían haber desaparecido por completo. La comunidad científica, por supuesto, ideó la respuesta más rápida para comprender el suceso aunque no generó convicción y las tesis expuestas no tardaron en ser abucheadas por el gran público. En la ciencia no estaba la respuesta. Los predicadores celosos de sus creencias interpretaron a favor de sus iglesias la incertidumbre acrecentada. Un célebre ufólogo convocó a otro suicidio masivo. Los filósofos se travestían en las calles. Los físicos jugaban al yo-yo en sus laboratorios. Los niños mutilaban las muñecas con los dientes. Las amas de casa compraban los periódicos de la farándula. La farándula se hacía a la cienciología de L- Ron Hubard. Yo me emborrachaba cada tarde, desbordado de nostalgia y melancolía. En fin, que Dios se había presentado y el pecado seguía inerme. Pero había suficiente ciencia como para preocuparse por el destino del hombre. Ya no se soñaba con volar a través de las gélidas galaxias. Todo lo que concernía al estúpido hombre post-nuclear era la extensión absurda de la existencia y la calidad de vida. Habíamos perdido el cielo y sólo parecía importar en las tabernas. Chicago era el imperio de la tolerancia y la ciudad más pacífica. Solía beber junto a un antiguo astronauta de la misión Gather Rocks:
- Algo se escapó de TrES-1. Un sórdido invierno en las rocas. Todo un desierto esperando tu muerte. De repente, un silbido enloquecedor. Lágrimas de ángel en tus ojos. Sabías que este tipo de espejismos era algo natural bajo estas condiciones. Pero la risa de un niño te hacía pensar dos veces si no era algo real, como si hubieras aterrizado en el jodido cielo. Imposible, fue lo que pensé. Todos mis camaradas nos devolvimos en silencio. Imposible, fue lo que dictó el juez cuando le revocó la licencia a Dave.

El terruño celestial se desvaneció por los cielos, con la misma naturalidad en que surgió, después de la crisis nuclear entre Norcorea e Irak. Los científicos callaron y los pastores hablaron mucho. 25 años en que el mundo perpetúo su soledad cósmica sin aparente trauma. Pero los borrachos sabíamos que algo había entrado en la tierra de manera definitiva. Las pruebas eran difíciles pero irrefutables. Algo en la sensación parecía comprobarlo. Era como vivir toda una vida a través de una ardiente mirilla invisible.

Soñé después de las noticias. Soñé en el trasbordador Eileen cruzando la bóveda celeste. Estábamos siendo azotados por una fuerte tormenta galáctica. Llovía y la nave daba tumbos. Alguien gritaba sin miedo, como si fuera una reacción natural del cuello al desgarrarse. Entonces las visiones aparecieron. Pasaba junto a la cabina de Andrea cuando lo vi pasar. El trineo de Santa surcando el espacio sideral. Los dos quedamos en shock, cruzamos la mirada como si con ella cerraramos un secreto mortal. Abajo, en la cabina de compresión de gravedad las cosas tampoco andaban para nada bien. Así que le pregunté a Anita si había visto lo mismo que yo. Me respondió: claro, vi el tren de Chicago arder en la pista. Llamé a la Tierra y fue cierto. Un tren en Chicago se descarriló de la vía. De esta manera supe que estábamos en presencia de una entidad extraterrestre. Porque todas estas visiones eran imposibles y algo, de alguna manera, estaba sacando de nuestra mente las fijaciones más absurdas. Al despertar, me sentí menos solo en el universo: ya esa inteligencia había entrado en contacto.

En las noticias el transbordador Eileen se reportaba como pérdida absoluta del sueño del Espacio. Yo, en principio, no debería existir en este tiempo de la Tierra. Debería procurar permanecer invisible ante los A.L (Agentes Lógicos) si no quería ser regresado a casa, a la muerte, en las ciudades del futuro.

