Tuesday, April 04, 2006

2049



Cuando los vagabundos desalojaron el Partido Social Demócrata Sangre Rebelde del gobierno de la ciudad, las cosas se pusieron realmente locas. Lo primero fue el derramamiento de mierda alrededor de las avenidas fluctuantes del norte de ciudad Bogotá antigua. Hasta se ofreció una suma ridícula por la cabeza del lider comunitario Heron (Un poco de historia, chico: Heron fue alcalde de la ciudad hace aproximadamente unos 50 años atrás -cuando Bogotá era sólo una- y fue el fundador del movimiento arrogante-insurgente de vendedores callejeros con sicariato propio). Obviamente Heron estaba respaldado por su séquito de hijosdeputa y la tarea resultaba absurdamente peligrosa. El colmo fue cuando cada calle empezó a sindicalizarse y salir a la calle dejó de ser una experiencia sencilla para convertirse en una dura prueba de supervivencia, inteligencia e influencias. Lucien obviamente no contaba con ninguna de estas capacidades. Menos en los últimos días, en los cuales, para él, cada lugar parecía llevar grabado el sello de la tragedia. Antes de la revolución de los vagabundos, su hermana había sido aplastada tras caerle encima una valla holográfica de la corporación argentina de estética AXE. Su cuerpo, días después, fue remodelado con calcinas de plomo y devuelto a casa de padres en un pueblo del norte de Colombia. Ahora Lucien, quien era un inepto, vivía de la pensión correspondiente a su hermana. Lucien había generado una agorafobia patológica extremadamente triste y cruel para el espectador. Temía a cada calle, cada edificación, si veía una valla cerca se podía cagar literalmente del susto. En el momento en que la ciudad fue tomada por la acción aprovechada de los vagabundos y la inoperancia de los cerdos socialdemócratas fumadores de orégano, Lucien se encerró en su pequeño apartamente sirviéndose del caos como excusa. La Cartesiana, el barrio donde vivía Lucien, fue uno de los últimos barrios en sindicalizarse; pero Lucien, como ya se dijo, fue uno de los primeros en encerrarse. Algún día, en medio de la monotonía y la seguridad del encierro, un hombre con alas llegó de Europa a las ventanas del apartamento de Lucien. Lucien nunca había presenciado personalmente tal maravilla de la ciencia, a pesar de haber visto unos detallados informes en los noticieros internacionales de la telefricción. Lucien lo hizo seguir sin reparar en el casco de marca Angelzone Inc. Inspección de rutina, pareció sugerir el hombre en su pobre español. Lucien no entendía qué podía estar buscando un hombre tan importante en su humilde apartamento de hombre mediocre. Lo que a simple vista parecía una visita errónea, un mal entendido, cosa de segundos para confirmar el despropósito, se convirtió en cosa de horas, de búsqueda infructuosa y compulsiva. Cayó la noche en el viejo apartamento de La Cartesiana y el Angel seguía escudriñando cada rincón de casa, cada cajón de armario, desde lo mínimo hasta lo máximo. Lucien, sin llegar a comprender lo que sucedía, trataba de portarse acomedido con el huésped extranjero. Le ofrece un té de coca o una aromática de cosmos, pero el Angel se muestra displicente siempre que Lucien se le dirige. Finalmente, siendo más de la media noche, Lucien cae en sueño al frente del ordenador. El Angel, aprovechando la situación, se quita su traje blanco y prende el dispositivo de ultrasonido bass y hace sonar a su banda americana favorita de metal. Salta y se retuerce con los golpes ultradigitalizados de la música frenética. Una prostituta morena sale del dispositivo de ultrasonido bass y danza un generoso striptease para el Angel europeo. Mientras tanto del ordenador se impulsa la telefricción, que empieza a soltar alarmas sobre la situación de desorden público en el centro administrativo de las calles de Bogotá antigua. Lucien se levanta entredormido y cree alucinar un angel culiando una vieja prostituta morena con prótesis de vulvas en sus gastados pechos de rosa marchita. Quieres saber el sexo de los ángeles? La mente. Fue la jodienda entre un halo y un invasor de la memoria lo que reveló que las cosas se estaban pudriendo muy en el fondo, tal y como Lucien lo imaginaba. El apartamento parecía haber volado mil millones de años de alguna manera. No se trataba no de haber dejado de ser parte de la serie de apartamentos del conjunto, actualmente era como si estuviera en medio de la exigüidad de la superficie lunar de Saturno. Lucien cayó en pánico y el Angel se acercó a él con expresión de fastidio evidente:

- Darwin se está rascando la barriga, viejo.

2 comments:

wintermute said...

Extraño relato, muy de mi gusto____ me recordó, de nuevo, al viejo Bill, solo que vos no te chutas. Creo.
Lucien. El mayordomo del señor de los sueños.. conoces la serie?
Saludos a la Interzona, Henry Lee..

ana's ghost said...

Hey Luis. Está muy bueno. Ayer vi "V for Vendetta" y en algunos puntos son similares, ya sabes, eso de no poder salir a la calle sin problemas. A propósito está buena la peli esa, ve a verla.
See ya