Tuesday, June 27, 2006

Streetfighter

I. Tech. Hi. Tech. Soy anarquista. No quiero estar solo. Pero es mi destino. Ser el primero que rompe el alba en Ciudad Sensación. Soy un ídolo. A pesar de no poder negar. Que fui el primero en querer ser normal. Pero fracasé en el intento. Que fui el primero en prostituirme en las aceras. Pero, admitámolo, sin la mayor vanidad del caso. Soy tan triste y tan porfiado. Todo un chico del centro para los expertos. También deseé ser el tiempo, estar en él, nombrarme en él. Soy con la fuerza de una erección del agujero negro. Y estoy como el sol que niega la luna. Cachorrito de las aceras, en manos de los expertos. Soy como una mujer que niega el sol. Pero mi mano conduce a los caminos que ella despreciaba cuando entraba en corto circuito con la mirada azul de chico golpeado al atardecer de un día en el que el fraile estuvo. Mal humano: culo vertebrado sin apelativos. Ojos podridos al oriente, en el sol rojo de los llanos. Sol que nunca estuvo como lo que soy en medio de la luna. Culito delicioso y depravado, a dónde te diriges en el encablado. Web hackeada en el paradigma de Gutenberg. Qué es lo que lloras en el sol rojo desaparecido de los llanos del oriente? Sin nombre en la fricción absoluta de un desierto sin orientación definida. De repente sentí que el demonio me agarraba una nalga absoluta. Una nalga del absoluto. Ser una prostituta regalada sin la mayor vanidad del caso. Mi palabra no vale una concha sifilosa en mar de propuestas interesantes para Lo Fray. Y si conjuro al que maldice debe ser por un motivo. Mortistar colapsó en el instante en que te iba a mandar la imagen en que reía porque parecía estar contento. Cuatro timbres incesantes y metódicos son los primeros en levantar al primero que rompe el alba en Ciudad Sensación. Tristeza es la que pregono cuando levantas la mirada en busca de algo más allá de estos ojos. Hay quien piensa que no duermo, como quien piensa que duermo en las calles, mismo lugar donde muero y me levanto cada noche, en busca de un alarido que me haga recordar su fría ausencia paranoica. No sabes de donde vengo muchacho, es lo que me hace verdaderamente excepcional. Ni tienes idea de los hornos de dolor en que estos ojos estallados se han cocido. Para otros el dolor fue tan obvio, dice una canción de Delerium, genial dueto de los incomparables Rhys Fulber y Bill Leeb. Expresión de un verano trágico. La música de Shazz sonaba en Hell's Oaks. Hablamos de cuatrocientos años luego de los sucesos mágicos. Soy tecnología. Soy limitado. Soy caos. Proyecto de un futuro abortado. Una rama del universo que jamás se debió haber dado. Ahora conjuro las maldiciones, no sin razón. Una explosión atómica en la cabeza: placer sin distancia: dolor sin distancia: pinchazos de heroína a las 2 de la mañana; cogiendo como burro incorpóreo; desprendido como lagartija; follando a tu amigo; respirar conteniendo el aliento; placer sin medida; explosión de heroína pervertida; una concha amiga que respiraba en tu brazo; mientras te ibas de heroína a las 2 de la mañana, follando como una marica, sin reserva, en medio de esa oscuridad inexistente que te absorbía del brazo. Etéreo en sus agitados brazos que desesperados gritaban por más placer perverso. J'en te rend ton amour. En la autopista, solitario, caminando. No tendría tanto miedo si no tuviera esa fastidiosa certeza de regresar un día a esa autopista. Los carros apresurados pasaban, el sol hacía crujir la carne de la cara, el sudor evaporaba las enzimas de la esperanza. Entonces aparecían los espantos en medio de las desoladas autopistas. Ebrio entendía que razón de ser hombre es razón de dar muerte. Quienes piensan que como cucarachas y ratones por la noche deben entender que ningún mito es suficiente para comprender mi enigma. Odio haber muerto de sentimientos humanos. Y como el fraile innombrable quisiera despojar de todo corazón las palabras a las que me someto. Luis "escupitajos" alta-tecnología. En la espesa noche dar razón de muerte. Una batalla de otro orden. Dejar sin cimientos esta farsa que se dado en llamar Luis "la-noche". Como cuando la encontré en medio de París bohemio. Romance a-la concreto. Vampiros libidinosos que se encuentran tras la tercera copa. Ahora podemos apreciar el silencio de un amor verdadero. En le Quartier Latin el brillo de sus ojos opaca La Seine de mi euforia. La abrazo y cancelo la noche con un beso inconmensurable mientras recuerdo la muerte de Palermo. Un pinchazo de heroína no vendría mal a las 8 de la mañana mientras las palabras tratan de expulsar dolor que infringen. Soy otro-. Otra fue mi vida y otro el lenguaje del que fui compuesto. No dar razón a quien no conozca más vida inteligente que vida humana terrestre. Secreto y callar. Secreto y nacer. Creer, creer de nuevo en el brillo del sol divino que enceguece nuestros miserables ojos. Creer en silencio mientras descubres su verdad al tiempo que se hace la luz y la niebla. Ardo por su verdad y por su alegría. La vida humana me repugna, la verdad de la boca del hombre apesta. Rezo por el recreado, suplico una salvación de órganos. Cristo: soy yo, el que no pertenece: I. Tech. Hi. Tech. Soy anarquista. No quiero estar solo. Pero es mi destino:


Demon
you-lift me up.