Tenía que cumplir una misión por lo pronto. Ir al rescate de los Niños Sagrados de Indonesia. Ellos llegaron a la Tierra hace 25 años. En la época que el cielo desapareció. Tras la crisis nuclear entre Norcorea e Irak. Luego de la bomba. También les llamaron Los Hijos de la Bomba. Unas criaturas excepcionales, en todo caso. Rechazados por sus madres en el nacimiento: la mayoría de ellas con severas heridas en diferentes partes del cuerpo, si no con múltiples mutilaciones. Los centros asistenciales los reportaron como niños con graves alteraciones genéticas, e incluso hubo quien afirmó que se trataba de despreciables mutantes. Si bien cuando nacieron eran niños monstruosos, con algunos órganos vitales externos, la ciencia no tardó en descubrir que de algún modo milagroso estos órganos se acomodaban a su posición "normal" sin sufrir alteración alguna. Muchos de ellos nacieron siendo siameses y a muchos de ellos, por esa obsesión médica de la normalidad, los asesinaron al tratar de separarlos. Los que se salvaron demostraron que eran más perfectos siendo 2 que 1.

Además de estas consideraciones puramente "médicas" lo que más fascinó a la opinión pública era el aspecto de estos niños a medida que maduraban. A los dos años la piel les cambiaba su original aspecto moreno y se veían tan blancos como un mármol. Los ojos tornaban amarillentos, como si sufrieran alguna clase de hepatitis. Algunos incluso desarrollaban una cómica cola al final de su columna vertebral(obviamente la clase media estadounidense no se cansó jamás de decir que eran duendes demoníacos).

Los Hijos de la Bomba estuvieron en la mira pública todo este tiempo. Por eso no fue extraño que cuando cumplieron 16 años se volvieran un fetiche cultural y muchos de ellos fueran utilizados como modelos para marcas como Dior, Gucci, Burberry, Ralph Laurent y Versace.

Los Niños Sagrados de Indonesia, como les conocimos luego, empezaron a morir prematuramente. Morían durante las sesiones de fotos, morían durante los estudios médicos, morían en las escuelas lujosas de Beverly Hills, morían en las ferias de exhibición de fenómenos en los pueblos. El primero en morir se llamaba Hans. Sus últimas palabras fueron: he encontrado el camino. Y se desvaneció. El acta de defunción daba como causa de su muerte Paro Cardíaco. El segundo en morir, Little Mati, exclamó durante un paseo en el campo: el camino se está construyendo. Y sufrió una combustión espontánea. Entonces los científicos locos y parasicólogos se aficionaron a seguir a estos extraordinarios niños con la esperanza de que murieran y dijeran algo que les ayudara a completar el acertijo. Pocos contaron con suerte, muchos de estos niños eran protegidos con recelo por sus portentosos padres adoptivos. No obstante, siempre satisfacían el morbo del público y revelaban las últimas palabras de sus queridos hijos fetiches. Todas las proposiciones de muerte tenían algo que ver con un camino. Y los especuladores del mundo estaban encantados construyendo el rompecabezas de la extinción de los Niños Sagrados.

Y estoy ardiendo y me araño la ropa. Salgo del Motel Arizona gritando. Me arrojo a la sucia piscina. Pero sigue doliendo. Algo me está haciendo daño. Es como si estuviera soñando a carne viva. Los huéspedes salen espantados y sé que me están observando pero no sé controlarme. No entienden que me ha cogido nuevamente las 4 am desprevenido. Y estoy seco y solo, solo ardiendo en llamas. En mis sueños ardo y me consumo. Son mis sueños que me asaltan. Son mis sueños que me llaman por mi nombre. Ardor de amor. Es algo familiar? algo que me haya ocurrido antes? Los A.L pronto llegarán en sus cohetes y vendrán por mí. Estos shows no me son permitidos. La fuga tiene que ser nítida, como mi amor. Pero me revuelco un rato en el interior de mis sueños. El agua brota a montones de mi cuerpo. Me ahogo. He muerto y renacido. Puedo gritar y reír. Pero no puedo estar a gusto. Déjame ir al Espacio, conocer tu secreto, besar los túneles del infinito. Jamás podré estar de vuelta allá arriba. En la escotilla, rozando los gases del universo, en el salvaje paisaje del absoluto.

Karl era su nombre. Lo encontré en una jaula para animales en la Feria de Esperpentos en Wichita, Kansas. Sabía que fallecería en menos de doce horas. Tendría que robarlo. Ya la pasma del tiempo me había pisteado durante tres semanas tras el escándalo en el desierto. Era cuestión de horas para salvarlo. Me acerqué con cautela al circo. Estaba tan concentrado que me fue imposible advertir al enano fisiculturista. Creyó que se trataba de un ladrón de gallinas y me agarró a bastonazos. Luché y forcejeé con el enano. Improvisé un salto mortal que maltrató considerablemente al pequeño musculoso. Pensé que lo había derrotado cuando sentí de repente un fuerte dolor en los testículos. Era el enano que me estaba mordiendo las güevas. Traté de desprenderme de él pero más aferraba sus molares en mi sexo. Sentí que me desfallecía. Empezaba a sentir calor allá abajo, era la sangre que corría de mis pelotas. Me abstenía en lo posible de gritar, era lo peor que podía hacer si no quería ser masacrado por una horda de payasos, mujeres barbadas y malabaristas. Pero el enano me estaba ganando la batalla. Jamás creí que un enano de circo contara con una mandibula tan férrea. Supuse que ésta sería mi ridícula muerte. Estaba perdiendo todas mis fuerzas cuando empecé a escuchar un canto divino, algo como los cantos gregorianos, y una luz cegadora pareció nutrirme desde adentro. Obvié el dolor y comencé a reír. Abracé al enano como si fuera mi hijo. Le persigné su cabeza pelada y quise besarlo. Estaba volviéndome loco del dolor y del placer. Fue cuando pude clavarle un mortal puño definitivo en la corona de su cabeza. Subió su infantil mirada hacia mis ojos como en tono de pregunta. Me hice de tripas corazón y le propiné otro puño a su hermosa cara incomprendida. El enano parecía estar llorando y al ritmo de su llanto seguía maltratándolo (pese a que sintiera que los golpes me los estaba dirigiendo a mi mismo y que llorara largamente junto al enano). Finalmente, de su cara sólo se podían apreciar dos inquietos ojos verdes desbordados de lágrimas. Sentí pena por el enano. No quería llevarme ninguna vida en esta misión. Pero desafortunadamente no todas las cosas en este mundo son color de rosa y siempre hay alguien que paga las consecuencias. Miré a través de mi pantalón y vi que chorreaba sangre a la altura de mi pene. Sabía que el enano me había destrozado las güevas. Me recosté al lado del ridículo cuerpo sin vida del enano. Lloré hasta el amanecer.

-Karl, es hora de irnos, joder
-El camino... el camino...

Karl sólo repetía "el camino.. el camino" como un maldito perturbado. Supuse que el dueño del circo lo había estado instigando con el fin de que revelara algo del misterioso camino y que Karl, traumado por ignorancia, sólo decía esta palabra como esperando que algo divino viniera a completarle la oración. Le dije que olvidara por un instante "el camino" y aprovechara para escapar. Karl asintió con risa boba y me siguió por el espesor del monte.

Wednesday, February 07, 2007

deftones en Colombia - 06-02-2007



I think god is moving.

Era el comienzo de un agitado día de vueltas burocráticas. Me preparaba para ir al Distrito Militar a sacar el duplicado por pérdida. Me preparé para las respectivas fotos, afeitarme y acicalarme. Algo me retuvo, no sé qué fue. Tal vez fue la conversación con Adán Smish. Él se responsabilizaba por todo el revuelo causado por el calentamiento global.

-Tío, te lo aseguro. Yo soy uno de los culpables del calentamiento global.

Y no es que Adán Smish sea fumador, taladre bosques o le encante quemar árboles. No es que Adán Smish sea un mal escritor narcisista al que le encante arruinar miles de hojas viendo sus torpes escritos finalmente en papel impreso. No. Adán Smish es un realizador de cintas caseras gays. Ciego, cree que las películas pornos son las causantes de todo el desorden climático. "Con toda esta gente cachonda, cómo no va a arder este pobre planeta?" Se pregunta, convencido, Adán Smish.

Desperdicio toda la mañana corrigiendo el argumento de la próxima cinta de Adán Smish: ATENAS 400 A.C. La inspiración surgió cuando Smish confirmó el rumor de que los primeros filósofos griegos eran homosexuales y probaban con drogas. Este descubrimiento para Smish desencadenó toda una serie de frenesí inspirador y una potencial fuente de creación para sus videos, a los cuales califica de "bastante vulgares y huecos". La verdad es que no le veo ningún problema a que los videos sean vulgares y superficiales, nadie pretende incrementar su cultura al alquilar una cinta porno. Pero Smish difiere de mi tesis y ha investigado sobre la cultura griega para su próxima película.