Tuesday, June 06, 2006

6-06-2006

Todo empezó anoche bajo el enviciado cielo de Night City. Obligando mis agotadas piernas salí hacia TransInfierno bajo la incesante lluvia ácida. Sombrilla en mano esquivaba los enloquecidos coches que se divertían chapoteando los charcos sobre los taciturnos paseantes. En el puente ayudo a un hombre con pinta de John Constantine a cruzar debajo de mi paraguas. Salgo a la 170 y allí me encuentro con Kira. Cogemos el expreso a la Marly y hago lo posible por asegurarle un puesto azul. Al llegar tomamos un taxi que nos sube hasta la montaña donde se ubica su universidad. Ya es demasiado tarde para poder alcanzar el bus que acostumbra a salir. El chofer forcejea un buen tramo con las curvas y las tinieblas que rodean todo el camino. Tampoco se molesta en disimular el pánico que le provocamos al advertirle cuidado a la vuelta con los ladrones. Al llegar buscamos una caseta disponible para comprar algo de comer pero todo está cerrado. Debajo de un desfiladero, una luz amarilla resalta con amargura. Bajamos hasta el punto de la luz pero sólo vemos una bodeguita desocupada. Al volver la cara sobre el mirador de la ciudad, escuchar los perros que ladraban con furia y percibir los pocos silbidos de los guardias el terror nos toca por primera vez. Subimos la escalada venciendo frío y hambre. No dejo de asociar el nombre del módulo: K, con el Cubo K de la muerte. Es en este módulo K que disponemos pasar de largo hasta el día 6 del mes 6 del año 2006. Aguardamos un rato al guardia para que nos abra el módulo y podemos ver en el tablero climático que estamos a 3 grados centígrados. Arriba analizamos la cuestión del alimento con Bola. Decidimos hacer vaca y me ofrezco a la terrible empresa de bajar a la ciudad por alimento. Bajo de nuevo por el Cubo K de la Muerte y tardo un cuarto de hora esperando el regreso del guardia que pueda abrirme la puerta. Finalmente llaman un taxi y no demora más de lo racional en llegar. Subo con ímpetu y le explico la situación, el hombre entiende pero también me explica que tanto la zona, como el día y la hora me dificultarán llegar a mi cometido. Bajamos a toda velocidad por el mortal desfiladero de esa universidad helada, en un par de ocasiones siento el taxi volar por baches y obstáculos. De nuevo estoy en la Interzona. Y luego bajar por chapinero, los típicos travestis con el culo al aire y te preguntabas cómo podían soportar el mortal frío. Una puta robando a un ladrón de mala muerte. Pollo triste a la Broaster y pasar de largo la noche en el Cubo K de la muerte, editando en la Universidad de Kira.. algo alejado de la civilización. El hombre vuelve a subir la empinada con mayor dificultad pero, curiosamente para ser taxista, sin menor pizca de aborrecimiento por la lejanía de la carrera. Subo algo satisfecho por la buena compra de la merienda y porque percibo que el buen chofer me ha hecho caso en cuanto no cobrar por la espera. De nuevo en el Cubo K de la Muerte y le pregunto cuánto le debo. Un precio justo que alegre me dispongo a pagar. Le pago y puedo observar en su cara la contextura del hombre enano. Algo espeluznante para el contexto. Le alcanzo el billete y el hombre lo recibe con su desnudo cubo de carne que tiene a cambio de manos. Me asalta la repugnancia y me reprendo de inmediato. También es un ser humano. Pero quién está satisfecho con esa situación. Por otra parte, me siento humillado por mi falta de pericia y percatarme de la triste condición de mi chofer hasta finalizado el viaje. Recuerdo que en un punto en el recorrido me sentí cómplice de calles con el enano al hacer un rápido recuento de posibles lugares de comidas y zonas aledañas para realizar mi compra. El mocho me entrega el cambio con dificultad, en medio de sus dos amputadas manos y ahora lo veo como un triste espejo de mi deplorable condición en el mundo. Era espantoso enfrentar esta realidad en medio de la nada a media noche, pero lo que veía no estaba más lejos del horror y el asco de sentirse uno. Si bien el enano daba un aspecto satánico en medio de la noche del bosque citadino sin sus dos extremidades tal vez tampoco yo me salvaría y daría un aspecto horrendo en medio de la bruma con mi rostro y tal vez tampoco tú darías una buena impresión en medio de esta honda noche con tus latidos socarrones. Somos los infrahumanos, los colonos de la nueva noche.

Tenía que celebrar de algún modo el insignificante día 6-06-2006. No creo en estas cosas pero fue un día loco. Todo empezó anoche con el taxista enano sin manos. Bueno, para rematar tenía que ver este clásico del gore con que se da inicio a otra temporada de Zinema Zombie: braindead... muy gracioso, reí como perra. Y realmente salí con el estómago revuelto. No he dormido mucho en estos días y ando agotado: el sentimiento de expectativa que algo grande se está cociendo en medio de los escombros es mayor.

Feliz día y recuerda siempre: demons are a girl's best friend.