ATENAS 400 A.C:
La historia surge con el famoso Proemio de Parménides. EL filósofo va por el sendero menos transitado por los hombres, acompañado sólo de una yegua. Antes de entrar a la cueva, una diosa con cara de pocos amigos le dice que la entrada tiene un valor sexual. Así que el filósofo tiene que hacerle un poco de sexo oral antes de proseguir. El filósofo continúa el camino, pero la yegua queda copulando con la diosa: algo de sexo lésbico zoofílico. Al llegar al fondo de la cueva encuentra la famosa esfera, que es la verdad: la verdad es circular, no admite diferencias entre perspectivas. La esfera , que es en realidad un ano, empieza a estremecerse de placer y le grita con desespero que la labor del hombre de conocimiento es penetrarla. Parménides vuelve con ese conocimiento a Atenas y arma su propia escuela de muchachitos. Ahí vendría un corte y se mostraría a los miembros de la escuela haciéndo un gang-bang al atormentado Parménides.

De esta escuela de muchachitos se formaría Sócrates. Sócrates detesta a Protágoras, que afirma que el hombre es la medida de todas las cosas. Al verle la polla a Protágoras se siente engañado y le dice: claro, a ti te conviene decir que la verdad es una cuestión relativa, así te curas en salud de tus pequeños dotes. Así que inventa un método, la mayéutica. La mayéutica consiste en poner en duda la sexualidad de los muchachos hasta que estos terminan, finalmente, accediendo al encuentro carnal con el ya envejecido filósofo. Un amante enamorado de Sócrates declara ante el ágora que el viejo filósofo está copulando a todos los jovencitos. Lo condenan a servir de secretario a Prótagoras o a la muerte. Prefiere la muerte.

Un joven febril, formado en la nueva escuela, asiste a la terrible muerte de su maestro en cárcel. Conmovido por esta visión, decide convertirse en él y emprende la honorable tarea de hacer hablar a su maestro muerto con sus opositores. A este apasionado joven lo llamaban Platón, por la enorme espalda que había adquirido luego de haberse puesto muchas veces de rodillas ante su sabio profesor. Smish, en gran medida, se identifica con Platón, en cuanto cree que el filósofo fue el primer cineasta. O sea, se refiere a la alegoría de la caverna.

Un hombre es alejado de toda la manada de idiotas de su lado. Es digerido por el gran espíritu cósmico que lo succiona hacia una órbita ininteligible para el hombre común. El hombre sufre y llora. Luce desesperado. Como un perro con ántrax se retuerce ante semejante luminosidad. La sabiduria es tan vasta que le cuesta asimilarla. Tras soportar mucha pena en este nuevo universo verdadero y confrontar su propio espíritu de farsante, empieza a llenar sus pulmones de un nuevo aire, su mirada ya no es la misma, sus pensamientos ahora son claros y reales. Finalmente, el renacido hombre se hace al nuevo mundo y sólo le resta la pena para su anterior estado de ignorancia e infelicidad, mentira y opinión. En este feliz punto, la misma fuerza, el mismo espíritu, el mismo duende burlón, lo devuelve a su lugar de origen. Y el hombre es desgraciado nuevamente. Sabe que su experiencia es tan original para la estupidez del hombre común que sólo remitirse a ella le acareará desgracias y desprestigio. Piensa melancólico sobre la verdad, el bien, la justicia y la belleza: todas esas bondades que su inmediato anterior estado le otorgaba. Aborrece el viejo mundo -o sea, donde se encuentra ahora- que le parece falso, tonto, malo, injusto, horrible, idiota, estúpido. Y lo llama "el mundo de sombras" en comparación al perfecto mundo en el que vivió, el cual era pura luz y belleza. Un hombre de sombras jamás ha visto luces, por lo tanto, sobra hablarle de luces, sobran las palabras bellas y justas. Este hombre entiende no más sombras. La tarea de Platón se reduce a traducir el mundo de la inteligencia al lenguaje del bruto. Palabras brutas para el bruto podrán remitir, así sea por medio de la carencia, a la promesa de una belleza cierta.
Por eso Smish es realizador de cintas pornográficas. Porque es demasiado metafísico para ser filósofo, demasiado sensible para ser literato, demasiado justo para ser crítico. Y le gustan las sombras sobre todo. Porque le encanta todo el entramado conceptual que se esconde en la superficialidad del sexo. El cuerpo, cómo pintarlo? El sexo, cómo sentirlo, sin estar ahí presente? Y sus películas quisieran ser ausencia. Aspiran al llanto del espectador, que se entiende incapaz de estar en ese cuerpo que goza y se entrega, ahí en la pantalla. Y él, detrás, con la impotencia de la soledad y su propio cuerpo, descorpóreo y asexuado, anhelando un respiro de amor sobre su hombro.
Atenas 400 a.c culmina con el triunfo de la Filosofía encarnado en la gran polla de Aristóteles clavada en el joven Alejandro Magno, quien luego surcaría los mares, expandiendo la intriga griega y un mito sobre la verdad: que es única, verdadera, bella y justa.
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Le digo a Smish que extraño en esta retorcida historia a Heráclito, el señor de los opuestos. Se queda pasmado. Observándome fijamente, suelta un regaño: eso es depravado, Luis.
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Smish se va de la casa al mediodía, tramando una nueva historia sobre el resplandor de Roma. En cambio, yo siento que debo ir a comprar bananos y moras para la casa. Estoy en la caja registradora, preguntando por el precio de los bananos y escogiendo las mejores moras, las más negritas, cuando Santos me llama.
-Chip se consigue dos entradas
-Dos entradas para qué - pregunto
-Para deftones, marica.
El chico de la caja registradora se impacienta. Yo trago saliva. Mierda, ya había perdido todas las esperanzas. Y de repente siento que puede ser real. Puede ser cierto que vaya a ver por fin a Deftones. Mierda, eso no puede ser.
- Tiene por lo menos la mitad de la boleta?
- Ni un chango - Respondo
- Pues llame a Chip a ver si le presta.
Pago los bananos aún temblando. Algunas moras verdes se colaron en la bolsa. No importa. Salgo de Frutas y Verduras y llamo de inmediato a Chip. Mierda, que se conseguió dos boletas. Joder, no tengo un chango. Puede prestarme, le pago la próxima semana. Seguro marica le pago. Ahora era real. Lo que pronosticaba un día de vueltas burocráticas-militares parece cambiar de color. De un segundo a otro. Es increíble. Chino Moreno, por fin te veré. Hijo de puta.
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A las 6 de la tarde, al frente del Palacio de los Deportes, se ve un grupo algo grande de jóvenes rockeros. No es tan grande como lo esperaba encontrar, pero sí es lo suficientemente grande como para saber que hay un concierto. La policia como sabuesos hambrientos ostentando sus risibles bolillos. Los hippies tratando de vender cualquier porquería a cualquier idiota pro-hippie. Los revendedores tratando de recuperar lo perdido. Me percato de toda esta gente clásica de un concierto de rock pero no observo a Chip ni a Santos por ningún lado. Me siento en una lomita a esperar. El frío hace temblar las piernas. Me reprendo al mismo segundo: qué será este temblor: emoción o frío? Me da pena de mí mismo: tan grande y aún con emociones. Al lado tengo a dos ladrones de poca monta. Me agradan porque en cualquier instante me pueden hacer daño. Al otro lado, una pareja de hippies. El hippie rubio se va, me imagino que a fumar bareta y se queda su novia gorda. Ella devora todo lo que tiene en un bolso. La miro con bastante compasión: siempre me han fastidiado las mujeres que comen mucho. Me ofrece un cigarrillo: "mejor compartirlo que perderlo a la entrada" Le agradezco y llamo a Santos: Joder, dónde putas andan?
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Faltando un cuarto para las siete, veo el cuerpo engrandecido de Santos. No deja de sorprenderme, hace un año eran tan flaco como yo y ahora anda tan grande como un integrante de la banda Rammstein -sólo que morenito. Todo este tiempo que lo estuve esperando, fue una búsqueda infructuosa del modo de ingresar por prensa. A la entrada de Prensa estaba una pequeña golfa llamada Diana. Cada segundo que ella hablaba era una pista clave para entrar del modo más estúpido posible.
-Que los de Canal Capital no están en lista pero están permitidos
-Que si preguntan por Alejandro pueden seguir
Así que le dije:
- Vengo de un medio pequeño
Ella me respondió
-Sin escarapela no hay entrada
Le dije que había fundando hace poco, hace un mes, y que como el plan de medios se hizo hace dos meses no había alcanzado pero de hecho estaba invitado. Finalicé diciéndole: Diana, créeme. Ella se sorprendió que supiera su nombre: Awwww. Pero fue demasiado evidente que me estaba pasando por listo y no me dejó entrar.
Santos llegó de todos modos con las dos boletas. Sonreí satisfecho y agradecido. Pero no faltaron los percances. "Oiga, será que me dejan entrar la correa" Me golpié la frente, sorprendido de la ingenuidad de mi amigo. Le hice saber que la única forma era dejarla con la gente de la entrada. En ese momento salía un amigo de Chip del parqueadero y Santos dejó la correa con él. Ahora el problema era la cajetilla de cigarrillos. Tampoco la dejaban entrar. La regateamos con un vendedor y le dio 1000 pesos por ella. Bien vendida, por lo menos. Ahora sí, estábamos adentro.
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A las 7 estábamos adentro del Palacio de los Deportes. No teníamos prisa, ninguno de los dos quería fastidiarse con las bandas teloneras colombianas. No se trata de un gesto de desprecio por el rock nacional y sus bandas: sólo es una visión realista: las bandas colombianas son demasiado malas y ninguna merece telonear una banda tan genial como Deftones sencillamente porque ninguna le puede dar la talla. Y eso fue lo que tristemente comprobamos apenas entramos. Sonaba Raíz y apestaba. Las guitarras eran totalmente predecibles y aburridas. Santos se fijó en la voz:
- Esa voz sirve más para el tropi-pop que para el hardcore.
Le respondí:
-Sí, es como Fonseca.
Gracias a Dios no demoraron mucho los payasos esos y se despidieron. También agradecí que no fueran igualados y se atrevieran a hacer un cover: pues por lo menos no lo hicieron cuando llegué, tal vez antes, nada raro, igual. Las luces se prendieron. Pude ver la gente de VIP y prensa. Los tontos de Dr Krápula se pavóneaban de un lado para otro. Qué hacían allá si su música es como el polo opuesto de la tristeza de Deftones? También estaba el mono estúpido de Koyi K-Utho. Los medios, los "verdaderos", no demoraron en reconocerlo también y correr a entrevistarlo. Es fácil entender por qué. Los Koyi K-Utho son unos moja prensa, unas vedettes y eso le gusta a los medios "verdaderos". Al lado llegaron los apestosos Pornomotora. Ese idiota que tiene una cresta tan postiza como su música, como su "propuesta", como todo el rock nacional: una cresta falsa.
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Son las 8 y ya se ha asomado dos veces un gordo con pinta de chicano. La gente cree que es Chino y lo ovaciona. Él dice: chi, chi. Y la gente lo aclama. Suena Snoop Doogy Dog. Parece ser irónico porque a los que nos gusta el metal en Colombia por lo general odiamos el rap. Pero en USA es diferente y bueno, la influencia Hip Hop es bastante evidente en Deftones. Santos dice: esta es la música que le gusta a esta gente. Pero ya no quiero escuchar esa mierda de rap fiestero, quiero a los deftones. La gente grita: Deftoooones, deftooones, deftooones. Santos dice: esta gente cree que es un partido de fútbol. Antes de que acabe de reir se apagan las luces y la guitarra empieza a tronar.
Be quite and drive (far away) suena y la gente aún está confundida. Demasiado bueno para ser real. Y allí están los 5 deftones. Los guitarristas, antaño rastas, ahora meniando frenéticamente una melena demasiado largo. Chi Cheng furioso tira del bajo que vuelve a él y sigue golpeando ese bajo inclemente. Stephen Carpenter no falla una nota a pesar de la velocidad. Abe Cunninghan destrozando la bateria, con una energía casi de banda de garaje. Frank Delgado, el nuevo integrante, haciendo más delirante la escena sonora con estruendos que sólo un teclado demoníaco podría lograr. Y ahí, el gordo chicano, el increíble frontman de la banda, Chino Moreno, saltando y gritando, como un chaval, con su peturbadora voz que va entre lo divino a lo satánico.
Acto seguido, como para no escapar del ensueño, la fantasía de My Own Summer. El público grita a toda voz: shove it, shove it, shove it. Y la mejor banda californiana del momento no parece reservar entrega y amor a su público. Saltamos y gritamos, no lo podemos creer. Si digo que estábamos al borde de las lágrimas, no exagero.
Aún permanecen complaciendo a su antiguo público, al que pertenezco, ese público que no compró la boleta para escuchar el último albúm o la canción que rotan por Mtv, sino ese público fiel que esperó casi 10 años para verlos y cantar a su lado. Suena Engine 9 y la voz de Moreno, justo al estallido de los locos teclados de Delgado, se mezclan con el grito de la audiencia: un grito desesperado, loco y alegre: orgásmico.
Una de las canciones que más esperaba oir y cantar esa noche era la desoladora Digital Bath. Muy calculada y fría para mi gusto. Aunque la voz de Moreno no desilusiona, esperaba un poco más de sentimiento. En cambio, Bored que predecía bastante artificial fue realmente crispa-huevos. No sólo por las variaciones de la estructura original, sino porque en realidad se vio la simpatía que generó el público bogotano en la banda.
Luego de Bored siguió Roots la cuál realmente no puedo calificar desde un criterio imparcial porque sencillamente en ese momento me enloquecí. A mi lado otro chavo parecía estar pasando el mismo trance. Ya no importaba ni mierda: estaba experimentando a Deftones y comprobando una vez más porque era una de mis bandas favoritas y que algo en mí aún andaba fiero, presto para brincar.
Obviamente no faltaba el mercadeo. Para eso vino la banda, no? Y empezaron las canciones del último albúm. Sonó Hole in the earth con un increíble preludio sampleado, extractado seguramente de algún Star Trek. Una canción fantástica, que enseña la maduración de una banda a sonidos más introspectivos.
Algo que jamás esperé fue escuchar Passenger en vivo. Siempre me pareció una canción tan elaborada y compleja que consideraba que se trata de una presunción de Estudio. Pero ahí la interpretaron y fue tan bonita y bien lograda que se me hizo agua en la boca. Porque deftones es una banda que no titubea en demostrar lo buena que es y lo muy superior que es a otras bandas que se conforman con el rótulo de ser legendarias o tener una buena imagen. Otra cosa que hay que agregar es el buen trabajo de los realizadores del concierto por tener un sonido pulcro. En este momento me sentí respetado como fan y melómano: tanto por la banda como por los organizadores. En un país que es tan difícil ser respetado y la mediocridad es tan arrogante, lograr un espacio de perfección es una bendición -si no un milagro.
Y para no tener que retractarme sino para confirmar mi sospecha de que estaba siendo respetado, casi me caigo al suelo cuando empiezo a reconocer las primeras tonadas del hermoso cover: NO ORDINARY LOVE de Sade. Y fue hermoso, por no decir otra cosa. Pocas personas la cantamos, pocas personas la disfrutamos realmente, porque esas pocas personas somos aquellas que hicimos hasta lo imposible por ir al concierto, lo imposible por conseguir las canciones inéditas de la banda y comprar la mayor parte de su discografía: una retribución cariñosa a los amorosos fieles de la única banda que le da un estatus al Nu Metal.
Pocas cosas quedan para decir de lo que siguió. Ya en ese momento podía morir feliz. Pero seguían las buenas razones para seguir vivo: Around the fur, la enigmática canción nueva Kim Dracula y la enérgica 7 words, en la que Chino Moreno literalmente se puso de ruana a Colombia - bueno, la bandera de Colombia-. Un enloquecido fan pudo subir al escenario a saltar junto a sus ídolos. No demoraron los gorilas en derribarlo y devolverlo -no sin sus buenos puños de por medio-. Pero en ese perfecto momento, todos los fanáticos fuimos ese fan. Él hizo lo que cualquiera, de tener la oportunidad, hubiera hecho. Yo grité, como manera de apoyar a ese pobre diablo, que era yo en medio del éxtasis. Fue bajado y de nuevo el embrujo: ellos son deftones, nosotros unos pobres mortales.
Siguió Change. Frank Delgado justificó su permanencia en la banda y el cielo parecía gritar: I watch your changes in you. Otra memorable canción para la memoria. Por último Head Up, en la que presintiendo el final todos brincamos y gritamos, agradecidos de haber visto una de las mejores bandas de rock del momento.
Las luces se prendieron, Abe Cunninghan regaló las baquetas y la realidad volvió a ser sorda. Otra vez volvió Snoop Doogy Dog. La gente bajaba con mirada grata en sus ojos, los cuerpos cansados y una línea curva en sus labios.
Gracias Deftones!
(si quieren ver un poco de deftones en Colombia: x digital horror x)